Trabajó en la construcción de la alianza con los ogros, usando sus conocimientos para favorecer esta relación. Fue denominado uno de los más grandes historiadores y biólogos. Entre sus muchas aportaciones al campo de la ciencia estuvo el estudio y cultivo del hongo traído desde el otro mundo.
Muchos siglos después sus textos seguirían mencionándose en conversaciones de intelectuales e incluso en charlas de posada.
Se comió muchos dracónidos. Después de eso durmió. Al despertar se comió otros muchos dracónidos y se volvió a dormir. Así sucesivamente.
Aun a pesar de tener la vida resuelta económicamente por sus servicios al Imperio, se dedicó a las aventuras. Fue de un lado a otro y nunca se estableció en ningún sitio. Sus aventuras fueron recordadas por los trovadores. Una figura mítica como los héroes de antaño.
Abandonó el Imperio, en dirección hacia el este. Desapareció mucho más lejos del mundo conocido. Hay leyendas que se escuchan como historias para asustar a los niños. Una bestia en el este, tan terrible y poderosa que puede destruir ciudades con su rabia. Un lupino con un poder como nunca jamás se escucho antes...
Hay reinos al este, Imperios, ciudades, tal vez no humanos, pero ellos ya conocen la rabia y el horror infinitos, hasta el punto de que se entremezclan las historias de criaturas lupinas con historias de demonios y monstruos mitológicos.
Dedico su vida a la cerveza, los combates de taberna y las fiestas. Su vida puede resumirse con esa frase.
Con el tiempo acabaría por convertirse en un gran general. Para su desgracia toda su habilidad y capacidades fueron poco útiles en el tiempo de paz que seguiría a la invasión dracónida.
Abandonó la legión. Tuvo una media docena de hijos y llevó una vida tranquila con trabajos humildes. Murió acompañado por decenas de nietos. Todos estuvieron de acuerdo en que fue una gran persona y un hombre familiar y noble.
La fama adquirida en combate le sentó mal y se volcó en la bebida. Fue conocido como un alcohólico conflictivo y con problemas con la ley. Paso buena parte de su vida en malas condiciones hasta encontrar un objetivo vital. Se reformo y fue dando charlas sobre el alcohol en por las ciudades del imperio para ayudar a personas en problemas de exclusión.
Hubo gente que quiso juzgarla por el uso de la magia negra, y otros que defendieron su papel tanto en el Desfiladero de la Muerte como en los acontecimientos anteriores. Resolviendo las dudas de todos huyendo antes de que llegaran a una conclusión. Actualmente se encuentra en paradero desconocido.
Quisieron nombrarle rey del Imperio, concederle todos los honores. Las damas más notables quisieron que se casara con ellas a pesar de su elevada edad, sin embargo, el humildemente rechazo todos esos honores. Dijo que aquel no era ni el mundo que había conocido ni su imperio. Sentía que debía dejar paso a los jóvenes y que su vida pública debía acabar.
Finalmente acepto un puesto como juez en la capital, y se dedico a resolver cuestiones de justicia durante muchos años. Era tan grande su nombre, que un criminal podía sentirse honrado porque fuera el mismo Ombra Oculta que el que le declarase culpable.
¿Y Arborius?
Eso debería decidirlo el mismo
Arborius se fué a una posada y, con su dinero ahorrado, se tomó unos 15 dias sabáticos jugando a cartas con aldeanos, gozando un poco de la vida y intentando simpatizar con mujeres, procurando olvidarse de todo un poco.
Terminados estos 15 dias sabáticos se marchó de la posada y no se sabe qué le pasó entonces, salvo que él sigue teniendo sed de aventuras. Pero sólo el destino sabe si volverá a la senda de la aventura algun dia...
Y esta fue la historia de la "Invasión Dracónida" en la que unos héroes en situación desesperada y ante circunstancias adversas fueron capaces de cambiar el curso de la historia. Las futuras generaciones hablarían mucho, dudarían de veracidad de lo aquí narrado. Tal vez en los tiempos en los que la humanidad no está en peligro constante no dejan lugar a esta clase de protagonistas, y a sus actos de heroísmo.
Con el tiempo la historia se fue difuminando. Las pruebas de lo sucedido se perdieron, los manuscritos se volvieron difíciles de traducir, y las viejas estatuas se corroyeron. No quedo historia. ¡Pero si leyenda!
FIN