Partida Rol por web

La sombra sobre Zamboula

Epílogo: El fin de un trabajo...

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18/03/2018, 19:52
El Gran Escriba

El desierto vuelve a aparecer por delante de los hiborios. Paso a paso van recordando todos los hitos que han ido superando. Los cadáveres de los hombres mono medio devorados por los buitres, el oasis donde salvaron la vida del viejo Abdul, el desfiladero donde encontraron las vacías carcasas de los escorpiones de las arenas. Casi parece hasta fácil el camino que les devuelve a la ciudad de la que una vez salieron. Y sin embargo no lo fue, mas todos esos escollos fueron salvados con la increíble voluntad de ser de la que hacen gala todos y cada uno de los miembros del grupo. Tras estos días de viaje confraternizan con los hombres y mujeres del desierto. Comparten comida, costumbres, modos de ver la vida, tradiciones... de todo. Cuando menos se lo esperan llegan ante las puertas de la imponente Zamboula al amanecer...

 

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18/03/2018, 20:00
Aisha del clan del Halcón

La mujer de las arenas se enjuaga las lagrimas de la cara antes de poder hablar.

-Hermanos, me temo que este es el momento que llevo días temiendo- casi se la entrecorta la voz de la emoción, por ello carraspea un par de veces antes de continuar- Aquí nos decimos hasta pronto. Que sepáis que en nosotros siempre tendréis unos amigos, unos familiares.

Se acercó a Talitha y inclinándose peligrosamente sobre el caballo la habló al oído. Una vez dicho lo que la dijese giró la grupa de su caballo no sin antes echar la vista atrás y hablar por última vez con todos ellos.

-Que Erlik os guarde y que os colme de riquezas. Hasta pronto.

Sin decir más pica espuelas y tienden al galope hacia el horizonte.

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18/03/2018, 20:07
El Gran Escriba

Al entrar en la ciudad los ya de hecho saqueadores no tardan mucho en encontrarse con unos cuantos servidores negros que les muestran un sello que los identifica como servidores de Temujin. Zelata da fe de ello, ya que lo último que vio antes de partir es como uno de los esclavos que les dieron el carro llevaba ese símbolo al cuello.

No medían palabra con ellos. Simplemente se llevan el carro y antes de irse entregan el resto del pago convenido. Solo unos segundos bastan para que se den cuenta de que todo ha terminado. Parece que fue ayer y hace muchos días que salieron de la Ciudad y se enfrentaron a innumerables peligros... Qué les aguardará el futuro. Solo los dioses pueden discernir que es lo que espera a los hiborios. La gente atesta las calles y unos y otros se miran mutuamente sin saber muy bien que decir...

Notas de juego

Y ahora la parte divertida para los jugadores... RECOMPENSAAAAS

En dinero tenéis 1200 piezas de plata cada uno.

En experiencia:

Iona: 1250 xp, Me ha gustado la interpretación del pj, y a pesar de que no has jugado desde el principio, has dejado buen sabor de boca a este máster.

Rong: 1500 xP Excelente interpretación con unos cuantos post con retazos de historias de Conan curradisimos, posteo a tiempo siempre y conocimiento de las reglas... Magistral.

Talitha: 1250, buena interpretación y buenos combates, junto con algunas buenas ideas cuando se ha estado en los puzzles y a la hora de explorar el templo.

Ulfner: 1000 ptos, Por desgracia Gurach nos dejó por motivos médicos y la responsabilidad de llevarlo cayó en Mer. Sin embargo hasta ese momento hizo una partida genial con buenos post y posteando siempre a tiempo. La segunda fase del pj llevado por Mer también ha sido genial tanto a nivel interpretativo como de uso en los combates.

Zelata: 1250 pts. Pues la última Zelata sin duda es la mejor. Buena interpretación, buen uso de sus habilidades en combate, y muy buenos post captando su personalidad de una forma genial.

Bueno, postead en esta escena por última vez para dar una despedida narrativa a la partida.

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19/03/2018, 08:59
Rong Wei

Sintiéndose seguro, Rong Wei subió con gusto al improvisado vehículo, dispuesto a embarcarse de nuevo en la larga travesía de vuelta. Pero esta vez escoltado por gentes del desierto y arropado por la seguridad que confiere el éxito y la supervivencia asegurada.

Trató las heridas del grupo, incluidas las suyas propias y se dedicó a redactar todo lo vivido y aprendido, meditando periódicamente para mantener un punto de vista objetivo y lograr extraer las verdaderas enseñanzas de las experiencias vividas en Korsul.

Para amenizar el viaje contó historias durante el trayecto y ante el fuego del campamento. Sonaban así:

 

...

Olivia vaciló. Luego se decidió a actuar al ver un tenue resplandor que se alzaba entre los árboles.

¡La luna estaba saliendo!

Se puso en pie de un salto y corrió hacia las ruinas. Con el corazón encogido, avanzó de puntillas

entre los piratas borrachos que dormían ante el portal del edificio semiderruido. Dentro había

muchos más piratas que se movían y hablaban en medio de sus agitados sueños de alcohol, pero

ninguno se despertó cuando la muchacha se deslizó, entre ellos. Un mudo sollozo de alegría surgió

de sus labios cuando vio a Conan. El cimmerio estaba despierto, atado a una columna; sus ojos

azules brillaron, reflejando el tenue resplandor de la hoguera que había en el exterior.

Avanzó entre los durmientes y se acercó a Conan, que la había visto en cuanto apareció en el

portal. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

Olivia se acercó y se abrazó a él. El cimmerio notó el acelerado latir del corazón de la joven

contra su pecho. A través de una enorme grieta que había en la pared entró un rayo de luz lunar; el

aire estaba cargado de una tensión sutil. El cimmerio lo advirtió y su cuerpo se puso rígido. Lo

mismo le ocurrió a la joven, que lanzó un suspiro. Los piratas seguían roncando sonoramente. Olivia

se inclinó y extrajo una daga del cinto de uno de ellos, y procedió a cortar las fuertes ligaduras que

retenían al cimmerio. Eran cabos de aparejos, gruesos y resistentes, y estaban atados con la destreza

de los marineros. La muchacha trabajó con desesperación, mientras la luz de la luna se acercaba

lentamente por el suelo de la sala en dirección a las negras figuras que habían entre las columnas.

Olivia jadeaba. Las muñecas de Conan habían quedado libres, pero sus codos y piernas seguían

firmemente atados. La joven echó una mirada fugaz a las estatuas, que parecían esperar y esperar.

Tuvo la impresión que la estaban mirando con la impaciencia atroz de un ser vivo. Los borrachos

que yacían a sus pies comenzaron a moverse y a refunfuñar en sueños. La luz de la luna se acercaba

a los negros pies de las estatuas. En ese momento se rompieron las cuerdas que retenían los brazos

de Conan, que tomó la daga de las manos de Olivia y de un solo tajo cortó la cuerda que le

inmovilizaba las piernas. Se apartó de la columna flexionando los brazos, entumecidos después de

tantas horas de estar atado. La joven se acurrucó contra él, temblando como una hoja. ¿Sería una

ilusión creada por la luz de la luna la que llenaba de fuego los ojos de las negras estatuas y los hacía

brillar con un resplandor rojizo en la penumbra?

Conan se movió con la rapidez de un felino. Levantó su espada del suelo y, tomando a Olivia en

brazos, se deslizó a través de una abertura del muro cubierto de hiedra.

No dijeron una sola palabra. Con la joven en brazos, Conan avanzó rápidamente sobre la hierba

bañada por la luz de la luna. Olivia rodeó con sus brazos el enorme cuello del cimmerio, cerró los

ojos y apoyó su cabeza en el hombro de su acompañante. La invadía una deliciosa sensación de

seguridad.

A pesar de la carga que llevaba, el cimmerio cruzó la meseta en pocos segundos y, al abrir los

ojos, Olivia pudo comprobar que estaban pasando bajo la sombra del acantilado.

-Había alguien subiendo por los riscos -susurró ella-. Lo oí detrás cuando yo estaba bajando.

-Tendremos que arriesgarnos -dijo él.

-No tengo miedo..., ahora -repuso Olivia suspirando.

-Tampoco tuviste miedo cuando fuiste a liberarme. ¡Por Crom, qué día! No sé cómo he salvado

el pellejo. Aratus quería matarme, e Ivanos se negó, tal vez para contrariar a Aratus, al que odia.

Estuvieron discutiendo, peleando y escupiéndose el uno al otro, pero sus compinches estaban

demasiado borrachos para tomar partido.

Conan se detuvo súbitamente, como una estatua de bronce bajo la luz de la luna. Con rápido

ademán, echó a un lado a la muchacha, que se puso detrás de él. Olivia no pudo evitar un grito de

espanto ante lo que vio.

De las sombras de los riscos surgió una masa monstruosa, un horror con forma vagamente

humana, una grotesca parodia de hombre.

Su aspecto recordaba a un ser humano, pero su rostro era bestial, con orejas pegadas, nariz ancha

y brillante y unos enormes labios fláccidos que dejaban ver unos afilados colmillos. Estaba cubierto

de un enmarañado cabello plateado que brillaba a la luz de la luna. Sus grandes manos, como garras

deformes, casi tocaban el suelo. El volumen de su cuerpo era enorme; aun cuando estaba encorvado

y sus cortas piernas se arqueaban, su cabeza cónica se alzaba muy por encima de la del cimmerio. La

amplitud de su peludo torso y de sus enormes espaldas quitaba el aliento. Los brazos eran como

grandes árboles nudosos.

La escena iluminada por la luna daba vueltas ante los ojos de Olivia. Así pues, allí terminaba su

viaje. ¿Qué ser humano sería capaz de resistir el ataque de aquella peluda montaña de músculos y de

violencia? Sin embargo, mientras observaba con ojos desorbitados por el horror el cuerpo de bronce

que se enfrentaba al monstruo, advirtió una pavorosa similitud entre ambos antagonistas. Tuvo la

sensación que aquella confrontación no era tanto la lucha entre un hombre y una bestia como el

conflicto entre dos seres salvajes, igualmente implacables y feroces.

El monstruo atacó, enseñando sus blancos colmillos. Sus poderosos brazos se abrieron en el

momento en que embestía con una pasmosa rapidez, a pesar de su tamaño y de sus piernas torcidas.

La respuesta de Conan fue un destello de velocidad que Olivia apenas pudo seguir con la mirada.

La joven sólo vio que el cimmerio eludía aquel abrazo mortal y que su espada, fulgurando como un

relámpago, caía sobre uno de los enormes brazos del ser antropomórfico y lo seccionaba

limpiamente algo más arriba del codo. Una cascada de sangre mojó la hierba al caer el miembro

cercenado, que aún se retorció horriblemente unos instantes en el suelo. Pero en ese mismo

momento la otra mano deforme del monstruo asió a Conan por su oscura melena.

Los férreos músculos del cuello del cimmerio lo salvaron de morir desnucado al instante.

Extendió su mano izquierda hacia la garganta de la fiera, en tanto que su rodilla se apoyaba

firmemente en el peludo vientre del monstruo. Entonces comenzó un terrible forcejeo que duró sólo

unos segundos, pero que a la paralizada joven le parecieron eternos.

El monstruoso simio seguía aferrando a Conan por la cabellera y poco a poco lo atraía hacia sus

colmillos, que brillaban a la luz de la luna. El cimmerio resistió el ataque manteniendo rígido el

brazo izquierdo, mientras que con el derecho hundía su espada una y otra vez en las ingles, en el

pecho y en el vientre de su enemigo. La bestia recibió el castigo con un silencio aterrador. La pérdida

de sangre, que fluía a borbotones de sus tremendas heridas, no parecía debilitarla. La terrible fuerza

del antropoide no tardó en superar la oposición que ejercían el brazo izquierdo y la rodilla de Conan.

Inexorablemente, el brazo del cimmerio se iba flexionando y Conan quedaba cada vez más cerca de

las horrendas fauces del monstruo, que se abrían desmesuradamente para cobrarse la vida del

enemigo. Ahora, los ojos centelleantes del bárbaro miraban fijamente los ojos inyectados en sangre

del enorme simio, y Conan seguía hundiendo su espada en el cuerpo peludo. De repente las

mandíbulas llenas de espuma del monstruo chasquearon espasmódicamente y se cerraron a muy poca

distancia del rostro del cimmerio. Éste se vio arrojado con fuerza sobre la hierba, impulsado por las

convulsiones del monstruo agonizante.

Olivia, medio desmayada, vio que el mono se retorcía en el suelo, en medio de estertores,

mientras apretaba con gesto humano la empuñadura de la espada que sobresalía de su cuerpo. Al

cabo de un rato, la gran mole se estremeció y quedó inmóvil.

Conan se puso en pie tambaleándose. El cimmerio respiraba en forma entrecortada y avanzó con

dificultad, como un hombre cuyas articulaciones y músculos han sido sometidos a un esfuerzo que

está casi en el límite de la resistencia humana. Se tocó el sangrante cuero cabelludo y profirió un

juramento al ver en la peluda mano del monstruo grandes mechones de su negra cabellera.

-¡Por Crom! -dijo jadeando-. ¡Me siento como si me hubiesen molido a palos! Hubiera

preferido luchar contra una docena de hombres. Un segundo más, y mi cabeza se habría quedado

entre sus dientes. ¡Maldito sea, me ha arrancado de raíz un puñado de cabello!

En Zamboula, asistió al silencioso intercambio de bienes, un trato frío comparado con la calidez de los Halcones. Echaría en falta a Aisha, de eso no cabe duda.

Mirando a Iona, la cual sostenía un cofre que supuestamente llevaba su paga, el sabio se permitió el lujo de bromear.

-Bueno… ¿Volvemos al desierto? Creo que me dejé en Korsul mis sandalias. Y eran mis favoritas… -

Notas de juego

Gran partida, si señor.

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19/03/2018, 09:08
Ulfner

Ulfner se sitió abrumado al ver a los habitantes del desierto tan dispuestos a ayudarles, eran gente honorable y hospitalaria, aptitudes con las que el Nordheimer no estaba especialmente acostumbrado a e encontrarse.

Durante el camino se dedicó a mantener en buenas condiciones el carromato, agradeciendo los tratos de Rong y sus historias, que hacían las jornadas por el desierto algo más soportable, si eso era posible.

Necesitaba un soplo de aire fresco, con urgencia y de forma literal, pero el guerrero no se quejó en ningún momento de su complejo de conejo espetado.

Cuando llegaron a la ciudad, Ulfner se despidió de Aisha, le había cogido cariño a aquella noble mujer.

-Y que Ymir os dé gloria y fuerza para prevalecer en vuestro desierto – Dice Ulfner despidiendo a la Halcón con la mano.

Al recibir el pago, Rong lanza una broma que a ojos de Ulfner bien podría no serlo, conociendo al sabio. Negando con la cabeza con una media sonrisa en la boca, decide cambiar de tema.

-Yo voto por ir a la taberna a refrescarnos el gaznate. ¿Hace? -

Notas de juego

Ulfner

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22/03/2018, 18:41
Zelata

Para variar, Zelata pudo relajarse durante el viaje de vuelta. Tras una bien merecida siesta para recuperar fuerzas disfrutó como una niña de las historias de Rong, a quien nunca habría tomado por un cuentacuentos tan hábil. Parecía que hubiesen pasado semanas en aquellas ruinas, aunque hubiese sido mucho menos tiempo en realidad, y ahora casi le costaba asimilar que habían salido de allí vivos y con su premio.

Por fin llegaron a Zamboula y llegó el momento de la breve, pero amarga despedida del clan del halcón. - Que encontréis la victoria allá donde combatáis. Nosotros no os olvidaremos. - Casi no los conocían, pero tras haberse ayudado mutuamente sentía un vínculo con ellos y le causaba verdadera tristeza verlos marchar.

El encuentro con los monjes no pudo ser menos emotivo en comparación. Cogieron su estatua y casi les arrojaron su plata; Zelata se sintió tentada de agarrar a uno de ellos por su túnica y zarandearle hasta que comprendiera lo que les había costado conseguir aquella cosa, pero la visión de la plata la calmó. Era una cantidad más que considerable, y aquellos tipejos no merecían su tiempo; ya buscaría a Temujin más tarde para cantarle las cuarenta.

Rong: - ¿Volvemos al desierto? Creo que me dejé en Korsul mis sandalias. Y eran mis favoritas… -
Ulfner: - Yo voto por ir a la taberna a refrescarnos el gaznate. ¿Hace? -

- Creo que puedes comprarte unas nuevas sandalias favoritas, Rong. - dijo sosteniéndole los hombros por detrás con una extensa sonrisa de alegría, y una pizca de malicia. - Ulfner tiene razón. Este es el momento de celebrar, y me voy a asegurar de que esta vez participas tanto como nosotros. -

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23/03/2018, 01:56
Talitha

Talitha prefiere dedicar el viaje de vuelta a hablar y entablar una amistad mayor aún con los halcones, mientras comparan sus formas de ver el desierto y los dioses. Intercambian costumbres, recetas, y trucos de supervivencia...casi se siente como en casa mientras viajan por las dunas.

Por las noches, ante la hoguera, las historias de Rong amenizan la espera y las guardias...pero siempre que las escucha, la muchacha del desierto no puede evitar pensar en todas esas cosas que han visto...pero sobre todo en una...un horror así...esperaba que fuera solo fruto de un mal muy antiguo, enterrado por el tiempo en la antigua ciudad de Korsul...pero todavía la perseguía en sueños...

Le asustaba pensar en que hubiera más seres como aquel por el mundo...y durante todo el viaje durmió muy poco por las pesadillas, resultado de oír las historias mezcladas con los conocimientos del horror que ya empezaba a tener tan joven mujer.

Cuando llegan a Zamboula, y ya cerca de la urbe al ir viendo las caravanas comerciales, esta sensación de miedo y preocupación constante empiezan a desaparecer...el contacto con grandes grupos de gente con problemas mucho más comunes como intentar comer todos los días o no atragantarse con su propia ambición la tranquilizó e hizo que se olvidara un poco de todo lo que habían pasado. Estaba presente, pero parecía que eso  ya solo era propio de ciudades abandonadas y antiguas, ciudades muertas, y no de una población concurrida y que todavía tenía una gran vida y actividad en ella.

Se despide con tristeza de los halcones, haciendo ver que tienen una amiga en Talitha y en su tribu, y esperando volver a verles en el futuro.

A pesar de no estar acostumbrada a asentarse en un lugar, después de todo lo que habían pasado, a la joven nómada solo le apetecía pasar unos días tranquilos en la ciudad, junto a sus compañeros, nuevos amigos, y posible futura nueva familia/tribu, debido a todo lo que habían sufrido juntos.

Al menos esta vez, la falta de plata no nos meterá en líos ¡Y Ulfner podrá pedir todos los "Mata Camellos" que quiera!

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23/03/2018, 20:20
Iona

Durante el camino de vuelta escoltados por el Clan del Halcón, este siempre vigilado por la ladrona ya que no se fiaba de nada ni nadie, Iona sólo hacia que contar mentalmente las moneditas que le esperaban. Con una sonrisa de oreja a oreja.

A la llegada a la esperada Ciudad y tras el frío intercambio acordado, la ladrona estalló de alegría y se despidió del grupo de nómadas. 

Gracias por acompañarnos y si volvéis a necesitar ayuda con esos "lobitos", contad con nosotros, somos fieros guerreros. Y os haremos descuento con la tarifa.

La despedida fue más que apresurada, ya que la zamorana únicamente tenía ojos para el botín. Rápidamente se abrazó al montón de dinero y exhaló de felicidad.

Moneditas venid con mamá, no hay mejor amigo de una mujer que el "Oro" a raudales. Ahora si que me pegaré un chapuzón, pero rodeada de mis nuevas amiguitas y no de aquella asquerosa agua de las ruinas.

Tras la ridícula pero incontrolable reacción de la ladrona, esta se dio cuenta y se avergonzó un pelín.

Bueno, se que he sido un poco traviesa en el viaje y os doy las gracias por aguantarme... Pero tenéis que comprender que crecí sola en Zamoria y mi educación quizás no fue la más idónea. La frías calles de Arenjun me curtieron y confiar en la gente me cuesta un poco...

Pero que narices. Hemos vivido una experiencia inolvidable con este encargo. Superando unos escorpiones del copón, esos insensatos lobitos que no sabían con quién se metían, la turba de monos con su tres Gorilas fueron pan comido y la "Cosa" aquella asquerosa del final que gracias a Iona la "Exterminadora" logramos vencer.... Pero lo que siempre os agradeceré es la ayuda y apoyo que me ofrecistéis con mi bañito privado.

He decidido que puedo fiarme de vosotros y prometo portarme mejor en el futuro o por lo menos lo intentaré.

Y ahora a celebrarlo, fundamos todas estas monedas en alcohol y juerga. Chicas nos desmelenamos y que los hombretones sigan nuestro ritmo. Que se entere esta ciudad que nuestro grupo ha llegado y que la cerveza fluya hasta la madrugada!!

                                            

                            Y tranqui Rong, yo te robar..., agenciar... bueno conseguiré las sandalias más bonitas de la ciudad.