Al oir la respuesta de sylphil me sonrojo y le digo apenado a sylphil
-Señorita, disculpe si la incomode... Me siento apenado -dando dos pasos hacia la puerta le digo a volgar
-Volgar, voy a ir al bar, ¿nos vemos alla? O tienes cosas que hacer
Master, hoy fui expulsado de una partida por mi "mala ortografía", de la cual soy conciente así que quiero pedirle el favor que cuando usted sienta que es necesario me diga lo que no entiende o que simplemente esta mal escrito
Cuando la chica suelta tremendo comentario, casi me parto de risa, pues sin duda Daniel iría corriendo a tomar un baño luego de eso. - Jajaja, espera que ya te acompaño y de paso buscaremos un lugar dónde puedas tomar una ducha, no vaya a ser que alertes a otros con tu aroma.
Se me hacía en extremo divertido cuando el supuesto caballero blanco resultaba ser el causante del malestar, gracias al cielo yo no acostumbraba invadir el espacio personal de nadie, ni siquiera para coquetear. - Bueno si la reina nos necesita ya sabe dónde encontrarnos, que tenga buen día señorita. - dicho esto me pongo ne marcha hacia el bar en compañía de Daniel.
Faltan Karma y Elrick de postear.
Elrick miró a sus compañeros y se rascó la cabellera, mientras revisaba sus ropas, viendo el estado de estas y si estaba en condiciones de estar presentable. Miró a la mujer y le dijo;
-Por favor, mi lady, desconozco si nos darán aposentos en este lugar, pero si es así, ¿Me podríais indicar la habitación? Me gustaría cambiar mis ropas y asearme, para poder acompañar a mis compañeros al bar. -
Dijo, mirándola.
Si mañana Karma no da señales de vida, os posteo.
La información y preocupaciones que la reina estaba compartiendo con ellos no tranquilizaban en absoluto a la joven bruja, antes todo lo contrario. Ella quería que hubiera paz en el reino, no terminar en un mercado de esclavos, maldita sea... Y luego estaba el tema de Argus y su familia, que era harina de otro costal. Y menuda harina, ¡que Argus era el siguiente en línea para heredar el trono! ¡Eso no era en absoluto moco de pavo!
-Disculpadme un momento, majestad, quiero asegurarme de haber entendido correctamente la situación en la que estamos. Veamos, estamos en medio de una guerra a punto de estallar, una guerra que sólo traerá decenas de miles de muertes. Para evitarlo, tenemos que descubrir quiénes están detrás, reuniendo pruebas contra ellos y solucionando el conflicto con la mínima violencia. Además, Argus es el heredero a la corona en caso de que, el Dios de la Magia no lo quiera, os sucediera algo. Y planeáis hacerlo público, así como la noticia de que está comprometido. Vale, creo que no me dejo nada en el tintero. La cuestión es, ¿comprometido con quién? ¿Y en qué necesitáis exactamente mi ayuda? Porque el espionaje no es algo que se me de particularmente bien, lamento informaros.
Que Ester podía ser muy despierta e inteligente cuando quería, pero cuando no se juntaban los astros, podía ser densa como un pudín navideño hecho de plomo.
La reina te mira y asiente a todo lo que dices, pero con la última pregunta, se medio rie.
- Pues con quien más? Contigo señorita. Se había planteado poner también a alguien de su tribu, pero... dudo que tanto mi sobrino como ella aceptaran. Aunque parezca raro, en este reino no estaba mal visto la poligamia, siempre que la situación lo ameritara.
Ester, no tardes tanto en postear hija, que esta la cosa a nada de pararse.
La bruja se quedó mirando a la reina con expresión confundida. ¿Qué de qué? ¿Eso no chocaría con su labor de embajadora o con su misión? Que sí, que en base al tono con el que la reina había hablado Ester ya sabía que no era un compromiso legítimo (cosa normal, que había conocido a Argus hacía tan sólo unos días), pero ponerse en esa posición aunque no fuera de verdad, podía traer consecuencias importantes para su misión.
-Disculpad mi atrevimiento, majestad, ¿pero no afectará este plan a mi previa misión como embajadora? ¿O quizás es que vamos a omitir esa parte de plan y a cambiarla por esta?
El tema de la poligamia le daba bastante igual. Por la parte que le tocaba a ella, Argus podía elegir si quería casarse con una o con cien muchachas. Era su vida amorosa, él era quien decidia. Lo que sí que le interesaba más era el hecho de que parecía ser que tenían más candidatas para fingir ser la prometida de Argus...
-De hecho, si esta charada va a impedirme realizar la labor que su excelencia la Archimaga Jana me encomendó, ¿no sería más propicio emplear a una de esas muchachas del clan para que finja ser la prometida de Argus?
Ya lo siento máster, no pensé que me costaría tanto arrancar de nuevo en umbría. Pero bueno, por lo menos parece que ya estoy recuperando el ritmillo por aquí, así que vamos a continuar con la aventura :3.
Mi gesto se volvió a endurecer ante las palabras de mi tia.
- Ya bastante ha hecho este reino por joderme la vida... y ahora quieres joderle la vida a otra persona, aunque sea de mentira? Si llevas este loco plan, a ella la perseguirán cuatro locos... pero si descubren que encima es mentira, la perseguirán por todos lados. (miro a Ester) No tienes que hacer esto (miro a la reina) no pienso permitir que lo hagas.
La bruja asintió a las palabras de Argus.
-Si tú te opones, entonces definitivamente no lo haré. Buscamos a otra candidata que sea leal al reino y que pueda hacerse pasar por tu prometida, si quieres seguir con ese plan, y en paz. Después de todo, lo importante es anunciar que el heredero ha regresado con su prometida, ¿no? Da igual quién sea ésta.
Por la parte que le tocaba a la bruja, si meterse en charadas le iba a traer más problemas de los que ya tenía, prefería no hacerlo sin duda. La idea de ser capturada y vendida como esclava le aterraba profundamente. Cuantas menos oportunidades diera a sus enemigos de intentar hacerle daño, no sólo a ella sino a todos sus compañeros, mejor.
-Creo que lo mejor sería buscar a alguna guerrera experta. Alguien más que capaz de defenderse de cualquier intento de atentado que pudiera llegar a sufrir.
Alguien como Sachiko, por ejemplo. Ella habría sido una candidata perfecta, si no fuera porque decidió abandonar el grupo. Qué lástima...