Partida Rol por web

- No os engañéis señor, no hay nada oculto detrás . No se trata de otra cosa que supercherías y rumores de taberna. Un día una vieja anda por la zona, oye un ruido y al día siguiente todo Bullas habla de fantasmas. Este es uno de esos pueblos en los que la vida de las gentes es tan gris que inventan historias en la taberna en torno a una jarra de cerveza. Igual que las inventan pueden olvidarlas...

Con las manos entrecruzadas sobre el regazo, escucho atento toda la palabrería que sale de la boca de los asistentes.

Al escuchar las palabras de fantasmas y lugares malditos, no puedo evitar poner una mano sobre mi crucifijo y acariciarlo brevemente.

No son tonterías de las que reirse y ser incrédulos. El demonio habita en la tierra y en muchos de sus habitantes, por lo que no debemos de hacer oídos sordos a esas supersticiones de las que hablan, pues algún motivo habrá.

Miro al resto de los presentes No me mueve la codicia ni el dinero, pero será un placer acercarme al lugar y ver de lo que se trata. En caso de habitar el diablo, veremos qué se puede hacer al respecto, aunque el poder de la iglesia no es infinito.

Sin duda hará falta músculo e inteligencia para enfrentarnos a esta situación, pues el pánico puede provocar reaccioner bastante desagradables en las gentes de la villa.

Pasando una mano por la frente ante la posibilidad de encontrarnos un lugar impio y maldito de los que hace mucho que no tengo que enfrentarme, provoca un poco de nerviosismo.

Creo que lo primero que deberíamos de hacer es dar una vuelta por ahí, preguntar a las gentes sobre los rumores y, con mayor información pensar en hacer una visita a ese molino.

-Claro Páter, claro. - Dice sin estar muy convencido. - El dónde y cómo lo dejo en sus manos. Ah! antes de que lo olvide, el pago por supuesto, será al finalizar el trabajo.

Poniendo los dedos de una mano sobre los dedos de la otra, los vuelvo a bajar a mi regazo

Entiendo que el pago se haga al finalizar el trabajo, y no me preocupa como ya he dicho antes, pero no todos somos iguales, y mucho me temo que necesitaremos algún adelanto para los preparativos de la empresa. La gente no habla así como así.

Enarca las cejas - Es usted un hombre duro Páter- dice dando su brazo a torcer -quizá tenga razón, con diez monedas de plata para cada uno ahora será suficiente - rebusca en uno de sus bolsillos y saca una bolsa que vacía encima de la mesita, quedando las monedas repartidas por toda la mesa entre las jarras y vasos. - Si van a la posada digan  a Jacinto que carguen sus apitanzas en mi cuenta.

Sin hacer ademán de cogerlo, miro al resto Si os place lo que nos han encomendado, recoged las monedas, haced cualquier otra pregunta que os inquiete y, por mi parte, partiría, pues si tanto ese lugar está realmente maldito, como si no, cuanto antes lo averiguemos, antes nos libraremos a estas gentes de las pesadillas que les acechan durante la noche.

El marinero alarga la mano y coge las monedas con descaro, si tenía dudas acerca de los fantasmas y las supersticiones anidaban en su cabeza, la argenteas monedas son el mejor remedio.

Pues en ese caso acepto el encargo, para una vez que puedo ganar fortuna en tierra en vez de gastarla...

¡Sabe Dios si volverá la Santa Helena a hacerse a la mar!

Con los ojos brillantes por la excitación de enfrentarnos a las supercherías del maligno en cualquiera de sus formas me incorporo y de las monedas depositadas aparto tres que recojo en mi bolsa empujando el resto al montón que el clérigo aún no ha tocado.

P-pastor, e-esta e-es mi contribu-ción a la I-glesia. Será n-nuestro guía en e-esta e-empresa y a Dios y a u-usted e-encomiendo mi alma.

Lanzo a los otros una dura mirada tratando de provocar en ellos algún gesto de solidaridad con la Santa Madre Iglesia para que dejen alguna de sus monedas.

¿Y si el Diablo tienta a los demás, Padre? -pregunté al sacerdote mientras recogía las monedas. No le conozco ciertamente más que la buena palabra que predica, la del Altísimo ¡y que nos tenga en su Gloria!, pero cualquiera de nosotros pudiera verse tentado por las fauces del Maligno en estos lances, ¡no por falta de fe!, sino por falta de recursos que usted sin duda debe conocer a través de letanía, refranes y una escrupulosa educación eclesiástica que el resto creo que no hemos recibido.

Parecía como si Alonso increpase sutilmente al párroco dudando de su competencia en la fe.

¿O es que alguna vez trató con algo semejante? Si es así le ruego que tenga la misma templanza y gracia divina para este encargo, y los ángeles de Nuestro Señor nos protejan.

En realidad, lo único que pretendía el alquimista era saber algo más de aquella persona que "lideraría" el grupo antes de aventurarse bajo sus mandatos, en estas cuestiones de misterio y algo apócrifas, al parecer.

Al ver el gesto del que se hace llamar Ínigo, sonrio mientras niego con la cabeza No os preocupeís hijos míos. Coged las monedas y, dadlas a la iglesia de la zona. Solo pido que cojaís mi parte y la guardeís por si fuera necesario más tarde.

Luego, oigo las comprensibles palabras de Alonso Entiendo vuestras dudas, pero sabed que ahora, por diversos motivos, he emprendido la dura vida de la peregrinación, pero anteriormente, en alguna ocasión, he visto la mano del Diablo y me he enfrentado a ella.

Mientras yo esté con vida, vuestras almas estarán a salvo de cualquier estratagema que nos tuviera preparada el maligno. Nos enfrentaremos a él con fe, ingenio, acero y templanza.

Con una sonrisa más amplia y alargando los brazos Pero todavía no sabemos a lo que nos vamos a enfrentar, hijos míos. Los temores guardarlos para cuando lo sepamos, si fuera menester.

-Como gustéis padre-  dice Aitor alargando la mano y cogiendo su parte y la del cura, -no os preocupéis que aqueste tesorero no sisará ni una moneda de vuestra bolsa-  y mirando sonriente a Íñigo, en absoluto intimidado por su mirada añade  -mi contribución en esta empresa parece que va a ser cargar con sus ganancias-

Don Gonzalo, podríais decirme un lugar en este pueblo donde pernoctar y también, si es que una persona de su rango conoce, donde se encuentra la taberna más frecuentada, sin duda será un buen sitio para empezar a acallar rumores.

Mira al grupo entre sorprendido y divertido al escuchar toda la retahíla del clérigo y el noble Alquimista, a  las preguntas de Iñigo, Gonzalo responde con una obviedad -El lugar para pernoctar y la taberna más frecuentada son el mismo sitio, la taberna de Jacinto, la única que hay en Bullas que además tiene hospedería y cuadra. Ni que decir tiene que es el lugar donde más se desatan las lenguas. - Dice confiado.

Si no tiene nada más que confiarnos, mi Señor -dijo Alonso-, de buena gana iría yo de inmediato a ese lugar, a ver a ese tal Jacinto, si les place a sus mercedes además.

Méndez invitaba a los presentes a partir de inmediato, pues ya había oído lo suficiente de boca de aquel pudiente hombre. Habría que comparar con aquellos cuyas lenguas están desatadas y las gentes corrientes.

¿Marchamos?

Como ya estoy levantado simplemente recojo mis cosas y armas dirigiéndome a la puerta.

E-estoy listo.

Palmeandome las pantorrilas con las palmas de las manos

Partamos, pues el tiempo apremia. digo levantandome de la silla con un poco de esfuerzo y caminando hasta la puerta. Al llegar a ella, me giro y, con una leve inclinación de cabeza me despido de Gonzalo

Ha sido un placer y espero que pronto podamos traerle buenas nuevas.

Hace una ligera reverencia, - El placer ha sido mío Páter. Y espero esas nuevas.

Uno de los criados de Gonzalo acompaña al grupo fuera de la casa.