Partida Rol por web

Siguiendo el rastro de fango removido por el movimiento del troll legáis a los alrededores de un extenso lago legamoso. Unas lucecillas brillan por encima del nivel del fango y el agua, son fuegos fatuos. No muy lejos, entre un conjunto de cañas y piedras mal dispuestas, no os cuesta encontrar el cubil del troll. Y cubil os parece una descripción demasiado altisonante, pues se trata de poco más que un revoltijo de fango, harapos, huesos astillados y algún que otro resto de arma inservible, oxidada, mellada y a duras penas reconocible.

Sin embargo, Thror descubre una pequeña cajita de marfil con imágenes talladas de grandes águilas. Al parecer hace poco tiempo que ha permanecido en la guarida del troll. A Thror no le cuesta apenas un segundo en identificar la talla como enana.

El semblante de Sarunniel se torna serio mientras su compañero enano examina el hallazgo encontrado entre las pertenencias del troll y dice que se trata de un objeto de manufactura enana.

¿Crees que pertenecía a tus parientes? - dice mientras examina con ojo atento los alrededores del cubil del troll en busca de cualquier posible rastro de los enanos, temiéndose un fatal desenlace, aunque sin decirlo.

Es bastante probable.-Dijo examinando los grabados de la caja.-No parece tan antigua y estropeada como el resto de los despojos que hay por aquí. Y sin embargo, no parece que ningún enano haya perecido recientemente en este lugar.-Dió un vistazo rápido en derredor.-Veamos si lo que guarda en su interior nos proporciona alguna pista.- Acto seguido comenzó a abrir la caja.

Efectivamente, a excepción de la caja de marfil, nada parece indicar que ninguno de los restos de la guarida sea de los últimos días. ¡E incluso os atreveríais a decir de las últimas semanas o meses!

Por otro lado, la caja de marfil es fàcil de abrir, más para un conocedor de la manufactura enana. Su interior contiene un pergamino escrito e ilumiunado con ricas representaciones de la Batalla de los Cinco Ejércitos. Dirigida al Rey de las Águilas, es claramente una invitación del rey Dain a la celebración del quinto centenario del enfrentamiento. Alrededor del pergamino, la caja contiene un fino collar de hilo de oro que rodea una piedra preciosa del tamaño de un puño y del color de la nieve. Su color es tan brillante que la guarida del troll se ilumina con una brillante luz blanquecina provinente del interior de la piedra, como si tuviera luz propia. Es imposible no apreciar su valor. Por un momento incluso os parece perfer la noción de la realidad.

La mortecina luz blanca de la piedra preciosa que contiene la caja de marfil se reflejaba intensamente en los cristalinos ojos azules de Sarunniel, reforzando su brillo natural. La observaba en silencio, prendada de su belleza y perfección. Por un momento su mente voló lejos, de vuelta a los Salones del Rey Thranduil... allí estaba ella, en el trono, vestida con un exquisito vestido, el fino collar de oro colgando de su delicado cuello y la reluciente joya reposando contra su pecho. Todos la respetaban, todos la obedecían. Si, ese collar era digno de una reina, sin duda... y estaba ahí, al alcance de su mano...

El perturbador pensamiento duró sólo un instante, pero lo suficiente para dejarle una extraña sensación mezcla de codicia y fascinación que estaría dándole vueltas en su cabeza durante todo el camino de vuelta y tal vez más tiempo...

"Thror, será mejor que volvamos al campamento" - dijo sin poder quitar la vista del contenido de la caja "Holdin y Brann estarán esperándonos y no deberíamos retrasarnos o puede que empiecen a preocuparse". Tras una breve pausa añade "Quizá no sea buena idea enseñarles lo que hemos encontrado... ¿no crees?".

Al abrir la caja, contempló estupefacto su contenido. Instantes después alzó la gema, sosteniéndola con su puño en alto. Apreciando su majestuosidad al contraluz. Su brillo le hacía tener que entrecerrar los ojos. Sin duda alguna era magnífica. Y sabía que entregarla a su legítimo dueño, iba a comportar que se cantasen canciones sobre como recuperó dicho tesoro evitando así el deterioro de las relaciones entre los enanos y las águilas. 

Al oir las palabras de la elfa, se giró para responder a su comentario. Pero al virarse, observó una mirada inquietante en sus ojos.

"Eeeeh... estoo... si, tienes razón. Creo que ya hemos acabado por aquí, así que será mejor que volvamos cuanto antes."

Sarunniel y Thror vuelven al campamento junto a sus compañeros. Ha sido una noche algo difícil pero aún quedan algunas horas para la salida sel sol.

Aprovechando un descuido de Sarunniel, se acerca sigilosamente a Brann para contarle su hallazgo. 

¡Shh... eh, Brann! Baja la voz y escucha atentamente... Hemos encontrado esta carta en la guarida de la bestia. Dijo mostrando el pergamino al Hombre del Lago. Estaba guardada en esta caja, junto a un tesoro de mi pueblo de incalculable valor. Te cuento esto porque he percibido una mirada inquietante de la elfa por dicho tesoro. Dudo que intente ninguna estupidez. Pero en estas cosas uno nunca sabe.- Cambia su, habitualmente, hosco tono de voz por uno más solemne.- Te cuento esto porque quisiera hacerte una importante petición, joven amigo. Prométeme que, de pasarme algo a mi, te encargarás de que la caja y su contenido sean devueltos intactos a mi pueblo. Las relaciones entre los enanos y las águilas pueden verse seriamente dañadas de no ser así.-

Sarunniel regresa al campamento con la mirada perdida y un semblante algo más serio de lo habitual. Claramente algo perturba sus pensamientos, aunque no suelta palabra y cuando le preguntan dice que simplemente se encuentra cansada y aún conmocionada por el ataque del troll.

"Será mejor que descanséis mientras podáis, mellyn nin, yo mantendré el fuego encendido y los ojos bien abiertos, no volverán a sorprenderme. Poco después del alba os despertaré, dormid y recuperad el aliento"

Inconscientemente, su mirada se desvía hacia la caja que Thror guarda celosamente, la observa en silencio por lo que parecen unos interminables segundos, y acto seguido parece volver al mundo real, se levanta y recoge varios palos con los que avivar el casi extinguido fuego en el centro del campamento.

Brann descansaba tranquilamente junto a Holdin cuando aparecen en el campamento el enano y la elfa.

Por sus gestos parecía que habían encontrado algo y eso se confirmó cuando Thror se acercó al hombre para susurrarle unas palabras.

No te preocupes, puedes contar conmigo. Aunque espero no tener que hacerlo y que puedas devolverlo tú mismo. Respondió entre susurros Brann.

Realmente no creía que la elfa fuese capaz de hacer lo que pensaba Thror, pero sabiendo de las disputas que tenían entre ambos pueblos, no podía reprochárselo.

Holdin gruñó sin querer conforme Brann le iba limpiando la herida.

- Gracias, amigo. No creo que esto de más problemas de ahora en adelante, pues me has curado con gran habilidad.

Al poco rato, llegaron Thror y Sarunniel.

- Por cierto, me alegra ver que no os habéis arrancado la cabeza el uno al otro. ¡Que animosidad entre compañeros! ¿No podéis dejar de centraros en lo que os separa y centraros en lo que os une? En este bardo, por ejemplo.