Partida Rol por web

"Quickly, now, run through the hole and grab everything valuable that isn't bolted down: the thought of the Sackville-Bagginses getting a hold of my things makes me sick, and anyway, I'll be broke if we don't pile up some of this loot before we go."

Mientras las centenarias piedras resonaban al caer chocando contra los bordes del acantilado, Wittzy utilizó su arco para con un par de certeros disparos atravesar la cabeza de los únicos trasgos que quedaban con vida, sobre las torres del otro lado. La elfa no había tenido mucha suerte disparando a los goblins últimamente, pero inmersa en una mezcla de emociones al haber conseguido su propósito mas haber perdido a un compañero en el intento había desarrollado un odio importante hacia esta raza. Leía sus movimientos como antes hiciera con los orcos, la cacería había comenzado y no se detendría hasta acabar con la amenaza de la Horda de la Mano Roja.

Esta vez las criaturas extraplanarias convocadas por el druida habían aprovechado las grietas del día anterior para incrementar los daños. La repentina sacudida que anunciaba el inminente derrumbe había pillado a Asoith y Kastor combatiendo con los últimos guerreros en las escaleras de las torres. El espadachín había tenido que arrastrar al enano hacia terreno firme para evitar que se uniese a su oponente en una dolorosa caída. Ambos respiraron aliviados.

El dragón no había hecho acto de presencia, probablemente muy debilitado por los ataques de los espectros del día anterior, pero sí que se había asegurado de que los grandes trasgos que quedaban guardando el paso serían una amenaza para el grupo. Rianna no se esperaba la presencia de sacerdotes entre el enemigo y menos que fuesen capaces de mantener a raya a los espíritus que la acompañaban ansiando la venganza ante los causantes de su muerte.  De no ser por la colaboración de aquel anciano mago y sus diversas esferas de fuego que derribaron a uno de los clérigos  y  al arquero que lo acompañaba era bastante probable que la estrategia de la Horda hubiese terminado con la vida de alguno de los aventureros.

El campamento de los trasgos aún se erigía al otro lado, vacío y en silencio y los tejados desgarrados  en la zona opuesta recordaban el lugar donde el dragón solía vigilar las cercanías del puente. No había ni rastro de él, pero si del mago humano que había aparecido a sus espaldas, como surgido de la nada. Todos habían sufrido los ataques de los centinelas de las torres, y pese que Kastor y Asoith estaban demasiado heridos para seguir luchando por mucho tiempo, nadie bajo la guardia hasta saber quién era ese extraño.

Extrañamente te viene a la mente una historia escuchada meses atrás a un bardo errante en el camino. Era la historia de uno de los dragones más poderosos que habían vivido en el continente. Ese dragón era capaz no sólo de volar y escupir fuego, sino que además se convertía en humano a voluntad para investigar las defensas de las ciudades antes de atacarlas.

Respirando fatigando, mi pecho sube y bajo a un ritmo todavía elevado debido a la adrenalina descargada tanto en la torre como en la huida de la misma, una vez que el puente se había derrumbado.

Con el enano todavía cogido de la pechera, miro a ver si se encuentra en condiciones de enfrentarse a esta nueva ameneza.

Goteando todavía sangre de trasgo, me enfrento al nuevo enemigo ¿o amigo? ¿y tú se puede saber quién eres y por qué nos has ayudado?

La sirivente de Yergal apareció contoneando sus caderas a pesar de las heridas que marcaban su pálida piel y se colocó junto a su compañero Asotih, una mano en el hombro del guerrero, la otra sosteniendo su guadaña aunque más bien parecía estar reposando el dolorido brazo en su arma.

Sus ojos, aún brillantes por el éxtasis de la batalla y el esfuerzo de ayudar a las almas desorientadas a encontrar su camino, se posaron en el desconocido que se había unido a su lucha.

Saludos, venerable. cuando la segunda palabra atravesó sus carnosos labios, parecia portar un tono claramente diferente; no era respeto, tampoco era desconfianza, al parecer Rianna prefería no aclarar más. Es de agradecer tu participación en esta lucha aunque quizá quisieras primeramente presentarte y explicarnos tanto tu presencia en este lugar como el motivo para involucrarte en conflictos ajenos.

Los ojos de Rianna parecían querer tratar de penetrar en el nuevo personaje, ¿quizá tratando de leer si su nombre se estaba escribiendo en la Lista Interminable?

Lis se acercó también al recién llegado a paso ligero, había escuchado el bramido de Cornudo, pero había tardado en entender la razón hasta que había visto a aquel hombre luchando contra los goblins. Cuando se acercó fue mucho menos reservado que sus compañeros, y con su perenne sonrisa sacudió efusivamente la mano del recién llegado.

- No sé quien eres amigo, pero tu llegada ha sido una bendición de la Madre. Ayer perdimos a uno de los nuestros luchando contra esta banda de sabandijas, y no sé si hoy hubiese podido caer algún otro de no ser por tu oportuna llegada. Mi nombre es Lis, y te agradezco muchísimo tu ayuda. Y ahora si me disculpas.

Y con la misma velocidad y efusividad que había mostrado con el recién llegado, se acercó a Cornudo y le dio una orden, alejándose ambos a continuación. Buscaban algo... 

No encuentras rasto de Meleghost en este lado del puente. Cornudo no detecta su olor, ni siquiera en el lugar donde murió y donde, tras el paso del dragón, ha desaparecido toda la vegetación.

El enano respiro profundamente y se mantuvo firme en el camino, empuñando ambas hachas y mirando al recién llegado con recelo - Si. Gracias por la ayuda - afirmó concierto retintín - Solo queda saber porque lo habeis hecho - añadió con su habitual franqueza sin amagar guardar sus armas

- Podemos confiar en vos? - se preguntó antes de darse cuenta por donde había venido el desconocido - Y que habeis hecho con mis perros? - elevó el tono de voz aferrando aún más fuerte las hachas y acercándose al lanza-fuego sin analizar sus propias heridas

Witzzy noto algo extraño , algo que solo notaba cuando la ira se apoderaba de ella , su razón se desboco y el recuerdo del extraño mago la acecho en el fondo de su mente , clamando venganza , un grito que solo ella parecia escuchar y que viejos clamores aumentaban .

Sin preocuparse de la extraña ayuda recibida busco el primer cadáver de goblin que encontró y poseída por la ira y la rabia arrojo su arco al suelo sacando su macabra hacha de mano presta a realizar su macabro ritual , sin saber por que sus manos rajaron al ser y como si de un maldito orco se tratase arranco vísceras , y carne que arrojo por el suelo .

La ira como tantas otras veces se calmo y el dolor exploto en un silencioso sollozo que poco a poco calmo el dolor y la consciencia poco a poco volvió a invadir a la elfa .

Sumido todavía en el frenesí del combate, Máraster se vio sorprendido por la extraña bienvenida de aquel variopinto grupo, especialmente cuando el pálido jovenzuelo le estrechó con fuerza la mano para luego darse la vuelta y marcharse igual de rápido. Sin duda, se trataba de la misma compañía que le habían descrito al detalle en Transbordador de Drellin hacía unos días. La exuberante mujer que tanta sensualidad rebosaba era la mejor prueba. Sin embargo, no había ni rastro del viejo conjurador halruaano... Quizás estuviera equivocado. ¡Ojalá! Porque, muy a su pesar, y según lo que acaba de escuchar, lamentablemente Meleghost podría haber muerto.

-¡No, no, no y no! No he hecho todo este esfuerzo en balde--meditó en silencio el ardiente arcanista de la túnica azulada mientras se esforzaba por mostrarse sereno.

Bajando la varita mágica para evitar tensiones innecesarias, el mago iluskano asintió con la cabeza un par de veces, mientras seguía contemplando la derruida construcción enana, antes de contestar:

-Máraster, ése es mi nombre. Vengo desde muy lejos en busca de respuestas complejas, pero por el camino me he encontrado a un hatajo de insensatos haciendo frente a toda una horda de trasgos. Al menos por lo que pude sacar de aquel pergamino estropeado en la Torre de Vraath...

Justo en ese momento, Kastor mencionó a los perros que hacían guardia junto al carromato. El hasta ahora orgulloso semblante del mago enrojeció avergonzado de manera repentina.

-Lo siento de veras. Ha sido un... trágico accidente. Mi Señora Lurúe sabe bien que sólo me defendí de ellos. De hecho quise reanimar al pobre animal, pero no hubo remedio. El otro corrió mejor suerte al salir despavorido.

Las palabras de aquel individuo, al parecer no tan viejo como os imaginasteis en un primer momento, parecían estar cargadas de una tristeza sincera.

Lis volvió rápidamente, a tiempo para ver la tensión que se estaba creando en el grupo.

- Se han llevado el cuerpo de Meleghost, Cornudo no puede detectar su olor -anunció rápidamente al grupo, antes de girarse rápidamente para susurrar algo al oído del enano.

- Sabes que yo no diferencio entre animales y humanos, aprecio a ambos por igual, y tu dolor es mi dolor por la muerte de tu compañero, pero por favor, no dejes que te pueda la ira y espera a que averigüemos si dice la verdad. Por el momento nos ha ayudado, y es una buena señal.

Después, lanzó una mirada a Rianna y cuando captó la atención de esta giró los ojos un instante hacia el enano, para después moverse rápidamente de nuevo y acercarse a Witzzy.

Pacientemente esperó tras ella a que el estallido de furia terminase, despedazando aquel cadáver. Cuando esta se giró, satisfecha, el druida dio dos pasos y sin decir absolutamente nada la abrazó con fuerza, manteniendo el abrazo unos segundos hasta que ella hizo un gesto para soltarse. Después la miró a los ojos y sonrió, con esa risa franca que tenía, ese rostro cuasi-infantil y aparentemente inocente y sincero, pero con aquellos ojos extrañamente profundos.

- La muerte es importante para los que se quedan, pero no para los que se van. Los añoramos porque nos dejan solos, pero ellos no echan de menos esta vida porque van a donde estaban destinados a ir. Esta existencia no es más que un preámbulo muy corto para que podamos decidir donde continuaremos nuestra verdadera vida. Al menos para casi todos, y si para Meleghost no fuese así, Rianna lo sabría. Echa de menos al viejo mago si lo necesitas, pero no llores por él ni sientas rabia porque él no llora ni siente rabia por su propia muerte.

Rianna movió la mano del hombro Asoith, en un movimiento que casi parecía una caricia, y la levantó, con la palma hacia Kastor.

Compañero, todos tenemos nuestro nombre escrito en el Libro de Yergal, incluido nuestros compañeros animales. Incluso su bello rostro se giró para mirar al mago de nuevo, observando su rostro fijamente incluso los dragones y hacia ese cobarde verde que marchó volando es hacia quien tienes que enfocar tu furia por Rojo o Negro.

De hecho añadió de nuevo hacia el enano estoy seguro que Lis y Witzzy estarán más que dispuesto de salir a buscar al que salvó la vida y yo misma me aseguraré que el otro esté esperandote cuando llegue el momento en que la Lista del Último Nombramiento se vea honrada con tu nombre en ella.

Su mano volvió a posarse suavemente en el hombro de Asoith y se dirigió finalmente hacia el anciano mago. Pero, venerable, aún no nos habeis dicho qué hacíais aquí y por qué os inmiscuisteis en la batalla.

Los silenciosos sollozos cesaron en el abrazo del joven , con la rabia borrada de los ojos de la joven elfa por las lagrimas , la tranquilidad volvió y las palabras del druida acabaron lo que el llanto comenzó .

Gracias , susurro de forma sincera Witzzy . No lloro por el viejo cascarrabias , por su partida ni por los muchos fantasmas que me siguen , ni por las muertes que seres que no deberian nacer han causado ,... , lloro por mi y por el macabro placer que siento al destripar a estos seres , por la furia que me invade y me impulsa a destrozar sus cuerpos ... los elfos aprenden que la vida de otros seres es corta y que todo lo que nace ha de morir . La joven hizo una pausa buscando hacer comprender al druida que el dolor no es por los muertos sino por sus accesos de ira y por la fiebre destructora que la invaden .

Es dificil de explicar , saber que tus actos no son mejores que los suyos , pero hay algo dentro de ti que te nubla la capacidad de determinar que esta bien o mal , que solo ves que seres despreciables no merecen reposar enteros sobre la tierra , que merecen que los cuervos se coman sus entrañas , que no sean parte de la tierra y sus plantas ... se merecen que sus almas sean borradas eternamente del libro ese de Rianna , que jamas alcancen descanso y sean por siempre esclavas de ella . Pero el placer como todo es efimero y siempre deja el resabor del dolor , que debe salir para no quemarte por dentro . Con estas palabras la joven termino su explicación , larga para lo que acostumbra a hablar , pero concreta como ella es .

De repente la cara volvió a su normal expresión ... vayamos a ver quien es el de los fuegos artificiales , le dijo al semidesnudo joven .

El comentario del adolescente confirmó los peores temores de Máraster. El viejo escupe-ácido debía haber sucumbido en la feroz batalla por el puente.

-Meleghost era... bueno, digamos que era conocido mío--contestó el afectado arcanista de Aguasprofundas--Y sí os he contestado, vine en busca de respuestas complejas. El conjurador me debía más de una y tenía pensado proponerle un trato justo con cierto estudio por su parte para saldar la deuda. En cualquier caso, parece que al final se ha ido todo al garete.

-Os ayudé porque entendí que era lo correcto. No tenéis que agradecerme nada. No hubiera esperado menos de vosotros en la misma situación. ¿O acaso iba a ponerme del lado de los trasgos?

Al ver que todos están reunidos alrededor del viejo, hago un gesto con la cabeza antes de darme la vuelta y encaminarme hacia uno de los trasgos. Esta claro que poco me importaba el viejo asqueroso, y otro tanto le pasa a este nuevo. Si nos ha ayudado, mejor para nosotros, solo espero que no pretenda que le demos una mierda de lo que consigamos.

Una vez allí, me agacho y, cogiéndole de la pechera limpio mis armas antes de enfundarlas y comenzar a registrar uno a uno todos los cadáveres. De forma metódica, voy amontonando las cosaa que me parecen de valor, desechando las viejas armas y armaduras y aquellas baratijas que no valen nada.

Finalizada la tarea, me acerco al abismo, mirando hacia la torre desde la que nos atacó el dragón. Permanezco varios segundos mirando en aquella dirección. Acto seguido compruebo la profunidad del abismo antes de girarme de nuevo hacia mis compañeros.

Si habéis acabado, creo que sería conveniente registrar las torres, así como ir al otro lado para ver si tenían alguna otra cosa importante, como órdenes, mapas o cosas por el estilo Seguro que ese dragón debía de guardar un suculento tesoro, y no estoy dispuesto a dejarlo a la escoria de ejército que se acerca.

Lamentablemente para los compañeros, la mayor parte de los cuerpos habían caído al abismo al derruir el puente por lo que Asoith únicamente es capaz de reunir las armaduras, espadas y arcos de un par de vigías, una poción firmemente sujeta por la mano cercenada del propietario y varios cubos de cuero utilizados por los hobgoblins en la recostrucción.

Las palabras del mago, del nuevo mago, dejaron a Kastor sin palabras - Que tu que? - preguntó mientras aferraba sus hachas con mas fuerzas y se preparaba para lanzarse sobre el sin analizar las consecuencias. Solo las palabras del pequeño desharrapado en un principio, y las posteriores de la sacerdotisa evitaron que el mago se convirtiera en restos-de-mago en un santiamén

Con todo, para "el hachero" resultó difícil mantener la vista fija en el desconocido sin pensar en partirlo en trozos del tamaño de un puño. Sabía que podía hacerlo con sus hachas y la tentación se mantuvo, constante.

Conteniendo la voz, tratando de no escupir su bronca atinó a preguntar - El rojo o el negro? Cual matasteis? - El resto de los temas se habían vuelto poco importantes. Sus heridas, el botín, las torres, el viejo escupe-ácido e incluso el dragón. Para Kastor nada era tan importante como saber cual de sus compañeros perrunos aún vivía

Sopesando las palabras del hechicero, Rianna habló. No seríais el primer hechicero que decide vender sus artes al mejor postor, aunque se trate de una diosa malvada que después no se preocupará de su alma.

Por no hablar, continuó que no explica de qué conocías al viejo Meleghost y cómo has conseguido encontrarnos. miró entonces al enano preguntar por cuál era el animal superviviente y asintió en su dirección con una leve sonrisa al ver que había conseguido calmarse.

Entonces, se gira hacia Asoith que estaba pensando ya en el siguiente paso de su viaje. Asoith, compañero, habrá que revisar la zona por si existe algún paso de cabreros que descienda el abismo y lo suba por el otro lado porque, si no, quizá tengamos que recorrer cientos de millas para encontrar otro paso utilizable. Al menos, esa era la idea que teníamos al derribar el puente.

Rascándome la cabeza, un tanto contrariado por la situación, me giro hacia Rianna No creo que eso sea conveniente. Tardaríamos días en buscar un sitio por el que pasar al otro lado, y no me gustaría toparme de morros con ese ejército de asquerosas bestias malolientes. Debería de haber otra forma

Asoith , tenemos cosa mas urgentes que hacer que cruzar , os recuerdo que segun lo que encontramos en la torre esto no hace sino provocar un retraso . Dijo la elfa ya calmada de su ataque de ira .

Lo siento Kastor , pero debemos llevar el carro al pueblo y ver que se han tomado el aviso de Lis en serio . Ya se que no te compensara , pero te comprare los dos perros mas hermosos que encontremos para que los entrenes , eso si espero que les gusten las entrañas de trasgos por que espero que tengan muchas para comer . Termino en lo que parecio ser una especie de broma .

En cuanto a ti ... dijo mirando al nuevo humano , mi nombre es Witzzy y si no eres de ellos gracias , pero ya has visto los que les pasa ... así que tu mismo .