Partida Rol por web

Rinaldo no ha alcanzado la muerte definitiva, simplemente se encuentra en letargo. ¿Por cuánto tiempo? Eso es algo que no podéis saber, es algo que depende su apego a este mundo. Aunque Enzo apuesta por una muralla defectuosa, esta hipótesis se cae por su propio peso enseguida. Las murallas del castillo y todas sus defensas, aunque anticuadas, se encuentran en perfecto estado de conservación. Nada indica que ha sido un desprendimiento fortuito.

Todo indica que alguien golpeo a Rinaldo con gran fuerza contra la muralla y esta cedió, precipitando los escombros y al desdichado vampiro al exterior del castillo. Esto implicaba dos cosas: el atacante se encontraba dentro de las murallas y no era un humano, un humano normal no podría desarrollar la fuerza necesaria para tirar a Rinaldo y la muralla. El asaltante tenía que ser un vampiro, ghoul, o similar.

No ves resto de rituales. Por las deducciones obtenidas crees que se trata de un individuo, vampiro o ghoul, con el poder de la sangre denominado “Potencia”. Este poder es muy común entre los vampiros, aunque sus principales usuarios son los Brujah, Giovanni, Lasombra y Nosferatu.

Los copos de nieve empiezan a ser mucho más gruesos y comienzan a formar una fina capa blanca sobre las piedras de la muralla y el cuerpo de Rinaldo. Un par de guardias han salido al exterior de las murallas con antorchar y dentro de las murallas más guardias comienzan a llegar.

Una voz femenina se alza sobre el murmullo, primero grita en el tosco dialecto local para luego, al veros, repetir la pregunta en lengua romance de manera que todos podéis llegar a entenderla. ¿Qué ha pasado? Siguiendo a Angyaika se encuentra Kilián.

Mika también llega al lugar de los hechos, igual que el misterioso Magibs. Pero ambos permanecen a resguardo en uno de los techados de la muralla sin acercarse al lugar de los hechos. Del que no hay señal es de Devald, el señor del castillo.

- Ahora solo somos cuatro - dijo Mario completando las palabras de Enzo. No estaba para bromas pero la verdad es que Rinaldo se había despegado del grupo desde Zara. Ahora le preocupaba más lo que pasaría con ellos. 

- Alguno de vosotros sabe algo de Rinaldo? Qué anduvo haciendo ayer a la noche? - preguntó en voz alta.

Mario se agachó para examinar el cadaver.

- No sabemos qué ha pasado señora. Eso nos preguntábamos - dijo. 

Al registrar los papeles de Rinaldo di Bonavilla encuentras su “Carta naturaleza” el documento que acreditan sus orígenes como noble. Al analizarla detenidamente te das cuenta que la carta es falsa, de hecho, esa carta la confeccionaste tú mismo cuando aún eras monje en la abadía. Confeccionaste la carta para un noble local, al cual, seguramente, el vampiro que tienes delante, el falso Rinaldo, le robo la carta.

Entre los papeles del falso Rinaldo di Bonavilla también encuentras una carta escueta, que parece haber sido garabateada rápidamente con muchas faltas de ortografía. La carta está en mal estado, llena de arrugas y en algunas partes se ha corrido la tinta.

Mi buen amigo Rico:

He conseguido escapar de la serenísima a duras penas, ahora me dirijo en una galera hacia Bizancio. Mi vida ha cambiado totalmente desde esa noche, necesito respuestas. Espero tu llegada a la ciudad, todos los sábados, a primera hora de la noche esperare en Sancta Sophia frente al mosaico de la Concepción.

Siempre tu amigo, y ahora tu hijo Pierro.  

Este Rinaldo... Qué diantres hacía en Zara?

Mario disimula examinando el cuerpo, a ver si encuentra alguna herida y se guarda la carta con arte entre sus ropajes.

Mario baja a revisar el cuerpo inerte de Rinaldo fuera de las murallas, algo completamente normal. Pero te das cuentas que, tras revisar el cuerpo, Mario se guarda de forma disimulada una carta que tenía Rinaldo escondida.

Mario baja a revisar el cuerpo inerte de Rinaldo fuera de las murallas, algo completamente normal. Pero te das cuentas que, tras revisar el cuerpo, Mario se guarda de forma disimulada una carta que tenía Rinaldo escondida.

Francesco se inclino brevemente observando la escena y el cuerpo inerte de su compañero de viaje, aquello sin duda traspasaba todo límite en una misión diplomática como era la suya.  Tras unos instantes se incorporó viendo como llegaban el resto a la escena, busco con sus ojos a Devald sin éxito, pero sin duda era su presencia la única que buscaba en aquel momento.

¿Donde esta el señor Devald? llegamos bajo la protección de su hospitalidad y sin duda esto traerá consecuencias, quiero hablar con él de inmediato.

No quería marionetas o vasayos en aquel asunto, el mismo podía haber sido el que ahora mismo yacía muerto y sin duda Francesco no tenía la intención de dejar pasar aquello por alto.

Cristoff pensó con la frialdad de un cadaver sobre la situación actual, bajo su punto de vista mientras no alcanzase la muerte definitiva no había pasado nada y podrían seguir su camino. por lo que bajo a la muralla y tras revisar que no hubiese nada suelto se lo echó al hombro como un saco de cebollas.

-no ha pasado nada noble dama...nada que nos impida salir de estos dominios.-dijo con voz apagada pero respetuosa.

Todos excepto Enzo habían bajado de las murallas y salido del castillo para revisar el cuerpo, incluso Cristoff había recogido el desdichado cuerpo de Rinaldo como si fuera un saco de patatas. Puede que Cristoff despertara dentro de una semana, puede que un mes, un año o puede que no despertara nunca. En el cuerpo no había nada de interés, solo las heridas típicas de una caída y un fuerte golpe en el pecho que había roto parte de las costillas, como si hubiese recibido un fuerte puñetazo. ¿Sería esta la causa de la muerte? Alguien le habia dado un puñetazo “sobrehumano” lanzándolo contra las almenas.

Nadie sabía que había hecho Rinaldo después de la reunión. Alguno de los criados lo habían visto retirarse a su aposento para descansar, pero aparte de eso nada. Luego alguno de los guardias lo habían visto pasear por las murallas a primera hora de la noche, haciendo tiempo para la reunión con Devald.

-no ha pasado nada noble dama...nada que nos impida salir de estos dominios.-

Nada os impide quedaros en estas tierras gallardo caballero. Contesta a Cristoff. Nada os retiene aquí.

¿Donde esta el señor Devald?

Mi hermano se encuentra en sus aposentos, estudiando los acuerdos comerciales o cualquier cosa a la que se dedique. Contestas con frialdad Angyaika, sin dar nada de importancia a la ausencia de su hermano. Si queréis hablar con él sus aposentos se encuentran en esa torre. De repente, de la torre que señala Angyaika sale un agónico grito de sufrimiento.

 Angyaika fija su mirada en la torre que empieza a cubrirse nieve. Ahora otro grito más audible rompe la monotonía de la noche. ¡¿Hermano?! Grita asustada la mujer, el grito es claramente el de Angyaika. ¡Guardias, guardias, a la torre!

Cristoff asintió con sarcasmo al comentario de anyanika, siguió caminando para el interior del castillo meditando donde dejar a Reinaldo, por cortesía pensaba dejarlo en la cripta de alguna catedral importante.

pero mientras pensaba en esto y aquello la voz alterada de la gitana se escuchó a su espalda y con un "que demonios" se puso a mirar a la torre.

-No me digas que ahora nuestro anfitrión se pondrá a volar- era un comentario totalmente sardónico pero en su fuero interno rezaba con fervor para que no se realizase.

Parecía que el ataque a Rinaldo podía no ser un hecho aislado, la tensión podía palparse  en el ambiente roto por el grito sordo de la mujer.

Estaban en tierras lejanas donde podían acontecer todo tipo de situaciones, Devald podría tener algunas respuestas siempre y cuando siguiera con vida.

Francesco volvió a la seguridad del castillo una vez recuperado el cuerpo de su acompañante, la torre parecíca ser donde se encontraba el señor así que se dispuso a acudir en dirección a donde el grito señalaba.

Mario siguió al grupo y se dirigió hacia la torre.

- Yo hubiera preferido salir corriendo de aquí.. - dijo a sus compañeros - No termino de fiarme de este lugar... han matado a Rinaldo cuando estábamos bajo la protección del señor.. esto es todo muy raro - explicó.

Pero se quedó ahí y se dirigió hacia la torre con Francesco y Cristoff.

- A todo esto.. ¿Dónde está Enzo? - preguntó.

-Bú-.

El enmascarado apareció tras Mario, su silueta envuelta en el capote negro como la noche desnuda de su Venecia natal.

-¿Me buscabas? Qué curioso. Estaba justo detrás de ti.

Enzo soltó una risilla gutural.

-Han matado a Rinaldo, sí. Para siempre. Una pena. Me gustaría decir que ahora no nos deleitará con su oratoria... Pero me temo que nunca habló demasiado. En fin. ¿Encontraste algo útil en su aplastado cadáver?-, inquirió a su compañero.

-Sin que sirva de precedente, coincido con nuestro hosco soldadito Christofffffff...-. Alargó la efe con mala idea. El soldado le parecía un bravucón de mucho cuidado, pero en este caso tenía que darle la razón en que ver volar a Devald de cabeza al suelo sería realmente divertido. Y, a diferencia de Christoff, Enzo sí hablaba en serio.

-Padre, somos peregrinos en tierra de infieles-, dijo con tono cómplice a Francesco mientras le daba una palmadita en el hombro.