Kaito y Yuki llegan a un jardín lleno de rosas de distintos colores.
Yuki sigue llevando su camisón
¡Wau!,¡es precioso!
Exclamaba de alegría mientras daba vueltas sobre mi misma para contemplar las maravillas de aquel jardín.
Miro a Yuki, sonriendo
-Eh…¿No deberías haberte cambiado de ropa?-
El camisón dejaba intuir la forma de su cuerpo, y lo cierto es que me daba vergüenza mirarla.
¡Uaaahhhh!, ¡es verdad!
Miro los alrededores a ver si había alguien, pero como era de noche...pues todo estaba vacio...
En fin...da igual...
Me siento a un banco cercano a unas hermosas rosas azules y cojo una.
¿Sabes.Kaito?, el color azul es mi favorito. Me gusta todas las cosas azules e incluso las personas que visten y llevan algo azul...
Le digo con una amable sonrisa.
Sonrío a la chica
-El color azul siempre ha sido mi favorito, sobretodo cuando era el color que me representaba como idol-
Me siento junto a la chica, mirando al cielo, la luz de la luna se refleja en mi ojo, dándole la apariencia de otro astro más.
Me quedo alucinada mirandole a los ojos, me sentia...un pelin extraña: mis manos sudaban, mi corazon latia con mas fuerza oprimiendome el pecho y mi rostro se sonrojaba. ¿Que era lo que me pasaba? Ni yo misma lo sabia.
Que...que bien que...coincidamos en muchas cosas, Kaito...Je je je...
Miro fijamente a la luna, pensativo
-Preciosa la luna…como la envidio por estasr ahí arriba, sola y sin preocupaciones.
Cotemplo la misma luna que el esta contemplando.
Es hermosa, si...pero, a veces, hay situaciones en las que uno no puede o no debe de estar solo. Ahora...estas conmigo...
Le digo con una sonrisa mientras me colocaba la rosa en el pelo, adecuadamente.
Asiento, mirando a Yuki
-Me alegro de estar contigo aquí, y lo cierto es que estás tan preciosa como la Luna, y además tu cantas bien
Lanzo una suave risa.
¿Que...que es lo que tiene tanta gracia...Kaito?
Le pregunto un poco nerviosa intentando ver y entender la gracia de su comentario, el cual seguia sin entenderle la gracia, aun.
Niego con la cabeza
-Solamente me preguntaba como sonaría la voz de la luna-
Vuelvo mis ojos al astro.
Ajá...
En cuanto empiezo a mirar a la luna, me vuelven a mi ciertos recuerdos del pasado, cuando mi madre vivía.
Me pongo en pie y miro a Yuki
-Vamonos, no quiero que enfermemos- Me quito la chaqueta y se la pongo sobre los hombros a la chica, sujetándola durante unos segundos.
Entráis al pasillo del instituto y descansáis después de haber estado corriendo bajo la lluvia.
Ha...ha sido algo inesperado lo de la lluvia,¿no crees...?
Le pregunto a Kaito mientras intento recuperar el aliento.
Asiento, apoyándome contra una pared
-Si, bastante inesperado-
Suspiro mirándola, ahora que se ha mojado su camisón se trasparenta más, por lo que aparto la mirada rápidamente
-¿VOlvemos a la habitación?
Shin ya estaba demasiado conmocionado por los acontecimientos en la piscina, necesitaba un poco de paz y el jardín justo después de la lluvia era el lugar preciso: hermoso y solitario. El joven se sentó en un claro que encontró cerca de unas flores que no lograba distinguir, sin embargo eran infinitamente blancas y esto le llamó la atención. Luego de sentarse sacó su mazo de cartas y comenzó a jugar con ellas. Lo primero que hizo fue tomar 5 cartas en su mano derecha, luego miro fijamente a las flores y...puff! las cartas ahora eran la viva imagen de las flores blancas, sin embargo había un detalle, el tallo era igual de blanco; lo que significaba que Shin había olvidado concentrarse en ello.
Pero que despistado soy - se dijo a si mismo en voz alta - Quizás si lo intento denuevo...seguro esta vez podré.