De momento me mantengo en guardia, atento a cualquier otra amenaza. Por si empiezan las hostilidades, busco con la mirada algún tipo de cobertura que pueda protegerme de los disparos.
- Hemos venido para reunirnos con él- Hago una pausa y prosigo - Si tú no eres Dunkin no puedo proporcionarte más información, así que te sugiero que nos conduzcas hasta él.
El enano os mira reflexionando unos momentos, al final con determinación dice.
- Esperad, voy a informar a Dunkin de que habeís llegado.
Sin más el joven enano desaparece entre las ruinas de un edificio redondo.
Me encojo de hombros y miro sorprendido al resto de mis compañeros, jamas pensé que un encuentro clandestino como este pudiera ser tan surrealista
Mientras el emisario se aleja yo mantengo mi atención en el enano del arco. Por lo demás espero acontecimientos.
El enano entra en el edificio y a la par salen de su escondrijo los otros dos y comienzan a bajar el camino. Inicialmente parecen un enano y un niño humano pero al llegar al puente os percatáis de que el niño tiene rasgos élficos y su rostro presenta arrugas propias de un adulto.
Mantengo mi actitud expectante. Intento disimular el desconcierto que me produce el estar cada vez más rodeado de criaturas extrañas y legendarias: primero elfos, después enanos y ahora... lo que fuera que era esa especie de elfo-enano.
Decido que lo mejor será mantenerme callado, conservar una postura firme y alerta como guardaespaldas que soy, y dejar que hablen los que saben para qué estamos aquí. Abrir la boca sería la mejor forma de demostrar mi ignorancia y meter la pata.
Al momento salen del edificio dos enanos, el que entró y otro un poco más rechoncho y entrado en años. Se acercan a vosotros con paso decidido y el segundo le tiende la mano a Wendell.
- Yo soy Dunkin Durgis, supongo que tú eres Wendell.
Wendell corresponde al saludo con su natural tono jovial.
- Efectivamente, encantado de conocerte. Permíteme que te presente a los demás, dice volviéndose hacia el grupo.
- Ellos son los emisarios: Bayal, Eirinn y la dama Rhian. Luego se gira hacia vosotros y continúa: Nathall, Mervin y Samuel.
Los elfos se descubren los rotros.
- Es un placer poder entablar relaciones con antiguos amigos pues los elfos seguimos considerándoos como tal.
Dunkin saluda con la cabeza a todos y hace una pequeña inclinación hacia Rhiann.
- Aunque de vida más corta, los enanos tenemos buena memoria en lo que concierne a amigos.
Hace un gesto a los que están al otro lado del lago para que se acerquen.
- Éste es Horan y los que se acercan son Albrius, el enano, y Drogner, el elfiano.
Cierro esta escena y pasamos a: Capítulo I: El puesto comercial