Una nueva flecha surcó la oscuridad desde la torre hasta el despojo humano que servía a Mal-Rogan. Esta vez el viento cesó por un instante que fue aprovechado por la exploradora para asestar un saetazo mortal en la clavícula del bandido llevándolo directamente a las llamas de Prios.* Dameon tendría que aguantar un poco más con su bandido antes de poder ayudarle o al menos su armadura debería aguantar como hasta ahora. Poco a poco caían los secuaces de Mal-Rogan, pronto podrían concentrar todas sus energías en él.
Motivo: Ataque Arco
Tirada: 1d20
Dificultad: 15-
Resultado: 12 (Exito) [12]
Motivo: Daño Arco
Tirada: 1d8
Resultado: 8 [8]
*Imagino que el daño de este ataque con el que ya lleva acumulado lo mata; creo que lleva 13.
El veterano dio un respiro cuando el bandido cayó, para volver a encarar al viejo Rogan. Se abalanzó sobre el no muerto cuya defensa era prácticamente la de un objeto inmóbil, y aún asi la maldición le hizo fallar, dejándolo expuesto, cosa que su oponente aprovechó para clavarle no uno sino dos golpes con su lucero del alba. Sin embargo, la armadura que protegió a Edogai durante la guerra, seguía haciendo su trabajo diligentemente, rebotando todos los golpes.
Motivo: Ataque a Mal-Rogan
Tirada: 2d20
Dificultad: 19-
Resultado: 20, 12 (Suma: 32)
Exitos: 1
Motivo: Defensa contra Mal-Rogan
Tirada: 2d20
Dificultad: 5-
Resultado: 12, 17 (Suma: 29)
Motivo: Defensa contra Mal-Rogan 2
Tirada: 2d20
Dificultad: 5-
Resultado: 17, 4 (Suma: 21)
Exitos: 1
Motivo: Armadura contra Mal-Rogan
Tirada: 2d10
Resultado: 8, 6 (Suma: 14)
Elindra tiene que haber matado al bandido, así que ya no estoy flanqueado. Pifia en ataque, me como contra de Mal-Rogan mas su ataque normal. Entran los dos, pero como ya no flanquea, la armadura absorbe ambos golpes.
Los bandidos de Mal-Rogan iban cayendo uno tras otro después de una encarnizada batalla, algunos hombres de Argasto habían caído bajo sus garras pero la mayoría había logrado matar a los enemigos y repeler el ataque. Los bandidos que no yacían muertos huían entre los bosques, y Mal-Rogan maldijo a todos ellos pero vio que se quedaba solo cuando la flecha certera de la Elindra Ascania mataba a su aliado contra Edogai.
Mal-Rogan aprovechó que Edogai había fallado estrepitosamente en su ataque para tomar distancia y alejarse de él, inmediatamente el veterano soldado se sintió aliviado, como si la maldición hubiera desaparecido. Sus brazos y sus piernas volvían a responderle con ligereza y podía respirar sin la opresión malévola que le había oprimido el pecho hasta hacia unos instantes.
—Volveremos a encontrarnos —dijo el no-muerto antes de internarse en los bosques—. Esa Piedra es mía y la pienso recuperar.
Motivo: Tenaz
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 1 (Exito) [1]
Motivo: Tenaz
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 18 (Fracaso) [18]
Con la retirada de los bandidos Elindra inspeccionó el cadáver del que yacía dentro de la torre junto a ella. Dudaba que tuviera algo de utilidad o valor más allá del arma que había utilizado para atacarla, que ya era algo, pero siempre convenía probar*.
Tras concluir con su inspección del cadáver se unió a sus compañeros sin prisa para no forzar la herida de antes; no quería que se abriese y perder más sangre de la que ya había perdido, necesitaba cada gota de la que le quedaba.
Se acercó primero a Peonio.
- Bien os cuida Prios. Esa última herida creía que os llevaría junto a él. Me alegro de que no fuera así. ¿Estáis en condiciones de caminar hasta el campamento de Aragasto? – le inquirió mientras le miraba con intensidad.
*¿Loot? ^^
Motivo: Ojo Mistico
Tirada: 1d20
Dificultad: 13-
Resultado: 17 (Fracaso) [17]
Ojo Místico para inspeccionar a Peonio, pero con ese 17 me da a mi que va a ser que no...
Me apunto uno más de Corrupción subiéndola de 1 a 2.
Edogai no tenía intención de dejarlo escapar. Podría haber esperado un momento de debilidad para evitar que la lanza lo atrapara aquella vez, pero él no cejaría. En cuanto su cuerpo empezó a recuperarse del maleficio salió tras el antiguo guardia real.
— ¡¿Dónde crees que vas, Rogan?! ¡He jurado darte descanso!
Sin embargo, la promesa del veterano se le escapó entre los árboles. Nadie más había iniciado persecución, y por buena que fuera su armadura no aguantaría si los bandidos se unían todos en su contra con el apoyo de su antiguo compañero de guerra. Edogai volvió a un paso más calmado al claro. Notó entonces que la herida del hombro aún sangraba, por lo que tensó todos los músculos de su cuerpo hasta que dejara de hacerlo.
— ¿Tenemos alguna baja? - preguntó en voz alta mientras registraba el cadáver del bandido que le había atacado.
Motivo: Recuperación
Tirada: 1d4
Resultado: 4 [4]
Tecnicamente si huye provoca ataque de oportunidad por mi parte, y mi intención sería perseguirlo, alcanzando y haciendo ataque de oportunidad cada vez que vuelva a huir; pero ni de coña el primer ataque lo va a derribar, y si se pierde entre la maleza sin que nadie más persiga acabo muerto, así que tocará dejarle huir.
Podría tirar por la habilidad de Recuperación para ver si tiene éxito, pero como el fracaso no tiene consecuencias y puedo tirar hasta que funcione, asumo que funciona y quemo el uso diario. Recupero 4 de resistencia, cambiado en la ficha.
El hermano Dameon no se permitió siquiera suspirar. Al ver que la aberración huía, alzó el brazo y… Nada. Se limitó a maldecir. Los gemidos que provenían del suelo le arrancaron de su ensimismamiento. Peonio aún necesitaba que le atendiesen las heridas. Prios había sido misericordioso con él, por lo que el manto negro estaba obligado a cumplir con la voluntad de su dios.
Limpió la sangre de su pico de cuervo aprovechando las pieles que vestía el bandido y ayudó a Peonio a incorporarse.
—Tranquilícese, maese Perdomo, me aseguraré de que atienden tus heridas en el campamento —le aseguró con inquietante dulzura.
Dameon no dejaba de ser una figura ominosa pese a ser un hombre de dios.
¿Hay algún rito para honrar a los muertos? Dameon consideraría adecuado darles sepultura o prenderles fuego?
Aquel muerto que yacía en lo alto del molino con marcas de los puñales de Elindra no tenía demasiadas posesiones en su haber más allá de sus armas, apenas cinco chelines, un juego de dados, un saquito con tabaco para mascar y las andrajosas ropas que lucía. Un botín similar al que tenían el resto de sus compañeros, aunque algunos en lugar de dados llevaban una bajara de cartas y otros llevaban un carcaj con unas pocas flechas que sirvieron para reponer las que Ascania había perdido.
Peonio, que bien había vencido a la muerte, se encontraba en condiciones de caminar pero juró por Prios y por los dioses antiguos que jamás se volvería a ver envuelto en una semejante. Estaba claro que el Dios de la Llama lo quería, porque no le había dejado morir a pesar de encontrarse al borde de la muerte. Y aunque lucía heridas feas y sangraba por alguna de ellas, todavía conservaba fuerzas suficientes para volver al campamento sin necesidad de ayuda. El hermano Dameon le aseguró que cuando llegasen al campamento le procuraría ayuda y cuidados para sus heridas, pero pese a las buenas intenciones del Manto Negro su voz no resultaba muy tranquilizadora. Tal vez por defecto profesional, aquello de inquirir a los sospechosos dejaba costumbres muy difíciles de desarraigar incluso de su tono de voz, y hasta un ofrecimiento de ayuda como aquél sonaba amenazante.
Edogai por su parte corrió unos metros tras Mal-Rogan, pero pronto se dio cuenta de que perseguirlo por su cuenta y riesgo podría terminar costándole caro y decidió volver. Atendió precariamente sus heridas, lo que le sirvió de alivio temporal, y luego se reunió con el resto lanzando una pregunta que no tardó en ser contestada. Algunos de los hombres de Argasto habían muerto, pocos en comparación a los bandidos que habían caído, por lo que la cuenta se saldaba en su favor. Karlio yacía criando malvas, el joven cazador no había resistido a las heridas que ya se acumulaban en su cuerpo antes del enfrentamiento.
- No es el único que necesitara que le miren las heridas. – indicó Elindra al manto negro en referencia a Peonio y sus propias heridas. Ella podría llegar hasta el campamento, pero bien necesitaba a alguien que supiera tratar la herida tan fea sufrida por la trampa o se podría infectar fácilmente. Mal-Rogan volvería y ella necesitaba volver a estar en condiciones de enfrentarse a esos mal nacidos.
Se acercó hasta Karlio. Parecía un buen tipo. Quizás no tan bueno en lo suyo como les había hecho creer, pero ahora aquello daba igual, debería unirse a la pira de cremación para asegurarse de que no regresara como Mal-Rogan.
Sin pudor alguno registró al pobre Karlio; lo que tuviera de utilidad les haría falta a los demás para sobrevivir el viaje a través de las montañas mientras que a donde él iba ya no le serviría y que fuera pasto de las llamas no ayudaría a nadie. Muchas veces habían tenido que hacer eso con los compañeros caídos para que los supervivientes tuvieran más posibilidades de enfrentar la siguiente batalla.
“no tenía demasiadas posesiones en su haber más allá de sus armas, apenas cinco chelines, un juego de dados, un saquito con tabaco para mascar y las andrajosas ropas que lucía. Un botín similar al que tenían el resto de sus compañeros, aunque algunos en lugar de dados llevaban una bajara de cartas y otros llevaban un carcaj con unas pocas flechas que sirvieron para reponer las que Ascania había perdido.”
Si te parece bien me apunto en el inventario:
Inspecciono a Karlio a ver que puede llevar de utilidad.
Dameon reparó por primera vez en sus propias heridas. Él también había sufrido los estragos de la batalla, aunque no tanto como sus compañeros. A todos les iba a venir muy bien unos días de descanso en la caravana.
—Sí, yo tampoco estoy demasiado entero. Pero Príos sabe que hemos luchado con valentía y que podremos devolverle la piedra a Argasto.
Echó una ojeada para ver en qué estado se encontraba el resto de la comitiva. En especial le preocupaba Lestra, aunque imaginaba que la cazadora se habría desenvuelto bien en batalla.
Ningún cadáver fue a la pira sin ser saqueado, ni siquiera un compañero como lo había sido Karlio, pues Elindra se encargó de dar buena cuenta de sus posesiones. Aquello era la vida misma, lo que un animal dejaba cuando moría le servía a otro para sobrevivir, y esto no tenía por qué ser distinto. El pudor con los muertos era cosa de moralistas, y los moralistas no sobrevivían demasiado. No en este mundo, al menos. El único con la autoridad suficiente para censurar aquellas acciones era el hermano Dameon y no pareció que le importara demasiado.
Cuando terminaron el asunto se dirigieron de vuelta a la caravana de Argasto. Les preocupaban sus heridas, pues todos habían quedado algo tocados tras el combate, aunque conservaban fuerzas suficientes para poder regresar a la caravana. Habían logrado recuperar la Piedra Solar, lo que significaba que la caravana podría proseguir el viaje sin preocuparse de las condiciones climáticas. Aquel peculiar artefacto garantizaba la supervivencia de todos ellos. Cuando llegaron al campamento y le contaron las nuevas a Argasto, sin duda se mostró satisfecho y recuperó su talante y buen humor. Por supuesto le preocupaba que Mal-Rogan intentara hacerse con la Piedra de nuevo, pero habían matado a muchos de sus hombres y eso mermaba sus capacidades, y además, la caravana les proporcionaba mejor protección.
Karlio tiene el equipo de aventurero que tenéis todos y 47 chelines, además de su daga y su ballesta. Y la armadura ligera.
Ya os dije que Lestra quedó en la caravana de Argasto. ;)
Cambiamos de escena: El precio de la leña.