Partida Rol por web

parecía que habíamos hecho bien en ir a buscarles, por lo que parecía que necesitaban ayuda, "Pardiez, mirad, están peleando" paro al mago y hecho un vistazo rápido, "creo que lo mejor sera que vuestra merced y yo intentemos rodear a los norses que están apartados y así pillarlos por sorpresa"

Marius se había cansado ya de ese estúpido norse y de sus vacías amenazas. Tras esquivar su último intento por acabar con el, su bola armada impactó contra el rostro del norse.

Se escuchó un sonido terrible; huesos rompiéndose. Posiblemente su mandíbula estuviera fracturada y su carrillo se transformó en una masa de piel, carne y sangre irreconocible. Varios dientes volaron lejos de su boca, al igual que trozos de piel y sangre. Había sido un golpe realmente demoledor.

- ¡Voy contigo Ellidor! - Le dijo al elfo una vez se pudo deshacer de su atacante.

Mordrak se detuvo frente a su compañero, dudo breves instantes con la espada desenfundada -bien, os haremos caso, aunque el sigilo no es mi fuerte - siguió a Luis por detrás esperando que hubiera algún plan sencillo que no requiriera de destreza...

El elfo trataba de soltarse aun.. se sentía agotado y como ultimo recurso, intentó realizar otro ataque con la cabeza a ver si lograba hacerle daño al sujeto. Usó toda la fuerza que le quedaba en aquel forcejeo mientras escuchaba el grito de su compañero a lo lejos dandole esperanzas de vivir.

Tus temores se confirman. El brusco sonido llama la atención de uno de los norses y te agazapas debajo de la lona buscando refugio.
El hombre se acercó a la borda buscando con la mirada el causante de aquél ruido. Cuando vio el bote, lo analizó en busca de una posible amenaza. Finalmente, tras esperar un tiempo prudencial, levantas la lona lo suficiente para poder ver. Ya no había nadie vigilando el bote. Parecía que por ahora, les habías engañado, aunque el problema de la altura seguía siendo un obstáculo a superar.

La bola del mangual se estrelló contra la fea cara del mutante que cayó de inmediato. Marius se centró entonces en Eldillor y en cómo ayudarle, pero una voz le frenó en seco.

-No tan rápido imperial.- Dijo uno de los norses que estaban antes mirando el combate mientras levantaba su hacha de doble filo. -No te será tan fácil librarte de nosotros como del tonto de Freor.- Las risas de otro acompañaros a las palabras de su amigo.
Los dos norses se pusieron en guardia blandiendo hacha a dos manos y espada con escudo. La lucha no iba a ser nada fácil.

------------------------------

Mientras Marius procuraba salvar el pellejo, Eldillor hacía acopio de toda su fuerza. El golpe que le proporcionó al norse con la cabeza desestabilizó a este, aflojando su presa. Pero el golpe pareció enfurecerle apretando más y más la presa.
-Si no me dejas probar tu sangre, te aplastaré hasta que tu cabeza salga despedida como la espita de un barril.-
No sabrias decir dónde, ni cómo, pero una energía oscura comenzaba a abrasarte. Su furia le hacía ser cada vez menos hombre, y un oscuro tentáculo apareció de su boca enrollándose en tu cuello, asfixiándote cada vez más.

Aligeráis el paso rodeando una casa para pillar a los dos que estaban de espaldas. Eldillor parecía en apuros y el gladiador combatía, extrañamente con público, contra uno de los norses. Pero todo parecía estar en vuestra contra, al dar la vuelta oís el grito de agonía de uno de vuestros compañeros del wellen brecher. Un combate se había desarollado en medio de la calle que queríais atravesar. 

Cinco miembros del barco habían sido masacrados por un grupo de norses, predeciblemente, los que ahora combaten contra Eldillor y Marius formaban parte de ese grupo. Tres norses despedazan los cuerpos de vuestros compañeros mientras un cuarto veis como se dirige hacia el portón de la muralla, donde se encuentran Marius y Eldillor.

- ¡Malditas bestias del caos! - Gruñó terriblemente frustrado el gladiador.

Trató entonces de destrozar a uno de aquellos norses que se le acercaban como había hecho anteriormente con su compañero que reposaba inerte en el suelo. Sin embargo, su bola armada pasó muy lejos de su objetivo y casi acaba por impactar contra si mismo.

Aquello pintaba mal, realmente mal. Él estaba herido y combatía en inferioridad numérica y su bien amigo Ellidor había sido apresado por aquella cosa. Si no sucedía un milagro, difícilmente saldrían de aquella y sin ellos no lo lograban, nunca podrían encontrar el lugar por el que los suyos podrían atacar en superioridad al enemigo. La defensa de Hargendorf sería un completo fracaso.

Buri asomaba sus verdes ojos por un extremo de la lona con timidez. Por un segundo pensó que tendría que salir de su escondite para evitar la atención de los guerreros nórdicos y la única forma era arrojándose al mar. No sabía que era peor, morir ensartado por una hilera de flechas sin poder hacer nada o morir ahogado en aquellas negras aguas al intentar esconderse.

Un recuerdo fugaz de Kurgan siendo ofrendado al mar de garras por el nigromante invadió su mente por unos momentos.

Sacudió la cabeza. Definitivamente morir ahogado era lo peor.

Distrajo su mente intentando trazar un plan. Debía haber cerca una forma de escalar el muelle sin hacer mucho ruido. Y si lo hacia, le daba igual atraer la atención de un par de norses. Al fin y al cabo él estaba aquí para matarlos.

Tu mente comenzó a girar sus engranajes encajando cada pieza. Los enanos no eran buenos saltadores y tampoco, excepto los exploradores que se aventuraban al gran corredor, eran sigilosos. Sin embargo si sibia una cosa que sabian hacer, y muy bien, fabricar utensilios con las manos.

Miraste el muro por debajo de la lona calculando la altura necesaria. Había restos de madera, un remo roto ytablas entre los escombro del bote asi como tambien podias deshilachar un trozo de cuerda y con eso fabricar una escalera. Tardarias un poco, pero seria sigiloso y fácil subir al muelle.

Sentia que se quedaba sin aire, no pudo hacer mucho ya que incluso lo suspendia en el aire.

-Ghrrc ghrrrc- trataba de respirar mientras perdia un poco la consciencia.

Lanzó una patada como pudo, mientras con sus manos trataba de liberarse de aquel tentaculo.

El guerrero del escudo se mantuvo distante, flanqueando a Marius mientras el otro atacaba directamente y sin disimulo. Con una corta carrera se abalanzó sobre el gladiador. esquivó la pesada hacha que sacó chispas al chocar contra el suelo. Eso no fue del agrado del otro, que se vio obligado a cambiar el ángulo de ataque fallando por poco.
Marius estaba rodeado y seguramente sus amigos del callejón no tardarían en llegar como refuerzos.

Pero la suerte parecía estar ahora a favor del elfo, el cual había acertado golpeando la espinilla del norse, que soltó un chillido de dolor y aflojó la presa lo suficiente como para soltarse del pringoso tentáculo. Una viscosa sustancia resbalaba por el cuello de Eldillor penetrando entre sus ropas.

Fue cuando el norse que le estaba atacando esquivó su ataque, cuando con un rápido movimiento incrustó su bola de pinchos en su costado. El norse se retorció con evidente gesto de dolor y tras emitir un gruñido. 

- ¡Por Sigmar! - Alzó la voz el imperial. - ¡Vamos Ellidor, acabemos con ésto!

AHHHHH- Grito desesperado luego de haber sido liberado y sin pensarlo mucho, tomó del piso el arma y se lanzó contra este.

Su torpeza produjo errar en el ataque, pero su intención se vio reflejada. Su mirada estaba lejos del lugar, mas bien, el dolor lo había dejado en histeria.

estaban completamente rodeados, pero no iba a dejarlos atras, por lo que me giro al mago, "¿tienes algún hechizo que nos permita tener ventaja sobre estos tres norses" digo señalando al os que están cometiendo la carnicería "o tal vez dejarnos de sigilo y acudir aunque nos vea nuestros enemigos a ayudar a nuestros compañeros".

Buri se apresuró a reunir las herramientas y materiales que podía en aquel pequeño bote mientras que una tormenta de ideas se presentaba en su mente. Tomó la manta que utilizó para ocultarse y la rasgo en jirones que fue enrollando para luego ir atándolos en torno a los trozos de madera que podía conseguir o arrancar de la misma embarcación con mucho cuidado en el uso de su hacha para no acabar hundiéndose bajo la creación de su propia obra. Con el tiempo habría hecho una escalera de cuerda que había salvado a muchos mineros perdidos de agujeros en el suelo o derrumbes. Se sentía tan orgulloso con su propia y rudimentaria creación que se permitió una ceñuda sonrisa victoriosa. Arrojó la escalera hacia arriba dejándola caer sobre un soporte de madera que se hallaba en lo alto del muelle, eso bastaría para tensarla lo suficiente para que pudiera ascender el enano. Mientras iba ascendiendo, consideraba su nuevo problema más inmediato. La presencia de los nórdicos. Oteó la zona con la mirada intentando mantenerse a la par con la anaranjada oscuridad de la ardiente noche, su plan apenas daba inicio.

-¿Ventaja?.- Preguntó el hechicero mirándo a su compañero. -Puedo intentar convencerlos de que son ellos los que están en clara desventaja numérica, si es acompañado de un ataque contundente y eficaz.- Luis ya había visto antes la eficacia de los "trucos" de magos.

-Puedo hacer aparecer muchas luces o los sonidos de una multitud presta para la batalla. Puedo simular el sonido de una compañía entera de soldados de refuerzo. Si se combina con un ataque a esos tres utilizando el factor sopresa, no mirarian si realmente les atacó una o cien personas, huirian sin más en busca de la protección de su ejército.- El mago escudriñó más allá, el portón de la muralla que separaba la ciudad del puerto nuevo, donde sus compañeros peleaban por sus vidas. -Aunque si huyen, irán directos hacia Eldillor y Marius.- Dijo señalando a estos con el mentón.

La bola del mangual efectúa un giro cogiendo impulso, e incrustándose contra el costado izquierdo del norse, emite un crujido desgarrador seguido del agónico grito del caótico norse. Varios órganos internos estallan provocando un sangrado masivo de algo que se asemeja más a una viscosa masa negruzca que a verdadera sangre.

Con las costillas rotas y clavadas como dagas en su bazo y pulmones, el norse del enarme hacha cae con una mirada incrédula de dolor mientras el otro levanta su escudo, protegiéndose al ver la habilidad de su enemigo y atacando con una estocada larga, para mantener las distancias, que no llega a impresionar al gladiador, que ni siquiera se mueve, sabedor de que no llegaría a alcanzarle.

Mientras tanto:
Eldillor se zafa ágilmente del abrazo tentacular del pringoso norse rodando por el suelo a la vez que recoje su arma y lanza una estocada destinada más a mantener la distancia que ha realizar un verdadero ataque.
Es entonces cuando el norse, con un grito de agónica rabia, abre la boca lanzando su tentáculo hacia el elfo a gran velocidad.
El apéndice revoloteaba en el aire intentando alcanzar al elfo, atraparlo para que aquél ser que ya no era humano pudiera comerse al elfo.

Marius respiró aliviado, pues al menos uno de los dos enemigos que le rodeaban había caído. Ahora sólo aquel norse que blandía un escudo suponía una amenaza directa contra él. Sin pensárselo demasiado, lanzó su bola armada contra éste, pero el golpe impactó en su enorme escudo. 

- ¡Deja de jugar con ese mutante, elfo! - Reprendió a su compañero.

Estaban perdiendo un tiempo precioso con aquel combate. Necesitaban cuanto antes librarse de aquellos humanos malditos por el caos y subir a lo alto de ese edificio para buscar una buena vía por donde guiar a los suyos. ¿Dónde se habría metido Buri? ¡Ese maldito enano! 

Las anaranjadas nubes de tormenta solo presagiaban la fatalidad de la guerra. Las llamas ascendían en lo alto y la ceniza caía continuamente como un manto de nieve gris que arrebataba la esperanza.

Buri Bodvarson alzó su mano tentando suvemente la improvisada escala. Parecía firme. Miró hacia el barco donde se encontraban los norses y aprovechó la oportunidad de distracción para escalar el muro del muelle.
Ahora estaba arriba, sus enemigos distraídos en el barco y en los muelles rompiendo, comiendo o despedazando algún pobre humano que había caído en sus manos.
El enano se apresuró a cruzar la calle escondiéndose entre las sombras de un callejón. El zumbido de las moscas llamó su atención hacia arriba, donde se arremolinaban entorno a los cuerpos colgados boca abajo, decapitados y destripados, que formaban una estrella de ocho puntas invertida rodeada de símbolos arcanos que refulgían con una extraña y apagada luz rojiza.

La sangre había sido corrompida y goteaba por la pared abriéndose paso a través de la argamasa hasta otro octógono, dos metros más abajo, con extraños símbolos de inconfundible magia negra que parecían palpitar al ritmo de los otros. 
Antes de que Buri pudiese reaccionar, la pared comenzó a hincharse como una tela tensada por el viento. Una grotesca cara comenzó a dibujarse en la tela. Pugnaba por salir como si de un parto se tratara.