Partida Rol por web

Estabas trabajando en tu despacho del segundo piso sobre una nueva demanda, iniciada por un grupo religioso de Alabama, denunciandoos por lo mismo que las dicenas anteriores. Esta será fácil, sobretodo si presentas precedentes, ya que os acusan de lo mismo, así que te quedaste hasta última hora buscando un papelote para tenerlo todo listo para el dia siguiente. Luego lo de siempre, tocaria viajar a alguna parte, darles con la carpeta en la boca y volverse a Nublar.

Ya de noche, recordaste que el papelajo habia ido a parar a los ficheros de las oficinas de abajo, así que bajaste, y se fue la luz repentinamente. Un auténtico fastidio. Pediste una linterna al de seguridad, y como pudiste encontraste el papel unos minutos después. Conforme lo ponías en tu carpeta, triunfal, escuchaste un grito del de seguridad, y luego un chillido de una de las oficinistas.
Como la puerta estaba abierta, miraste hacia el pasillo, y viste correr a una de las oficinistas, y escuchaste el silbido de balas que no habías oido disparar, pero que creíste ver pasar hacia su espalda a traición. La chica gritó, y ahora, más atento, sí escuchaste los disparos de un arma silenciada.

Inmediatamente corriste a esconderte entre los cubículos. Al poco de esconderte en uno, cuando ya habían muchos gritos, empezaron a usar armas muchísimo más escandalosas, como las de las metralletas de las películas de acción. Parece que se marchaban hacia la planta de abajo, y hablaban en algo jodidamente incomprensible, probablemente ruso o algo por el estilo.

Unos pasos comenzaron a peinar las oficinas en silencio. Cuando miró el cubículo de la esquina, asomaste. El tipo era alto, de cerca de un metro noventa, y pelo rubio corto al estilo militar, con una pistola silenciada en la cintura, un AK47 en la mano, un chaleco antibalas y un walkie colgado del pecho. Toda la pinta de mercenarios o soldados de élite, vamos. Te escondiste de nuevo y el tipo volvió por donde habia venido, así que tarde o temprano daria contigo. Cuando estuvo suficientemente lejos, te escabulliste al cubículo que acababa de revisar, pues al estar en una esquina no volveria a mirar, y en efecto así era.

La luz seguía sin volver, estaba claro que el apagón era cosa suya. Se escucharon más tiroteos en los pisos de abajo, y algunas baleadas esporádicas en el piso superior y en tu misma planta, estaban encontrando a todo el mundo... menos a ti.

Llevabas escondido una hora, tenso como un palo, e ibas escuchando al tipo pasearse por toda la planta. A lo lejos se oyeron más disparos, de rifles o pistolas, que duraron unos pocos minutos y de los que al parecer el tipo informó por walkie a sus compinches. Éstos asesinos debian querer llegar a los laboratorios, ubicados en la planta sub-2. Ojalá cogiesen lo que les diera la gana y se marchasen de una vez.
Tras veinte minutos de que cesaran los disparos lejanos, se escucharon motores que venian. El tipo debió de dispararles desde la otra punta de la planta 1, y los motores se aceleraron, se escuchó un ruido como de accidente, y más disparos todavía. Ahi fuera se estaba montando una buena

Esquema de la situación (Está marcado lo que sabes que está ahí, pero desde que empezó el follón solo viste morir a la oficinista y nada mas, fuiste a esconderte)
 

Joder... joder... Permanezco inmóvil, hecho un ovillo en la esquina de aquel cubículo, ni siquiera me preocupo de secar las gotas de sudor frío que caen por mi frente, el nudo de la corbata me ahoga, y en medio del silencio casi puedo escuchar los latidos de mi propio corazón... bum bum... bum bum...

Por mi mente no deja de pasar la imagen de esa chica, ¿como se llamaba?... La oficinista, había pensado muchas veces en sus prominentes pechos, pero ni una sóla vez me había preocupado por recordar su nombre... y ahora estaba muerta. Tampoco es que me importe demasiado, lo que realmente me da temblores, es que sólo hubiera tardado un minuto menos en encontrar ese papel... yo estaría en su lugar.

Parece que todo ha terminado. Era improbable que hubiera sido algún grupo ecologista o religioso, el asesinato y el uso de armas pesadas difería totalmente de su modus operandi. ¿Entonces? Probablemente terroristas, querrían robar algo del laboratorio para después extorsionar a la Hammond.

Con el pulso aún tembloroso, me arrastro como un gusano, silencioso, casi sin respirar. Conozco bien el complejo de oficinas, el despacho del jefe de seguridad está cerca, espero que ya tengan todo bajo control.

Cuando llego a la puerta pego la oreja, y trato de escuchar algo. Miralo por el lado bueno, Barry, vas a tener una buena historia para contar en la cenas de trabajo, y eso siempre tiene tirón con las mujeres. Suspiro, tratando de tranquilizarme.

Gateas hasta la puerta de las oficinas. Oyes algunos disparos más desde la parte delantera del edificio, pero nada más. Puedes ver otro oficinista muerto de una ráfaga junto a las escaleras. Los disparos mancharon la pared de enfrente, así que le dispararon más o menos desde donde estás.

Sigues hasta el despacho del Director de Seguridad, que está abierto. Aparte de que han revuelto los archivos que tiene a un lado y a otro de la mesa, y los papeles que habian sobre su mesa, lo demás parece en orden. En el centro de la sala hay una mesa con una maqueta de Isla Nublar, rodeada de algunas sillas, con los edificios y puntos importantes marcados en ella, además de las rutas de los guardas, los puntos de control, y la región que es el parque de dinosaurios en sí, marcados también qué especie vive en cada reserva. Puedes escuchar unos pasos acelerados que bajan desde las escaleras que dan al piso superior, estarán abajo en cuestión de segundos.

Esquema de la situación

Madre mia, madre mia... vaya masacre han hecho aquí. Voy a forrarme con la exclusiva. Todos los medios querrán saber la historia del intrépido Barry, que heroicamente sobrevivió a un atentado terrorista de tal calibre, incluso puede que escriba un libro...

Mis pensamientos sobre fama y riqueza se esfuman con el sonido de unos nuevos disparos. ¡Joooder!. Gateando con bastante rapidez me escurro hasta el escritorio del despacho del Director de Seguridad. Respira, respira Barry, ya han registrado este sitio, así que no volverán a entrar.

De nuevo el silencio, pero esta vez el sonido de unos pasos se acerca, produciendo un sonido que se asemeja a el acelerado tic-tac de un reloj, quizá marcando los segundos que quedan hasta mi muerte.

El hombre baja, y cuando está en la puerta de la oficina, recibe un mensaje en su walkie:

Он хочет знать, о котором я говорю

El tipo trastea el aparato un momento, y responde.
грешник большого луга
A continuación se pone en cuclillas un poco más alante, con el AK47 apuntando hacia recepción, listo para acribillar a cualquiera que entre. Parece, tal vez... que el cuerpo de seguridad se ha puesto en movimiento. El hombre espera con profesionalidad en su puesto.

Me tapo la boca con ambas manos, y permanezco acurrucado bajo el escritorio con los ojos abiertos como platos y el corazón en un puño. Mierda... mierda... están aquí... ¿Por que no han podido tomar la maldita isla cuando estaba de viaje?. Niego con la cabeza, ya sabía yo que este trabajo era demasiado perfecto para no tener ninguna tara.

Quizá... quizá si les ayudo... Hago un esquema mental sobre los códigos de seguridad que conozco, como el de la caja fuerte donde guardo los papeles más comprometidos, secretos que de desvelarse podrían poner un buen aprieto a la Hammod. ¿Querrán algo de ahí? Si se lo doy... De nuevo unas gotas de sudor frio caen por mi frente. No... no... no puedo arriesgarme, si no tengo nada que les sea de ayuda, me matarán, y aunque lo tenga, también me matarán cuando lo consigan.

Se que hay uno de ellos en el pasillo, puedo escuchar su respiración, las interferencias de su radio. Tengo... tengo que salir de aquí... Haciendo acopio de toda mi valentía, me atrevo a mirar por debajo del escritorio, el hombre está de espaldas, jamás esperaría que hubiera alguien en el despacho que ya tenían por seguro. Quizá podría... podría cojer algo del escritorio y golpearle a traición... si...

Alargo la mano hacia arriba, nunca me había temblado tanto el pulso. Un héroe, Barry, vas a ser un héroe. Me repito mentalmente tratando de darme confianza, y palpo con mis dedos el borde de la mesa. Un poco más.... Sólo tenía que agarrar algo contundente y golpearle en la cabeza. Vamos... ¡vamos!. Mis dedos dan con un abrecartas, lo agarro tratando de no hacer ningún ruido, aunque lo cierto es que el pequeño puñal decorativo no parece tan mortífero como su fusil.

Y entonces vuelvo a acurrucarme, abrazándome las rodillas como un niño asustado. Un pensamiento se muestra claro en mi mente: No te engañes Barry, no eres ningún héroe, y él es un terrorista entrenado, si sales ahí van a volarte la cabeza. Gracias, conciencia, o quien quiera que seas. 

Me arrastro hasta la ventana, aún agachado y oculto a la visión del terrorista por el escritorio. Está apuntando hacia recepción... a lo mejor queda alguien de los nuestros allí, mejor, así le entretendrá mientras yo me quito de enmedio. Comienzo a levantarme con la intención de salir por la ventana hacia la cornisa. Es solo un primer piso... no me pasará nada...

Barry se acerca a la ventana. Afortunadamente está cerrada, pero no con llave, y con dedos ágiles puede ser abierta con cuidado. El terrorista, o lo que quiera que sea, no parece haberse percatado.
Barry puede salir con ciudado, ha estado lloviendo mucho y el suelo está empapadísimo. Podría cerrar la ventana, pero tal vez hiciera ruido, o puede moverse hacia donde le parezca. Al menos ahora está fuera, para bien o para mal, pues nada asegura que afuera no hayan más asesinos.

Esquema de la situación

Siento un ligero mareo cuando miro hacia abajo desde la cornisa. Uffff... parecía menos alto cuando lo mirabas desde abajo. Permanezco pegado a la pared durante unos interminables segundos, sin atreverme a dar ni un paso. Menos mal que no padezco del corazón.

Comienzo a moverme lentamente por la estrecha cornisa, asegurando bien los pies antes dar ningún paso. Espero que mis zapatos de 1.000 doláres se agarren bien, por ese precio, ya pueden. Resoplo mientras sigo desplazandome hacia la izquierda. Que buena suerte tengo, encima ha llovido y la cornisa está resbaladiza.

Conozco bien los planos del edificio, si giro la esquina y avanzo hasta el final, llegaré a la sala de seguridad, si hay alguno de los nuestros con vida, seguro que estará atrincherado allí. Lo que no se es si llegaré hasta tan lejos.

Paso por encima de una ventana alta. Anda, el lavabo de señoritas. Sin poder resistirme, me giro para mirar por la ventana. Es algo que siempre quise hacer. ¿Habrá alguien?. Por un momento la imagen de alguna mujer desnuda consigue evadirme de la realidad y tranquilizarme un poco.

Desde fuera, asomarse al baño de mujeres no era difícil, pero desde luego era obvio si te pillaban mirando. Habia que quitar algo de agua para subirse con seguridad, y es lo que Barry hizo. Dentro, la luz de la luna bañaba una escena nada erótica. En el medio del baño, una oficinista estaba tumbada en el suelo en posición de rendición con las manos tras la cabeza.
Cosa que no la habia salvado de un disparo en el cráneo, que habia desperdigado sus sesos y un charco de sangre por el suelo del lavabo. La puerta del lavabo está abierta, así como las puertas de cada aseo individual.

Colarse por el ventanuco no era imposible, pero sí complicado.

Esquema de la situación.

¡Jodeeer!. Casi se me escurre un pie cuando veo el cadaver, vuelvo a darme la vuelta para pegar la espalda contra la pared. Si ya sabía yo que eso de entregarme no era buena idea, soy tan listo que no se ni como no he llegado a presidente. Respiro de forma agitada, ya me estaba acostumbrando a ver cadáveres. Ni en la matanza de Texas... Solo esperaba no acabar como uno de ellos.

Sigo pegado a la pared, pasando por delante de las ventanas del cuarto de baño de los hombres. Aquí mejor no mirar. Cuando llego a la esquina me detengo. Espero que no haya nadie. No hago ningún ruido, y poco a poco voy asomando la cabeza para mirar detrás del muro.

Tus pasos suenan húmedos en el terreno mojado mientras avanzas sin mostrarte por las ventanas.
Al asomar, ves un autocar de empleados accidentado de lado contra la esquina del centro de control. Aunque las luces traseras siguen encendidas, el autocar está en un mal estado espectacular: tiene una abolladura en la parte trasera, como si hubiesen metido una pala excavadora por la luna trasera y hubiesen estirado hacia arriba. Dentro hay luz y se ve gente, algunos con armas, y todos de paisano o con alguno de los diferentes uniformes de Isla Nublar.

Hay también otras rodadas que se meten en el parque infantil que hay tras el centro de visitantes

Esquema de la situación

Al sur está un pequeño museo, y al sureste el centro de visitantes, con ese 'bonito' esqueleto de tiranosaurio en el centro. Frente al centro de control está el taller, al cruzar la carretera

Desde hace un rato solo veía rusos y cadáveres, aquel autobús era como encontrar un oasis en medio del desierto, suspiro aliviado. Parece que se ha juntado alguna gente del parque, probablemente para escapar en el autobús. Pero se han estrellado, y no creo que esa chatarra pueda volver a arrancar. Almenos tienen... ¡armas!. Siii, mi culo está salvado.

Me quito las gafas, y observo un momento mi propio reflejo en el cristal. No tengo cara de ruso, ¿no?. Comienzo a caminar lentamente hacia al autobús, con las manos a la vista y esperándo que no me disparen. Deben estar nerviosos... pero somos del mismo bando... ¿no?.

A cada paso que doy, las dudas se hacen más y más fuertes. Pfff debería haberme quedado solo, escondido en algún rincón hasta que todo pasara. Las piernas me tiemblan un poco, siento tentación de darme la vuelta y correr, pero no se si ya me han visto. Soy yo, Barry, el asesor jurídico, el atractivo y gracioso ayudante del jefe. ¿No vais a dispararme... verdad?...

Te acercas hasta el Autocar, y los pasajeros te ven. El vehículo tiene los cristales de la parte trasera rotos, y los pocos cristales que quedan alrededor de la luna trasera están manchados de sangre. Las rodadas sugieren un acelerón y un derrape fallidos. Tras los setos hay un jeep de VIP's aparcado.