Partida Rol por web

La sentencia del iluminado Avric provocó que el vampiro emitiera fuerte chillido, tan agudo que os obligó a cerrar con tanta fuerza vuestros ojos, como el despertar del miedo en vuestros corazones. A medida que se fue dispersando su potencia, vuestros ojos buscaron confirmar la muerte definitiva de tal criatura. Por desgracia, para vuestra sorpresa, sólo quedaba una estela de un humo rojizo, que parecía escabullirse bajo el portón de la cripta.

El resto de criaturas, confundidas, se abalanzaron en un último desesperado intento de venganza. Una vez más los héroes demostraban su pericia en el combate ante el aún desconocido enemigo de Arhynn, pero habrían salvado a Lord Theodir, pronto lo descubrirían.

Bien, compañeros, ocupaos de entretener a esto mientras miramos esos extraños cofres. El mago se retira y avanza hasta uno de los cofres. Al abrirlo, descubre un frasco de fuego griego y dinero.

Con la situación controlada, Dezra asintió a las palabras de Leoric, y como el mago, fijó su atención en uno de los cofres, aunque en su caso algo más alejado, hacia donde se dirigió dispuesta a descubrir que había oculto en su interior. Mientras, reafirmó la orden sobre su familiar, aniquilar a uno de aquellos monstruos que aún se mantenía con vida.

Hay que ver como corren como gamos a por el tesoro 

Corred aves de rapiña¡¡¡¡

Ahora mismo, solamente quedaba en pie uno de los monstruos, y entre Mok y el esqueleto invocado no deberían tener problemas para acabar con él. Era hora de investigar esos los cofres para asegurarse de que no se escondiesen más enemigos en ellos.

Al retirarse para coger el cofre, Leoric deja su defensa tan baja que aprovecha el moldeador y le lanza un rayo que le impacta, a pesar del escudo magico que tenia como proteccion. Aun por el impacto, logra llegar al cofre, y al abrirlo, y dardo sale disparado hacia el, pero gracias a su larga experiencia en la vida, logra esquivarlo.

El último engendro desfiguró su rostro al ver que no tenían opciones. Fue entonces cuando algo se estremeció en su interior y quedó paralizado unos instantes. Una rabia inimaginable se apoderó de él y comenzó a asestar golpes que conseguían cortar la carne del orco y del cuerpo que luchaba al lado de los héroes.

La devastadora acción culminó en la sorpresa de los héroes quienes habían descuidado a los invitados en busca de artilugios que le ayudaran en la lucha que les esperaba en la cripta. Sabían que fuese lo que estuviera buscano el vampiro, no debía encontrarlo.

Contra todas las expectativas, en monstruo consiguió atravesar la barrera formada por Mok y el esqueleto, corriendo hacia la salida y agarrando a un invitado en el proceso. El cofre pasó rápidamente a segundo plano, acabar con el enemigo era mucho más urgente.

Avric corrió hacia su compañero caído, esperando llegar a tiempo. El orco sangraba por multiples heridas, pero todavía estaba vivo, así que colocó sus manos sobre su pecho ensangrentado y dejó que su magia curativa fluyera hacia el cuerpo caido. En segundos, las heridas empezaron a cicatrizar.

Con la sorprendente reacción del ultimo de aquellos seres, Dezra dejó a un lado los cofres, y con rapidez, corrió hacia la puerta de la cripta, decidida a detener a aquel ser que intentaba secuestrar a toro de sus invitados. Con decisión, la nigromante alzó su báculo, y con un siseo, libero una verde esfera de poder, que implacable, se estrelló contra el pecho de la criatura, arrestándole cualquier vestigio de vida.

- Al fin!

Los tres invitados se abrazaron junto a la puerta, alejados de la criatura que la oscura magia de Dezra había reducido a una viscosa masa de carne sin forma. Aun reflejando el miedo en sus ojos, el mayor de los desconocidos se dirigió al grupo. Habéis salvado nuestras vidas héroes, estamos enormemente agradecidos. Avanzó unos pasos dejando a su familia a sus espaldas. No puedo creer que Lady Eliza arruinara mi fiesta, sin duda… no pienso volver a invitar a los Farrows para la próxima, doy mi palabra. Con un suspiro que se ahogó enfocando a la puerta de la cripta, Lord Theodir continuó. Seguramente se dirija a la cámara de mi familia… su sospecha pronto se convirtió en urgencia. ¡Rápido! Debéis detenerla antes de que consiga los Dados de Fortuna, los necesitaréis si vais a repetir lo que mis camaradas y yo hicimos hace treinta años. Su mirada se perdió en la profundidad de la roca, mientras unos temerosos pasos le arropaban de nuevo con su mujer e hijo, desconcertado, traumatizado por los recuerdos del pasado. ¡Vamos! ¡Deprisa! ¡Detenedla! Sus suplicas bien parecían órdenes desesperadas. Así fue como los héroes abrieron el frío portón de madera húmeda que daba paso a la lúgubre cripta.