.-Los meritocratas. Ellos no nos han condenado a muerte a diferencia del resto de países. En el nuevo Imperio no importara lo que hayamos hecho. No vais a llegar a informar al general Mediev-.
.-Otra razón para detener esta conspiración. Los que son como vosotros nunca aceptan vivir en paz. Seguiréis matando como lo seguís haciendo. Es vuestra naturaleza como en la fabula del escorpión-.
- ¿Y si os damos un dinerillo para que nos dejéis pasar y si nos hemos visto no nos acordamos?
.-Ja, ja. Interesante-. Parece divertido.
.-Vale. Por trecientas monedas de plata os dejaremos seguir vuestro camino. Cien monedas de plata por cada uno de vosotros-.
- Permitidnos que lo dialoguemos a solas entre nosotros. Es un precio alto, no cabe duda... - Hago gestos a Deber y a Undina para que hablemos en privado (y si hay alguien más en el grupo que ellos dos que también se junte en la reunión privada momentánea).
- Venid, compañeros, venid, que vuestra opinión me interesa - les digo sin ironias.
.-Son hombres de aspecto muy duro, y estas herido. Entiendo porque quieres hacer el trato. Ahora nuestra prioridad es informar al general-.
.-Estos diablillos seguirán matando a personas indefensas. ¿Qué pensaran de ti las autoridades imperiales si se enteran de que les pagaste para escapar? No se que pensar de esto. No se de lo que pueden ser capaces. Pueden ser guerreros peligrosos o torpes con una apariencia dura. No es fácil saber que debemos hacer-.
- Hagamos una cosa. Si estamos TODOS dispuestos a pagar el dinero que nos piden, lo pagaremos; si no, vamos a por sangre. Así pues, os pregunto, Deber, Undina, ¿vamos a pagarles? Yo estoy dispuesto si los demás queréis...
.-Yo tengo el contrato de mercenario. No tengo dinero efectivo encima. Eso saldría de la recompensa que te dio Dignar el conde de Aquerlik. Tu decides-.
.-Yo llevo veinte monedas de plata. No es mucho, pero podría ayudar a pagar el precio-.
- Pues sí que estamos con poco dinero, amigos, y no lo digo por quereros ofender... y no estoy dispuesto a darles la recompensa que tengo en mi poder entregada por un general... pues vamos al ataque sin más contemplaciones, con una estrategia. Undina, voy a acercarme al enemigo fingiendo que le voy a dar el dinero, y le voy a atacar por sorpresa. Cuando ataque yo, tu ataca también. Deber, quédate en la retaguardia. ¿Vamos allá, amigos?
¿A cual de los dos te acercaras? Puedes rolear el hecho de acercarte.
Me acerco más a Tibilis porque le creo el más cruel de los dos y el que más merece morir. Suerte que, al menos segun parece, no saben leerme la mente.
Actuo así: abro mi mochila llena de monedas de plata y les digo:
- Mirad, bonito dinero. Tu - señalo a Tibilis, - ven y recoge tu parte.
Mi intención es de que, cuando esté distraido cogiendo dinero, yo le ataque por las malas con mi espada.
El tiempo nunca se para...
FIN DE ESCENA CONTINUAMOS EN OTRA.