Partida Rol por web

La mujer que acompaña al recién llegado se acerca rápidamente a Keldairai, la cual se levanta y dice -Maestra, gracias a los cielos que habéis venido.

-He tenido la suerte de cruzarme en mi camino con el señor Hokelsa. -responde la mujer después se dirige a los protectores -Soy Galoko, he oído rumores terribles, y deseo ayudar. 

-Oh maestra son impávidos y honorables protectores, gallardos incluso entre los suyos.

-Me alegra oír tan gozosas palabras, motivo de más para aliviar su carga. -una vez más se dirige directamente a los protectores, pero posa una mirada que fundiría el más gélido de los corazones sobre Gaaru -Dígame gallardo protector, como y le ayudaré. -hay una inflexión en la palabra gallardo que la hace parecer una victima, una criatura necesitada de protección que no dudará en ser agradecida con su salvador.

Antes de que recuperen la claridad de la situación la regente interrumpe

-Si el señor Hokelsa se ha comprometido a ayudar aceptadlo sin dudar, yo puedo dar fe de su capacidad para facilitar las cosas. -dice la mujer dirigiéndose a los protectores. -Lo que no esperaba es que se conocieran, supongo que las casualidades también pueden ser favorables.

Gaaru Nagata protector del reino. Y vuestra presencia es increiblemente apreciada.
Lo digo hacia los recien llegados con increible cortesia.
¿Que datos podriais aportarnos?

Miro a Galoko como si no existiera el mundo exterior.

Lo que en un principio prometía ser una charada menor con fácil resolución o sencillo acopio de datos  se ha ido convirtiendo en una comedia de enredo que no sabía hasta qué punto iba a tener un final satisfactorio. Los torpes dueños yéndose de la lengua, el coro de artistas marujeando sin aportar información y ahora una interrupción por parte de un comerciante (¿Qué diablos pintaba él aquí?) y una maestra de artistas cuya mera presencia ya es una amenaza a mi estabilidad, si atendemos a mi amor por las mujeres bellas. aparte de eso Gaaru se había abandonado plenamente a su contemplación... Comienzo a pensar si tendremos algo que aportar a nuestra posterior reunión con el magistrado o terminaremos siendo timados hasta cargar con la mercancía del tal Hokelsa luciendo el pintlabios de las artistas a modo de medallas a los inocentones del día.

Mientras trato de cuadrarme de hombros ante la bella Galoko, tratando de abstraer sus encantos a un nivel que me permita hablar con ella consulto al comerciante...

- ¿Y usted cómo ha terminado aquí, buen hombre? ¿O simplemente ha aprovechado la apertura de la puerta para pertrecharse de rumorologías de las que echar mano con posibles nuevos clientes?- Más en un tono conciliador que burlón.

La propio Galoko se adelanta con gracia a Hokelsa al responder

-Mi querida discípula cuenta con migo para mucho más que solo adiestrarla en el arte de convertir este doloroso mundo en un lugar de belleza e ilusión. Sé lo que ha pasado, conozco este juego.

La pregunta que os hacéis es muy ambigua, no sabéis si conociendo el porque llegaréis al culpable, o si cercando los sospechosos saldrá el porque, pero yo os aseguro que es otra la situación, no importa quién ni porque, sino si ha conseguido lo que necesitaba o no. Yo creo que no, y que ninguno de vosotros está seguro hasta que esos secretos se revelen y pierdan todo su valor.

-Ya les contado cuanto sé maestra, pero sigue sin ser esclarecedor.

-¿Dónde está el difunto? y ¿dónde están sus bienes? -pregunta la mujer claramente preocupada a los portectores

-Así que un magistrado me requiere, ¿Cómo no se me ha informado antes? Y por asesinato nada menos,  vayamos de inmediato. -lanza una mirada fulminante a sirviente.

Se pone en pie y deja lo que estaba haciendo, al parecer una pintura a tres tintas. 

-Honorable protector, le ruego me escolte ante el magistrado, ¿dónde debemos ir? por cierto ¿a quién han asesinado? -pregunta con interés.

Las sospechas de Karu dan un giro: Si de veras aquel hombre no ha sido informado asta ahora puede tener enemigos dentro de su propia casa.

—La víctima es Figore; uno de sus siervos. La motivación aparente tras su muerte es el contenido de la cartera que transportaba. El Magistrado Nara le dará el resto de detalles.

Te apremia para llegar cuanto antes. -Figore no era mi siervo, era mi hombre de confianza, honorable protector, puede que no lleguemos a esa sala -te dice con una significativa mirada a tu espada.

De entre todas las cosas que te preocupan, la franqueza de la amenaza resulta hasta agradable, al parecer las máscaras han caído, o las habéis forzado a caer.

Perdón... mi móvil lonpuesl en notas

“Y he aquí la otra cara del poder” —piensa Karu—: “El peligro de quienes ambicionan la propia posición, o de los que fueron afrentados en el camino hacia ella”.

—Vamos, pues— le dice a Askuro. Aprieta el paso y desenvaina su sable: conoce el poder intimidatorio de una hoja desnuda, pero si ha de volver a mancharla de sangre lo hará sin compasión. —Hábleme de sus enemigos, Consejero.

Pacientemente contesto en primer lugar a la dama, ya que me ha llenado el ojo, y también por cortesía...

- El cuerpo y pertenencias- Arqueo la ceja al hacer referencia a los bienes materiales.- del señor Figore están bajo el poder del respetado magistrado Dagio Nara.- Al ser un tema oficial creo que no hay por qué ocultar esta información, transparencia por encima de todo.- Él y Ganikusi, siervo del honorable delegado Askuro, iban a custodiarlo en espera de reunirse con el delegado.

Tras este sucinto reusmen me giro hacia a Hokelsa: - Un placer conocerle, señor Hokelsa.- Como aficionado que soy a las artistas de las casas de las flores, el tener que razonar con un intermediario, porque eso me pareció entender que era en este caso, me resultaba cuando menos... exótico... - ¿Y a qué se debe su interés por el caso que nos ocupa o por brindarnos esta tan apreciada presencia?- Le pregunto, volviendo a mirar por un segundo a Galoko, tratando de fijar sus rasgos en mi retina.
 

-El magistrado Nara ¿es apreciado para ti? si lo es te animo a que corras a su encuentro, puede que no le quede mucho si es que sigue vivo. Pero claro, ahora estarás pensando, llega esta mujer y me dice que me marche de aquí, pensarás que es una trampa, y tienes todos los motivos para creerlo, aunque todos están errados. Pensaba que seguían aquí, me alegra que mi querida aprendiz no esté en la misma sala que ese magistrado si soy sincera. -dice Galoko destilando una amargura que deja claro que no tiene motivo para mentir y que ha vivido situaciones similares.

-Maestra, el señor Figore tenía en alta estima al delegado Askuro, pero nunca mencionó que hubiese nadie más.

-Vengo a denunciar corrupción en la actividad de algunas familias cercanas a los Gadail (una de las tres familias que gobiernan el clan) toda la ciudad es mi enemigo, me alegra que me escolte un errante, no puedo confiar siquiera en los protectores que visten la banda malva.

Antes de terminar de recorrer el pasillo una de las puertas se abre y un hombre que porta una ballesta te apunta y dispara

Mientras esperáis se hace un silencio tenso, ninguno de los presentes está cómodo con él, pero tampoco lo rompe.

La espera empieza a parecer eterna.

El sujeto de repente se siente relajado, como si algo hubiese cambiado.

¿Corrupción en una de las grandes familias? A pesar de lo intolerante de la revelación, Karu no deja de prestar atención a posibles ataques, y eso es lo que le salva. Alza su mano e invoca la esencia mística para apartar el proyectil de sí.