Partida Rol por web

Tras un par de minutos, Eshara se levanta. Las lágrimas le recorren las mejillas, y su gesto es triste, pero aún así advertis una fuerza y una determinación dignas del guerrero más avezado.

Continuar ahora sería un suicidio, Imbrodiel. Y sí podemos, al menos puedo, hacer algo por ellos. Debo enterrar a estos guerreros para que la madre naturaleza les conceda su abrazo y puedan quedar en paz. No os puedo pedir que hagáis lo que no queráis, aunque yo os agradecería mucho vuestra ayuda. En vuestra mano queda.

Dicho esto, se acerca a coger alguna herramienta de las caravanas, y se acerca a un par de árboles para comenzar a cavar.

Desde luego. Teneis razón.

Al detenerse el flujo de adrenalina Imbrodiel se da cuenta del dolor. Se deja caer contra un árbol y descansa 5 minutos. Aprovecha para beber un trago de agua.

Dame 5 minutos y te ayudaré, Eshara.

      Al tratar de incorporarme para ayudar a la elfa en su tarea, el dolor me hizo hacer una mueca y volver a clavar la rodilla en tierra. Escuché las palabras de nuestro compañero Imbrodiel y me giré hacia Eshara, mientras me sentaba cuidadosamente en el suelo con un gruñido.

Lo mismo digo. Danos un breve respiro para recuperarnos del enfrentamiento, parece que hoy todos quieren matarnos, y que todos tienen una extraña fijación con mis costillas...

Marwina asintio ligeramente impresionada por la determinacion de la elfa de atender a su hermanos muertos y de enterrarles al menos...improvisando un vendaje para su hombro; la elfa miro el bosque aliviando el encaje de las flechas en el carcaj, de donde venian cuatro bien podian venir cuarenta.

Yo vigilare el bosque informo sucinta tras apretarse con una mueca de dolor la herida del hombro, esperaba que al menos dejara de sangrar; con su arco listo de interno ligeramente en la espesura cercana, atenta a todo sonido extraño de los alrededores....

Pasa la noche. Tras la larga jornada caminando por el bosque y el combate nocturno con los engendros, estáis agotados y dormis todos como lirones. Cuando os despertáis al alba con los sonidos propios del bosque, Eshara ya está con el petate hecho y esperandoos.

No hay tiempo que perder. Tenéis en el fuego algo de carne caliente, habrá que comerla por el camino. Vamos.

Me levanté con la primera luz del día y con la voz de Eshara apremiándonos. Lo último que recordaba era haber vendado un poco el tórax de Darren sin haberme dejado derrotar por su cabezonería y acto seguido me fui a una improvisada cama entre césped y hierbajos cayendo rendida en segundos. Me desperecé estirando los brazos y seguí las instrucciones de la elfa. Cogí algo de carne recién hecha y empecé a andar con el bastón entre mis manos...