Partida Rol por web

-Lo cierto es que mi pupila ya no es tal, por supuesto me respeta, ayuda y pide consejo, pero hace un año en breve que dejó de ser mi alumna para ocupar mi lugar. La conozco bien, pero no puedo asegurar conocer su pensamiento, todos nosotros guardamos secretos. -su voz es dulce, no desea confrontaros y aunque lo hace de forma sutil y poco evidente, sabéis que se está escudando en las formas. -Sin embargo... -mira hacía el cielo y su expresión se relaja -Por favor acompañadme dentro.

Sin esperar una respuesta, convencida de su influencia sobre vosotros, se gira y vuelve a acceder al edificio, Deno la sigue sin darse cuenta, pero Gaaru tarda un momento en reaccionar.

Una vez dentro de su habitación se acerca a un tocador y de él saca un cofre de maquillaje. Lo desmonta ligeramente y de el saca un grueso sobre.

Os lo tiende.

-Esto fue una petición del difunto un día antes de su asesinato. Él sabía que iba a morir, y le dio esto a Keldairai, hasta este mismo momento no estaba segura de si podía confiar en ustedes, pido perdón a los honorables, pero no todos los protectores son dignos de ese tratamiento.

El sobre está sin abrir. La mujer se queda quieta a la espera de vuestra reacción. 

La comida tiene lugar de forma elegante, enseguida observas que todos miran de forma ávida los errores que puedan cometer los demás, con quienes hablan, a quienes evitan, que no prueban y de que repiten.

El delegado que es tu objetivo te dice -Señor Hokelsa, lamento haber sido tan desagradable el día de hoy soy Kaldo Sode, mi tío es Kaldo Dorore el actual responsable de las tierras en cuya representación vengo, no sabía si podía confiar en vos, y aún lo desconozco, pero creo que tenéis derecho a conocer mi nombre. Me han prevenido de los peligros que implica estar aquí y de la necesidad de venir de todas formas, gracias por su inestimable ayuda.

Tras decir esto sigue comiendo como si te hubiera dado los buenos días.

La comida trascurre sin mucho drama, todavía nadie quiere ser el primero en iniciar el juego. No hay prisa esta tarde hay una oportunidad de ser crueles sin ser maleducados.

Mientras comes tranquilamente unas empanadas de carne de cerdo al vapor se te acerca un hombre al que identificas enseguida como aquel guerrero "hambriento" Kodai.

-Honorable, he venido aquí a agradecerle su integridad. Me gustaría si le parece bien que tengamos esa contienda que me ofreció hace no mucho. -dice mientras te extiende dos hermosas espadas de fresno barnizado casi idénticas a las tuyas. -Soy de familia carpintera, estas son un regalo que espero acepte y estrene hoy. Ves que no porta su arma tapada como el otro día en su lugar lleva una espada de madera de proporciones gigantescas (para los cánones).

Me alegra ver a Kodai de vuelta, y su ofrecimiento me deja por un momento sin palabras.

-Muchas gracias por el presente, Kodai, son magníficas, aunque no hacía falta, de verdad.-digo haciendo algún movimiento de prueba.- Será para mi un honor estrenarlas contra ti.

Acercandome al Delegado de forma discreta - Buenos dias honorable Delegado, me presento, me llamo Kil Hokelsa y creo, que puedo ayudarle con su problema de logistica si usted me lo permite. -Cambiando ligeramente su posicion, no dando la cara directamente al delegado Hokelsa sigue hablando-  Estoy seguro que un viaje tan largo, siempre debe dejar secuelas y lo mejor es curarlas lo antes posible. Nunca se sabe cuanto se puede tardar en volver y encontrar lo que uno necesita en su tierra -Termina de decir Hokelsa con una ligera sonrisa, pero un gesto serio en su cara

No soy quien para juzgarla y a fin de cuentas finalmente ha confiado en nosotros. Desconocemos la magnitud de lo que está aconteciendo pero puedo comprender que puede que incluso esa envergadura se escape a la bella Galoko.

Tratando de mantener el porte y mi honorabilidad deslizo el sobre en el interior de mi atuendo con la intención de mantenerlo cerrado y a buen recaudo hasta que nos volvamos a reunir con Dagio, peor me giro preocupado hacia nuestra intermediaria.

- Habéis sido muy valiente, rozando lo temerario, al conservar esto bajo vuestro cuidado, doy gracias de que los enemigos del difunto no hayan dado con vos todavía, pues imagino que estarán buscándolo a toda costa. Aún así mi temor por vos no remite. Deberíais estar bajo nuestra custodia, para poder protegeros, imagino que esto será un contratiempo y no se me ocurre otra solución por ahora. En caso de que queráis alejaros cuanto antes de la influencia de este objeto, puedo enviaros a algún lugar seguro, protegida por el honorable Nagata.- Tan pronto como lo digo me siento molesto por no haber procedido dándole el sobre a mi compañero, quedándome yo con ella, pero sería infantil y caprichoso el andar cambiando de manos algo tan valioso, y malo será que no me pueda reunir con ella más tarde... - ¿Qué opinais vos, honorable Nagata?

Bueno, cierto es, que este sobre necesita buena mano. Sin embargo la seguridad de la dama Galoko también.

En realidad es preferible quedarse de guardaespaldas de una bella mujer que ir cargando un sobre. Sin embargo Galoko me intimida, la falta de control cuando estoy a su lado, mi poco juicio. Sin embargo algo me dice que las deciciones al respecto de lo que va a pasar en su vida, no dependen de lo que queramos nosotros, sino de su puro antojo.

Así que asiento en dirección aprobando su plan, pero en realidad se que estamos ambos esperando a que ella nos diga que vamos a hacer.

Notáis un atisbo apenas perceptible de ansiedad en el rostro de la mujer cuando habla -Ahora si les parece bien, vayamos a comer, aún debo realizar mis tareas

Os acompaña con gestos a los que reaccionáis casi sin daros cuenta a la puerta y una vez fuera añade -Dejadme que les invite en compensación por el tiempo que les he demorado. 

Vais a comer a un puesto donde tienen unos bollos de cerdo al vapor. Tienen un sabor dulce debido al boniato y las uvas pasas del guiso, todo acompañado por una cerveza espesa pero de baja graduación.

***

-¿No me diga? maravilloso señor Kil. Soy Abelma, dígame como vamos a resolver ese asunto. -te dice mientras te indica que le sigas a la mesa de los dulces.

Ni siquiera responde, se limita a sonreír y a indicar una zona del jardín perfectamente despejada.

Se planta ante ti y dice -Le ruego no se contenga.

No ofrezco ninguna resistencia momentáneamente a su invitación, cada minuto con ella es como el gajo de la fruta más sabrosa o la pulpa de la uva más dulce. Ver esos labios posarse sobre la comida mientras sus dientes dan buena cuenta del bocado me haría desear que me arrancase los labios de cuajo en un salado beso... Un... Ugh... Continuo comiendo con normalidad, disfrutando de la charla ligera con mis acompañantes mientras me pregunto cuál puede ser la mejor opción para proteger a Galoko. Sólo esperaba que nuestros enemigos (pues eran enemigos de todos nosotros) sólo estuviesen interesados en el sobre y no en aquella que lo había mantenido oculto.

La comida es agradable, la mujer actúa de forma mucho menos agresiva, lo cual hace que te resulte menos violenta la situación. Llegado el momento ella insiste en pagar la cuenta como compensación por los problemas causados.

Antes de que te marches ella se levanta y te despide acercándose a tu cara para decirte algo al oído, notas la caricia de su aliento y el perfume de su pelo, notas el calor que irradia de su piel y el roce de sus labios en tu oreja cuando te dice -El día que su honorable persona me necesite, solo hágamelo saber. -al retirarse te dice con una sonrisa deliciosa -Que tenga un buen día honorable Deno.

Partes en cumplimiento de tu deber y alcanzas el palacio. Observas atónito que en el jardín Ganikusi está enfrentando a un hombre portentoso en lo que parece un duelo amistoso.

Mi cuerpo casi me traiciona ante la insinuación de Galoko, sea íntima o no. Tomo buena nota y pongo camino al palacio, maldiciendo el tener que abandonarla sin desnudarle algo más mis querencias. ¡Maldita sea la carne! Sonrío tras el juramento. Mi velocidad es tal que las telas de mi recién estrenado atuendo casi parecen llegar a mi destino antes que yo mismo para encontrarme con este peculiar e inesperado espectáculo. Conservo mi sable suelto a un lado mientras protejo mi cargamento secreto pasando un brazo por delante del mismo. Permanezco en silencio, simplemente haciendo un saludo de cabeza por no interrumpir aquel cara a cara mientras trato de evaluar si es tan amistoso como parece.

El duelo es amistoso sin duda, las armas son de madera, te recuerdan mucho a las que viste cuando Gaaru enfrentó a aquella niña.

Una vez los dos frente a frente y tras el saludo ritual, en un rápido movimiento busco desarmarle y lograr una victoria rápida.

Ganikusi se desplaza con extraordinaria velocidad hacia su rival, manda una estocada señuelo destinada a desviar la atención del defensor para impactar con el arma izquierda, pero esta primera es tan potente que incluso con el poderoso y ágil golpe de Kodai la punta del arma le impacta en el hombro mientras que la madera del arma secundaria le toca con delicadeza el cuello al hombre.

La cara de Kodai es de una sorpresa absoluta, pero la mueca se torna en una sonrisa enseguida -Vaya, el honorable es todo un maestro, nunca he visto a nadie moverse así, es digno de las historias y las leyendas. -luego se masajea levemente el hombro donde la punta de madera se clavo levemente. -Es usted absolutamente maravilloso. Mis disculpas por haber pensado siquiera que le aguantaría un par de intercambios.

Luego el hombre le tiende su arma al protector

-Ante una victoria así le ruego que acepte esta espada como trofeo, para mi solo será un recuerdo de mi humillante derrota. 

La gente se empieza a congregar alrededor, todo fue tan rápido que muy pocos lo llegaron a ver, pero los rumores se extienden a gran velocidad y todos hablan de un duelo como un relámpago en la noche oscura, poderoso, impactante, aterrador y de efímero apreciamiento.

El espectáculo me deja admirado, realmente no había visto al honorable Ganikusi blandiendo un arma hasta ahora y me queda claro que su técnica es más que admirable. Me encantaría, más que desafiarlo un día por medir nuestras espadas, adiestrarme con él, que me enseñase alguno de sus lances y paradas, para ver si me pega algo. 

Desconozco cómo se ha iniciado esto peor por el final parece que fue un duelo afable. Cuando su rival le tiende su arma no puedo más que mirar esta con curiosidad y levantar la mirada haciendo contacto visual con el protector, el tal Kodai debe de tomarse muy en serio el honor puesto en el duelo, si entrega su espada por un combate visto y no visto. No deja de resultarme curioso...

- Mis felicitaciones por una técnica pasmosa, honorable Ganikusi.- Entono, haciendo una mínima reverencia, posando la palma de mi mano sobre la empuñadura de mi sable para acentuar mi admiración atendiendo a que conozco el camino del sable.

Me siento exultante tras mi victoria. A pesar de la rapidez con la que he derrotado a Kodai, no dejo de apreciar la técnica del hombre, y al hombre mismo ya puestos, ya que no hay mejor forma de conocer a un hombre que luchar con el.

Acepto la espada del hombre derrotado y le digo:

-Acepto con orgullo esta espada que me recordará el lance de hoy. Pues no siempre tengo la ocasión de batirme con un hombre de vuestra habilidad.

Tras una pausa en la que me quedo pensando un poco, le digo a Kodai:

-Kodai, tanto en nuestro encuentro en la posada, como durante en este enfrentamiento, habéis generado en mi un gran respeto. No se conoce todos los días a un hombre tan honorable y valiente. Vuestra ayuda me sería de gran valía. Podría hablar con los magistrados para disponerlo si tal fuese vuestro deseo.

Una vez que he acabado de decirle eso a Kodai, aparece Denu...

-Muchas gracias, honorable Denu, tus palabras me honran.