Era la Shuugyoo Shiki, la despedida y clausura del tercer y ultimo semestre, y los estudiantes estaban en la ceremonia, y luego podrían irse a casa a descansar a sus casa por lo que restaba del mes de febrero y marzo. Cuando la directora dejó de hablar, los estudiantes aplaudieron y se fueron retirando lentamente...
Japón, de nuevo otro cambio de colegio, otro cambio de vida… Ese era el pensamiento de Aleksander cuando llegó a Tokio. En ningún momento hubiera pensado que, en aquella magnifica ciudad japonesa, encontraría un lugar donde realmente le gustaría vivir. Su madre lo ingresó en La secundaria de los Siente Dragones, y allí, aunque al principio le fue difícil, logró hacer algunas amistades, pero sobretodo, allí fue donde conoció a Aika.
Fue en el otoño de 2012 cuando se dieron su primer beso. Alek aun recuerda con extremada dulzura aquel momento. Eran unos críos, pensaría la gente, pero lo que surgió en esos fríos meses fue algo que perduraría durante toda su vida. Se conocieron, por casualidades de la vida, al chocar cuando ambos giraban una esquina del pasillo en los primeros días de clase, y aquel momento cambiaria sus vidas, o al menos la de Aleksander. Aika era una chica dulce, amable y algo tímida y tenia algo que hacia enloquecer al joven chico ruso.
Los meses venideros fueron como un sueño hecho realidad, ¿seria aquellos que les ocurre a todos los enamorados? No lo se, lo que si sabían es que debían aprovechar cada instante como si fuera el ultimo, cosa que Aleksander tenia muy presente ya que, al igual que había ocurrido años atrás, el hecho de que tuviera que marchar de nuevo no era algo tan descabellado.
Y lo que mas temía Alek es lo que acabó por ocurrir. Corría el mes de febrero de 2013 cuando la madre patria volvía a requerir los servicios de su padre haciendo que tuvieran que volver de nuevo a Moscú. La tristeza volvió a llenar su corazón, todo lo que había forjado meses atrás volvía a irse al traste.
Aquella lluviosa tarde, a la salida del discurso de la directora, había quedado con Aika para darle la pésima noticia…
Estaba demasiado contenta, había terminado el año, y su abuelito estaba en casa, pronto lo estaría por lo menos se dijo, dado que la familia de su amado primo Akira volvería a la ciudad a vivir a la mansión Clow, y su tía atendería a su abuelito, ya volverían a estar juntos, después de casi un año desde ese accidente. Aika suspiró, y se levantó, aunque sintió los ojos de la directora sobre ella, siempre la miraba de la misma manera, ya había quedado atrás cuando creyó que ella la querría como una hija, cuando sus padres murieron, pero esa mujer parecía ser un témpano de hielo.
Se levantó del asiento, y miró buscando a su novio, era extraño, Alek no había ido por ella para la ceremonia, ni se había sentado con ella, no sabía que estaba pasando, el ruso llevaba días extraño con ella, pero Aika imaginó que era la presión del fin del semestre, y ahora, podrían estar juntitos todo lo que quedaba del invierno.
Sacó su paraguas, y salió al patio principal, en donde Alek dijo que la buscaría, luego tendríamos que ir a buscar un lugar donde poder conversar sin que les caigan las penas del infierno, o quizás..¿y si vamos a cenar?, sí!; me encantaría poder cenar con Alek. Pensó muy ilusionada la jovencita.
Estaba de espaldas, mirando su celular, pronto aparecería su novio, ya deseaba poder salir de la escuela, e ir a tomar chocolate caliente.
Necesitaba aclarar las ideas, por eso no había acudido al discurso de la directora, aunque se lamentaba por no haber estado junto a Aika. Fue de su casa a la escuela dando un rodeo por el parque, aquel lugar donde tanto tiempo había pasado en soledad ordenando sus ideas, pero aquella preocupación era diferente y no sabía realmente como afrontarla.
Observó a Aika a lo lejos con su celular, allí estaba, ajena a todo lo que realmente estaba ocurriendo. Seguramente estuviera escribiendo a Alek para saber de su paradero, pero no tardaría en averiguarlo.
- Mi querida Aika, siento el retraso. – comentó al llegar a la altura donde se encontraba su novia. No había cogido paraguas, por lo que se encontraba empapado por la lluvia y su cara, por mucho que intentara disimularlo, reflejaba una tristeza que Aika jamás había visto en él. - ¿Qué tal ha ido el discurso?, siento habérmelo perdido. -
Estaba distraída con las gotas de lluvia deslizádose entre las hojas de los árboles, pero al escuchar unos pasos, ella se giró en esa dirección y vio a su novio,Aika corrió hacia él para encontrarlo, quería preguntarle porqué no había estado con ella en la ceremonia de término de clases, pero a medida que se iba a acercando a un mojado Alek, se dio cuenta que algo malo estaba realmente pasando, se detuvo a unos pasos tan solo de él.
- estas todo mojado, enfermarás - le dice con mucho cariño, y extiende su paraguas hacia él, para que ya el agua no moje su cabello y sus ropas, buscó su mirada, pero no la encontró, sus sentidos se dispararon, algo realmente malo estaba pasando, Aika se mordizqueo el labio inferior, y lo volvió a ver a los ojos - eh.. pues... aburrido, como era de esperarse...- arrugó el ceño - me premiaron por mi desempeño en los deportes y mis buenas calificaciones - dice, pero sin tanto ánimo como hubiera deseado - hubiera deseado que estuvieras ahí...- bajó la mirada - Alek-kun...¿que está sucediendo? te noto... extraño - le pregunta al final, ella no era tonta,y levantó su mirada violeta hacia sus ojos.
El hecho de que se hubiera perdido como premiaban a Aika fue como una punzada en el corazón. Se maldijo mil veces por no haber estado junto a su novia en aquel momento, y mucho mas por haber acudido a la llamada de su padre para que le diera tal mala noticia.
- No es enfermar lo que mas me preocupa ahora Aika. – comentó mientras miraba los preciosos ojos de su amada. Era complicado lo que había venido a decir y realmente no sabía como empezar. – Me gustaría haber estado contigo en la ceremonia, pero me fue imposible, tuve que acudir a la llamada de mi padre… un problema familiar. – continuó mientras recordaba lo hablado horas antes, cosa que lo hacia entristecer aun mas.
- Aika – tomó las manos de la muchacha con ternura mientras continuaba mirándola a los ojos. – Han vuelto a reclamar los servicios de mi padre de nuevo en Moscú. – sus palabras salían por su boca entrecortadas. – Mañana por la mañana sale el vuelo y, por más que he suplicado a mi madre por que nos quedemos, no he logrado nada. – soltó una de las manos de Aika y apretó el puño en señal de rabia. Alek no era una persona que exteriorizara sus sentimientos, pero Aika si pudo ver que alguna lagrima se entremezclaba con las gotas de lluvia que caían de su mojado pelo.
Aika como que no entiende, mueve su cabeza y sonrie, o eso intenta, luego vuelve a hacerlo pero termina demasiado seria, demasiado seria, con sus labios entreabiertos, y arrugó el ceño mucho mucho, iba a preguntar sobre cuanto tiempo, pero el chico estaba demasiado descompuesto, y supo que no sería por poco tiempo, y ahí su cara de felicidad despareció completamente, bajó la mirada, y apretó su labio inferior..¿era una despedida?...
- entonces...¿ no nos veremos más?- preguntó, no podía creerlo, eran felices, se querían, pero ahora.. ahora... parecía que todo aquello había simplemente un sueño que en ese momento se estrellaba contra la cruel realidad de que él se iría, y llevaban poco como para quedarse con la idea de que su amor superaría la barrera dela distancia, Aika era muy racional, pero si él se lo pedía, lo haría, sí, lo haría, por lo menos intentarlo.
- ¿que.. qué va a pasar con nosotros entonces? - se atrevió a preguntar luego de un momento de silencio muy denso, era una pregunta crucial...
- Me encantaría decirte que si, amor mío. – Respondió a la primera pregunta. La quería, la quería tanto que se negaba a creer que nunca jamás volvería a verla, pero aquel era momento de hacer mas caso al la razón. – Pero no quiero crearte falsas esperanzas. No se cuando podría volver, aun somos menores de edad y dependemos de lo que nuestros padres digan y tú… tú tienes tu vida aquí, junto a los tuyos. – volvió a agarrar sus manos, aunque esta vez bajo la mirada al suelo, donde ella no pudiera seguirla.
No, no puedes pedirla que te espere, pasarían años hasta que, con suerte, pudieras volver, no es justo para ella… sus pensamientos se iban clavando poco a poco en su corazón como si de alfileres se tratara, pero sabia que era lo mejor para Aika. – No te puedo pedir tiempo, no es justo para ti, puesto que no sé el tiempo que me llevará el volver. Podemos seguir llamándonos, o escribiéndonos, pero ambos sabemos que esto no funcionaria, no… no podemos seguir con esto… - su voz se terminó de quebrar mientras perdía su mirada en un punto fijo en el suelo, no se atrevía a mirar a los ojos de Aika, no en aquel momento, no cuando sabia que la estaba haciendo daño.
Por una fracción de segundo creyó que simplemente no le molestaría, que sería un "ah ya, vale", ¿por qué lo pensó? porque simplemente era una tonta, no había otra explicación posible, pero aún no pudo decir nada, solo mirarlo, sus gestos, comprendiendo que le dolía mucho aquello, Aika, bajó la cabeza, y su mano fue a la mano de él, para tomarla, la había llamado "amor mío", nunca antes la había llamado así, y no fue el mejor momento para hacerlo, cerró sus ojos y entrelazó sus dedos con los del chico, estaba acostumbrada a las despedidas, porque en su mundo, ella estaba demasiado sola, sus padres muertos, su abuelo enfermo, estaba sola, la única persona que tenía era la familia de su abuelo, a su tía abuela, pero, a ella la había dejado de ver hace ocho años casi, y ahora, eran casi dos completas extrañas. ¿que más daba otro adios?.
Importaba, y mucho, Alek era su primer amor, y ahora, él le decía adios, Aika aclaró su voz, como pudo, y su respiración se enrareció, no podía encontrar la serenidad mínima como para hablar, y cuando lo logró, sólo pudo decir su nombre.
- entonces...no te haré esto más doloroso... -pudo decirle, y bajó la otra mano en donde tenía el paraguas, el que cayó al suelo, ella se colgó de su cuello y lo besó en los labios, muy suavemente, muy tiernamente, si era el adiós, que no fuera lleno de rabia ni de ira, que fuera simple, que fuese dulce simplemente, - está bien Alek-kun, está bien,comprendo las razones... las comprendo, espero.. que seas feliz... y...y... que me recuerdes... eso..- su voz de entrecortó y lo abrazó con más fuerza aún - te quiero... y siempre estarás en mi corazón como mi primer amor... - ya no podía más, sus manos se juntaron sobre su ropa mojada, y se quedó ahí,junto a él, y bajo la insistente lluvia.