Partida Rol por web

—Es extraño ver a un clérigo sin su símbolo sagrado—apuntó Fausto—. Creo que lo has perdido.

El hombre tardó unos segundos en reaccionar a las palabras del semielfo.

—¿Qué...?—entonces se llevó la mano al pecho y al no encontrar nada su rostro se arrugó de preocupación—. ¡NO! Han tenido que ser esos kobolds. ¡Me lo han robado!

- Vaya, menuda lástima, se lo importante que es ese tipo de reliquias para un sacerdote. -se lamento en un principio Kilian, antes de continuar diciendo: - Jonas parece un cometido muy importante como para que lo cumpla una única persona, aún más teniéndose que adentrar en estas tierras llenas de peligros ¿Acaso no tiene compañeros? –inquirió de manera que pareciese interesado en esa peculiar misión.

- Aunque hay algo que no comprendo, lo mismo usted me lo puede explicar. Si los Kobolds que le atacaron, le preguntaron si usted servía a la duquesa o al barón, es posible que quizás hayan tomado partido en esa contienda. Por lo que, ¿Por qué le acabaron atacando, si nos está diciendo que su misión no interfiere en nada a la de ellos? Lo mismo que libre al bosque de tal maldición les beneficia también a ellos –concluyó el guerrero que seguía notando cierto cariz extraño en la historia que estaba contando el presunto sacerdote.

Jonas parecía superado por las circunstancias.

—No. Elgafar. No—musitó antes de responder a Kilian—No ... no tengo dinero para reclutar compañeros. Pensé que con el encargo de la duquesa sería más fácil poder llegar hasta el bosque y encontrar el templo. No sé por qué me atacaron ni que quieren esos kobolds.

El hombre entonces explotó desesperado.

—¿CÓMO LO VOY A SABER?

Brent alzzó su pierna y tumbó a Jonas de una patada. Un gesto que a Kilian lo trasladó a unos meses atrás en el Gran Bosque.

—¡Eh! ¡Cálmate idiota!—le espetó agresivamente.

Entonces Erin intervino agarrando a su hermano por el brazo.

—Brent, esto es innecesario. ¡No ves que que este hombre está en shock!

—Y eso lo hace más peligroso todavía—respondió sin levantar el pie.

Kilian aun en cuclillas, aprovecho el momento en que Brent respondía a su hermana para tomar su pie con ambas manos, y apartarlo del pecho de Jonas sin ningún tipo de brusquedad. Al momento se colocó de rodillas frente por frente al sacerdote, dándole la espalda a los hermanos, y lo suficientemente cerca como para que este solo le prestase atención a él. Una vez hecho esto, le sacudió el pecho suavemente y comenzó a decirle en un tono muy calmado:

- A ver, le pido que se tranquilícese señor. En primer lugar, le quiero pedir disculpas en nombre de mi compañero, a veces se pone demasiado nervioso. Mire Jonas, entiendo que la situación no es la más cómoda para usted, pero debe comprender que nosotros tampoco nos encontramos en la mejor de las situaciones. Si usted comienza a elevar la voz, eso solo conseguirá atraer a cualquier amenaza, por lo que ¿Por qué no toma un poco de agua, respira pausadamente, y cuando se encuentre más tranquilo nos cuenta algo más de lo que recuerde o continua con su misión? –dijo mientras sacaba su odre de agua y se lo daba al sacerdote.

- Nosotros sabemos de la existencia del barón; pero debe comprender que, si más allá de eso existe otra amenaza igual de importante, nos interesemos por saber cuál es. –concluyó el guerrero que, tras su experiencia vivida en el pasado, sabía que lo mejor en aquellos momentos era procurar calmar la situación.

Brent apartó el pie con brusquedad cuando Kilian le agarró el pie, ademán de amagar con una patada incluida. La mirada que el primogénito de los Lutt le dirigió al joven guerrero no distaba mucho de la que un enemigo le habría dirigido. Una reacción también parecida precisamente a la que Kilian tuvo con Dan cuando a éste no le gustó como trató a Clint. Pero a diferencia de en ese caso, Brent por el momento no dijo nada.

Jonas pareció calmarse, pero posiblemente por el hecho de que esos hombres parecían todavía más peligrosos que los kobolds y tampoco parecían andarse con miramientos.

—Yo... no sé nada más de lo que os he contado.

El hombre se levantó apesadumbrado.

—Creo que debería marcharme.

Entonces, tras oír a Jonas, se puso en pie y volvió a guardar el odre de agua. Una vez guardado, volvió a mirar al sacerdote y encogiéndose de hombros dijo:

- Está bien, si es tu deseo, por mi puedes marcharte cuando quieras. Espero que tengas suerte en tu cometido y tu dios te proteja –comentó Kilian que interiormente se sentía apesadumbrado por no haber obtenido ninguna información referente al barón.

De repente una última pregunta vino a la mente del guerrero.

- Una cosa mas Jonas, ¿Qué nos puedes decir de ese guardián maldito del que hablaste antes? –preguntó Kilian, al que una remota posibilidad se le había venido repentinamente a la cabeza.

El hombre que iba a marcharse se giró con la mano puesta en su frente.

—No... no sé mucho de él. Era un antiguo sacerdote que servía en el templo.  Cometió un acto horrible que acabó trayendo la destrucción del templo y de todos los que allí vivían. Elgafar lo maldijo a vivir eternamente como un monstruo vigilando las ruinas. Si lo vas a preguntar... desconozco porque ha llegado la hora de acabar con la maldición. Gracias... gracias por todo.

Tras despedirse, el hombre se marcho en dirección hacia el norte, como si se dirigiera hacia la Posta de Guntar.

Una  vez el hombre se hubo marchado Brent se dirigió hacia Kilian.

—La próxima vez la patada irá directa a la boca. Aprende cuál es tu posición.

dEl tono del primogénito de los Lutt daba a entender que le había quedado muy poco para haber golpeado realmente al guerrero. Sin embargo, no estaba interesado en ahondar en esa cuestión porque inmediatamente habló hacia Fausto y Erin.

—En fin, hemos gastado una carga de la varita para averiguar que hay kobolds por la zona. Más nos vale que esa información acabe siendo útil.

—Bueno, los kobolds parecen jugar un papel entre los aventureros de la duquesa y el Barón Proscrito, así que no sería una mala idea investigar cuál es ése.

Kilian se quedó mirándole con las manos metidas en los bolsillos y una sonrisa altiva dibujada en sus labios.  - Cuando ha reaccionado así, es que sin duda lo he hecho bien. –se dijo a sí mismo de forma divertida el guerrero, antes de girarse hacia Fausto, obviando por completo lo dicho por Brent.

- Me alegro de que coincidamos en esa idea –afirmo Kilian asintiendo a las palabras de Fausto. - Es algo que deberíamos tener en cuenta, aunque a primera vista, puede parecer que han tomado partido a favor del barón –concluyó en referencia a lo dicho anteriormente por su compañero.

Tras eso, se atusó el flequillo y propuso:

- Pues si os parece bien, podemos continuar.

—Una conclusión precipitada—replicó Fausto—. El anuncio del encargo de la duquesa sólo nos saca un día de ventaja. Y nosotros ya estamos aquí en medio de las Tierras Sin Señor. Se me antoja muy poco tiempo como para que la noticia llegase al Barón y éste no sólo organizase a sus hombres, sino que consiguiera agregar a sus fuerzas a los kobolds.

—¿Y si los kobolds formasen parte de esas fuerzas?

—No tendría mucho sentido hermana. Sería un poco extraño que preguntasen a un hombre a cuál de los dos grupos pertenece. Si son compañeros deberían de conocerse o al menos tener algo para identificarse.

- Puede que así sea, pero no debemos descartar nada. Es precipitado que con solo un día ese barón haya movilizado a todas sus huestes, pero también lo es que unos kobolds hayan accedido a esa información y vayan haciendo ese tipo de preguntas. –apostilló Kilian, al que este tema lo tenía bastante intrigado.

- Lo que si es seguro es que quizás deberíamos continuar, si Jonas fue atacado aquí, es que los kobolds no deben andar muy lejos. Ya sabeís lo que dicen, mejor prevenir que curar… aunque, si nos los encontráramos podríamos salir de dudas –concluyó el guerrero.

—¿Si nos los encontramos...?—replicó Brent con condescendencia—. Por favor Kilian, puedo encontrar a esos kobolds con un ojo vendado y las manos atadas a la espalda