Después de la salida de la Baronesa Úrsula, viendo Lord Wardrieu que nadie más ponía una sola objeción sobre la historia contada, bajó del estrado, para sentarse cómodamente, para escuchar la que ya por turno, sería la última historia del día, ya que por desgracia la enfermedad de nuestro anfitrión le impediría contar alguna de las tantas que se él sabe... bueno, tal vez pueda ser en otra ocasión.
Cuando la Baronesa volvió, mucho más calmada, el ujier de Ludovico IV, la invitó a subir al estrado, momento en el que alcé la voz:
- Señora Baronesa, ya que tanto alaba a su, por desgracia, fallecido marido, me gustaría escuchar, si no la hace demasiado daño el recordarlo, la forma en la que se conocieron, pues según tengo entendido, fue en medio de un motín interno de los laletobs, cuando iban a entrar en guerra contra los nonpalares. Pronto empezaron las aventuras para ustedes.
Acalorada ante las últimas discusiones acaecidas, la baronesa sostiene una jarra de champagne en la mano mientras se recuesta en un viejo diván y adopta la postura ideal para el recuerdo…
“¡Vaya! Me alegra que me haga esa pregunta, nunca podría negarme a contar una historia tan maravillosa y que tanta dicha ha proporcionado a mi vida. Lo recuerdo como si fuera ayer, aunque ya hayan pasado más de dos décadas. Corría el año del nacimiento de las libélulas doradas cuando mi padre, que como ustedes saben era un notable diplomático fue destinado a tierras lejanas, más allá de Atlántico para representar a la corona del rey. Como máximo representante de la corona en la zona, como ustedes se pueden imaginar, fue de las primeras personas en llegar a la nación de Sverana una vez hubo estallado el conflicto. Una vez allí tomó el mando del servicio de inteligencia de nuestros aliados, los Nonpalares, debido a que al ser estos un pueblo bastante pacífico y no acostumbrado a este tipo de problemas no contaban con la formación adecuada para enfrentarse con éxito a ese tipo de contiendas. Como buena hija, no se esperaba que hiciese más que quedarme en palacio disfrutando de la cortesía de nuestros anfitriones.”
La baronesa hace una breve pausa para tomar aire, bebe un trago más de champagne y prosigue…
“La primera vez que ví, al que luego resultaría el amor de mi vida no pude sino ofenderme ante tanto descaro. Por aquel entonces mi marido era sólo un joven que había llegado a aquellas lejanas tierras buscando fortuna en uno de los barcos de majestad, y que se ganaba la vida leyendo la fortuna en las líneas de la mano a quien se preciase, entre otras cosas… Aquella tarde, había sido invitado por las hijas del rey de Sverana a la corte para romper la insoportable rutina en que se había convertido el encierro desde que estalló el conflicto. Queriendo participar de la diversión presté mi mano a aquel joven, que inmediatamente me dijo que mi destino sería casarme con la única persona que tenía en propiedad un dragón, y que sin duda resultaría interesante pues fruto de un embrujo de otra novia envidiosa me saldría una gran barba negra y acabaría trabajando en un circo, con mi marido el dueño del dragón, que por cierto era enano, el susodicho dragón y varios centenares de pulgas. Aún recuerdo mis esfuerzos por reír como todos los hacían al oír la historia, y el agobio que pasé aquella noche dando vueltas en la cama debido a la candidez de mi juventud.”
Sin haberse dado cuenta la jarra de champagne se ha acabado, por lo que la baronesa eleva la jarra haciéndola ver vacía a un sirviente para que le traiga una nueva…
“Pasarían varios días hasta que volviese a encontrarme a aquel joven, pero casi cuando ya había olvidado la historia decidieron volver a invitarlo a palacio. Esta vez hice lo posible por no formar parte del espectáculo y esperé a que pusieran música y ya nadie le prestase atención para acercarme a hablar con él e increparle por las cosas que me había dicho en su visita anterior. Lejos de disculparse o de quitar hierro al asunto, me dijo que todo lo que había leído en las líneas de mis manos era cierto y que además podía demostrarlo. Yo, que era ya a esa edad muy curiosa le pregunté cómo podía ser eso, y el misterioso joven me dijo que si quería comprobar la veracidad de la predición solamente tenía que esperar a que todos durmiese y esa misma noche escapar con él del castillo para que pudiera enseñarme claras evidencias de todo aquello”
Cansada de estar acostada, se incorpora un poco y sigue…
“Así fue como acabé esa noche, efectivamente esperando a que todos durmiesen y escapando a través de los subterráneos del castillo hacia la entrada del bosque de encinas en la que había quedado con aquel muchacho. Cuando llegué lo encontré bebiendo una botella de vino alegremente, como si nunca hubiese dudado que aparecería por allí. Anduvimos a través del bosque durante varias horas, hasta que de repente algo extraño ocurrió… cuando quise darme cuenta la vegetación era ¡azul!, y por si eso fuera poco… De repente ¡algo inmenso pasó a nuestro lado! ¡era un gato! ¡y era azul! ¡Y nosotros éramos una décima parte del tamaño de este, ¡qué digo una décima! ¡una centésima parte!”
Por supuesto, yo por aquel entonces no entendía nada de lo que ocurría, pero aquel avispado joven me había conducido al reina mágico de los Laletobs a propósito para experimentar aquellas transformaciones… Yo, que tenía miedo y ya estaba cansada, empecé a lamentarme de haber escapado. Al oír mis lamentos el joven me dijo que no debía preocuparme, dio un estridente silbido y una espantosa criatura parecida a un lagarto apareció tras un hongo salvaje. El joven me dijo que no debía asustarme, montó sobre la criatura y me cogió en brazos mientras me decía que solamente debía de acompañarle a un sitio más y que luego prometía dejarme sana y salva de nuevo en palacio.
Así pues, comenzamos de nuevo la marcha, en plena noche y sobre aquella extraña criatura. Al rato llegamos a una especie de poblado cuyas casas parecían estar construidas bajo tierra. De repente paramos en una de ellas, que yo no hubiera distinguido de las demás en ningún caso, desmontamos y aquel muchacho me pidió que esperara. Cogió algo de su bolsa, dio un trago de vino más y se coló a través de una ventana. Pasados unos diez minutos la puerta se abrió y de ella salió el joven completamente manchado de un espeso líquido azul. Le pregunté que era aquello y me dijo que mirara a mí alrededor.
Cuando lo hice descubrí con sorpresa que la vegetación de nuevo era verdosa y que lo que antes era un terrible y enorme lagarto ahora era un minúsculo bichejo, que el joven cogió cuidadosamente entre sus manos.
Nunca olvidaré las palabras que pronunció a continuación: “Todo lo que te dije es cierto, me enamoré de ti desde el primer momento, esta noche he venido aquí a este mundo perdido para matar al cabecilla de los Laletobs y ser digno pretendiente para una dama de tu categoría, y para obtener el visto bueno de tu padre, este líquido viscoso que ves es su sangre, y al haberse derramado se ha roto el conjuro de territorialidad y las plantas y los seres que habitan el bosque han vuelto a recuperar sus colores. Sé que quieres casarte conmigo, por eso no pudiste dormir la noche que nos conocimos, la profecía era cierta, efectivamente durante un rato he sido enano, al igual que tu, y este viejo dragón de agua es mío. Ahora volvamos al castillo, hemos de hablar con tu padre”.
Así amigos, fue como mi marido y yo nos conocimos, y como terminó el conflicto bélico entre los Lanletobs y los Nonpalares gracias a la primera proeza bélica que protagonizó mi marido, guiado en este caso por el amor. Pasado un tiempo, y como no podía ser de otra manera, nos casamos, estuvimos viajando con un circo, una doncella que se había quedado prendada de mi esposo me echó una maldición… Pero eso ya son otras historias…"
-Excelente historia.....- se levanta de su butaca mientras aplaude-.Bravo por su magnífico relato.Espero que estos caballeros no tengan nada que deicr al respecto.Es imposible no creerse tal realidad, ¿o no caballeros?- pregunta intrigado a sus compañeros sentados allí al lado.
- Felicidades, señora, parece que nadie duda en absoluto de su veraz historia.
Ciertamente, llevo un rato pensando en qué preguntar.....
Y la verdad, que solo hay un tema digno de ser tratado:
Cita:
Bien pues, así pues una baronesa trabajando en un circo de mujer barbuda ......... me parece que exagerasteis un pelín. Dicen (Y no me pareceria extraño) que en realidad, el dragón acabara siendo un lagarto pequeñito, que guarda en un tarro a la cabecera de la cama, y el circo ..... bien, siempre me han hablado de sus sirvientes como un circo lleno de enanos, trapecistas y hombres bala.
Sigo pensando que ha exagerado un poco.
Lanzo una moneda al Ujier
Extrañada ante las palabras del marqués la baronesa comienza a argumentar tranquilamente...
"Hummm, veo que no ha escuchado usted mi historia con atención... En primer lugar, ya quedó dicho que el dragón era un pequeño dragón de agua, propiedad de mi marido, y en segundo lugar todos los detalles relativos al tiempo que pasamos trabajando en el circo, pertenecen a otra historia que no he contado por quedar fuera de lo que se me había planteado en un principio... No obstante, y para que no quede ninguna duda acerca de la veracidad de mis relatos, le contestaré que efectivamente, fruto de la maldición de una doncella enamorada enfermizamente de mi marido, empezó a crecerme una gran barba negra, que aún a día de hoy tengo que afeitar dos veces al día... Si usted desea comprobarlo, únicamente debe acercarse y pasar la mano bajo mi barbilla para palmar, pués han pasado varias horas ya desde el primer afeitado del día, y empieza a pinchar -A la vez la baronesa se señala el gaznate dejando ver un par de desagradables y gruesos pelos incipientes- Por otra parte, como no hay mal que por bien no venga, mi marido y yo decidimos utilizar este desgraciado incidente para infiltrarnos en un circo de ninuits del este, antiguos enemigos de la corona, con el fin de llevar a cabo una misión secreta de espionaje para nuestro glorioso monarca".
Después de pronunciar estas palabras hace un ademán para que le sirvan una nueva jarra etílica y prosigue...
"Respecto de su pequeña acusación relativa a la exageración de mi relato, sólo puedo decirle que no entiendo a que se refiere, y que si desea alguna contestación deberá ser algo más explícito".
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El marques mira con desaprobación.
Baronesa .... le diré que me siento contento de pensar que todos los seres humanos somos iguales. Pero de allí a pensar que una atracción de circo pueda tener un título de barón, me parece algo difícil de creer. No hay rey alguno, ymenos en inglaterra, que acepte tal tropelía.
Por tanto mi señora, o bien nos mentís en vuestro título, cosa que dudo, o bien nunca trabajasteis en un circo. Quizas si en un zoo, pero nunca en un circo.
otra moneda
La baronesa un poco harta de la vaina se levanta y con cierto desprecio contesta...
"Desde luego debe padecer usted de la misma afección que el maestro Ludwing Van Beethoven, porque parece que se empeña en no escuchar lo que se le dice... En fin... A pesar de que esa historia no pertenezca a la que había de contar esta tarde, y de que quede fuera del ámbito a tratar voy a contestarle para hacer gala de mi infinito buen ánimo. Como ya le comenté, el propósito de pasar aquel tiempo en el circo no era trabajar para vivir, sino usar como excusa para poder llevar a cabo una misión secreta aquella maldición. Por supuesto que el rey aprobó tal plan, Inglaterra tienen unos servisios de inteligencia mucho mejores de lo que usted piensa... Y por supuesto también que al incorporarnos al circo no lo hicimos con nuestros nombres ni títulos reales, que hubieran causado extrañeza sino bajo seudónimos, o lo que se suele llamar en el gremio, nombres clave. Espero haber contestado a su pregunta."
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Master: A todas las objeciones que me hizo en el post anterior le contesté y el no dió contra-réplica ni siguió negándolas, entiendo así que las asumió como verdaderas, así que creo que debería quedarse con las 2 monedas anteriores.
Así, entiendo que esta debería ser una segunda apuesta, con otras 2 monedas diferentes, no???
Cita:
Uhm, es que creo que el marqués, en la segunda réplica hace uso de la sutileza en remarcar que usted tiene barba ya sea por exageración o por, digámoslo así, la posible virilidad de su persona. Y lo digo acompañando mis palabras de una ostentosa reverencia. Y un segunda, si se me permite.
Master: Disculpa mi espesez pero no entiendo que quieres decir, ni que hay que hacer con las monedas. ¿Qué estamos apostando 4 ó 2 o qué? ¿Y si está remarcando pq se apuesta una moneda más? Hummm... me estoy perdiendo...
Esperemos que el estimable marqués defina si sigue dudando de su feminidad o, si por el contrario, está definiendo una segunda objeción. Y sobretodo que lo haga brindando por la diversión, las 12 uvas de la suerte y el próximo año que ya se avecina.
Baronesa Ursula, perdon por mi tardanza. Yo en sí seguia discutiendo sobre el mimsmo tema, la imposibilidad que en esta nuestra inglaterra, ni el rey, ni el rsto de los lords, acepten a alguien que trabaje en un circo. ¿Que será lo próximo? ¿El hombre bala de primer ministro?
Pero no os preocupaos, se que este es un tema que no quiero seguir discutiendo, por lo que acepto que en un momento en que baco haya dado malos consejos a nuestro siempre apreciado rey, pudiera pasar que mantengais vuestro estatus y títulos.
Así pues, por mi, doy por buena la historia. Ujier, dame las monedas, antes que crezcan demasiado.
Complacida ante la nueva postura del marqués la baronesa sonríe y dice...
"Me alegro de que haya usted recapacitado... Zanjado ya el tema ¡brindemos pués caballeros! A menos... que alguien más tenga algo que añadir..."
- Así pues, si nadie tiene algo más que añadir a la veraz historia de la baronesa podrán proceder a ejercer sus votaciones. Esperaremos un tiempo más por si alguno de ustedes se presta a romper este silencio.