Partida Rol por web

Al oir el relincho de mi caballo, no puedo evitar echar una mirada atrás
Mierda, tardaré horas en encontrarle. Eso si no decide ser alimento de algún depredador
Meneando la cabeza para alejar esos pensamientos, decido ir junto a Meleghost para prevenir posibles ataques sobre el delicado conjurador
Vamos amigo, ¿has detectado algo? digo mientras estoy atento a cualquier síntoma de movimiento a mi alrededor

Enfurecido por el ataque de los grandes trasgos, el bisonte trata de ensarta con sus cuernos a uno de ellos a la vez que suelta un fuerte bramido.

Por otro lado, Meleghost asiente a la pregunta del espadachín mientras mantiene la concentración focalizada en el esquivo sujeto.

-Eso creo, jovensito--comenta el conjurador ensimismado y con desgana al tiempo que avanza un poco por la senda en dirección a la granja, como si no se percatase del peligro que supone el oponente que hay más adelante.

El conjurador escudriña concienzudamente cada detalle en busca de más información.

-Parese ser que los chinos no son más que un señuelo y que nuestro verdadero enemigo aún no ha aparesido, me temo.

Cuando los trasgos comienzan a huir en desbandada, la oscuridad se arroja sobre ellos. Las incorporales garras de las almas en pena, creadas a sangre y fuego, se aferran al alma caliente de los goblinoides, tratando de recuperar un calor robado. Pero el frío del Otro Lado las apaga como cerillas mojadas, sin cubrir el vacío.

Desesperadas, las sombras vuelan tras su otra víctima, acosándola entre las ramas. La niña se mantiene alta en el cielo, como si saltara de rama em rama, pero el aterrorizado trasgo consigue driblarla en el último instante. La finta hace que el mutilado, más retrasado por la fronda, lo pierda de vista, y arremete contra uno de los asaltantes cercanos, descargando su frustración.

Entre tanto, el cuerpo del primer trasgo abatido por las sombras se consume sobre sí mismo, alzándose como una figura oscura y llorosa. Tarde ha comprendido el daño que han hecho los suyos... tarde se ha arrepentido del dolor que causó a esa familia... ahora solo le queda aferrarse a este mundo para escapar de lo que le espera al otro lado. Pero tiene que advertir a sus compañeros o ¡acabarán igual! Desesperado el espíritu parte al encuentro de los miembros de su partida, inconsciente del dolor que les causará su contacto.

Entre tanto Rianna habla a las sombras y ordena:

-Tarde han aprendido por vosotros el lugar que les espera al otro lado. Más el conocimiento a veces cambia la puerta. Si arrepentimiento es lo que desean, sea así, pues su nombre está borroso en el libro. Enviadlos a las entrañas de Faerun, que mediten sus pecados y se arrepientan por lo que os hicieron. Así podrán descansar en paz.- clama la espiritista, mientras avanza hacia los atacantes restantes.

Witzzy dispara su arco nuevamente aunque ésta vez su flecha se estrella contra la armadura del trasgo objetivo mientras Kastor ordena a sus canes acercarse para rastrear al enemigo invisible mientras se acerca hacia donde ha oído los ruidos advirtiendo a Meleghost:
¡Meleghost, detrás tuya!- le dice mientras éste se mueve hacia la granja; sin embargo éste no reacciona a tiempo y, antes de que se de cuenta un mano invisible toca su espalda causándole gran daño al tiempo que el ser oculto aparece, aprovechando el ataque para retroceder unos pasos hacia la granja. Asoith queda asombrado ante esta aparición.

Otro gran trasgo se derrumba ante el toque de Rianna, cayendo inerte sobre el suelo mientras que otros dos sufren la consunción. Junto a ellos, el bisonte acaba con la vida de otro más, aunque desaparece a los pocos segundos no por ello sin llevarse antes un par de espadazos.
Respecto al resto de los goblins, dos de ellos se acercan a Meleghost, uno de ellos listo para atacar al espadachín en cuanto se acerque al clérigo maligno.

Finalmente, el caballo de Asoith se aleja por el sendero, desapareciendo de la vista de éste.

Witzyy oye como sus compañeros han localizado al ser invisible que estaban buscando y viendo que los seres de ultratumba que ha llamado Rianna van a ser capaces de acabar con los que quedan , decide ir a ayudarles , para ello avanza por el camino mientras carga una flecha y le dice a su amiga , te dejo esos dos para tus amigos , voy a ayudarles con los otros .
En el último instante detiene su movimiento y dispara , esperando que el duro entrenamiento de tanto tiempo por fin gobierne sus movimientos y sus flechas sean certeras .

-¡Aaaaaaaaaaaaaarrrrgh!--exclama Meleghost terriblemente dolorido cuando la hiriente mano invisible lo toca a traición por la espalda, inflingiéndole un severo e inesperado castigo.

El pequeño conjurador se encuentra malherido y parece incluso necesitar del apoyo de su bastón para mantenerse en pie. Cerrando los ojos un instante e inspirando profundamente, el mago halruaano trata de sacar fuerzas de su deforme y maltrecho cuerpo.

De pronto, Meleghost abre sus extraños ojos rojos y da una pequeño paso atrás a la vez que su rostro dibuja una desagradable y maliciosa sonrisa.

-Cuando estés en el Otro Lado, recuerda que pudiste haber escapado, ja, ja, ja.

-¡Puaj!--escupe el conjurador justo antes de comenzar a recitar un poderoso sortilegio arcano que inmeditamente produce una lacerante y dolorosa ola de ácido que, al parecer, le sale también de la boca directamente hacia sus oponentes.

Rianna avanza conminando a los espíritus a obedecerla, mientras las sombras se arremolinan entre los dos trasgos restantes, con desenfreno emotivo. Sus mortales caricias arrancan el aliento de los vivos que provocaron indirectamente su caída, tratando de revertir el mal y ponerlo todo de nuevo en su lugar. La balanza del universo es tan cruel como insensible...

Los trasgos, más preocupados por su propia integridad que por la clériga que se une al combate, se defienden como pueden de los entes preternaturales, demasiado exaltados como para erigir una defensa adecuada. Aunque el debilitado trasgo de fondo no puede evitar que el hsitérico mutilado le robe unas hebras más de precaria salud.

Sorprendido por el rápido ataque y el grito de Meleghost, avanzo rápido por el lado contrario al que avanza el enano, con el fin de dividir su atención.
Con agilidad y rapidez me muevo lanzando una estocada al cuello de uno de los trasgos, haciendo que la sangre mane a borbotones.

La flecha de Witzzy se clava en el hombro del clérigo causándole gran daño mientras Meleghost conjura un cono de ácido que acaba brutalmente con la vida de los tres grandes trasgos restantes, dejando a Kastor y Asoith de pie a su lado sin tiempo para atacar; debido a lo cual se ven obligados a dirigirse hacia la otra zona de combate, aunque parece totalmente solventada.

Rianna se mueve con lentitud a través de la maleza mientras sus sombras llevan a cabo el horrendo encargo, reduciendo a nada la fuerza vital de los grandes trasgos. Sin embargo algo parece ir mal, una sombra se libera de las redes que la sujetaban al mundo de los vivos y otra, al liberarse su compañera que la mantenía sujeta a la voluntad de la clérigo queda libre para hacer lo que tenga a bien.

Uno de los trasgos, el que más ha sufrido la consunción, ve con sorpresa desaparecer a la sombra y decide que no va a dejarse morir, por lo que se retira dejándose caer por el pequeño precipicio en su intento de alejarse. El otro, al ver la futilidad de intentar atravesar a sus enemigos no corpóreos se dirige ahora a Rianna, aunque su espada rebota con la enorme armadura negra.

Kastor, movido por su odio a los grandes trasgos atraviesa, o más bien, destroza la maleza a su paso. Con presteza llega junto al trasgo para tratar de acabar con él cuando se le presente la opción. Enarbola su hacha aprovechando el acoso de la sombra del otro lado del gran trasgo, sin embargo la precipitación no le permite atravesar la cota de mallas.

Witzzy al ver caer a los últimos enemigos de este lado , decide deshacer el camino andado y al ver que uno de los trasgos escapa , va colocando una flecha en su arco para acabar con él de una vez . Sin casi detenerse y con la practica que da el perseguir a otras presas y hostigarlas hasta llevarlas a la muerte suelta la flecha decidida a acabar con el trasgo .

Pero de nuevo la precipitación juega en contra de la joven arquera haciendo errar el tiro y no solo eso sino haciendo que la flecha se enrede en la cuerda , haciendole perder un tiempo precioso en liberarla .

Lenta y pesadamente, Meleghost se aproxima en busca de la protección más cercana al tiempo que saca un pequeño vial de su cinto y se lo bebe. De inmediato, el conjurador parece mejorar su estado, aunque aún se le ve más débil y frágil de lo habitual.

-¡Casi no lo cuento! ¡Casi no lo cuento!--le comenta a los perros de Kastor como si pudieran entenderle antes de volver a quejarse de Witzzy--¡Olé con la elfica! Nena, mira a ver si ya no te acuerdas de cómo se utilisa el arco...