- Nosotros nos quedaremos cuidandola. - dijo Sandru convencido - No os preocupeis por ella, no se moverá de aqui. Preguntad en el pueblo, sacad la información que sea. Y si hace falta, id a por esa maldita caja. Quizás si conseguimos evitar que la consigan sus enemigos, podremos salvar a Ameiko. ¿Qué creeis?
Convendría, en este punto, que releyerais la nota que Ameiko leyó en la taberna y refresqueis un poco :D
- Creo que debemos movernos rápido.
¿Que decía la carta de Ameiko? ¿que su antepasado había ocultado su legado en una bóveda bajo el Castillo Brinewall?
Y que tenía enemigos....Enemigos poderosos...Oh...espero que podamos hacer algo....Pero...Sandru ¿No sería mejor que os alejaseis un poco de esta zona? Podeis retroceder y nosotros volveremos..si tienes razón y acercarse a su hogar daña a Ameiko, quizás alejarse la sane...¿No crees Koya?
-Yo se lo que hará que Ameiko se encuentre mejor-dijo el enano, afectado- ¡Golpear a sus "poderosos enemigos" hasta que no sepan por donde sale y se pone el sol y devolver las tierras de su familia a quien pertenecen y entonces Ameiko se sentira bien!-dijo el enano apretando el puño con fuerza.
Koya se encogió de hombros.
- Parece un plan, podría funcionar.
Sandru puso una mano en el hombro de Debbe.
- Esta hablado entonces. Os recogeremos aqui dentro de 4 dias. Si no estais, volveremos a partir y vendremos de nuevo a los 4 dias. Una semana es tiempo más que de sobra para investigarlo todo, ¿no es asi? - lo decía dudando. - Por si acaso, estaremos a dos millas al este del puente que hemos cruzado, en la orilla del rio. Podreis encontrarnos con facilidad.
De acuerdo—Debbe se ajustó lo mejor que pudo las armas y preparó lo poco que tenía que llevar. La joven abrazó aSandru antes de partir y mirando conpreocupación a Ameiko añadió:
Cuidadla...y tened cuidado vosotros también...¿De acuerdo?
- Entonces pongamonos en marcha lo antes posible.
Grongar no estaba muy satisfecho con alejarse de Ameiko. Agarró la piedra azul que daba vueltas alrededor de su cabeza y lanzó una plegaria para que se recuperase alejándose de allí. No una plegaria a Caydan Caylean, por supuesto, pero si un pensamiento positivo a favor de la bella tabernera. Tras despedirse en silencio de ella salio del carromato y se reunió con el resto.
-Pongámonos en marcha-dijo sombrío. Sus ojos se posaron en los de Koya quien se había turnado con él cuidando a Ameiko.