Partida Rol por web

Ambas serpientes se abalanzaron sobre el forjado advirtiéndonos de que sería mejor mantener las distancias con ellas, lo que en mi actual estado no iba a dejar pasar, por lo que una vez vuelvo a disparar otras dos flechas, retrocedo hacia la entrada.

La serpiente se revuelve ante los golpes e intenta inútilmente darle a Fornax, pero apenas roza la dura aleación de su pierna.

Al fondo del edificio escucháis unos pesados pasos pero no van en vuestra dirección, al menos de momento.

Fornax apretó los dientes, maldiciendo su anterior fracaso. El forjado trató de golpear nuevamente pero la serpiente era rápida y tal vez su gran hacha, pese a lo que había pensado inicialmente, no era el arma más adecuada para enfrentarse a esa amenaza. Golpeaba con dureza pero también era pesada y lenta.

Arraman se  estaba cansando de aquel condenado animal. Una vez más, la varita escupió sendos proyectil morados.

-No es por nada pero mientras perdemos el tiempo con esta cosa, se nos escapan los fugitivos. Dejadnos a Fornax y a mi aqui e id tirando! Que hay muchas trampas que buscar y mucho que correr para atraparlos!

Los proyectiles mágicos de Arraman dejan exánime a la serpiente a los pies de Fornax, de nuevo os encontráis solos en al extraña sala, del fondo de la edificación cesan los pasos aunque os llega un  amortiguado murmullo pero no distinguís las palabras.

-VAMOS, VAMOS, VAMOS - dijo el mago empujando casi literalmente a los demás. Vamos, perezosos! Haced vosotros algo ahora!

- Yo iré delante- se ofreció Fornax.

El forjado, nuevamente avergonzado por su dudosa efectividad en combate agarró su gran hacha con fuerza y dirigió sus pasos hacia el origen de aquellos ruidos, esperando que más enemigos estuvieran esperándole para restaurar su honor.

Con la segunda serpiente ya finiquitada, todo anunciaba que pronto vendría el final de nuestra auténtica misión, por lo que decidí beberme la poción de fuerza que tanto tiempo había estado guardando. Era momento de ir hacia las voces.

Abandonáis la estancia donde os encontráis y al fondo del espacio veis acercarse un grupo de humanoides pero al poco de avanzar y adaptar algo la vista a la penumbra del lugar los identificáis, un humano de pinta chulesca y con profusión de joyas y ropas caras embutido en una coraza mostrando claramente, que no sabe moverse con ella, un kalasthar con una expresión difícil de identificar, casi como de aburrimiento, un forjado que se mueve pesadamente a juego con la adiamantita de su cuerpo que porta espada y escudo con una postura que denota soltura en el combate, y finalmente un hombre lagarto que agita una tosca lanza en sus manos con nerviosismo.

- Ya era hora justicieros! Lleváis una buena temporada amargándome la vida, soy Verren y os creéis que estáis haciendo un gran bien por perseguirme, pero la garra tiene razón, si Bonarel fuera más decidido Breland ya habría ganado la guerra! Ellos lo saben y quieren gobernantes fuertes que se hagan una alianza con Karrath para gobernar el mundo! Pero la estrechez de miras de la corona nos ha condenado a más guerra - sus manos tiemblan y parece que los ojos se le van a salir de las órbitas - escuchadme esto no tiene por que terminar mal, sólo téneis que daros la vuelta y os daré 2000 monedas a cada uno, como veis riquezas no me faltan ni siquiera en un agujero así- mientras agita sus dedos llenos de pesados anillos.

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A pesar de la diatriba del noble, escuchas unos tenues pasos a tu espalda por la zona donde habéis entrado, sus ojos recorren la zona pero no ven nada, pero el sonido sigue ahí aproximándose con calma.

Arraman ya estaba pensando en las palabras de un conjuro cuando escuchó las palabras clave en el soliloquio de aquel traidor.

¿2000 monedas? Caray, es una buena suma! Quizás no sea tan mala idea. Podemos coger el dinero, volver y decir que no lo hemos encontrado -pensó.

Pero, una mirada a Kharen le confirmó que ella no iba a permitir que algo así pasara. Los demás parecían lo suficientemente listos para ver la oportunidad pero aquella santurrona no. A regañadientes comenzó a salmodiar de nuevo, preparando su conjuro.

Al fin alguien digno de mi hacha- pensó Fornax- espero que esta vez no me falles pequeña.

El forjado preparó su Gran Hacha mientras hinchaba los músculos, preparado para lo que se venía encima.

- ¿2000 monedas?- escupió con desprecio- ¿eso vale tu honor, humano? ¿Eso vale el desprecio a tu nombre?

Menudo tipo, bien podía ser que el rey fuera un cobarde, pero no dejaba de ser nuestro rey y aquel a quién debíamos lealtad, por lo que si había decidido que no, nuestra obligación era apoyarle. Además quizás sólo estuviera hablando para conseguir tiempo y, para su desgracia, su gran boca iba a causarle un gran problema.

- Eh, vosotros - me dirijo a sus guardianes - Si en verdad lleva ese dinero, por mi podéis quedaroslo.

Asevero y antes de pronunciar ninguna otra palabra, disparo dos flechas encantadas contra nuestro objetivo.

Todo se vuelve caótico mientras las flechas de Hurin vuelan, una figura aparece de la nada detrás de Arraman mientras le propina una tremenda puñalada con una espada larga, podéis ver sus facciones élficas sonreír por su buen ataque, por suerte no parece usar la daga que tiene en la otra mano, logrará el mago lanzar el hechizo?

Mientras el mago siente sus carnes la mordida del acero, las flechas siguen su camino y se hunden profundamente en el blando cuerpo del noble, que cae desmanejado al suelo mientras la sangre empieza ha acumularse bajo su cuerpo.

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Arraman se estremeció ante el atroz dolor de su espalda, se giró y, al ver al elfo, dió un paso hacia atrás para no provocar otro ataque al conjurar (me acerco a Fornax en diagonal) pero el dolor era demasiado fuerte y perdió el conjuro de grasa que había estado cuidadosamente preparando.

Fornax escuchó el grito del mago y giró la cabeza para descubrir el charco de sangre que empezaba a formarse bajo sus ropas. El forjado maldijo por la forma tan estúpida con la que habían sido distraídos para propiciar el ataque por la espalda. Su instinto le decía que ayudase al mago pero su cabeza y su entrenamiento le instaron a mantener la cabeza fría.

Kharen estaba cerca, podría protegerlo y curarlo a la vez, Freith y Hurin se cubrían gracias a su posición adelantada. Si ahora retrocedía, los cuatro guerreros que les hacían frente tendrían vía libre para atacar a sus compañeros más débiles. Debía confiar. Kharen ayudaría a Arraman y él neutralizaría al que tenía más posibilidades de evitarlo.

No obstante, había cosas que no se podían controlar. El instinto Berserk inundó su cuerpo hirviéndole la sangre.

- ¡Cargad!

El forjado ataca cargando hacia Kharen, no se sabe si por verla como una presa fácil o por haberla identificado como clérigo, aparte de la motivación su espada esquiva diestramente el escudo y corta el hombro de la gnoma con éxito.

Por su parte el Kalasthar levanta su mano e inmediatamente lanza un rayo contra Fornax, un arco eléctrico que pasa rozando la cabeza del forjado, Fornax observa pasar las chispas con alivio, seguramente eso hubiera picado mucho.

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