Partida Rol por web

Zook y Bharash

Pekala se giró cuando vio acercarse al enorme draconido hasta ella. Esta se encontraba en el puesto de mando erguida y orgullosa mirando al frente, hacia donde se dirigían. Aun portaba la lanza en la mano sobre la que se apoyaba. Calmadamente escuchó la petición de Bharash y su tranquilidad no se vio alterada cuando el gnomo apareció solicitando lo mismo, aunque algo más efusivamente. Primero miró a uno y luego a otro.

- Actualmente se encuentra en una celda en la bodega de la nave. Os recomendaría que reconsideraseis vuestra propuesta. – Entonces los volvió a mirar a los dos – Pero imagino que poco puedo hacer por haceros cambiar de opinión. ¡Ajmat! –

Al grito de aquel nombre, un hombre rubio, de barba recortada y fuertes brazos s e acercó corriendo. Llevaba puesta la armadura de soldado y la espada y escudo guardados a su espalda. Este se plantó frente a la guerrera y mantuvo una posición de firmes. Entonces, Pekala habló en aquel extraño idioma a lo que el hombre miró a los dos aventureros y asintió. Entonces la mujer se volvió a dirigir a Bharash y Zook

- Ajmat os acompañará hasta abajo para que no os pongan impedimentos. Pero si considera que es necesario, os sacará de allí. ¡Ah! Una última cosa… Os recomiendo estar aquí arriba cuando lleguemos la ciudad, su vista es digna de verse –

A pesar de la máscara, podían apostar a que Pekala estaba sonriendo.

Sin más, el soldado les hizo un gesto para que lo siguieran y descendieron a la bodega donde estaba la joven. La luz desapareció de golpe y la oscuridad les invadió, solo combatida por pequeños candiles que apenas permitían adivinar las formas de las cajas y soldados que allí se encontraban. Anduvieron todo el camino en silencio, bajo las miradas escrutadoras de los que abajo se encontraban mientras recorrían todo lo largo que era la embarcación. Al fondo, un soldado apostado se encontraba entre ellos y la cautiva.

Ajmat habló con el soldado que os miró entre sorprendido y disgustado, pero sin preámbulos se apartó dejándoos ver a la joven. Estaba sentada en el suelo, con la cabeza hundida entre las rodillas, con el pelo cayéndole hacia delante sin dejar que le vierais el rostro. A primera vista no parecía herida, pero era difícil decirlo con tanta oscuridad. Ajmat no dijo nada, solo se quedó un pasos atrás y os dejó que hablarais con ella

Su intención era hacer compañia a la prisionera. Con su hermana no se lo habían permitido. Solo unos breves momentos robados. Lo cual le hacia sufrir al imaginar la soledad a la que encima le habían sometido antes de su ejecución. No quería que pasara lo mismo con aquella joven desconocida.

Así que cuando Zook se ofreció también para ir soltó un gruñido bajo, pero no replicó. Descendieron hacia la bodega - Intenta no hacer preguntas molestas. Piensa en como te sentirias tú si estuvieras en su lugar - fue el consejo pausado que le dió al gnomo antes de  quedarse un par de pasos atrás, con los brazos cruzados bajo su musculoso pecho

Mientras bajo no puedo evitar tener un mogollon de preguntas en mi mente ... hast que el draconiano comento a decir cosas no con mucho sentido ...

Intenta no hacer preguntas molestas. Piensa en como te sentirias tú si estuvieras en su lugar -

-Quien te ha dicho que no he estado en esa situacion ... bueno nunca he estado en un barco en una epoca antigua llendo a una ciudad destruida por los dioses en el pasado, y con la posibilidad de descubrir los grandes obras del pasado, pero encerrado y que he estado ... muchas veces, pero no se porque, siempre me metian despues de un par de horas en un pueblo descubriendo e investigamdo, pero no hice nada, tal vez demostre que el lider robaba al pueblo, los sacrificios de doncellas por el sacerdote, el envenenamiento de un diplomatico ... no se porque me encerraron tras descubrir cosas tna interesante ... quien sabe jejeje - 

Cuando estuvimos solos, me acerque a donde estaba la chica y sin hacer nada malo, le pase un poco de comida de la que nos habian dado arriba o habiamos recogido.

- Imagino que tienes algo de hambre ... toma, esta muy rico - en ese momento cojo un poco de lo mismo que le he lanzado y comienzo a morderlo - Me cuentas quien eres? - espero su respuesta , con tranquilidad, para despues eguir preguntandole - Dime que hacias en ese escondite de magos? de verdad nos habeis invocado, cuentame de ti y tu gente, porque nos habeis invocado? - le hago las preguntas con tranquildiad y esperando su respuesta - que me puedes decir de estos ... seres metalicos que te has puesto presa ... sabes donde estas? - sigo esperando respuestas para seguir preguntando - Cuentame, quiero saber tu historia y cuanto mas sepa tal vez podamos ayudarte mejor ... no te quiero hacer daño y aunque me golpeaste estoy seguro que fue mas el susto a que me quisieras hacer daño ... asi que cuentame todo, porque estabas alli, porque estamos aqui y quienes sois y quienes son estas gente ... -

El guerrero escuchó con atención todo lo que Theodan relató. Podía entender cómo se había sentido con la pérdida de su esposa. Nunca era fácil perder a alguien antes de tiempo. Pero al menos aún tenía a su hija y ella le tenía a él. Y no sólo eso, sino que habían tenido la suerte de ser transportados juntos.

 -Por mi parte he sufrido una suerte similar a la vuestra. Cuando me eché a dormir estaba en una posada. Después... Estaba aquí. Y es todo lo que sé, me temo.

Afortunadamente el barco estaba entrando en el cauce de un río. La ciudad a la que se dirigían no podía estar muy lejos ya. Y eso significaba que pronto empezarían a tener respuestas.

 -Al menos vosotros tuvisteis la fortuna de llegar juntos.

Que era curioso si se pensaba, ¿cómo lo habrían conseguido? Si tenía en cuenta que él había aparecido con lo puesto, el pijama y el colgante familiar, quizás era que Theodan y Masae habían estado durmiendo abrazados y por eso habían llegado los dos a la isla. O quizás el destino no era tan cruel como para separar a un padre y a su hija pequeña. Fuera como fuese, Erik tenía una cosa muy clara.

 -Parece que nos acercamos a nuestro destino. Por si acaso la zona no fuera segura, Masae y tú permaneced cerca de mí. Os mantendré a salvo.

La voz de Pekala le distrajo un momento haciéndole mirar a la zona de donde provenía. Vio a un enorme dracónido y a un pequeño gnomo hablando con la guerrera y luego bajando al interior del barco. Ahora, qué propósito tenían eso ya lo desconocía. Pero tampoco parecía algo especialmente importante, al menos para él.

Zook lanzó un trozo de comida cerca de la joven mientras mordía otro trozo para que ella viera que no había peligro. Sin embargo, la joven apenas levantó levemente la cabeza, miró triste auqel pedazo de comida, y volvía a hundir la cabeza entre las piernas.

No dispuesto a rendirse, el gnomo hizo su primera pregunta, la preguntó quien era. Sin embargo, al respuesta volvió a ser el más absoluto silencio. A su lado, Bharash se sentía destrozado al verla tan derrumbada. No podía imaginar como una pequeña criatura como ella podía ser un peligro o merecedora de ningún castigo.

Zook, sin embargo, no se rindió y entonces la preguntó si le podía contar algo sobre sobre sus captores. Entonces alzó la cabeza y solo dijo dos palabras.

- Sidia Gen’nama –

El mago no lo entendió, pero el soldado detrás de él soltó una ligera carcajada.

Pero la tenacidad de Zook era legendaria y no estaba dispuesto a no sacar nada de información por lo que ya directamente sobre por qué les había invocado y por su historia. Esta vez, sin embargo, si alzó la cabeza y le lanzó una mirada desafiante.

- Senha t’gama. Yo no invocar. Ellos invocar. Tlheshe dor goraman. Yo intentar…. Boshet –

Parece que la última palabra se le atraganta, pero empieza a hacer gestos como de cortar algo.

- Vete… tu no poder… ayudar mi–

Y volvió a su mutismo. Entonces uno de los que habían aparecido con vosotros, un joven semi-elfo, llegó corriendo hasta donde estábais.

- Me ha mandado a buscaro Pekala. Estamos llegando a... donde sea que estemos llendo. -

Y tras decir esto volvió corriendo arriba.

Theodan asintió y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro.

- Te tomaré la palabra y permaneceremos cerca de ti si tienes a bien. Te lo agradezco de veras –

De pronto llegó Masae corriendo con una sonrisa en la boca.

- Dicen que estamos llegando. ¡Estamos llegando! –

No sabían a donde estaban llegando realmente, pero estaba a punto de averiguarlo. Sus miradas se desviaron hacia delante. A pesar del horror y lo extraño de todo, una ligera punzada de expectación nació en sus corazones.

Veo como no conseguiría nada si que decidí dejarlo algo más d comida- tranquila tengo curiosidad y intentare ayudarte .- decidido y sin saber que hacer ascenso para ve nuestro destino 

Barash se pegó a la pared para dejar que el gnomo ascendiera hasta cubierta. Su respiración era pausada pero espesa. No quería ver como llegaban a su destino, quería... no sabia muy bien lo que quería, pero era algo que emanaba de su interior y le obligaba a permanecer allí 

-Sabeis lo que significa  Sidia Gen’nama ​​​?- preguntó al soldado antes de acercarse a los barrotes y sentarse en el suelo. Esperó a que la joven lo mirase para hablarle 

- No estas sola - y sus ojos sonrieron para acompañar sus palabras.

Las embarcaciones se movían con ritmo lento pero seguro por las aguas de aquel ancho río. Hacía ya un tiempo que habían dejado el mar sin fin detrás y los árboles y arbustos se agolpaban junto a la orilla del río. El sol se filtraba por entre las ramas inundando de luz todo, pero la arboleda apenas dejaba ver que teníais delante. Del interior de la embarcación, salió Zook, quedando Bharash en el interior acompañando a la joven hasta el final.

Los soldados comenzaron entonces a movilizarse y los aventureros sintieron cierta expectación. Como queriendo confirmar lo que pensaban, Pekala asintió y les hizo un gesto para que miraran hacia delante. Por suerte, la embarcación en la que iban era la que iba en cabeza por lo que corrieron hacia la proa del barco desde donde vieron que el río hacía un quiebro hacia la izquierda.

Dos torres de mármol y oro guardaban unas puertas de un metal negro con extraños grabados que, a la señal de la Guerrera, comenzaron a abrirse. Lo primero que vieron fueron las blancas murallas de mármol con ribetes negros de obsidiana. Después alzaron la vista hasta la blanca aguja que señalaba al cielo desde lo alto de un enorme templo escalonado de planta cuadrada y finalmente, sus ojos se maravillaron con todo el esplendor de una enorme ciudad que parecía flotar en medio de un lago gargantuesco. Edificios de colores anaranjados y dorados, con ribetes blancos de madreperla. Enormes estatuas de más de 10 metros se encontraban rodeando cada poco espacio el muro, representando guardianes con su lanza en una mano y la otra con el puño sobre el corazón. Decenas de embarcaciones rodeaban la ciudad, ninguna tan grande como los barcos en los que iban ellos, ni siquiera con el mismo objetivo. Había barcos pesqueros, algunos de transporte de mercancías, algunos llevando personas sobre ellos.

Algunos edificios quedaban fuera, pero la mayoría se encontraban protegidos por la gran muralla lisa de color blanco y dorado que parecía rodear la ciudad por completo. Por encima de ella, parecían aparecer edificios de diversas formas con motivos dibujados sobre sus techumbres. Un enorme cristal azul flotaba sobre toda la ciudad, girando lentamente sobre sí mismo. La ciudad parecía inexpugnable salvo por una puerta de oro que recortaba el paisaje justo en su trayectoria. Cuando los barcos se acercaron, estas comenzaron a abrirse y el sonido de algarabía y alborozo llegó hasta los oídos de todos.

Pekala se giró hacia los visitantes.

- Bienvenidos… a Fel’Sharaman –