Partida Rol por web

El eco de una voz resonó por el lóbrego pasillo hasta donde el candor de la batalla se libraba, aumentado por el aliento del reptil aliado de los goblins. ¡Esta bien! ¡Os contaré todo, pero no me hagáis más daño! Aquel sollozo se acompañó por la aguda y penetrante carcajada del nutrido piel verde. JI JI JI, ¡Perfecto! ¡salgamos de aquí hermanos! Había llegado el momento de preparase para el último combate, por Frederick y todo Ahrynn. 

Avric vio consternado como Dezra se giraba, con la mirada ausente, hacia Leoric y le clavaba la lanza en el costado profundamente. Antes de poder reaccionar, una lluvia de flechas y fuego empezó a caer sobre ellos. Avric pudo utilizar su escudo para evitar el grueso del ataque, pero Dezra, en el trance en que se encontraba, no intentó siquiera esquivar el peligro.

Avanzando de espaldas, con el escudo frente a él para protegers, Avric retrocedió hasta su compañera caida y se agachó para comprobar su estado. Por fortuna, todavía estaba viva, y tras unas pocas sacudidas abrió los ojos de nuevo y se comenzó a poner en pie.

Dezra abandonó la oscuridad cuando el bueno de Avric la zarandeó con suavidad, y mientras recuperaba la consciencia, el recuerdo de apuñalar a su propio compañero acudió a su mente el primero de todos, obligandola a volverse más fuerte, pues no debería haber sucumbido a un magia como aquella. Pero ya estaba hecho, por lo que tras asentir en agradecimiento hacia el discípulo, fue ella misma la que se acercó a Leoric para ayudarlo a incorporarse.

- Arriba Leroic, hemos de acabar con ese maldito Rey. - le susurró al mago mientras le ofrecía una poción, consciente de que era lo menos que podía hacer tras su última acción.

Cuando vio a sus compañeros caer, el viejo orco sintió como la furia invadía su ser. No lo podía permitir, no les podía salir bien la jugada a los malditos goblins. Acabaré con todos vosotros, basura!!! La profunda voz del orco resonó por toda la sala, mientras bebía la poción de resistencia que recuperó sus fuerzas. Hecho esto, empezó a concentrarse en un poderoso hechizo que traería la muerte y destrucción a sus enemigos mientras curaba a sus compañeros. El poderoso Tempest. Esta vez tenía que salir sí o sí, así que avanzó un par de pasos para asegurarse la mayor efectividad. Por fin, los espíritus que antes se habían mostrado tan esquivos respondieron a su llamada, acabando con los goblins más cercanos que tenía, hiriendo al bicho con alas ese que tanto daño les había causado y curando a sus compañeros.

El anciano se levanta dolorido. Lo cierto que desde que se unio a este grupo estaba recibiendo mas que en sus casi 130 años de vida, desde que pudo engañar a la muerte. A duras penas fue devuelto a la conciencia y si no fuera por los vientos vitalicios de Mok, estaria aun peor. Se apoyo en su baculo y se movio lentamente. A lo lejos vio Splig con el prisionero, seguramente saldria lo mas rapido posible de alli. Con las pocas fuerzas que le quedaba, mientras avanzaba para intentar taponar la salida, lanzo un rayo al ser alado, pero su fuerza habia menguado tanto que ni siquiera logro hacer salir mas que chispas de sus manos.

Todos mis compañeros han caído. Yo mismo estoy a punto de caer, así que no puedo hacer mucho más que intentar que se levanten. Pero splig está ante mi. Miro a mi espalda, Avric y Leoric están en el suelo. Son mi mejor opción, quizá avric remate al centinela. Splig parece prestar más atención al prisionero que arrastra, quizá pueda escaparme...

Jugándome el todo por el todo, decido moverme para intentar separarme de splig y dirigirme hacia Avric. Por suerte su intuición había sido buena, Splig está más concentrado en llevarse al prisionero que en el propio mok. Así pues, despierta a Avric y retrocede, para intentar cortar una posible retirada de Splig.

Mok el anciano orco le habia vuelto a reanimar y se encontraba de nuevo en el suelo.

Gracias majete, pero creo que seria mejor que me quedara ya en el suelo, para el caso.

Refunfunllando se levanta y se sacude la tunica. Se acerca a Avric y le lanza un conjuro de curacion. Estaba tan agotado que la magia que conjuraba era reflejo de ello, y curo lo minimo.

Ey chaval, despierta, no estas entero, pero algo es algo.

Despues diviso al Slig con su secuestrado y dos goblins mas. Lanzo una llamarada de acido a uno de los goblins que le hizo derretirse en un charco de viscera y carne putrefacta.

Al abrir los ojos, se encontró mirando de frente a la cara cubierta de sangre de Leoric y le bastó con un rápido vistazo a los lados para comprobar que el resto de sus compañeros estaban en una situación parecida o peor. A su lado, Dezra estaba tirada en el suelo inconsciente y cubierta de quemaduras.

En momentos de debilidad como éstos era cuando la fe en la luz era más necesaria. Avric comenzó una oración en un murmullo que fue elevándose hasta convertirse en un canto de fe y odio hacia la sombra. Un canto que curaba las heridas físicas de todos ellos al tiempo que animaba sus corazones.

¡Hermanos! Se nos está poniendo a prueba duramente, pero ahora es cuando debemos demostrar nuestra fe y resistir hasta el final. Con la luz como aliada, sin duda venceremos

Por segunda vez en muy poco tiempo Dezra había perdido la consciencia, y cuando la recuperó, así como sus fuerzas gracias a la magia de Avric, el odio por el Rey Goblins y sus secuaces se había multiplicado, razón por la que cuando hundió su lanza en el caído centinela, lo hizo con más saña y rabia de lo normal, logrando que la herida infligida por su arma fuera irremediablemente mortal.

ACTUALIZADO

El lider de los goblins salió corriendo por entre los héroes, esquivando la mayor parte de los golpes de éstos con una agilidad insospechada en alguien de su tamaño

Avric salió corriendo detrás suyo, y consiguió por los pelos colocarse junto a Mok justo a tiempo de bloquear el pasillo hacia la salida.

¿Donde crees que vas? Si quieres pasar por aquí tendrás que hacerlo por encima de nuestros cadáveres, y no te lo vamos a poner fácil

Sin más dilación, atacó a la criatura, y tras un par de mandobles, consiguió hacerle un profundo tajo en el costado

Gracias a las habilidades del Clerigo, se sentia renovado, si no fuera por el empuje que le hizo el Splig, que hubiera sido un daño mayor sin su escudo de energia personal, pero bien mirado, le habia dejado al lado del cofre. Bien hay que aprovechar las ocasiones. Miro en el y encontro una pocima que le devolveria la energia perdida, justo lo que necesitaba para su magia. La tomo de un trago y lanzo una red de energia arcana que ato los pies del goblin ceboso.

Bien chicos, por ahora no se movera mucho mas.

Con el maldito rey entretenido con sus compañeros, Dezra se contuvo de lanzarse contra él, y a regañadientes, centró su atención en los tesoros que guardaba la cueva. Por ello, invocó a su reanimado, y mientras este hacia papilla al ultimo de los goblins, corrió hacia el interior de la guarida, segura de que podría hallar más de un tesoro oculto!

- Dejadme un pedazo para mi. - les gritó a sus compañeros, aunque pocas eran las esperanzas que tenia de poder volver a tiempo de hundir su lanza en aquella criatura.

El rey de los goblins quedaba atrapado en el círculo de extrañas arcanas runas, que emitían una tenue luz, invocadas por el conjurador, dejando pocas opciones de conseguir secuestrar al Vencedor de la Sombra. El chamán levantó su hacha con decisión, pero la duda derrotó su voluntad, no podía eliminar a una leyenda entre los suyos aún cuando había caído en las garras de la oscuridad. Aguarda Splig, ¡te sacaré de aquí! Presa de los delirios el orco intentó destruir las runas apagando su brillo. El atento maestro no pudo dar crédito de aquella disparatada situación y preparó la más potente y peligrosa de las palabras rúnicas que conocía, el cruce de consciencias. El suelo dibujó todo un camino de runas serpenteante que lucía con intensidad hasta envolver al orco en su arcano poder.

Como si todo hubiera seguido su curso, el hacha danzó con soltura con la intención de derrotar a tan inmensa y repugnante criatura. Para entonces le maestro de las runas pudo reconocer su gran error. El cuerpo de Leoric, su cuerpo, quedaba sin fuerza extendido sobre el frío suelo de la caverna, ausente, inconsciente. Había fracasado en el intercambio y ahora permanecería en ese cuerpo atrapado, sin poder utilizar nunca más el inmenso potencial de la magia rúnica. 

Ante tan complicada situación, el autoproclamado rey de los goblins utilizó el último as de su manga para evitar recibir el golpe de gracia. Arrojó al prisionero Frederick hacia el anciano Mok acompañado de su desagradable despedida. ¡Toma! Si tanto lo queréis. Para entonces las runas del suelo habían perdido todo su poder y el obeso goblin pudo sentir su libetad. Pero sabed que nunca podréis derrotar al gran Splig, ¡el Rey de todos los Goblins! ji ji ji. Utilizando toda la enorme masa de su cuerpo se abalanzó cual barril para deshacerse de la guardia del discípulo. Ante la confusión, sus piernas desarrollaron una sorprendente e increíble velocidad para escapar por la entrada de la caverna, quizás ahora liberado del peso del viejo Frederick.

El enorme granjero levantó su rostro y retiró sus canosos mechones para desvelar una enorme cicatriz que cruzaba uno de sus ojos. Os lo agradezco enormemente... su tono, aunque desvelaba el dolor de la tortura, mostraba la entereza de un experimentado luchador, me habéis salvado, me recordáis a mi juventud, imagino que aspiráis a ser los nuevos héroes de Rhym. Tras enfrentar cada una de vuestras miradas, se incorporó con dificultad y os ayudó a levantaros. Pero parece que aún me queda trabajo por hacer, siento tener que rogaros que me llevéis ante el Barón, por favor. 

Reagrupados, los héroes recogieron el durmiente cuerpo de Leoric y marcharon hacia la capital, mirando con escepticismo los extraños y poco habituales gestos de un Mok que iba conociéndose lentamente.