Partida Rol por web

Las casas dieron paso a los campos tras el castillo. Salvo algunos peñascos y un huerto, nada había allí. La noche envolvía en su manto anaranjado colmado de humo y llamas a aquellos que viajaron junto a vosotros en el Wellen Brecher.

Al pie de la muralla, bajo una puerta situada a mitad de altura en la muralla, se encontraba el alto sacerdote y aquellos compañeros que habían sobre vivido al primer encuentro con las fuerzas del caos.
Una escala de cuerda pendía desde la misma puerta y por ella trepaban vuestros compañeros, dispuestos a reforzar las murallas con coraje y valor. 
Un soldado les ayudaba a subir cuando llegaban arriba.

Con un grito de guerra en una lengua que dañaba los oídos, el guerrero eludió sin problema el mangual giratorio. Su espada encontró un hueco entrre la juntura del codo y el bíceps del gladiador, dejando un rastro de sangre a su paso. La sangre del propio Marius que goteaba desde el frío acero norse y que se movía, flotando, hacia el símbolo del caos que cubría el portón.

Las gotas sisearon cuando entraron a formar parte del ritual.

-Hoooolaa.... elfito.- El norse se acercaba hacia él despacio, degustando el momento de placer que le provocaba tener a alguien casi a su merced. -Quiero mordisquearte esas orejitas puntiagudas tuyas, dicen que la carne de elfo es...-una gran sonrisa se abrió paso entre las fétidas pústulas de su cara, abriendo estrías en la piel de su mejilla en el proceso.- ...deliciosa.-
 

Marius intentó de nuevo un golpe contra aquella bestia del caos, pues para él ya no era un hombre, sino que era una deformada silueta vista a través de un espejo encantado. 

Por desgracia, su intento por golpear a su enemigo fue de nuevo errático. Marius estaba perdiendo facultades o bien simplemente estaba agotado por el viaje y la falta de sueño y descanso. 

- ¡Ellidor reacciona! - Le gritó a su amigo elfo. - ¡Te necesito conmigo!

Observa Aun impactado de todo aquello, caía bajo los brazos de su atacante, quedando presa del sujeto y a merced de su deseo. En su mente, el elfo batallaba con la parálisis que se había apoderado de su cuerpo y escuchaba a su compañero intentando darle ánimos para que saliera de dicho trance.

Pero Por ahora, aquellos sonidos quedaban a lo lejos, escuchandose como murmullos dentro de una mente confusa... Pero inmediatamente recupera los ánimos, al sentir el aliento de aquella bestia en sus delicada nariz.

-Por la misericordia de...- quería decir algo mas pero su hedor era tal que no le permitía concentrarse. Trato de pegarle con la cabeza, para separarse, pero no lo logró.

El intento de resistir de Eldillor no hace más que agravar la situación complaciendo al mutante marcado por el caos. Este parece degustar cada ápice de miedo que desprende el elfo, hasta que hinca sus putrefactos dientes en la carne élfica.

Mientras tanto, a su lado el combate parece mejorar para el gladiador. El guerrero Norse al intentar dar una estocada trastabila y cae al suelo. Panza arriba y dando estocadas para alejar a Marius sus compañeros se mofan de su torpeza. No acuden a ayudarle, mas bien al contrario, esperan el momento en que el mangual acabe con su compañero para medirse con Marius.

Aquel norse se encontraba por los suelos y Marius trató de aplastar su purulento cráneo con su mangual. El impacto golpeó directamente contra el suelo. Marius no lo podía creer. Era un blanco fácil y había vuelto a fallar. Su destino era morir allí. Eso parecía bastante evidente en esos momentos.

- ¡Mierda! - Exclamó frustrado.

Tras la mordida, Eldilor se molesta bastante y con un movimiento con la cabeza le pega.

-Vete a descender en los nueve infiernos maldito- dijo tratando de darle con el tobilla, pero fallando.

-!Sueltame y pelea como un guerrero escoria!- le espetaba.

habíamos encontrado al sacerdote y al resto de la tripulación, los cuales habían encontrado un modo de subir por una cuerda, lo cual no era algo que me hiciera mucha gracia, pero parecía que habían encontrado una forma de entrar en las murallas sin abrir un paso a los barbaros, "Mirad, Mordak, han conseguido subir, vamos a reunirmos con ellos, no creo que sea la mejor opción, pero si el sacerdote ha decidido que hay que luchar en las murallas, pienso que seriamos unos necios al quedarnos fuera con toda la horda de norses y lo que fueran esos guerreros tan diestros que vimos antes" le digo señalando el lugar con el dedo.

Mordrak observó la escena analizando la situación. Sin duda una horda de nórdicos atacaba la ciudad y práctcamente todo el ejército Norse se concentraba en la fortaleza.
El plan de Marius de encontrar una calle estrecha en la que plantarles cara era sin duda idóneo, pero como primera medida defensiva, donde la gente tendría más tiempo para ponerse a salvo. Con un ejército totalmente desplegado y saqueando la ciudad a su antojo ese plan quedaba descartado. Quedarían atrapados entre dos frentes en una calle sin escapatoria... y el enemigo era superior en número. Tarde o temprano acabarían cansados y morirían bajo una lluvia de flechas norse.

-No amigo.- dijo el hechicero. -Debemos alertar a Marius y los demás que su plan ya no es viable. La situación es peor de lo que esperábamos y solo la defensa de la fortaleza puede salvar Hagendorff. Hay que avisarles de inmediato. ¡Vamos!.-

El puñetazo en la cara que recibe, echa hacia atrás la cabeza del norse con un crujido atípico. La esperanza de que el elfo le hubiera partido la columna se esfumó cuando un tentáculo como de pulpo salió de debajo de su casco enrollándose en el arnés de su armadura y tirando de la cabeza hacia adelante. Un crujido igual de sonoro volvió a ajustarle la cabeza en su lugar, enseñando aquellos los dientes apestosos mientras el tentáculo se retorcía sinuoso a escasos centímetros de la cara de Eldillor.

-Contra el poder del caos no hay nada que hacer, ¡elfo!.- Otra dentellada se hincó en el cuello. La armadura protegió esta vez la zona, pero el cuero no duraría para siempre.

Mientras el elfo tenía otras preocupaciones, Marius luchaba contra el guerrero intentando mantener la calma, pero esta parecía desvanecerse de inmediato. A cada golpe de su mangual había una respuesta apropiada y la única oportunidad que se le había presentado se había esfumado con igual facilidad.
El norse había mantenido las distancias con la espada, no dejando que el gladiador se acercara demasiado y evitando asi su arma mortal. Pero se había puesto en pie.

-Me las pagarás maldito imperial. Nadie deja en ridículo a Jargör. ¡Ahhh!-

Lanzó una estocada recta, sin tapujos ni engaños hacia la pierna derecha que podría llegar a atravesarla.

Fue entonces cuando cambio la suerte de Marius. La espada del norse iba directa a su cuello, pero el gladiador recordó de la pasta que estaba hecho y se hizo a un lado. Aprovechó la inercia para esta vez sí golpear duro, muy duro contra la espalda de aquel ser del caos.

- Ningún mutante sobrevive a Marius. - Dijo él entonces. 

observo al mago, era verdad, si se habían refugiado en la muralla, era porque luchar en la ciudad no era podible, "teneís razós, vamos a buscarlos" le digo al mago y vamos en busca de mis compañeros.

Marius hizo una maniobra arriesgada parando con su rodela y devolviendo el ataque con el mangual. La cadena se enroscó por el costado golpeando la bola en la espalda del enemigo con tal fuerza, retroceder al guerrero mientras blandía en arco su espada para alejar al gladiador. Aunque Marius no parecía querer mantenerse alejado.

Al otro lado de la puerta, mutante y elfo se debatían en un abrazo sádico, cruel. El mutante seguía insistiendo en comerse al elfo, aunque la armadura de momento lo estaba impidiendo. 

Corréis junto a la muralla para llegar cuanto antes hasta el portón que daba paso a la zona del puerto, donde sabíais que se dirigían Marius y Eldillor. Sin embargo podéis distinguir como varias figuras luchan junto a la puerta mientras otras miran.

Eldillor está sujeto por un corpulento norse en una presa que parece no menguar mientras intenta morderlo y Marius lucha contra un guerrero mientras otros dos norses miran mofándose de su compañero y lo débil que es. 

La corriente parecía favorable y las miradas de los vigías se centraban en la ciudad mas que en el agua, eso e ir bajo la lona de una barca con restos de la destrucción de la ciudad ayudaba a que los pocos que se habían fijado en ella la desestimaran enseguida como algo importante o digno de su atención.

Tu sentido de la orientación en túneles oscuros te indicaba que mas o menos habría pasado cerca de media hora, tiempo suficiente como para que Marius y los demás estuvieran ya cerca del grueso principal del ejército enemigo dispuestos a morir por la causa.

El bote chocó suavemente contra el muro de piedra del puerto. La lona se levantó lo suficiente como para dejarte ver que un barco norse estaba a unos veinte metros de ti. La muralla te mantenía oculto por la espalda pero un problema añadido se presentaba ante ti, el muro estaba pensado para barcos, no para botes, pues estos arribaban en la playa o en los muelles y la altura estaba pensada para la borda de un barco. Saltar hasta arriba y encaramarse hasta el suelo en silencio iba a ser difícil con guardias a veinte metros de ti.

Pero no habías echo el viaje en vano... ¿o si?

Buri miró la alta pared y pegó un brinco para aferrarse a ella y empezar a escalarla. El enano se estampó de lleno contra la misma y cayó de vuelta al bote en un brusco movimiento. La pequeña barcaza dio una sacudida y el enano temió lo peor; que se volteara. Intentó estabilizarse como pudo antes de volver a cubrirse con la lona.