Partida Rol por web

Kendra observa con admiración nada disimulada al enorme hombre que se encuentra frente a ella... Mirándolo como si nunca hubiera visto nada igual en toda su vida su boca forma una O perfecta cuando Thalai se inclina para ponerse a su altura. GUUUUAAUUUU... ¿Eres un gigante? - le pregunta extasiada.

-Por cierto, no has dicho tu nombre ni qué haces aquí...-. Thalai señala con el dedo a la mediana, presionando la punta de su nariz. -¿Cómo te llamas, melenuda?

La mediana bizquea un poco mientras el hombre le presiona la punta de la nariz, dándose cuenta al observarlo más de cerca de que debe provenir de alguna tierra muy lejana. Pensando que debe de ser algún tipo de costumbre propia de su pueblo y para no ser descortés le presiona a su vez la punta de la nariz con su pequeño dedo a modo de saludo mientras le replica.  Thalai Vaimei-Laga. Es para mí un placer conocerte. A ellos ya los conozco... Yo también soy amiga de Gundren e iba custodiando el carro, pero era todo tan aburrido que me quedé traspuesta. 

Con un gesto ceremonioso da un par de pasos hacia atrás y hace una graciosa reverencia al gigante. Mi nombre es Kendra Raspberry, para servirte y protegerte. Por cierto... Presiento que debemos tener cuidado, compañeros. Mientras dormía en el carro he soñado que nos atacaban unos goblins que querían robarme las orejas... - comenta la pequeña mediana alzando su profético dedo al cielo. Quien avisa no es traidor...

GUUUUAAUUUU... ¿Eres un gigante? - le pregunta extasiada.

Thalai sonríe a la mediana. Sus ojos rojos desprenden un brillo singular.

-Lo cierto es que en mi tribu recibo el nombre de Guardacielos... ¡JE!-. Diríase que el bárbaro se sentía honrado de que la mediana destacase su considerable altura.

Thalai Vaimei-Laga. Es para mí un placer conocerte. A ellos ya los conozco... Yo también soy amiga de Gundren e iba custodiando el carro, pero era todo tan aburrido que me quedé traspuesta. 

Al bárbaro le entraron ganas de estornudar cuando la pequeña Kendra le azuzó con el dedo en su fosa nasal, pero haciendo gala de su tenacidad resistió el impulso de bañar a la pelirroja en una de sus proverbiales -y huracanados- ataques de mucosidad.

Deferencia bárbara, bien es sabido.

-¡No puedo creerlo! ¡¿Entonces sigo siendo el último en unirme a la llamada de Gundren...?! ¡Por los colmillos de Rauatai, qué fatalidad!-. Thalai palmeó su frente con frustración. Para el estándar de aquella reunión, casi podría asegurarse que se había dado un buen golpetazo, pero el gigante no se inmutó, desde luego.

Con un gesto ceremonioso da un par de pasos hacia atrás y hace una graciosa reverencia al gigante. Mi nombre es Kendra Raspberry, para servirte y protegerte. Por cierto... Presiento que debemos tener cuidado, compañeros. Mientras dormía en el carro he soñado que nos atacaban unos goblins que querían robarme las orejas... - comenta la pequeña mediana alzando su profético dedo al cielo. Quien avisa no es traidor...

-Kendra Raspberry... Buscadora de Monedas... ¡JA! ¡Me alegro de conocerte, diminuta criatura llena de pelo rojo! El rojo trae buena suerte. Es un color muy querido en mi tribu...-. El enorme Thalai se incorporó manteniendo su casi perenne sonrisa. Al erguirse, quedó claro por qué hacía aquella alusión al color del pelo de Kendra. Su cuerpo estaba sembrado de tatuajes de diseños más o menos sencillos, todos ellos realizados con un pigmento rojo. Incluso en el rostro, el titán de ébano tenía grabados símbolos en aquel color. Thalai agarró a Kendra con cuidado de las axilas, pues no quería romperla nada más conocerla -y tenía reciente el caso del goblin de cristal, que no había aguantado ni un cuarto de interrogatorio-. La asentó a horcajadas sobre su musculoso cuello y le dedicó una mirada cargada de admiración y simpatía. -...Sólo los besados por el fuego de Rauatai nacen con el cabello rojo... ¡JE!-. 

Dicho todo lo cual, el bárbaro se giró al resto de sus compañeros y mostró su amplia sonrisa.

-Excelentes amigos tiene Gundren Buscarrocas, no hay duda... Y bien sabido es que los amigos de Gundren, amigos de Thalai son-. Thalai miró a Freyr y adoptó de repente un gesto serio. -Eh, espero que no tengas envidia de la mediana... Luego te subiré a ti también si quieres, ¿eeeeeeh? ¡JAAAAAAAAAJAJAJAJAJAAAAA!-. El bárbaro lanzó una palmada al enano en el hombro mientras se carcajeaba. Luego, continuó la marcha.

Hacha en mano.

Mediana en lo alto.

-"Amigos, creo haber visto algo en ese matorral. Un goblin, creo. Seguro que es un vigía y nos estaba espiando. Hay que capturarlo antes de que de la alarma. ¡RÁPIDO!"

Me preparo...

Me preparo para la entrada en escena de la pequeña Kendra, la cuál había visto un minuto antes metiéndose en el matorral. Ya casi me había olvidado de ella con todo el jaleo de la emboscada, la aparición del colosal bárbaro y la ruta por el bosque.

-"Hola Kendra, veo que ya te despertaste y preferiste venir a buscarnos, en vez de quedarte con Ardrian vigilando el carromato. Si ya has terminado de presentarte y de recoger objetos tirados por el bosque, haznos el favor y ayúdanos a seguir el rastro que llevamos siguiendo desde hace un buen rato."

Isildel suspiró, preferiría que se tratara de un conejo. Aunque la forma en que había bajado del carro y se había internado en la espesura sin que ninguno de los presentes lo percibiera era de admirar. El discurso del bárbaro era simple y llanamente absurdo y cargante. Pero sus músculos les serían de utilidad en la batalla. Y el destino que aguardaba si fracasaban era demasiado funesto para hacerle ascos a un aliado, por dudoso que este fuera. Se dirigió a Kendra y habló con voz fría y solemne.

- Kendra, si habéis acabado de buscar basura en los caminos podemos seguir avanzando. Es posible que Grunden esté en peligro, si no muerto. Si queremos tratar de salvarlo lo mejor será darse prisa.

Visiones de un cuerpo muerto, es un enano tumbado líbido sobre un charco de sangre oscura. El funesto presentimiento de sus visiones volvió a poblar su mente y agarrar su corazón en una presa de dedos helados. Empezó a susurrar una plegaria a Mystra para serenar su espíritu. Debían seguir avanzando.

Freyr se golpeó la frente con el talón de la mano cuando vio salir a la pequeña Kendra de detrás del matorral. ¡Por las barbas de Moradin! Exclamó el enano sorprendido. Era lo último que se esperaba que apareciera de detrás del matorral y no le hizo ninguna gracia.

El enano no estaba de humor para soportar las "caricias" de Thalai y aunque el gigantón le caía bien y no le importara que lo hiciera, pues lo tomaba como una muestra de afecto, esta vez le apartó la mano. En cuanto a su pregunta, tan sólo le devolvió una dura mirada que decía "inténtalo".

Se pasó gruñendo toda la presentación y cuando todos terminaron de hablar explotó. Has sido muy irresponsable pequeña, podríamos haberte atacado. Fue lo único que dijo de buenas formas, pues la pequeña le inspiraba ternura al barbudo enano. ¡Pero tú! Señaló a Thalai con su martillo. Ya os advertí antes y pareces no entenderlo, no seas tan escandaloso, nos pones a todos en peligro. Freyr quiso ser duro con sus palabras, pero no alzó la voz más de normal, pues no quería caer en el mismo que error por el que estaba abroncando por segunda vez al bárbaro.

Tras quedarse a gusto habiéndolo soltado, continuó la marcha con cara de pocos amigos, pero tan concentrado como antes. A fin de cuentas estaban buscando a su primo y quería que todo saliera bien para poder traerlo de vuelta si es que aún seguía vivo.