Partida Rol por web

La Última Guerra, Breland

Escena 1: El campamento

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11/01/2015, 18:54
Director

La mañana amanece gris y anodina como es de esperar en un sul de la segunda semana de Zarantyr, apenas llegasteis al campamento hace dos días después de una parada en Starislaskur para que la caravana donde ibais los nuevos reclutas se aprovisionara.

La recepción del Conde Duran ir’Bakker fue fría y rápida, sólo os exigió dar la vida por Breland y no cuestionar lo que os ordenarán, y os tomasteis en serio sus palabras puesto que el fornido humano de largos cabellos oscuros y pobladas barbas emite un aura de autoridad y firmeza embutido en su bien cuidada armadura completa.

Vuestro primer día poco pudisteis ver del mar de tiendas que compone el campamente del Conde, pues estuvisteis de aca para alla mientras apuntaban vuestros nombres, os daban vuestros tabardos brelios para homogeneizar un poco la masa de equipos y armas que cada uno había traído o se le había proporcionado, el día terminó cuando os asignaron la tienda donde descansar y tener vuestro equipo.

Vuestro segundo día sí estuvo animado,  veteranos os gritaron a todas horas mientras os hacían manejar armas, correr u os interrogaban sobre vuestras habilidades mágicas en caso de poseerlas.

Mientras os sacaban el aliento, pudisteis localizar las tiendas más significativas, la de conde y su sequito,  la zona de herreros y artesanos, la zona de “entretenimiento” donde personas no combatientes y mercaderes ofrecen sus servicios, desde curanderos, afiladores etc… hasta mujeres de vida alegre.

Así que ahí os encontráis, esperando en fila por la mañana para que os sirvan el desayuno en vuestros cazos, mientras corren rumores de que hoy os presentarán a vuestro capitán y vuestra futura compañía.

Notas de juego

  • Los que tengáis rangos en reunir información podéis usarlos (podeis hacer primero la tirada y luego desarrollar vuestro post).
  • Si vuestro bono de CON es +2 o mejor, superáis el día de entreno sin problemas, sino os levantáis con agujetas.
  • Evidemente los forjados no desayunan pero se encuentran en la zona para que conozcan a la gente junto a la que luchan.
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11/01/2015, 20:22
Arraman

Arraman se levantó bostezando. En la carpa de los reclutas todos hicieron lo mismo cuando sonó la trompeta pero pocos lo llevaban tan bien como él. Pocos habían nacido en el peligroso continente de Xen'drik y habían acostumbrado su cuerpo a pruerbas más duras que las del ejército brelio. El mago se estiró, repasando mentalmente los conjuros preparados. Dudaba que fueran necesarios aquel día pero a él siempre le gustaba estar preparado.

Nadie lo saludó nadie le preguntó cómo había dormido mientras se afeitaba y recortaba su cuidada perilla. A él bien poco le importaba. No estaba en el ejército para hacer amigos. Se vistió con gestos calculados, sin desperdiciar un átomo de energía y se encaminó al comedor, donde se puso en la cola de los primeros, dispuesto a optimizar su tiempo, como siempre, tratando de bajar su marca  personal de tiempo invertido en quedar listo para la rutina militar.

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12/01/2015, 13:33
Fornax

El constructo viviente se hallaba sentado, contemplando cómo las criaturas de carne y hueso desfilaban para recibir su sustancioso alimento. Llevaba tempo allí sentado, como si formara parte del lugar, al igual que la fuente forma parte de la plaza de una aldea. Sin embargo, su mente se hallaba en otro sitio.

Recordó su paseo nocturno por el campamento, mientras el resto de seres de sangre soñaban, sea lo que fuera eso. Se cruzó con otros como él a lo largo de su periplo. Uno de pequeño tamaño y muy ligera coraza corporal que aliviaba la soledad nocturna estudiando las páginas de un libro lleno de símbolos arcanos. Y otro que murmuraba rezos en voz baja en el interior de una capilla improvisada con un símbolo octogonal rojo sobre plata, representando sangre y acero.

Pero el que más le llamó la atención fue un forjado de guardia en el linde del campamento, recubierto de placas y otras piezas que habían sido claramente sutituidas, cuando no mostraban infinidad de muescas y abolladuras: Aquél era un veterano de muchas batallas. Quizás fuera de los primeros forjados, hace casi treinta años.

Al ser descubierto, "Forjado" bajó la cabeza en gesto de reconocimiento, y el otro le devolvió el gesto antes de seguir con su vigilia mirando hacia el horizonte.

Al fin, el constructo viviente llegó a una zona del campamento apartada, y descubrió algo atroz: Un montículo formado con los restos de cuerpos destrozados y piezas de forjados inertes. Como si de muñecos rotos se trataran, no había brillo en sus ojos.

Comprendía las razones practicas de aquello. La zona de artesanos y forjados no se hallaba lejos, y las piezas de los forjados caídos podían usarse para recambios para otros forjados.

Y sin embargo, contemplar aquello le había hecho sentir algo inusitado en su interior. Una sensación extrañamente dolorosa que no supo reconocer. Después de aquello, no había podido hacer otra cosa mas que alejarse de aquél lugar lo antes posible, no sabía bien por qué. Sin embargo, aquello no había servido para nada, pues horas después, en el recinto del rancho, la imagen seguía aún grabada en su mente, imborrable.

¿Acaso no me han creado para eso?

Levantó la cabeza intentando sacudirse la imagen de su mente, aunque fuera tan solo de manera momentánea. Y miró a su alrededor. Pese a que entre la dominante mayoría de humanos había algún miembro destacado de alguna de las especies menos comunes, como algún enano, gnomo, cambiante, o forjado, ninguno de ellos era el más estrafalario de todos. 

Era un individuo en la fila del desayuno realmente curioso: Un humano. Iba vestido de un llamativo rojo sangre. Su cabeza estaba totalmente pelada. Y llevaba encima exóticos adornos y utensilios, como de una tierra extranjera. A "Forjado" le llamó la atención, y le siguió atentamente con la mirada. 

"Forjado" se sintió intrigado, así que de manera bastante campechana se levantó de donde estaba sentado, se acercó a la fila y señalando visiblemente a la cabeza del individuo le preguntó de manera inocente con su voz levemente metalizada: 

—¿Por qué no hay pelo ahí arriba, como el resto de seres de carne? ¿Es que fuiste forjado así?— 

No había maldad en las palabras del ignorante forjado. Simplemente, era claramente un constructo casi nuevo. Un niño aún en muchos ámbitos de la vida.

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12/01/2015, 14:51
Arraman

Arraman estaba concentrado en el ritmo de sus cucharadas cuando una sonora voz metálica interrumpió sus cuentas. El mago levantó la mirada de su plato y se encontró ante una montaña de piezas de metal, madera, remaches y tornillos y unos tatuajes verduzcos de lo más intimidatorios.

El conjurador abandonó su intento de batir su marca personal de movimeintos de mandíbula ante la curiosidad que tenía delante. No era el primer forjado que veía, por supuesto. En Sharn había visto ya muchos pero ninguno le había hablado antes sin ser preguntado.

-La verdad es que me lo afeito. Mejor nada que poco. Tú también tienes un aspecto inusual con ese metal tan especial... ¿Qué es, mitrhil? - dijo el mago entrecerrando los ojos y señalando con la cuchara al cuerpo de "Forjado".

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12/01/2015, 17:08
Húrin Tajar

De haber sido preparado para algo y luego tener que desempeñar dicho trabajo siempre hay un gran salto, sin embargo, tenía la esperanza en que el trato en el campamento fuera ligeramente mejor del recibido. Al menos inicialmente, hasta que caí en la cuenta que si nos debíamos esforzar tanto simplemente por estar aquí parados, el escenario que tendríamos en cuanto nos enfrentáramos al enemigo tenía que ser mucho peor.

Lástima que eso no me ayude a evitar que me duela hasta el culo.

Pensé ya en la fila para el desyuno. Quizás la única ventaja de todo esto era que no debía prestar atención al caballo, al haber sido medio confiscado en cuanto lo vieron, aunque esperaba que llegado el momento pudiera volver a disponer de él.

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12/01/2015, 17:42

¡La madre que los parió! 1 maldita flexión más y no habría podido ni levantarme a tiempo de pillar un bol para el desayuno - Exclamaba Alain para sí mientras esperaba en la fila.

Desposeído de sus ropajes de tonos avivados y su sombrero de pluma nadie se percataría de que era un bardo de no ser porque no soltaba su laúd ni para ir a mear. Tenía una apariencia deplorable, como la mayoría de los muchachos que se ven obligados a participar en esa guerra. Carne de cañón, cruda y sin curtir.

Sabía que cuanto más débil pareciera menos probabilidades tendría de salir con vida de allí. Pero, ¿cómo intentar aparentar ser un hombre temible cuando hasta el simple acto de ponerse de cuclillas dolía como sentarse encima de un cactus?

Si, ya lo tengo. La cuestión es no agacharse. Mantente recto, cabeza alta, pecho fuera y aguanta. Más te dolían los capones del maestro cuando metías una patada al diccionario.

Manteniendo esa pose aparentaba algo de seguridad en si mismo. La concentración que requería mantener la cara impasible hacía que su rostro diera la sensación de ser de armas tomar. Cuando se dio cuenta de la imagen que inspiraba entre los cercanos en las filas y aquellos que pasaban (le mantenían levemente la mirada) pensó:

Bien, ahora es buen momento para usar el intelecto. Vamos a ver que tenemos por aquí. A ver si encuentro alguno de esos hombres valerosos sobre los que escribir y sobre quienes componer baladas.

Sin más, haciendo un mapa mental sobre el campamento y las personalidades sobre las que se había informado algo, escuchó y observó a los soldados que hacían fila. Unos puestos más atrás vio a un hombre calvo en túnicas rojas de mago que hablaba con un forjado. Pensó:

¡Igualito que los forjados que describía el maestro!

 

- Tiradas (1)

Motivo: Reunir Información

Tirada: 1d20

Resultado: 14(+5)=19

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12/01/2015, 18:48
Fornax

¿Que se afeitaba la sesera?

"Forjado" había  contemplado algunas veces el ritual humano de afeitarse la mitad inferior de la cabeza, bajo la nariz hasta la mandíbula. Pero, ¿la superior también? Era la primera vez que lo veía.

Cuán extrañas y confusas le resultaban las costumbres de los seres de carne y sangre. A Forjado le resultaba imposible sacar un patrón de comportamiento con ellos. 

Antes de centrarse de nuevo en el hombre de rojo bajo el tabardo militar, Forjado miró a los lados lado para percibir que unos humanos llevaban el pelo largo y otros corto. Unos media barba, otros barba de semanas, otros sólo bigote ¿Quizás lo hacían para diferenciarse entre sí? Seguramente. A "Forjado" aún le resultaba difícil distinguir a unos humanos de los otros.

—Así es, señor. Es mithril, la plata blanca. A cambio de tres punto cuatro ocho nueve cinco veces el coste usual, Forjado es dos punto siete ocho cinco veces más ligero. —Contestó al individuo. —Pero sólo fue usado mithril para la carcasa protectora exterior, señor. Por dentro, en cambio, fui forjado de otros muchos materiales: Cobre, acero, madera, gemas, y diversos metales. —

Era inusual que un ser de carne le contestara sin un gesto de desprecio. Es más. Era inusual que un ser de carne le contestara. 

—Forjado pide permiso para sentarse junto a usted señor. Forjado sabe cuán importante es para usted el protocolo de ingestión de su ración de calorías diarias, así que Forjado puede permanecer sin hablar todo el tiempo si usted lo desea señor. —

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12/01/2015, 19:48
Arraman

Arraman se quedó mirando unos segundos a Forjado antes de apurar su vaso de agua. Lo bebió con calma pero de un trago y, cuando hubo acabado dejó el vaso en la posición exacta de donde lo había cogido. DEspués giró un poco el vaso sobre su eje para que estuiviera exactamente como lo había encontrado, se secó el agua de la perilla con una servilleta y contestó.

-Por supuesto. Pero no me llames señor. Soy Arraman, el rojo.

Arraman asió de nuevo la cuchara y, antes de volver al trabajo, añadió:

-No puedo ni imaginarme lo que puede valer tu cuerpo despiezado. ¿No te da miedo andar por ahí exibiéndolo?

Al señalar con su cuchara cargada al forjado, una parte del rancho cayó en el mantel y Arraman se apresuró a limpiarlo con la punta de su servilleta.

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12/01/2015, 20:33
Fornax

Despiezado.

Aquello hizo recordar la imagen de la noche anterior. El montículo formado por los restos de cuerpos de Forjados para la Guerra, amontonados unos sobre otros como en una chatarrería.

Entonces volvió a sentir aquella desagradable sensación. Se parecía a aquella que sintió cuando durante su estancia en el campo de entrenamiento cayó a un profundo foso, una trampa para algún animal grande de algún cazador, y se rompió ambas piernas. Hasta que sus compañeros forjados le sacaron de aquél lugar y el Artífice que les solía repararar le dijo que todo iría bien, Forjado lo había pasado realmente mal. Y no por la sensación de dolor de las extremidades, si no por algo más. Algo más en su interior, en su pecho o en su cabeza que no sabría describir.

Como aquella vez, esa sensación se trasformo en ira (algo que si conocía bien, similar a la furia que le invadía en los entrenamientos cuando entraba en combate, transformándole en una máquina de matar):

—Si alguien  intentara despiezarme... —La luz de los ojos del forjado cambió de un verde calmado a un rojo furioso mientras gritaba. —... ¡ANTES LES DESPIAZARÉ YO A ÉL CON MI HACHA!— Forjado reafirmó sus palabras golpeando con su poderoso puño sobre la superficie de la mesa, lo que hizo que esta temblara. El vaso de Arraman se volcó derramando su contenido y su plato saltó un segundo en el aire antes de caer de nuevo sobre el mantel.

Las luces del interior de los ojos del forjado volvieron a su tono verdoso habitual, contemplando el desaguisado sobre la mesa.

Giró su mirada de nuevo hacia Arraman antes de añadir: —Disculpe, señor... Digo, señor Arraman el Rojo.— Quizás se sintiera culpable. No es que los rostros mecanizados de los forjados fueran muy expresivos.

—Forjado irá a por un trapo y le traerá otro recipiente de contenido acuoso para su ingesta.— Con un sonido de engranajes internos, el constructo viviente realizó ademán de dirigirse a cumplir con lo dicho.

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12/01/2015, 22:03

En la fila, Alain se fijó en un grupo de soldados veteranos al que se unió para desayunar. Mientras desayunaba, Alain charló sobre política con ese grupo de soldados curtidos en mil batallas como atestiguaban sus cicatrices.

Al terminar su ración, se despidió cordialmente conteniendo una mueca de dolor por sus agujetas al levantarse del banco. Se dirigía a la salida para ver si aquella mujer de vida alegre u otra cualquiera en la zona civil le soltaba algo de información cuando oye sobre el algarabío de los soldados un sonoro puñetazo en una mesa.

- ¡Dios!¿Qué ha sido eso? 

Alterado por el golpe descubrió al instante que un hombre de esa raza mestiza entre armadura y persona había golpeado la mesa con tanto ímpetu que el cubierto de un comensal salió por los aires. Vió que se disculpaba con su acompañante y hacía el amago de levantarse.

- ¡Eso es fuerza y lo demás son palabrerías! Ya tengo el bravo protagonista para la historia perfecta.

Con intención de comenzar a hablar con tan corpulento ser, Alain se acercaba respetuosamente hacia la mesa que había sido aporreada.

 

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12/01/2015, 22:37
Arraman

Todo su planificado escenario de proporciones y distancias equivalentes saltó por los aires cuando Forjado aporreó la mesa. Arraman levantó las palmas de las manos como inhibiéndose de cualquier responsabilidad por la pérdida del orden establecido.

El mago parpadeó varias veces, como en estado de shock.

-No... déjalo. Es igual, ya había terminado.

En su mirada se leía sorpresa y confusión pero, de alguna manera, también un atisbo de sonrisa. Desde luego, el día había empezado con sorpresas.

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12/01/2015, 23:34

Se le hacía raro iniciar una conversación con alguien de su raza. No sabía cómo reaccionaría el ser cuándo comenzase con su retahíla. Tras emitir un silbido de asombro, se dispuso a hablarle en el tono más jovial y cordial que podía:

- ¡Eh, machote! ¡Menuda la has armado! ¡Si aporreas esa mesa un poco más fuerte la haces añicos! Pero seguro que con esa fuerza tuya serías capaz de partir una roca como quién estruja un tomate pasado con la mano, ¿verdad?

Alain acompañó la última palabra con un gesto exagerado extendiendo los brazos a media altura y ladeando ligeramente la cabeza. Antes de dejar que nadie dijera una palabra prosiguió dirigiéndose a ambos:

- Permtidme que me presente. Me llamo Alain Lanner y no hay héroe del que no sepa su historia. Un placer estar de su lado.

Concluyó con una breve reverencia, no por no ser más cortés, sino para evitar agacharse demasiado por sus agujetas.

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13/01/2015, 07:40

De la misma manera que un padre amoroso reaccionaría ante una adorable ocurrencia de su hijo infante, Vermyr rió por lo bajo ante el exabrupto del forjado.

Había observado el curioso intercambio sentado a la misma mesa, pero su presencia apenas había sido percibida. No porque fuera particularmente pequeño o sigiloso, pero había algo tan común en su porte, en su rostro, en sus maneras, que no valía la pena prestarle más atención que a una figura inmóvil en el límite de la visión. Comía sin evidenciar opinión alguna al respecto de la comida, ni tampoco se quejaba de los omnipresentes dolores musculares que le aquejaban desde que las primeras luces del día cayeron sobre el campamento del ejército brelio. De hecho, no decía palabra alguna. Simplemente, muy de vez en cuando, se molestaba en retirar sus ojos del plato para mirar hacia al frente, quizás a algún herrero afilando sendos aceros, o tal vez a las solapas de una tienda flamear con una ocasional ráfaga de viento matutino. De un modo u otro, se trataba de un hombre simple, sin ambiciones más allá de hacer aquello que su día le propusiera.

Cuando su plato medio lleno se elevó en el aire unos considerables centímetros, desparramando algo de su contenido sobre la mesa, e incluso sobre su rostro y ropas, la sorpresa le duró pocos segundos, y fue reemplazada por una evidente jocosidad. Entonces, fue así que se dio por aludido ante el resto, con una franca risa. Procedió a limpiarse los restos de lo-que-sea-que-le-habían-servido de su cara, para luego lamerse los dedos con aquello que había conseguido rescatar de encima suyo. Continuó comiendo, indiferente ante el resto de los intercambios y apariciones. Parecía ocupado con cavilaciones internas, aunque no por eso profundas. O quizás solo se ocupaba de disfrutar de la brisa fría.

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13/01/2015, 12:36
Arraman

- Permtidme que me presente. Me llamo Alain Lanner y no hay héroe del que no sepa su historia. Un placer estar de su lado.

Arraman giró lentamente la cabeza al escuchar a alguien hablar así de sí mismo. Por no hablar del irritante optimismo y vitalidad que destilaba aquel tono de voz.

-Un bardo. -dijo el mago más para sí mismo que para los demás. 

A continuación puso los ojos en blanco y se levantó para coger otro vaso de agua. No iba a dejar que el forjado lo hiciera por él. No estaba pensado para eso y Arraman temía que rompiera el vaso en el proceso.  Al levantarse, sin embargo, se fijó en el otro tipo que estaba en la mesa. Un tipo sencillo, de pelo rubio, con pinta de poca cosa pese a su altura. El mago se lo quedó mirando con aquellos ojos suyos, de águila. 

-Soy Arraman, vengo de Sharn aunque soy originario de Linde Tormentoso - dijo mientras extendía su mano en gesto de saludo. ¿Nos conocemos?

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13/01/2015, 18:32

Sostenía su cuchara a pocos suspiros de su boca, recién salida del plato, cuando el saludo de Arraman lo tomó por sorpresa. Giró sus ojos hacia arriba en diagonal, con la boca medio abierta en un gesto entre gracioso e insultante. Engulló aquello que había en la cuchara, evitando mirarla directamente a consciencia, y mientras los músculos de su boca y garganta trabajaban se levantó lentamente, sus maneras las propias de un hombre sin ningún apuro. Podría decirse que sus ojos no estaban completamente abiertos, pero tampoco entrecerrados; más bien perezosos. Les lanzó a los presentes una sonrisa franca que favorecía ligeramente el lado derecho, además de una inclinación de cabeza casi imperceptible.

Su primer gesto fue el saludo militar que les habían enseñado. -Vermyr Thorn, camaradas.- Mantuvo la posición por un segundo levemente incómodo, con la mano de El Rojo aún en el aire. Se relajó y, sin dejar de sonreír, respondió el saludo que se le ofrecía. Tenía un apretón firme, de esos que satisfacen. Su voz era grave, pero para nada intimidatoria. -Nacido y criado en Wroat, bajo el ala de nuestra querida Corona. Antes de alistarme trabajaba como mano de obra de mantenimiento en el rayocarril.- Evitando ofender al resto, se dedicó a estrechar las manos de los demás, incluso del forjado. Si tenía algún miedo con respecto a la salud inmediata de sus dedos, no lo demostraba.

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13/01/2015, 21:13
Fornax

Forjado hizo caso a Arraman y volvió a sentarse, dejando que el autodenominado "el Rojo" se ocupara del vaso por si mismo. Forjado estaba a costumbrado a ser diligente y seguir las instrucciones. 

Forjado había mirado curioso a Lanner cuando este se presentó repentinamente. Este humano parecía más joven que los otros. También se mostraba muy alegre, a pesar del desbarajuste que Forjado había armado. De nuevo, el comportamiento humano le confundía.

Intentó devolverle la sonrisa al que Arraman había denominado Bardo, pero sus articulaciones mandibulares apenas le permitieron realizar una torpe y retorcida imitación

Cuando el individuo llamado Thorn se acercó, y mostró su mano para ser estrechada, Forjado no supo como reaccionar. Era la primera vez que un ser de carne le ofrecía la mano, y tardó un par de segundos en levantar la suya para saludarle. Intuitivamente, mientras estrechaban las manos, el forjado agachó la cabeza levemente y la volvió a levantar, en el sobrio gesto de respeto entre forjados.

Tras los saludos, comentó, inocente: —Criado... bajo... la Corona... Entonces, ¿es usted amigo del rey, señor? —Antes de girarse hacia Lanner y preguntarle también. —Y, ¿qué es un bardo, señor?—

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14/01/2015, 00:35

- Pues... ehm, un bardo es alguien que... ¿cómo explicarlo? ¡Ah, ya lo tengo! - exclamó Alain al tiempo que tomaba el laúd que siempre llevaba a la espalda.

- Para explicarte qué hacemos, escucha esta pequeña introducción: - y comenzó a cantar y tocar el laúd suavemente para el petit comité que se había formado

 

Ahora todos sabeis sobre los bardos y sus canciones.
Cuando las horas se pasan cierro mis ojos 
para que nos reunamos en un mundo lejano.
Pero ahora escucha mi canción sobre el amanecer de la noche.
Esta es la canción del bardo
El mañana nos alejará nuestro hogar y nadie conocerá nuestros nombres.
Pero la canción del bardo prevalecerá.
El mañana alejará nuestros miedos de hoy, 
que se irán gracias a nuestra mágica canción
Sólo hay una canción en mi memoria, 
la leyenda de un bravo soldado que vivió lejos de aquí.
Ahora la canción del bardo se termina y es hora de volver. 
Nadie preguntará el nombre de aquel que contará la historia
El mañana nos alejará nuestro hogar y nadie conocerá nuestros nombres.
Pero la canción del bardo permanecerá.
Mañana todo se sabrá y no estarás solo. 
Así que no temas al frío o la oscuridad, 
porque la canción del bardo prevalecerá, siempre prevalecerá.
En mis pensamientos y en mis sueños, siempre en mi mente
Estará esa canción sobre enanos, humanos y forjados.
Venga, cierra tus ojos. Siempre les podrás ver.
Porque la canción del bardo prevalecerá.

Al terminar su interpretación, mientras se colgaba su laúd nuevamente a su espalda, Alain dijo con expresión solemne para todos:

- Contamos aquello que otros lograron donde muchos fallaron. Nuestras creaciones permiten que las hazañas de sus protagonistas vivan eternamente, así como su espíritu y su alma.

 

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14/01/2015, 09:56

-Todos aquí- dijo, abarcando el campamento entero con un sutil gesto de sus brazos -somos ciudadanos de Breland. El Rey cuida nuestras libertades y nosotros cuidamos nuestros reino. Todos vivimos bajo el ala de la Corona, y nadie es más hombre que nadie al final de la jornada.-

Vermyr volteó entre sorprendido y complacido por el improvisado recital. Se limitó a tomar asiento y observar al intérprete con notable interés, incluso golpeando la mesa con sus dedos levemente al ritmo de la obra. Al final, aplaudió mientras reía sonoramente, pero con una suavidad que hacía sumamente difícil que su reacción resultara molesta o fuera de lugar. -No será para menos el incentivo de un bardo en el campo de batalla, recuerden eso.- comentó a la pasada, para inmediatamente caer en la cuenta de lo que significaba aquello que había dicho. Inevitablemente, esa mañana agradable entre risas y brisas, se convertiría en un caos sangriento del que, muy probablemente, alguno de ellos no saldría con vida. Como un ser imposible de escapar a la franqueza, su humor se ensombreció levemente ante el prospecto.

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14/01/2015, 15:27
Arraman

Arraman soltó la mano de Vermyr. Quizás solo sea una de esas personas con un rostro común y por eso le sonaba. Tenía un aire desenfadado que le disgustó al mago. No se podía frivolizar con un tema como el de la guerra. Y, ¿A qué venía ese comentario sobre el rey? ¿Nadie es mas hombre que nadie? ¿De donde había salido aquel tipo? ¿De un cuento para niños?

Para colmo de males, el bardo hizo lo que todos los bardos hacen; se puso a cantar. Entonces sí que se puso de mal humor. 

El mago decidió que, de los tres individuos que habia conocido en aquel desayuno, el único que le interesaba era el forjado, así que se sentó de nuevo a su lado.

-Eso del rey no lo dice en el sentido literal. No va a bajarse del trono para venir a salvarnos si nos capturan. Es una manera de hablar.

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14/01/2015, 16:57
Húrin Tajar

- Las obligaciones de un rey son mucho más importantes que nuestras vidas.

Continúo el tema de conversación sentándome con el cuenco al lado del variopinto grupo. Al fin y al cabo, daba igual un sitio que otro y éstos por lo menos habían llegado en la misma semana que yo lo había hecho.

- ¿O no es esa la causa de esta interminable guerra? Si todo hubiese quedado bien atado no tendríamos a tantos herederos peleando por este imperio desfragmentado.

Pregunto antes de confirmar que en verdad lo del cuenco era comida y no algo simplemente asqueroso.

¡Con lo sencillo que sería asar algo!