Partida Rol por web

- Claro, Zelata - Respondió la nómada, recordando al resto que cogieran algunos maderos para encender fuegos en la noche, además de la estatua...aprovecharía la incursión al exterior para, si no encontraban problemas, hacer una batida a caballo y ver si podía sacar comida de algún lado, cazando algún animal, aunque fueran serpientes y lagartos...

Quería ver además a su caballo.

Una vez llegaron fuera...la muchacha, algo nerviosa aún, le preguntó a la guerrera...

- Zelata...tú has viajado mucho...puede que no más que yo...pero sí más lejos...¿Alguna vez te has enfrentado a algo tan horrible como ese ser?

Viendo que la mayor parte del sector femenino del grupo se preparaba para recolectar, la ladrona no se quedó atrás.

​Chicas me voy con vosotras. Dejemos a los hombres con su carpintería, a ver que construyen. Y nosotras a ver que encontramos para el viaje. Quizás podríamos buscar alguna lona o sábana para cubrir la estatua. Ya que con este sol pareceremos un faro en el desierto. Y nos verán a millas de distancia.

Le asombró que Talitha le preguntase aquello con tanto nerviosismo. La tenía por una mujer fuerte, pero tras lo que habían pasado no podía echarselo en cara, ella misma había estado a punto de dejarse llevar por el miedo. - He visto bestias salvajes, personas y seres extraños y maliciosos, pero nada como esto. - respondió sinceramente a la nómada esperando que de algún modo calmara su angustia. - No hace falta que lo comprendamos lo que era; ahora está tan muerto y olvidado como esta ciudad en ruinas. -

El grupo se pone a trabajar en seguida. Ulfner empezó a trabajar toscamente usando su espada y hachas como herramientas, la falta de éstas estaba siendo suplida por los sabios consejos de Rong, que le ayuda a la hora de planificar donde colocar las piezas y como hacerlas. Tras una hora de trabajo, más o menos, Las piezas estaban ensambladas y delante de ellos había un carro creado a base de las tapas de barriles, y las tablas. No era el carro más robusto del mundo... pero es posible que aguantase toda la travesía hasta volver a casa. 

Las chicas salieron a rastrear la zona. Ni rastro de los khorsulitas, no había ruido alguno. Sin embargo, en el cielo sobre los buitres que rondaban algún cadáver entra las ruinas, posiblemente los de los hombres muertos asesinados por los héroes, aparece un halcón que sestea su posición lanzando de vez en cuando gritos al aire...

Cuando Ulfner y Rong suben su obra de ingeniería ven como se acerca a su posición una comitiva de 10 hombres del desierto montados sobre magníficos caballos. Durante unos instantes las alarmas saltan y todos los héroes se ponen en guardia creyendo que van a ser objeto de algún ataque de bandidos o los rencorosos hombres del clan del Lobo, mas cuando el primer jinete se descubre el rostro toda la tensión se desvaneció de golpe. 

Aisha para su yegua delante de ellos sonriendo 

-Que no se diga que los halcones no ayudamos a nuestros hermanos- la mujer da unas cuantas ordenes a sus hombres en Shemita y éstos empiezan a enganchar a Brisa Desértica al carro hecho por el hombre del norte y el khitano. - ¿Eso es lo que vinisteis a buscar?- dice señalando a la estatua- Es bastante feo... Pero supongo que a los moradores de las cárceles de piedra les gustan ese tipo de baratijas...

Ella desmonta y se acerca a los héroes para darles un abrazo a cada uno y dos besos tal y como es la tradición de su pueblo para con los familiares, poniendo especial énfasis en Rong y en Talitha.

-El viejo halcón no estaba tranquilo respecto a vosotros- mientras habla extiende el brazo para que el bello halcón que les vigilaba desde el cielo se posase en su brazo.- Así que cuando volvimos con los nuestros me ordenó ponerme al frente de un grupo, buscaros y llevaros a salvo a vuestro destino. Así que seremos vuestra escolta de honor- su sonrisa se hace aún más amplia al pronunciar estas últimas palabras.

-¡Y cuanto honor, bella halcón!- Dice Rong sonriente mientras abraza efusivamente a Aisha. El sabio está visiblemente exhausto, tanto mental como físicamente. Sus ojos se ven hundidos, su ropa empapada y el improvisado vendaje de la cabeza ya enrojecido por la herida. Aun así, la calva sesera del sirviente de Yag no puede dejar de elucubrar, e intenta evaluar la situación con calma y objetividad.

-Bendita la intuición del viejo halcón, pues ya contábamos los pasos hasta el oasis con esto a cuestas. Y bendito tu coraje para venir hasta aquí …– El kitano señala la plataforma por la que acaban de salir el norteño y él – Allí abajo yace el horror más aborrecible que puedas siquiera imaginar, debemos marchar cuanto antes para dejar bien atrás la ciudad antes de que caiga la noche.

La nómada, algo más tranquila después de que Zelata la reconfortara, se acercó a su caballo y le acarició para calmarlo. La muchacha tenía una conexión especial con el animal, y ambos habían estado en peligro en las últimas ocasiones. Un momento de paz era lo que se merecían...

Luego la muchacha del desierto se fijó en los buitres...podrían estar observando algo que pudiera serles útil...o como poco aprovechar los pájaros para comer...cuando se fijó en un ave que destacaba, un halcón.

Acto seguido la comitiva a caballo que apareció resultaron ser aliados, y a la mujer shemita se le encharcaron los ojos y alguna lágrima cayó por su rostro al abrazar a Aisha:

- Muchas gracias, el honor es todo nuestro, no esperábamos menos de las gentes de tan alta tribu.

Nunca en la vida del Khitano nadie le había parecido más sincero de lo que lo estaba siendo en ese momento la joven Aisha.

La execelente visión de la nómada detectó un halcón entre los buitres que se alimentaban de los cuerpos en las ruinas. Aquel pájaro le recordó al Clan rescatado por el grupo. Y la comitiva que apareció confirmó las sospechas de la ladrona. 

Tras el saludo de la cabecilla del Clan del Halcón y su explicación. 

Bienvenidos, aunque ya nos las estabamos apañando bién... os agradezco que nos escoltéis. No está de más que nos ayuden expertos de la zona. Gracias por venir.

Las intenciones de aquel grupo parecían nobles. Pero tendrían segundas intenciones? Quizás anhelaban la valiosa estatua que tanto había costado conseguir al grupo. Pero en fin, lo cierto es que ese Clan les debía una. Y bien gorda. Pero tenía claro que ese grupito a caballo no "timaría" a Iona, si ese era su verdadero propósito. 

Zelata se había puesto en guardia al notar la llegada de los nómadas del desierto; ya habían pasado por muchas penurias, y solo podía imaginar que se trataban de más enemigos dispuestos a atacarles, al menos hasta que los reconoció.

De forma parecida a Rong, la guerrera bajó sus armas y saludó alegremente al clan del halcón. - No podíais haber aparecido en mejor momento, temíamos que no tuvieramos fuerza o provisiones suficientes para volver. Si, esta estatua era lo que buscábamos, y coincido contigo en que hubiese preferido algo más bello, como algo hecho de oro y joyas, pero me temo que uno no puede elegir el aspecto de los tesoros que encuentra. -

No dudaba que las intenciones del clan del halcón fuesen buenas, sobre todo después de lo ocurrido en el oasis, además de que el viejo halcón les había dicho que consideraban malditas aquellas ruinas. Se habían enfrentado a sus miedos para venir a ayudarlos. - No tenemos mucho, al menos hasta que volvamos a Zamboula, pero si hay algo que podamos hacer por vosotros me gustaría poder compensaros por vuestra ayuda en este momento de necesidad. -

La muchacha miró a la de Poitain y la respondió con una amplia sonrisa.

-Salvar la vida a un Halcón, y más si es el gran patriarca, es más que suficiente para tener nuestra gratitud eterna. Todo lo que hagamos será poco para agradeceros vuestro servicio.

Todo estuvo preparado pronto y los hombres y Aisha volvieron a montar. Los héroes montaron también en su improvisado carro y todos pusieron rumbo Zamboula.