- He escuchado muchos dioses pero no creo en ninguno de ellos, solo en los espíritus y en lo que puedo ver y tocar. No te ofendas pero desde lo de mi familia, a los dioses les pueden dar por donde amargan los pepinos. (digo cortante con el tema de los dioses) Nunca escucharon mis plegarias cuando los necesité, asi que ahora conmigo que no cuenten para nada.
La joven bruja agachó la cabeza. La verdad es que no había pensado en que alguien pudiera detestar a los dioses de aquella manera, pero dadas las circustancias particulares de Argus, mentiría si decía que le sorprendía.
-Entiendo... Entonces te ahorraré el Evangelio cuando lo termine. Y mientras lo escribo, vaya.
A ella le había pasado lo contrario, ¡el Dios de la Magia le había salvado cuando la situación pintaba peor! Así que aunque podia entender que la situación de Argus con respecto a las deidades era muy mala, no podía llegar a entender del todo cómo se sentía.
-No obstante, si cambias de idea cualquier día, avísame y te contaré todo lo que quieras saber. Que hablando de lo cual, ¿dónde se amargan los pepinos? ¿En un barril lleno de algo? Yo los he comido en vinagre y salmuera, pero amargos lo que se dice amargos no estaban.
¿dónde se amargan los pepinos? ¿En un barril lleno de algo? Yo los he comido en vinagre y salmuera, pero amargos lo que se dice amargos no estaban.
Miro a Ester con cara entre sorprendido y esceptico.
- Espero que lo hayas dicho en broma, no? (cuando dice lo de no decirme nada, niego con la cabeza) La vida es muy larga, puede ocurrir algo que me haga cambiar de opinión no? Aun así, si tienes dudas o algún problema, siempre puedes acudir a mi.
-¿Por qué? ¿Es que es una expresión soez? Te recuerdo que vengo de una familia con educación. Mis padres jamás dijeron una sola mala palabra ni una sola expresión repugnante en mi presencia. ¡He empezado a aprenderlas en cuanto he salido de viaje! El otro día, sin ir más lejos escuché a un anciano decir aquello de "hay más de una forma de despellejar a un gato". ¡Y te juro que casi le abofeteo por ello! Me tuvieron que agarrar para explicarme que era sólo un refrán. ¡Pues vaya refrán de mis narices! ¿Quién en su sano juicio se pondría a despellejar gatos de más de una manera diferente? Pobres gatitos...
La joven bruja se cruzó de brazos y respiró hondo, tratando de tranquilizarse. Tampoco era plan acabar a gritos y despertar a todo el mundo.
-Así que, si tienes a bien explicarme dónde amargan los pepinos, te lo agradeceré mucho.