¡Pero qué ven mis ojos, sus señorías han accedido a palacio y ni tan siquiera se han presentado! ¡Menuda desfachatez!. Hagan el favor de presentarse y yo mismo les anunciaré al conde.
Señores! Basta de remilgos, ya pueden ir presentando sus credenciales a este noble ujier. A partir de entonces nuestro consejero decidirá el orden de intervención de sus señorías.
Desde una butaca situada en el fondo del salón orientada hacia la chimenea emergía una insoportable columna de humo gris y cargado... De haber respirado en aquella estancia con los ojos y los oídos vendados cualquiera hubiera imaginado que compartía habitación con un fornido marinero... En cambio, pronto ocurriría algo que no dejaría lugar a dudas sobre la identidad del ocupante...
"Señores, ¿sólo señores? -Levantándose enérgicamente y caminando o más bien casi corriendo hacia el ujier (sólo sus palabras eran tan atropelladas como sus pasos)- ¿pero dónde vamos a ir a parar? ¿desde cuándo una dama tienen que imponerse para presentarse? ¿acaso no me conoce su merced? Tienen ante ustedes a la Baronesa Úrsula Merklaetraiss, hija del ilustrísimo y reputadísmo diplomático Fraegildo de Hipóstales, y de la eminente naturalista Elipendra de Hidria, conservadora de la casa de fieras de los reyes de Agastrapasia, y viuda del héroe de guerra más homenajeado a lo largo y ancho de toda la nación, ¡no hay una sóla taberna que no tenga un retrato de mi amado marido Lord Emile Merklaetraiss en sus paredes! A modo de presentación les diré que están ustedes ante una mujer que ha tenido el placer de dar la vuelta a cada continente tres veces, a excepción del africano al que ha rodeado cuatro, y que posee maravillosos conocimientos, secretos e historias que no pueden sus mercedes ni imaginar... quizás más tarde les cuente alguna de ellas..."
- Amabilísima señora, acepte mis más humildes disculpas.
El ujier se dobla de tal manera que sus bigotes llegan a tocar el suelo.
- No sólo conozco a todos los grandes hombres (y mujeres) que su excelencia acaba de nombrar sinó que los admiro en alto grado. Es más, me gustaría añadir que el hermano de su reputado padre, el embajador Calaximandro de Hipóstales era un gran amigo de mi familia. Aún recuerdo el día que tan hábil cazador capturó, de un sólo disparo, siete salmones e incluso al oso que quería darse un festín con ellos. La piel de tal desventurado úrsido es la que ustedes mismos tienen bajo sus nobles pies.
Jem Jem, mientraas se acerca a el ujier dama, caballeros bien aventurado de estar ante grandes personalidades y ansioso de escuchar sus relatos mientras hace una reverencia a los presentes
- De escuchar las historias del resto... mas también de contarnos las suyas pues, si no es falsa tal afirmación, estimado Lord Glom, usted publicó hace poco un afinado estudio de astronomía en el que asegura que la tierra tiene perfecta forma romboidal pues, si mal no recuerdo, usted la había podido observar atentamente montado en un carro tirado por golondrinas.
Se acerca desde la puerta, a los ya reunidos, un hombre mayor sonriente.
- Vaya, parece que éste va a ser un día plagado de muy buenas historias. Encantado serñores y señora.
Mientras saluda con una inclinación de cabeza:
- Se presenta Lord Wardrieu, Alteza Real e Imperial de Irlanda del Norte.
-Buén día señora...caballeros- entra por la puerta alegremente mientras deja su sombrero colgado en el perchero y recita estas palabras enérgicamente.
-Será un placer compartir con todos ustedes mis fantásticas anécdotas y como no pasar un rato entretenido escuchando vuestras gloriosas historias que seguramente estarán llenas de fantásticas aventuras o....¿quizá me equivoco?- se acerca al grupo con animos de que comience la agradable velada.
-Por cierto señor Charles, al ver esta magnífica piel de oso bajo mis pies, me acaba de refrescar la memoria, sobre todo su cabeza.Si...lo recuerdo perfectamente.Fue hace unos diez años, fui invitado por nuestro majestad el rey de Mauritania, Abdhul Mohamucati, una magnífica persona.Nada más llegar me levaorn ante él.Estaba sentado sobre un magnífico trono hecho por inumerables dientes de oro macizo, y a ambos lados poseía un par de magestuosos leones que tendrían un tamaño de un "porche".Me enseñó su palacio imperial que estaba situado sobre un precioso lago azul cristalino.Teníamos que ir en barca pues.Gigantescos peces de 5 metros nadaban bajo nuestra insignificante barquita de tres metros.Nada más llegar me enseño su fantástica colección de cabezas disecadas o eso creí yo ahaha.Tenía de tiburones, leones, pumas, ciervos de todo tipo de animal que puedan imaginarse.Me acerqué a una cabeza de un precioso tiburón blanco.Metí la cabeza para ver que se sentía entre aquellas peligrosas y afiladas fauces, y sin más la cabeza se cerró.......Una de sus afiladas cuchillasse clavó en mi cabeza originándome esta fantástica cicatriz que recordaré para toda la vida.Por eso les digo amigos mios, que esta vida está llena de increibles aventuras y experiencias de las cuales merecen ser vividas- les explica una pequeña parte de como le sucedió aquel increible accidente.Resultó que mantenía cabezas colgadas en su pared, pero estaban vivas.
pero que GROSERO y mal informado estas usted mi estimado,golondrinas,jajaja(de un modo indignado se refiere a el ujier)si asi de facil fuera lograr tal logro hasta los frenceses lo lograrian; permitame ratificarle que fueron canarios Rojos con motas AZules y verdes y cola de tortuga, de esos que se encuentran abundantes en las tierras del este que casi tocan el oeste, que presumo aunque fueron descubiertas por mi; todos los presentes conosen o an visitado alguna vez en la vida
- ¿Canarios rojos con motas azules y verdes y cola de rotuga, lord Glom? Es extraño pues tenía entendido que se habían extinguido; que eran en extremo sensibles a las bajas temperaturas y murieron de un golpe de frío cuando el rey de Siberia decidió conocer mundo y abrió sus fronteras.
- Lord Wardrieu y lord Mario Rumialdo, por su parte quería preguntarles por su país de origen. Irlanda? Holanda? Desconozco completamente la ubicación de sus paises y me extraña pues antes que ujier fui dibujante de mapas y planos. Me agradaba sobremanera dibujar países y fronteras. Incluso a veces, y se lo digo con total honestidad, había variado algun nombre, imaginado un nuevo país o variado las fronteras de algún país para hacer su silueta más caprichosa. Ji ji ji.
El ujier oculta su fina risa con una mano.
Veo que os desarrollais perfectamente en el ambiente del juego!. Esperaremos a que los dos jugadores que faltan se pronuncien y comenzamos. Si no se pronuncian en un par de días pues empezaremos igual, de acuerdo?
Lord Galvan entra tiritando en la estancia a pesar de la templada temperatura que hace en el exterior y que va bastante abrigado. Mientras se quita la bufanda de pelo de Yak y el abrigo de piel de oso saluda a los presentes.
-Buenas tardes caballeros... y dama. Disculpen mi retraso, pero los murcilobos que tiraban de mi carro decidieron entretenerse persiguiendo a un azor hasta la mismisima estratosfera. No pueden imaginarse el frio que hace allí salvo, por supuesto, que, como yo, hallan viajado al reino selenita del magnifico Inmermendor. Aunque supongo que son personas informadas, y por tanto ya sabrán quien soy, permitanme presentarme de todos modos. Mi nombre es Lord Galvan de Antioquia y Ruritania, pues de allí eran mi padre y mi madre -mi padre de Antioquia y mi madre de Ruritania, pues como todos saben las mujeres de Antioquia tienen prohibido contraer matrimonio con extranjeros-, Conde de la región de Pomponia, titulo heredado de mi abuelo Lord Reinaldo Brimsey, del que seguro han oido hablar todos ustedes, Marques de la Bardenia del Este, por meritos propios ante el rey de las Bardenias Mayor y Menor y tierras colindantes, Supremo portador, como pueden ver, de la gran Cruz de Mintra, Maestre, por suerte y esfuerzo -intelectual, naturalmente- de la Orden de la Espada Cuneiforme, Matador de Dragones -magnificas criaturas, los dos últimos, lastima que la cosa terminase así, pero no podía permitir la afrenta que hicieron a mi honor y no me dejaron otra alternativa- Rescatador de Doncellas, encantadoras las muchachas, aunque un poco rudos sus padres, -al decir esto guiña un ojo a Lord Wardrieu- Viajero Aereo, habitual por cierto, y de muchos modos diferentes, y otros títulos de menor importancia como el de Rey de Minimosia. Espero, a lo largo de la velada, poder escuhar sus fantásticas -desde el punto más formal- aventuras y porder, a mi vez, relatarles alguna de mis experiencias.
Tras soltar su saludo casi sin respirar y propugnando un apretón de manos a todos los presentes -salvo a la baronesa, a quien saluda de la forma más apropiada a su condición-, Lord Galvan se deja caer placidamente sobre uno de los comodos sillones que alberga la sala.
Perdón por la tardanza en contestar, tengo invitados en casa y mi tiempo de conexión se ve reducido.
El ujier ha caido agotado, pues se había propuesto apuntar, metódicamente en un pergamino tanto los títulos como el origen de la familia de los convocados. Con el último invitado la tinta se ha agotado, la pluma ha empezado a desgastarse -emitiendo desagradables chillidos al rasgar con el papel- y la mano del ujier se ha entumecido de tan rápidos movimientos.
Agotado, el ujier se deja caer sentado en una butaca tomando aire con grandes inspiraciónes y reclamando con urgencia un tazón de leche fresca, alimento que le es traido con rapidez por una joven ratita ataviada con una escoba.
Tranquilo, por el momento el ritmo está bien. Si acaso hay algún duelo es cuando se necesitará una respuesta más rápida por eso de no encalalrse.
Escondiendo su sonrrisa y evitanod una gran carcajada toma aciento en una butaca libre y pensando que tanmeresido se lo tenia el ujier
De repente, las puertas de la sala se han abierto de par en par. Tras una pausa dramática hace acto de aparición un temible y feroz lobo vestido con una túnica escarlata. Anda lentamente, como si meditara cada paso que da.
En el acto, el ujier se levanta de la butaca y corre al lado del desconocido, da dos golpes con el pie en el suelo y anuncia con gran pompa.
- Su excelencia sir Jean de la Fontaine, consejero del señor Ludovico IV.
- Saludos a los aquí presentes.
Amablemente, sir Jean de la Fontaine da la mano a cada una de las personalidades presentes en la sala.
- Tal y como he sido anunciado soy el consejero de su señoría Ludovico IV, que se encuentra muy enfermo en su dormitorio, al otro lado de esta puerta. Si son tan amables, comenzaremos a decidir los turnos de palabra de sus señorías.
Estimado jean de la Fontaine mientras se pone de pie permitame ofrecerme para empesar con las entrevistas
Jean de la Fontaine saluda ampliamente con un desmesurado gesto de su emplumado sombrero de ala ancha.
- Estimado Lord, agradecemos su iniciativa. Pasen, por favor, pasen a la habitación del señor Ludovico.
El consejero os conduce por salas y habitaciones cubiertas de lujosos cuadros y ricos tapices. Al pasar, pesadas armaduras de metal os saludan con leves movimientos de cabeza. Finalmente accedeis a una amplia sala de aspecto riquísimo llena de objetos de gran valor de entre los que destaca un ave fénix encerrada en una gran jaula adornada con flores.
En la cama únicamente hay un bulto antropomorfo entre las sábanas blanquísimas. Únicamente una larga nariz asoma entre los ropajes.
- Señor, los heroes y heroinas convocados ya están aquí - anuncia el consejero con una exagerada genuflexión.
Bien, pues el primero en explicar una historia será Lord Glom, por lo tanto el primero en dar pie a su entrada será Lord Galvan, que puede imaginar lo que desee. Si tiene dudas sobre su propuesta puede preguntarme, por supuesto. Podeis pasar a la escena "De cómo Lord Glom contó su anécdota en audiencia pública con Ludovico IV".