Tras el envite con las ratas, me dirigí a la taberna de la mofeta, solo por curiosidad.
A la 798. Me acabo de restar el pv perdido por las ratas.
–¡La Mofeta, vaya nombre para un lugar en el que puedes comer y beber!
Sección 798
Marca la clave 40.
Pasa a la sección 36.
Cuando accedes a su interior comprendes que el nombre le viene como anillo al dedo. La tufarada de la muchedumbre reunida se mezcla con el hedor que destila la mugre del suelo, paredes y mobiliario de la taberna. Empiezan a venirte arcadas y la visión de los cuerpos relucientes de sudor de los parroquianos y sus acompañantes no te ayuda a mantener el estómago a raya.
Sección 36
Si decides salir de ese antro infecto, pasa a la sección 188.
A pesar del asco buscas sitio para sentarte (solo si NO tienes la clave 34), pasa a la sección 532.
Si preguntas por Zaymad el shemita (solo SI tienes la clave 57 y NO tienes la clave 58), pasa a la sección 890.
Pese a que aquel tugurio despedía hedor por los cuatro costados, tal vez me viniera bien estar tranquilo un rato, bajo el abrigo de un techo. Eso sí, no me iba a fiar del primer interesado que viera pora allí, como pasó horas antes. Sin más dilación, traté de buscar un hueco en algún banco para sentarme; tal vez algo de bebida me viniera bien.
A la sección 532
Recorres el angosto espacio sorteando comensales y fluidos de diferente consistencia que ensucian el suelo embaldosado. Te sientas en un rincón y te pones a observar todo aquello. El júbilo atruena hasta el techo bajo de vigas de madera manchadas de humo. Se congregan todo tipo de granujas que lucen una variada gama de harapos: carteristas, secuestradores, ladronas de dedo veloz, bravucones con sus mozas, mujeres de voz estridente cubiertas de chabacano oropel. Dominan la gente zamoria de piel morena y ojos oscuros, con dagas enjoyadas en sus cintos y malicia en sus corazones. Pero también hay lobos venidos de media docena de naciones extranjeras. Te llama la atención un gigante hiperbóreo renegado, taciturno y peligroso, con una hacha sujeta a su enorme y atlética espalda. También ves una falsificadora shemita de nariz ganchuda y cabello de rizos negro–azulados. Y una fulana britunia de mirada descarada sentada en las rodillas de un gunderés de cabello rubio y encrespado como el de los leones. Y una mercenaria errante, desertora de algún ejército vencido. Y no falta el villano gordo y bruto cuyas bromas obscenas motivan gritos de alborozo.
Sección 532
Pasa a la sección 544.
Prestas atención a las bravuconadas del bruto. Se presenta como un secuestrador profesional que ha llegado desde Koth a Hazor para enseñar el arte de raptar mujeres. Retuerces la boca para reír. El muy zopenco es tan presuntuoso que no sabe que la gente de zamoria ha nacido con más conocimiento del latrocinio del que posiblemente él nunca podría alcanzar. El kothio hace una pausa en la descripción de los encantos de una de sus presuntas víctimas y bebe cerveza espumosa de una enorme jarra. Luego, limpiándose la barba, dice:
-Por Bel que yo os enseñaré cómo se rapta una furcia: la llevaré a la frontera de Zamora con Koth antes de que amanezca y allí me estará esperando una caravana para recibirla. ¡Trescientas monedas me prometió un conde de Ofir por una brituna joven y pulcra de primera clase! He pasado semanas deambulando por ciudades fronterizas, haciéndome pasar por mendigo, hasta que he encontrado a la adecuada aquí, en vuestra pequeña ciudad de ladrones. ¡Y sí que es hermosa, la golfa!
Lanza un beso lujurioso al aire y la concurrencia estalla en carcajadas.
-Conozco a nobles en Shem que darían por ella el secreto de la torre del Elefante. Dice, y vuelve a su cerveza.
Sección 544
Si interrumpes al kothio, pasa a la sección 783.
Si dejas de prestar atención a las rodomontadas del kothio, pasa a la sección 463.