Partida Rol por web

La Carta de Emmeline Marsh

2. La Comida

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02/05/2010, 23:09
Director

Subes al piso superior. En frente de la puerta está el cuarto de baño. Cuando entras, ves que tiene una ínfima capa de polvo. Está limpio, y desinfectado, pero se ve que Emmeline es incapaz de subir todos los días aquellas dichosas escaleras sólo para limpiar el polvo del día.

Es un cuarto de baño al uso, bastante grande, con bañera, retrete, lavabo, bidé y poco más. Hay un par de armarios, y una mampara de bañera con un gran espejo de cuerpo entero.

Notas de juego

Puedes decirme a dónde quieres ir, y yo te describo la estancia y demás en el siguiente post.

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02/05/2010, 23:33
Joseph Marsh

Miro con curiosidad las figuritas. La verdad es que hasta ahora no me había parado mucho en ellas. Las veía feas, y extrañas para Melita... Pero parece encantada con ellas, asi que tomo una y la observo con calma.

La mirada de mi cuñada no da lugar a muchas dudas: a ella le parecen horribles. Veo como se levanta y sale, y oculto una sonrisa, volviendo a la figura.

- Si, ya habia visto que también hay en mi habitación, y creo que Alfred comentó que también en la suya. Tiene razón, no nos has dicho a quién se las has comprado. ¿Ha venido alguien nuevo al pueblo? No recuerdo que trabajaran este tipo de cerámica por aquí.

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02/05/2010, 23:38
Emmeline Marsh

-Espero que l'hayáis dicho dónde ta el baño arriba- os dice, mientras la ve salir- ¡Es la puerta de'n frente!

Luego os mira, sonriendo.

-Es muy guapa, Alfred. y parece un cielo, aunque timidilla- te dice, dándote un codazo- Y sobre las 'tatuillas... Sabes que mi amiga Mary Asthwort murió hace poco, ¿no? Pos la casa la ha alquilado Susan, Susan Cartwright. S'ha mudao aquí pa tar cerca la costa, porque su marido ta enfermo. A él no lo conozco, pero ella es un encanto. Es anticuaria, como Coraline.

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03/05/2010, 17:02
Coraline Ravenwood

Coraline abre el grifo y coloca sus manos en forma de cuenco bajo aquella cristalina cascada. Moja su rostro y se detiene un minuto a contemplarse en el espejo. Sonríe. Luzco mejor de lo que creía... Había imaginado incipientes ojeras o una notoria palidez pero no. Luce como siempre. Al menos, eso le dice la imagen reflejada en el espejo.

La muchacha se seca lentamente con una toalla que pende junto al lavabo. Es suave al tacto, esponjosa y huele a malva. Huele a fresco como aquel cuarto. Se sienta unos minutos al borde del bidé, la cabeza apoyada entre las manos y deja pasar los minutos. Sólo eso. No piensa en nada, no recuerda nada. Sólo escucha el correr del agua de aquel grifo que olvidó abierto.

Luego se incorpora, cierra el grifo, acomoda su cabello y sale del cuarto cerrando la puerta tras de sí.

Repentinamente las palabras de Melita regresan a su mente: "No sé qué me pasa d'un tiempo a esta parte. Es que... Ya sabéis que me cuesta muuuuucho subir escaleras, ¿no? Pos el otro día... Pos de pronto me di cuenta de que estaba en la biblioteca... ¡Y claro! ¿Cómo iba yo a subir ahí arriba, si no puedo casi subir por cómo tengo las rodillas!" Una biblioteca. Sus ojos reconocen algunas puertas, una no. Esa debe ser... Y hacia esa puerta se dirige Coraline, toma el picaporte entre sus manos y empuja.

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04/05/2010, 22:04
Alfred Marsh

A Alfred no se le escapa el gesto de su hermano cuando ve salir a Coraline.

Ya está otra vez... ¡Al menos podías disimular un poco, Josh, ¡que es mi prometida!

Tratando de dejar a un lado la incomodida que le producía el ver a su hermano sonriendo así a su prometida, volvió a mirar a Melita sonriendo.

Ah, pues me gustaría conocerla, si tenemos tiempo. Siendo anticuaria, seguro que ella y Coraline se llevarán de maravilla. Lo cierto es que son unas figuras un poco extrañas, nunca había visto nada de este estilo. Tal vez la señora Cartwright nos explicase si tienen algún tipo de significado...

Mira hacia la puerta, esperando ver bajar a Coraline de un momento a otro.

¿Qué habrá ido a hacer arriba? Está tardando mucho... Tal vez deba ir a ver si le ocurre algo...

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12/05/2010, 21:38
Emmeline Marsh

-Possí que tarda, sí- dice Emmeline, comenzando a recoger la mesa- Echaime un cable a recoger, anda, que ya no soy joven como antes, y con tanto paseo a la cocina acabo matá.

Emmeline va apilando los platos uno sobre otro, y depositando los vasos y los cubiertos sobre una bandejita.

-Joseph, lleva tú la bandeja, que tienes mejor pulso. Alfred, lleva tú los platos, y así ya voy yo a por las fuentes.

En un momento lo lleváis todo a la cocina, entre risas por lo "autoritaria" que acaba de ponerse la abuela.

Coraline sigue sin bajar. Es extraño, porque la verdad es que ya hace bastantes minutos que ha subido. Emmeline comienza a fregar los platos que no caben en el lavavajillas, que son unos pocos de los más grandes.

-Hum... ¿Subís vosotros a mirar si le ha pasao algo? A lo mejor le ha sentado mal tanta comida. Yo es que con las rodillas como las tengo, si subo me quedo machacá pa tol día de mañana.

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12/05/2010, 21:42
Director

Entras en la biblioteca, sita en el piso superior, justo la puerta contigua a la de vuestro dormitorio.

Descripción de la biblioteca:

Es una sala no especialmente grande, aunque sí repleta de libros de arriba a abajo. Todas las paredes están tapadas tras inmensas estanterías que llegan del suelo al techo, de punta a punta. Sólo queda libre la zona de la ventana, y otro hueco en la pared opuesta a la entrada, en donde se encuentra un sofá, y sobre él, una magnífica espada de esgrima. Es una ropera de lazo, con incrustaciones de piedras preciosas a lo largo de la empuñadura. Es realmente un arma magnífica.

Todos los libros parecen estar perfectamente colocados por tamaños, salvo los de un estante concreto, que aparecen algo desordenados. La lectura de los títulos de las obras de dicho estante hacen ver que quizás sea donde se han colocado los últimos textos adquiridos por el difunto abuelo Marsh, dado que todos los libros son bastante nuevos en comparación con otros volúmenes de la sala.

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12/05/2010, 22:51
Joseph Marsh

Miro intrigado hacia la puerta, y luego a Alfred:

- Es cierto lo que dice Melita, Alfred. Quizás deberías subir a ver si se encuentra bien.

 

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13/05/2010, 03:17
Coraline Ravenwood

La mirada de Coraline se pasea por los estantes casi a vuelo de pájaro. La biblioteca del abuelo de Alfred. Vaya. No imaginaba tantos libros. Esa rápida ojeada no entraña ninguna otra sorpresa, salvo… No son los innúmeros libros -muchos más de los que ella había supuesto- ni la excelente configuración de la biblioteca –Estantes con vitrinas no es propio de pueblerinos afectos a la lectura; quizá el señor Marsh amaba mucho sus libros o quizá era muy detallista, casi rayano en la obsesión, o quizá…-, no. Un destello llama su atención. Pero…

La sorpresa deja a la muchacha perpleja, casi sin respiración. No se necesita ser un experto, y salvo que fuera ciega –y aún así…-, es imposible soslayar esa joya. Una espada. Una magnífico ejemplar, por cierto. Una ropera de lazo con… ¿incrustaciones de piedras?  Aquello es demasiado. Indudablemente no es una pieza de esgrimista sino algo propio de un coleccionista… Y de un coleccionista de cierta fortuna. ¿Cómo es que Alfred no me contó de esto? No está tan sorprendida del hallazgo –verdaderas joyas se encontraban tiradas en un bote de basura: tallas de ebanistería de exquisita factura, primeras ediciones autografiadas de libros de renombre e, incluso, supo que en Francia fue hallado en la basura ¡un incunable! nada menos. La ignorancia hace estragos.- como de que Alfred no le haya comentado del mismo.

Entonces, Coraline se aproxima al sillón, hunde una rodilla en el mullido asiento del sofá y estira el brazo para tomar aquella incongruente pieza de esgrima. Porque, ¿cómo explicarlo? ¿Cómo terminó allí aquello? Era algo –muy- inconcebible, pero ya indagaría al respecto. Ahora, sólo cabe deleitarse en la contemplación.

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13/05/2010, 19:31
Alfred Marsh

Alfred mira a Joseph con cara de preocupación.

Tienes razón, Josh. Ahora mismo voy.

Rápidamente, Alfred salió del comedor y fue hacia las escaleras. Antes de subir se apoyó en la barandilla y miró a su alrededor por si veía u oía a Coraline, pero al no percibir nada, comenzó a ascender los escalones. Una vez en el rellano del piso superior, se dirigió a su habitación. Llamó a la puerta dos veces.

Cariño, soy yo. ¿Va todo bien?

Y, antes de esperar una respuesta, abrió la puerta y entró en el cuarto.

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13/05/2010, 20:06
Director

Ves que Coraline no se encuentra en el dormitorio, como esperabas. Subió al piso de arriba, pero no ves dónde está.

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13/05/2010, 20:07
Director

Sientes a Alfred llamarte desde la habitación contigua, vuestro dormitorio.

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13/05/2010, 20:07
Director

Oyes voces y pasos en el piso superior. Alfred parece estar llamando a Coraline. Aún no se ha oído respuesta.

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13/05/2010, 20:20
Coraline Ravenwood

La puerta de la biblioteca -contigua al dormitorio que tomaron Coraline y Alfred- permanece entreabierta. Coraline está a punto de tomar aquella espada cuando escucha la voz de Alfred llamarla. Sin dejar de mirar casi fascinada aquella pieza de esgrima, responde:

—Estoy en la biblioteca.

Notas de juego

No agregué a Joseph porque ignoro si desde donde se encuentra puede escuchar algo.

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13/05/2010, 20:33
Coraline Ravenwood

Tire mal. XDD ¿Qué hice? Vos dirás. Creo que olvidé como hacerlo.

No sé como terminé así, pero si no me equivoco, apenas superé la tirada.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100(+65)
Motivo: ¡A por la ropera de lazo!
Resultado: 64(+65)=129

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14/05/2010, 18:05
Alfred Marsh

Aún con el pomo en la mano, Alfred escuchó la voz de Coraline indicándole dónde se encontraba. Dio media vuelta y salió de nuevo al pasillo, cerrando la puerta tras de sí. Se dirigió a la puerta de al lado, que no se había fijado que se hallaba abierta, y la empujó con ciudado.

Ya estábamos empezando a preocuparnos. ¿Qué estás haciendo?

Y entró en la biblioteca.

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14/05/2010, 22:53
Coraline Ravenwood

Coraline vuelve la mirada hacia la puerta por donde ingresa su prometido, aún con el brazo extendido. Justo bajo la espada que cuelga sobre el sofá en el que está encaramada. Señala aquella pieza de esgrima, un poco azorada –recién se percata de lo atrevido de su actitud-, y repliega su brazo mientras se gira.

Contemplaba la ropera de lazo. Es una pieza muy peculiar

Ahora sí -¿por qué negar la curiosidad?-, la muchacha vuelve sus ojos sobre la espada y pregunta, en un susurro, algo avergonzada, pero -¿cómo evitarlo?- cosas así son las que la motivan, por eso se dedicaba a lo que se dedicaba, ¿o no?.

― ¿Puedo tomarla? Nunca imaginé hallar algo así por aquí

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18/05/2010, 14:26
Director

La biblioteca es una sala no especialmente grande, aunque sí repleta de libros de arriba a abajo. Todas las paredes están tapadas tras inmensas estanterías que llegan del suelo al techo, de punta a punta. Sólo queda libre la zona de la ventana, y otro hueco en la pared opuesta a la entrada, en donde se encuentra un sofá, y sobre él, una magnífica espada de esgrima. Es una ropera de lazo, con incrustaciones de piedras preciosas a lo largo de la empuñadura. Es realmente un arma magnífica.

Todos los libros parecen estar perfectamente colocados por tamaños, salvo los de un estante concreto, que aparecen algo desordenados. La lectura de los títulos de las obras de dicho estante hacen ver que quizás sea donde se han colocado los últimos textos adquiridos por el difunto abuelo Marsh, dado que todos los libros son bastante nuevos en comparación con otros volúmenes de la sala.

Notas de juego

Sabes que los libros son del abuelo Marsh, que era un ávido lector, pero la espada no tienes ni idea de dónde ha salido.

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18/05/2010, 18:47
Alfred Marsh

Alfred vio a Coraline mirándole con expresión de culpabilidad por haber tratado de coger la espada. Se acercó lentamente a ella, sonriéndole.

Claro, cógela, pero ten cuidado. Es curioso, esta sala apenas ha cambiado desde la última vez que la vi. Tan solo esos libros señaló al estante cuyos libros se veían un poco revueltos y más nuevos que los demás, parecen llevar poco tiempo aquí. Se volvió de nuevo hacia Coraline y miró la espada. Y esta espada... Es maravillosa, realmente preciosa y muy elegante. No obstante, no recuerdo que estuviese en la casa cuando yo vivía aquí. Tal vez Melita la haya comprado recientemente, aunque me extraña que no lo haya mencionado. Se la veía tan orgullosa contándonos lo de las figuras...

Miró a su alrededor, como si tratase de impregnarse de recuerdos. Su mirada se posó en la puerta y añadió:

No te entretengas demasiado, ¿de acuerdo?

 

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22/05/2010, 02:22
Director

La pareja volvió a descender al salón. Joseph y la abuela ya no estaban allí, así que los buscaron, encontrándolos en el piso inferior.

Entre los cuatro recoger la cocina fue cosa de un momento. Al poco, y tras una breve charla, todo quedó dispuesto para la mañana siguiente.

Quedó dicho que se partiría tras comer, para llegar a casa de Joseph antes de la noche. Si por un casual hiciese mal tiempo, el viaje se pospondría hasta la mañana siguiente.

 

Notas de juego

Fin de la escena :)