Partida Rol por web

Saca la lengua y hace una pedorreta mientras aparta las flores de delante de Guspierku.

- ¡Pues no son para ti! ¡Son para el amo! - seguidamente, coge una flor y se la lleva a la boca, masticándola con parsimonia y sonriendo con sorna. - ¿El gato? ¿Para qué quieres al gato? Creo que estaba en el jardín... - añade llena de optimismo.

Da un vistazo al resto, buscando el resto de los ingredientes del postre.

- ¿Y bien, dónde está el pastel? - pregunta risueña.

Atención! Interludio!

Por el tranquilo camino de arena que lleva al foso de acceso, a un centenar de metros de la torre de Rudesindus, un aparatoso bulto se mueve alegremente. Debajo, unas piernas parduzcas terriblemente delgadas. Parece que se trata de un goblin mensajero que transporta una caja envuelta dirigida al amo. Sus silbidos amenizan el viaje y el aire va transportando sus suaves notas.

Ding dong. Ding dong.

De repente, un repicar de campanas resuena por el interior de la torre. Parece que alguien está en la puerta reclamando que le abran la puerta!

Mientras gira sus orejas en dirección al sonido de la campana, señala al desastre que les rodea:

la harina esparcida por todo alrededor, el chocolate y las huellas de los ratones...

Mira, ayúdanos a recoger, y en seguida llevamos todo esto a la cocina para preparar un de-li-cio-so pastel

Añade como si se le ocurriera de pronto,

Y al amo le encantará también, seguro

Guspierku se pone a recoger todo como mejor puede, rápidamente, si bien no con mucha eficiencia. Con todo lo que pueda llevar, se dirige hacia la puerta del almacen. Desde alli se da la vuelta para ver si los otros le siguen.

- ¡Espera, espera! ¡Que necesitamos más cosas! A ver, a ver... - dice mientras se pone en actitud pensativa (osea, en la posición del avatar más o menos :P) - necesitaremos azucar, mantequilla... ¿algo más aparte de la harina y el chocolate? - pregunta mientras va sacando todo cerca de la puerta para lo que necesita más de un viaje.
Cuando está a punto de terminar el último viaje, pregunta: - Goblop, ¿has mandado a alguien ir a abrir la puerta? ¡Porque eso no está en mi contrato, ¿eh?!

Gilitrutt se hace la distraída mientras Guspierku pide su ayuda. Cuando ve que este se pone a recoger, mueve los brazos fingiendo que las flores pesan más de lo que parece.

- Uf, lo siento, es que estoy ocupada... no querrás que se estropeen las flores, ¿verdad? - pregunta con tono inocente.

Con los gritos del otro lutín, pega un saltito y una flor se cae al suelo. La mira con fastidio y luego la pisa, intentando ocultar la pérdida.

- Ehm... yo creo que necesitaremos huevos. Tal vez encontremos alguno en el palomar... - propone con tono inocente.

Guspierku pone cara astuta... Huevos, ¿eh?... mmmh, yo creo que en el palomar habrá... ¡palomas, so tonta!, ¡no huevos! para coger huevos tendremos que ir a la cocina...

Y contento de todo lo que ha podido pensar él solito, exhibe una enorme y triunfal sonrisa. Luego mira a Goblop, y a Yark:

¿A que tengo razón?

Pone cara de ofendida y luego saca la lengua a Guspierku, arrugando toda la carita.

- ¡Tú a mi no me llamas tonta!- contesta con tono estridente - ¡Las palomas ponen huevos! ¡Seguro que hay huevos en el palomar!

Resopla indignada, el paseo hasta arriba de la torre se le ha ido al traste.

- Ya que eres tan listo, ahora no pienso ayudarte a hacer la masa, ¡hum! - dice mientras adopta una pose con su naricilla apuntando hacia el techo. - ¡Y no te dejaré probar las flores!

- ¿Que si he mandado a alguien a abrir la puerta? ¡Menuda deshachatez!. Habéis visto que mi contrato contemple la posibilidad de preocuparme de si alguien abre o no abre la puerta ¿Es que tengo que hacerlo yo todo? Brrrr.

Goblop se sienta en lo alto de un saco de harina, con los brazos cruzados y cara de fastidio y allí se queda, quieto mirando a un costado haciéndose el ofendido. Sus patitas quedan colgando balanceándose adelante y atrás.

¡Aaaahhhh...! -Guspierku, al escuchar la relación entre los huevos y las palomas, se le ilumina la carita peluda, con sus ojos saltones y la enorme boca llena de dientecillos afilados. pero luego frunce el ceño, mientras le devuelve la mueca a Gilitrutt, sacándole a su vez la lengua

Ñaaaaaaaaaa...

Luego, se da la vuelta muy enfadado, con tan mala suerte, que se da de bruces con el saco donde está sentado Goblop.

Se da la vuelta con la cara toda blanca de harina, con expresión muy sorprendida, mientras el saco donde está sentado el portador de la campana se tambalea peligrosamente...

- Ding dong - la campana de la puerta de entrada suena de nuevo. Parece un toque más vigoroso.

Tras el silencio una voz se escucha desde unas plantas más arriba. Es Rudesindus desde el laboratorio.

- ¿Es que nadie va a ir a abrir? ¿Se puede saber para qué os pago si siempre tengo que hacerlo yo todo?

Glups! -tras escuchar la voz de su amo, a Guspierku le entra el cangüelo- Ya voy, ya voy

Y sale corriendo para la puerta. No sin antes volver a sacarle la lengua a Gilitrutt.

Ña-ña

Va dejando una serie de huellas blancas de harina por el suelo mientras -tap tap tap- corre hacia la puerta.

- Chicos, oigo voces ahí fuera, en el rellano. Parece que hay un tipo que habla raro... Y Guspierku está hablando con él! Rayos, ¿no estaba con nosotros hace un momento? ¿En qué momento se ha marchado? Vamos a ver qué pasa.

Y Goblop, visiblemente ofendido por no estar al tanto de lo que pasaba en la torre se dirige hacia el rellano arrastrando su campana.

- ¡Pero si tú has escurrido el bulto y ha tenido que ir Guspierku a abrir la puerta! - suelta Gilitrutt, mientras sus manitas se entretenían en hacer una corona de flores. Un collar de las mismas colgaba ya de cuelloe, se había cansado de llevar los brazos llenos y esa era una manera mucho más fácil de llevarlas. Y le quedaban estupendamente.

- Desde que te han dado la campana te has vuelto un comodón, Goblop. - dice señalando con un dedo, acusadora, mientras ríe. - Tenemos que hacerlo todo nosotros y tú sólo haces tolón-tolón. - pega una patadita a la campana, para hacerla sonar.

Sus pies la llevan después fuera del almacén, hacia donde dice Goblop que está el otro lutín.

- Será mejor ir a ver, porque si necesitamos tu ayuda, gordito, ¡Guspierku está perdido! - añade con maldad.

- Dejémonos de cháchara lutín quejica. Parece que ahí fuera hay alguien gritando y aún vamos a llamar la atención del Amo. Madre mía, con lo bien que lo había preparado y por culpa de este atajo de incompetentes me va a salir todo el plan por la culata.

Parece que Goblop piensa en voz alta y se ha olvidado por completo mientras se dirige hacia el rellano. ¿O quizá sabe perfectamente que lo estáis oyendo?

Suelta una pedorreta dedica a Goblop.

- ¿Tú, preparar? ¡Sólo has dado órdenes, no te he visto hacer nada para la fiesta! - levanta la nariz, poniendo pose digna. Pero unos segundos después le parece más interesante que haya alguien montando jaleo y pone cara curiosa - Date prisa, ¡quiero saber quién arma escándalo! - dice mientras acelera.