En las pesadillas de Sebastian todavía aparecía aquella chica. Había conseguido salvarla, pero ¿a qué precio?
Cada noche despertaba con un sudor frío en el cuerpo. En sus oídos todavía escuchaba el eco de los gritos de la muchacha. Las noches eran largas, pero quizás el día era peor...
De día veía como sus padres parecían apagarse por momentos. Cuando entraba en la estancia donde se encontraban, rápidamente giraban la cara para que no viera las lágrimas que asomaban a sus ojos.
El juicio fue rápido, el abogado luchó para que fuera perdonado. Argumentaba que se había descontrolado, no tenía ningún tipo de antecedente y la gente que llevó habló bien del muchacho.
Pero el juez fue duro, y finalmente decretó que iría a Black Tears, un reformatorio que se encontraba en los Pirineos. Según la sentencia había habido ensañamiento, y eso terminó por decantar la balanza.
Sebastian se encontraba en su dormitorio, a los pies de la cama estaba el macuto con las pocas cosas que le eran permitidas llevar. Faltaba media hora para que vinieran a buscarlo...
Sobre la mesa se encontraba una hoja de papel, en la que venía reflejado el material que le permitirían llevar...
1 - Dos chandals
2 - Cuatro camisetas, preferiblemente oscuras, sin ningún tipo de dibujo.
3 - Cinco mudas
4 - Dos tejanos
5 - Dos jerseis
6 - Un par de zapatos deportivos
7 - Chaqueta de invierno
8 - Cepillo de dientes
9 - Cepillo cabello
10 - Únicamente un objeto personal.
Las pertenencias serán revisadas al ingresar en el correccional. Cualquier cosa fuera de esta lista será devuelta a sus responsables.
El joven había repasado un par de veces las cosas, ahora tan sólo le quedaba esperar... Alguien llamó a la puerta, era su madre que con los ojos llorosos la abrió y se asomó.
Sebastian estaba desplomado en su cama. Todavia recordaba la sangre y los gritos de la muchacha que habia salvado que intentaban disuadirlo de seguir golpeando al violador. Pero en ese momento no se controlaba.
Pensamientos rondaban su cabeza preguntando y preguntando. Si ¿era el un asesino o un justiciero?. Si estaba en el camino correcto o si en realidad no era el bien comun. Estaba claro que iba en contra de la ley. Pero la ley tampoco era la respuesta al bien comun. Dia y noche los remordimientos lo asediaban de millares de preguntas y de respuestas posibles. Estaba deprimido y se sentia culpable pero no sabia porque debia sentirse asi de culpable. Habia matado a un hombre con sus propias manos. ¿Pero era un hombre o un violador?.
Entonces escucho el timbre.. Y desperto de entre su ensueño. Se alzo en sus piernas yse die cuenta que estaba indeciso sobre su objeto personal y decidio que ya que el lugar era mixto, los condones parecian una buena eleccion. Pero, sin embargo eligio llevarse un mazo de cartas de poker, el sabia que podria conseguir muchas cosas con cartas de poker ya que su pasado como mago y animador de fiestas de cumpleaños podia serle de gran ayuda con las personas del lugar. Siempre podia sacarle una sonrisa con cartas de poker a cualquier persona. Las metio en el bolso. Y escondio en un bolsillo de sus remeras unos condones tal vez lograria hacerlos llegar.
Se dispuso a bajar luego con su bolso.
El Hombrecillo no sabia que le esperaba alli. Pero estaba seguro que no era del todo bueno..
Al salir Sebastian del dormitorio, se cruzó con su madre. La mujer se veía cansada, llevaba varios días sin poder dormir, y como muestra de eso, las ojeras enmarcaban sus bonitos ojos de color miel.
Una sonrisa triste asomó en los labios de la mujer.
- Cariño, han venido a buscarte. - Comentó haciéndole un gesto cariñoso, como cuando era pequeño y le apartaba el pelo de los ojos. Lo miró fijamente, intentaba parecer fuerte. - Tranquilo, intentaremos recurrir, haremos lo que haga falta para sacarte de ese lugar, pero tú tienes que ser fuerte. -
Sebastian se limito a abrazar a su madre y a darle un beso en el cachete y a decirle adiós para luego limitarse a saludar a su padre. Sebastian quería que esto terminara rápido. Ni bien llegara a Black Tears. Al menos podía saber que ya estaba comenzando el tiempo que tenia que esperar para volver a casa. Y eso lo animaba a irse rápido. Muy rápido. Aparte sabia que si se quedaba mucho tiempo cerca iba a terminar llorando así que, Sebas decidió hacer las cosas lo mas ligeras posible. Y dijo algo así como un hasta luego dando a la idea que volvería en 20 minutos para hacer las cosas mas ligeras. Y puso su mejor sonrisa para que su madre no piense que iba a estar mal y pudiera hacer las cosas lo mas ligeras para ellos.
Los dos bajaron las escaleras en silencio. Era un momento duro, pero un trago que tenían que pasar. Abajo esperaba un oficial de policía. Era un chico joven que no tendría más de 24 años. Intentaba que su mirada pareciera dura, pero se veía que se sentía bastante incómodo en esas situaciones.
Al terminar de bajar las escaleras, la madre de Sebastian abrazó a su hijo. Todo el aplomo que había demostrado hasta ese momento, pareció venirse abajo.
- No, no se lo lleve, por favor... A mi hijo no... - Suplicaba la mujer mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
El oficial carraspeó.
- Señora, por favor... Tiene que venir conmigo. - No era la primera vez que se encontraba con una situación así, y el joven miraba impotente a la mujer. Sabía que si les dejaba un rato más, la mujer terminaría por calmarse, pero el horario apretado que disponían no le permitía ceder ese tiempo.
Sebastian queria terminar eso cuanto antes. Entonces cabizbajo prefirio cortar con el problema de lleno sin decir palabra. Tenia que ir con los policias y enfrentar lo que habia hecho. Debia pagar por haber matado a una persona con sus manos. Tal vez no era lo correcto pero en ese momento, simplemente parecia que el hombre merecia la pena, aunque no era su derecho haber hecho justicia.
El muchacho cruzo la puerta y simplemente paso por detras del policia.
No queria una escena en ese momento. Y lo que menos queria era que su madre pensara que el estaba triste ni mucho menos solamente sabia que queria largarse de alli y no traer mas problemas a sus padres. Entonces salio afuera para que el policia lo acompañe hacia adonde iban..
Al salir al exterior, Sebastian vio un coche patrulla. Junto a él, una mujer policía se encontraba esperando. A sus oídos le llegó los sollozos de su madre, que con el corazón roto se había quedado en el interior de la casa.
Una vez fuera, el policía hizo que el joven se dirigiera hacia el coche.
- Deja tus cosas en el maletero. - Le dijo mientras se dirigía hacia la parte trasera del vehículo. Una vez allí abrió el maletero y esperó a que Sebastian dejara sus cosas.
La mujer policía no hizo comentario alguno. Tan solo se quedó allí, observando como el chico cumplía con lo que se le había ordenado.
Sebastian era un chico responsable y cumpliría de la mejor manera lo que le pedía la oficial. Ubico su maleta en la parte trasera salvo sus cartas que las tenia en el bolsillo. Y se limito a esperar a que el policía le dijera exactamente lo que tenia que hacer. Y a pesar de que los sollozos de su madre eran de mucho sufrimiento para el. El sabia que debía irse de manera expeditiva de dicho lugar.
El hombrecillo espero a la policía a que terminara de cerrar el maletero sin una palabra. Y simplemente observo. No le parecía bien escaparse de la ley. Si la jueza creía que debía pagar por lo que había cometido era su deber hacer lo correcto. Ya muchos problemas había causado con la muerte de un hombre.
Hiceron entrar a Sebastian en el vehículo. Su madre estaba asomada a la puerta, llorando... Viendo como se llevaban a su hijo.
El coche se puso en marcha... Los agentes iban hablando entre ellos, ignorando completamente al joven que tenían atrás. El camino sería largo... Muy largo.
A través de la ventana se empezaron a ver desfilar las calles. Una mujer miró con tristeza hacia el interior. Un niño, descalzo, pedía en una esquina, mientras la gente pasaba como si no lo viera. Un anciano cruzaba una calle, ayudado por un joven apuesto. La humanidad era así... La gente iba a la suya, haciendo oídos sordos a las necesidades de sus similares.
El coche enfilaba por otra calle, y un grupo de palomas alzaron el vuelo... Algo irónico, contando que las palomas eran el simbolo de la libertad, y eso precisamente era lo que le estaban quitando a Sebastian... Su libertad.
Sebastian miraba a las personas como se movian e iban y venian. Realmente estaba alterado pero no sentia ganas de seguir en esa casa. Tal vez el cambio le haria bien. Un poco de aires nuevos. Quien sabe que cosas sucederian en dicho lugar. El muchacho se limito a observar a la gente. Ya que habia una posibilidad de no poder llegar a ver el mundo exterior desde su habitacion. Esperaba que hubiese gente
El mundo exterior le parecio bastante aburrido despues de un rato. Entonces se quedo pensando en su madre y en como estaria pasando esos terribles momento que le acaecian en su vida.
Entonces el hombrecillo se dedico a pasar su tiempo en ese auto que iba rumbo hacia Black Tears.
El viaje fue largo... Muy largo. Hicieron algunas paradas, dejando que el joven saliera para estirar un poco las piernas. Pero eran paradas cortas y enseguida volvían a retomar el viaje.
Hacía ya rato que los paisajes habían cambiado. La agente informó a Leo de que ya estaban en la zona de los Pirineos... Que no tardarían en llegar a su destino.
A través de la ventana, Se podía apreciar hermosos paisajes verdes. Los árboles se amontonaban como nunca Sebastian había visto.
Pasaron por una carretera desde la que se veía un gran lago... Sus cristalinas aguas invitaban a darse un baño a cualquiera que pasara por allí...
Y finalmente llegaron a un camino de piedra. A lo lejos se podía ver un gran edificio... La mujer se giró para decirle a Sebastian que allí era a dónde se dirigían..
Sebastian observo cada lugar melancolico. Se lamentaba haber dejado de fumar. Cada uno estaba como para darle una buena pitada a un cigarrillo y sentarse en el sol con una muchacha de acompañante. Pero el divagar de los cigarrillos mas lo hacia perder cordura en esos instantes donde es tan necesario mantener la calma. Al llegar al enorme lugar sintio como el dia cambiaba. Por fin habian llegado al lugar donde lo harian pagar todo lo que habia cometido en el pasado.
La sangre le volvia a la memoria. Ese iba a ser el castigo impuesto en el para con la muerte de aquella persona. Los actos cometidos por fin serian pagados. Alli seria juzgado por arrebatarle la vida a una persona. Era un asesino y debia pagar por ello?. O en realidad era un noble justiciero?. Jamas entenderia como aquello no podria tener solucion. Debia haber algo que le cerrara de una vez por todas las heridas y eliminara el dolor. Tan profundo como las entrañas mismas. Se sentia en el pecho. Jamas entendere porque pensaba sebastian. Jamas entendere. Los peores dolores y los mejores se manifiestan ahi. En el pecho. El muchacho pensaba que era el centro de el alma.
Y como se adentraba en el lugar su corazon elevaba su presion arterial, como rellenando su ancia y sus inquietudes.