El corpulento hombre asiente con alegría
-¿Pues qué me va a parecer si no magnífico? ¡Pero si acabéis de salvar mi cartera, señor! Definitivamente estoy en deuda con vos. Por favor, tenéis que dejarme que os invite a comer. Hay un sitio donde sirven el mejor asado de esta zona- Comenta mientras se frota su oronda barriga -Y "ésta" da fé de que sé de lo que hablo-
El hombre se sube, con evidente dificultad a su caballo. Pero una vez encima se le ve cómodo, es evidente que pasa mucho tiempo en esa situación.
-Comercio con lo que me piden ¿sabe? Me encargan algo y vengo a buscarlo y, antes de llevármelo, les pregunto qué querrían que les trajese de vuelta- Habéis comenzado a cabalgar y él se inclina, con dificultad, hacia tu lado para hablar un poco más bajo -Llevo a España cosas de Francia y traigo para Francia cosas de España- Volviendo a ponerse erguido, continua en el tono normal -Es que no está muy bien visto ¿sabe? Hoy en día esos españoles son nuestros principales enemigos y decir que se comercia con ellos es casi pecado. Pero, amigo mío, la necesidad y los caprichos sólo entienden de dinero, no de países-
Se gira un poco para abrir las alforjas que lleva sobre el lomo de su corcel. Dentro hay multitud de frascos, algunos libros y varios saquitos
-Perfumes franceses para damas españolas, libros aún no publicados en España para colecciones privadas y semillas que la sequía del año pasado mató en la península. Y luego, para cuando vuelva, me han encargado un par de mantillas, varias botellas de agua bendita y, sobre todo, piezas de alfarería-
Mientras vais charlando, os habéis aproximado al pueblo y os encontráis ya en la misma puerta de entrada.
Está bien, está bien... no puedo rechazar un buen estofado.
Respondo con una leve risa ante sus gestos. Parece un buen hombre, que hace algunas cosas... bueno, dudosas.
No importa, aunque primitivas y burdas... se dice que las doncellas españolas son realmente fogosas... cuando no ocupan su lengua en lanzar alguna maldición.
Le respondo suavizando mi gesto y subiendo a mi caballo de nuevo.
Voy a descubrir si es cierto.
Le guiño un ojo, con cierta complicidad.
Si os sobra algún perfume, de buen gusto os lo compraría.
Y así poco a poco llegamos a nuestro destino. Siento cómo mi estómago ruge, hace tiempo que no come nada contundente y la verdad es que el camino con este buen señor me ha abierto el apetito hasta un punto que no era siquiera consciente.
El hombre ríe con sonoras carcajas ante tu comentario sobre el destino de tu viaje
-¡Ay amigo! Aún sois joven y veis el romance como algo galante. Bien, bien, eso está muy bien. Yo, por mi parte, he llegado a la conclusión de que las mujeres son diablos todas, venidas a atormentarnos con sus caderas primero y luego con sus gritos de reproche... Y da igual la nación-
Luego se vuelve a reir a carcajadas de su propio comentario.
Entrais en la ciudad y Marcel se mueve entre las calles hasta llegar a un portón. Llama y el hombre que le abre, al reconocerle sonrie y le da un abrazo de oso
-¡Chica! ¡Pon más carne en el guiso!- grita ese que ahora es vuestro anfitrión en dirección a una puerta de la que sale un olor exquisito. Marcel te lo presenta como el mejor tabernero del país. Te extraña porque no ves un cartel en la puerta ni otros clientes alrededor ni nada parecido, pero el hombre os guía hasta un salón y os sirve el que probablemente es el mejor vino que has bebido en toda tu vida. Escuchas como Marcel le dice al hombre que se llevará 4 botellas de vino y dos de coñac y supones que es para comerciar con ellas.
Después, mientras los tres os sentais en una mesa a beber mientras esperais la comida, Marcel te presenta como su salvador, el hombre que le protegió, a riesgo de su propia vida, de una banda de 5 delincuentes, armados hasta las cejas. El relato, contado por él, esta adornado de florituras y exageraciones.
Finalmente os sirven una comida deliciosa de la que Marcel repite dos platos.
Unas horas más tarde estais sobre vuestras monturas de nuevo, cuando Marcel te hace una oferta
-Acompañadme si vais hasta la península. He hecho el camino muchas veces, conozco buenas rutas, buenos lugares para dormir... Y puedo pagaros vuestra protección-
No tengo demasiada idea de dónde hemos terminado... pero el olor, la comida, el vino... son excelentes.
Me río cuando Marcel me presenta y en lugar de desmentir, sencillamente me encojo de hombros. Le lanzo alguna mirada interesada... en verdad no parece un tipo normal. Pero ei, la verdad es que conoce sitios increíbles.
Repito un plato, pero dos son demasiado para mí.
Volvemos entonces a las monturas, cuando me hace una oferta... realmente difícil de rechazar. Salvo por la misión que tengo. Cierro los ojos para meditar cuánto tardaremos a este ritmo, al fin y al cabo, he ganado bastante tiempo desde mi salida y hacer una parte del camino en compañía puede ser un cambio... agradable.
Necesito saber cómo me iría el tiempo según cálculos mentales antes de tomar decisiones, ya he gastado 2 días, de los 7 de los que disponía.
Escuchas con atención la propuesta de Marcel e intentas evaluar cuánto retraso te supondría ir a su ritmo. No es que sea especialmente lento pero no le ves echando, de vez en cuando, una cabalgada como las que planeas hacer con tu caballo para recuperar horas. Sin esas pequeñas ganancias de tiempo extra crees que puede costarte un día de más llegar a la península.
Pero antes de que tengas tiempo de decir nada, Marcel que te está observando comenta
-Querido amigo si su problema es que tiene usted cierta urgencia, permítame informarle de que ese es mi caso también pero yo, que estoy acostumbrado a hacer este trayecto, conozco una ruta completamente directa con la que poder ganar algo de tiempo. No sé cuando pretendía usted tardar en llegar hasta la frontera pero yo le aseguro que puedo conseguirlo en los mismos días o incluso menos.-
El silencio desciende sobre vosotros mientras sopesas la posibilidad. Sólo se escuchan los cascos de vuestros caballos sobre el camino.
Lo mismo, vas a tardar lo mismo porque Marcel te va a llevar por otro sitio.
Tú eliges. La trama es diferente en función de por dónde vayas ;)
Supongo que nunca es tarde para una buena aventura.
Respondo sonriente ante la propuesta. Y, de paso, aprender una ruta más rápida para volver no me vendrá mal.
Sin embargo, no es necesario que me pague, más allá de las comidas y las estancias. ¿Trato?
Pregunto, mientras extiendo mi mano hacia Marcel.
Ok, pues la verdad es que Marcel me ha caído bien, ¡así que voy con él aunque sea un traidor disfrazado! Además, quizá con su ruta consiga despistar a los que me persiguen.
Marcel te miro con una sonrisa sospechosamente grande cuando le tendiste la mano
-¿Estás seguro de que quieres renunciar a un sueldo por este trabajo?- preguntó sospechosamente sonriente. Pero luego, casi como arrepintiéndose, estrecho tu mano rápidamente -¡Ni te lo plantees! Yo acepto encantado-
Cuando ya os habíais dado la mano se echó a reír de manera sonora
-Amigo mío acabo de hacer el mejor trato del mundo. He conseguido un guardaespaldas totalmente gratuito- cuando le miraste con cara de no entender, te guiñó un ojo -Esta noche lo podrás comprobar pero yo no suelo pagar ni por el alojamiento ni por la comida- dijo mientras le brillaban los ojos.
Avanzasteis por el camino hasta un punto en el que tú creías que teníais que seguir hacia la izquierda. Pero Marcel negó con la cabeza y te dijo -No. Tenemos que ir por allí- Y señaló una ruta más estrecha que iba entre los árboles -Vamos a ir en línea recta, totalmente recta- te dijo -Vamos a cruzar los Pirineos por un paso poco transitado, pero que es una ruta directa desde Francia. La gente, por su comodidad, tiende a ir por el camino grande, por él que lleva todo el mundo, el que está lleno de posadas. Pero créeme si te digo que hay una opción muchísimo mejor-
Avanzasteis sin problemas durante todo el día. Cuando la noche estaba cayendo comentaste que igual deberíais empezar a buscar un lugar para dormir. Pero Marcel negó con la cabeza -No seas impaciente- te dijo -Apenas nos quedan un par de kilómetros. Ya casi estamos ahí- Te encogiste de hombros.
Un rato más tarde, delante vuestro y como en medio de la nada, aparecieron los muros de un convento. Extrañado miraste a tu compañero pero él solo se rió. No dijo nada. Cuando llegasteis a la gran puerta de madera que era la entrada, Marcel bajó de su caballo y llamó con energía al portón. Pasó un buen rato hasta que oísteis unos pasos apresurados del otro lado. Una pequeña ventanilla se abrió en la puerta y unos ojos asomaron por la misma. Al ver a Marcel la expresión de los ojos cambió. Cerró corriendo la ventanilla y oísteis como los cerrojos se descorrían para abrir la puerta
-¡Marcel! ¡Amigo!- con alegría, un fraile orondo, abrazó enérgicamente a tu nuevo compañero de viaje. Os hizo entrar y un fraile más joven se llevó nuestros caballos a un granero. Os invitaron a pasar y una vez dentro pidieron que os sirvieran algo de cenar. La cena era humilde pero buena; un caldo caliente, una buena hogaza de pan y huevos revueltos. Antes de comer viste como Marcel sacaba el vino que había conseguido al mediodía y se lo entregaba al fraile.
Después de cenar pues acompañaron a una habitación donde había dos camastros. No eran gran cosa pero la habitación estaba limpia y tenía mantas. Cuando ya estabais acostados Marcel te comento
-Parte de lo que comercio lo uso para pagar el alojamiento. Mañana de aquí nos llevaremos cuatro quesos de cabra, de lo mejor que hay en Francia- Te comentó antes de dormir
Al día siguiente, con la luz del alba, te despertaron las campanas del monasterio para los rezos que los frailes hacían a primera hora. Desayunasteis algo de leche con pan migado e inmediatamente os pusisteis en camino.
Marcel te comentó que tendríais que comer en medio del bosque -No hay ninguna ciudad antes del punto al que llegaremos cuando ya haya anochecido- te dijo Marcel.
Parecía conocer bien el camino. Al mediodía para comer, parasteis cerca de un río, donde intentaste pescar algo que os pudiese servir de comida o cazar algo para tener una comida consistente. No habías vuelto a tener noticias de tus atacantes. Quizás ellos no esperaban que tuvieras la buena fortuna de dar con alguien que conocía una ruta menos transitada y aún estaban esperándote en el siguiente punto de tu destino.
Al final continuamos, el hombre parece feliz y sorprendido a partes iguales, pero en verdad me preocupa más mi objetivo que cobrar unas pocas monedas adicionales por el camino.
Además, realmente estoy aprendiendo por el camino, tanto nuevas rutas como ver cómo se mueve Marcel. Un hombre realmente ingenioso, algo loable y extraño a partes iguales hoy en día.
Muy inteligente, todos ganan.
Le comento la noche que pasamos en el convento. Por la noche medito sobre mis perseguidores, los cuales parecen haberse desvanecido en la nada. Con suerte les habré despistado... hasta que me toque volver.
Así el viaje continúa, paramos a comer en el bosque y, tras pescar algo decente, hacerlo en la hoguera, y estar comiendo, suspiro y niego lentamente.
Este camino es realmente bueno y rápido. A éste ritmo llegaremos pronto -le elogio- gracias a sus tácticas. ¿Por qué teméis tanto adentraros por estos caminos tan poco conocidos?
Le pregunto con cierta curiosidad.
-Porque estos caminos están llenos de aquellos que, como yo, comercian entre los dos paises. Pero muchos no son gente honorable. Comercian con armas o cosas peores- Marcel pone mala cara y baja la voz -Alguna vez les he visto incluso comerciar con personas. Traen esclavos de color de África y bajan esclavas blancas a los reinos musulmanes. Esos hombres son malos y no tienen escrúpulos. Normalmente los evito y los esquivo en los bosques pero como ellos también están escondiéndose, alguna vez casi me han encontrado. Y no creo que si me encuentran me dejen vivir-
Parece que a Marcel la conversación le ha cortado el apetito porque deja, casi con gesto de asco, la comida que le quedaba y comienza a recoger.
Cuando habeis acabado, emprendeis de nuevo el camino. El sendero es llano y el entorno agradable. No parece que allí haya mal alguno. Continuais a paso fijo hasta que llega la noche y, entonces, parais a buscar un lugar para dormir.
No has tirado para ver si "pescar algo decente, hacerlo en la hoguera, y estar comiendo" que decías en tu turno anterior, se cumple... :P Esta vez te lo dejo pasar, la próxima tiro yo por ti y te aplico un penalizador jajajajaja