Los tres “amigos” se dirigen al piso inferior en dirección al salón principal y la sala de juegos. Travis se dirige a los cuatros que hay en la pared del salón principal mientras que Terry y Dakota se dirigen hacia la sala de juegos.
Tanto Terry como Dakota entran en la sala de juegos. Terry mantenía la llave que rezaba “Caja fuerte” sujetada fuertemente en sus manos. Ambos se dirigen a la diana que hay colgada en la pared y se disponen a moverla.
Tras unos segundos de incertidumbre, en el último movimiento de Dakota, la diana cede y deja ver tras ella una pequeña caja fuerte. Terry no tarda en probar la llave que lleva en su mano y esta encaja perfectamente en la cerradura la cual tras un pequeño giro y algo de presión, cede y deja ver su interior. En él hay un guante especial y mallado. Entonces los dos jóvenes lo tienen claro. Con ese guante conseguirán meter la mano en el acuario y conseguir el cofre que hay en su interior.
Sin perder tiempo entran rápidamente en el salón principal llegando a asustar a Travis que todavía permanecía buscando una caja fuerte tras los cuadros.
Terry y Dakota le indican a su compañero que tienen un guante con el cual podrán meter la mano en la pecera. Ahora solo quedaba decidir quién de los tres seria el que metería la mano y cogería el cofre. Tras unos segundos de duda es Travis quien toma la iniciativa, coge el guante, se lo coloca y tras respirar hondo un par de veces, mete la mano en el acuario hasta que llega a coger el cofre, el cual saca rápidamente.
Todos miran emocionados el momento en el que travis se dispone a abrir el cofre. Tras unos intensos segundos y para alivio de todos, el cofre contiene un papel con una serie de números. En ese momento Travis recuerda el panel numérico que vio en el hall de la mansión justo cuando el grupo entro en ella.
Travis se dirige hacia la entrada de la mansión seguido de sus amigos. Con las manos temblorosas, introdujo el código que había en el papel y acto seguido la puerta emitido un sonoro “Click” y la puerta se abre inmediatamente.
En ese instante también se desprenden del cuerpo de los jóvenes los brazaletes y el collarín que portaban mientras que por el auricular pueden escuchar una última vez la voz de su captor diciendo…
-Sois libres-