Cita:
Me he reído a gusto!! :D
Yo también prefería la versión antigua. De hecho antes de la restauración era más “puro” no habían elementos de seguridad como refuerzos de barandillas o salientes protegidos con material blandito y carteles de “Vigile la chola”. Era como un setting de película.
Eso sí, ahora es más complicado darte coscorrones con la madera! :D Los tiempos cambian supongo. Saludos!
A continuación se describen las máquinas de asedio comúnmente usadas en la época.
El clásico ariete reinventado para proteger a sus portadores de las flechas y ataques desde los muro del castillo.
Una de las máquinas más novedosas, funciona con una enorme flecha metálica unida a un cañón de pólvora.
La Bōbiya tiene un alcance y precisión mucho mayores que los cañones con balas europeos, y mientras estos son usados para golpear construcciones de piedra, la Bōbiya se usa para destruir construcciones de madera, como son las Yagura (torres de vigilancia).
La clásica catapulta usada desde tiempos ancestrales, en Japón su uso prácticamente es nulo, debido a que las tácticas habituales de asedio se concentran en destruir las puertas del muro para poder entrar al interior del recinto del castillo, donde los laberínticos muros deben ser superados por tropas de a pie hasta llegar al castillo en sí.
No obstante, la llegada de las armas de fuego y la mejorada fortificación de los muros, hacen que el uso de la clásica táctica de romper las puertas sea cada vez más peligrosa y algunos ejércitos han comenzado a usar la catapulta para causar daños a los muros antes de lanzar al ariete.
Las clásicas escalinatas suponen un elevado riesgo para sus portadores y son fácilmente rechazables por los defensores del muro.
Por ello el Kōtenkyō supone un importante avance, dado que sus portadores pueden acercarlo hasta los muros a cubierto en su interior, y una vez fijado, es prácticamente imposible de apartar por los defensores del muro.
Se trata de una esfera de cerámica en cuyo interior se rellena con pólvora y pequeñas piedras, a la que se une una cuerda para usarlas manualmente como boleadoras y obtener una mayor distancia de lanzamiento.
Aunque tienen una mecha que se prende, a menudo un fuerte golpe (como el impacto contra una construcción tras ser lanzadas) sirve para hacerlas estallar, causando una explosión que no sirve para destrozar edificios pero sí puede matar o crear heridas críticas a los hombres que están alrededor del lugar de impacto del arma.
Esta “torre con ruedas” es una máquina de reciente aparición en la cual los soldados atacantes de esconden en su interior y llevan la torre hasta el muro. Dado que la torre es más alta que el muro, permite atacar con flechas y arcabuces desde el interior de la misma.
En los muros que rodean a los castillos japoneses, los soldados defensores no atacan desde lo alto de los mismos, si no desde las ranuras en la pared, de ahí que sea extremadamente difícil acabar con ellos desde fuera.
Sin embargo esta máquina permite atacarles desde una altura superior a la suya, ante la cual los defensores del muro quedan expuestos.
Desde la antigüedad se han usado en Japón los Taketaba (Fajos de Bambú) como escudos contra proyectiles. Sin embargo, eran fijos y debían de ser transportados por tropas de a pie con los riesgos que ello implicaba.
En la actualidad se usa esta versión con ruedas, que permite transportarla empujando desde atrás. Los troncos de bambú unidos en fajos tienen una alta resistencia a las flechas, las cuales son inútiles contra ellos, e incluso contra las balas de los arcabuces.
Si algún punto débil tiene el Shataketaba es el fuego, y es que si los defensores disparan proyectiles ardientes, en la mayoría de casos es cuestión de tiempo que termine sucumbiendo a las llamas.
Además, su alta resistencia contra proyectiles es prácticamente nula contra la potencia de los cañones.
De ahí que se inventara esta versión mejorada que cumple la misma función, proteger a los soldados mientras avanzan. El Ōtate es una estructura de gruesa madera recubierta de metal, que en su parte frontal tiene 16,5 cm de grosor y 10,5 de metal encima.
Eso la hace inmune al daño por proyectiles ardientes e incluso puede resistir los impactos de balas de cañon.
Aún es una máquina rara de ver en el campo de batalla.
Una mezcla entre el ariete y las máquinas escudo como el Shataketaba o el Ōtate, es este Shiyorisha.
Carros en cuyo interior se ocultan soldados armados con arcos o más comúnmente arcabuces dada su mayor manejabilidad en espacios reducidos. Incluso desde su interior se lanzan Nage Hōraku.
Hechos principalmente de madera, algunos ejércitos con mayores recursos han recubierto de metal sus Shiyorisha para hacerlos prácticamente invulnerables.
Se trata de una versión más compacta y manejable que el Shaseirō, en la cual unos pocos soldados se introducen en la caseta y son elevados por sus compañeros mediante cuerdas con poleas.
Aunque los ocupantes de la caseta van armados, la principal función de esta máquina es la de reconocimiento, permitiendo ver lo que hay al otro lado del muro antes de que otras máquinas más pesadas como el propio Shaseirō sean lanzadas al asedio.