Partida Rol por web

Una vez se han ido los hombres os quedais en silencio en el dormitorio de la dueña de La sirena y el borracho, Amara Djorkalen, una mujer que parecía inofensiva pero que parece esconder secretos poderosos.

A través de la ventana cerrada os llega el sonido del mar y las gaviotas que cruzan por delante del ventanal.

Con los ojos cerrados y la smanos sobre sus rodillas, Amara, aún sentada en su lecho os habla sin moverse, con preocupación en la voz.

-¿Qué paso? He cantado, ¿Verdad?

Parece que lo que le ha ocurrido no es desconocido par ella.

– Si estabas cantando y tocando ese violín. – señalándole el instrumento roto en el suelo.

– Cuando llegamos la posada estaba desierta aparte de Sintara y estabas tocando y cantando al lado de la ventana abierta.

Amara mira el violín roto, quebrado como la espalda de un minusválido.

-Me prometí a mis misma que nunca volvería a cantar. Ni a tocar.

Os mira a los ojos y ve vuestra incomprension.

-¿Recordais la cancion que toco Sintara la noche de su concierto? Está compuesta por mi. Vosotras no sabeis élfico pero la letra habla sobre una sirena que se acercaba todas las noches de luna llena al puerto de Caer Corwell, donde siempre estaba un humano emborrachándose. El hombre había perdido a su amada en el mar, en un viaje. Todas las noches se lamentaba de su pérdida llorando y culpaba al dios del mar. La sirena se estremecía por la pena del hombre y acabo enamorándose de él. 

La sirena habló con el dios del mar y éste aceptó volverla humana para que pudiera reunirse con el borracho. El dios cumplió su palabra pero, malvado como era, la transfiguró para que fuera exacta a la amada del hombre. Cuando la sirena salió del agua y se dirigió hacia el borracho, se sorprendió ante su reacción; el hombre trastabillaba, retrocediendo, confuso, asustado y borracho. Al final acabó por caer al mar. La sirena se lanzó para intentar salvarlo pero había perdido su cola y no sabía nadar con piernas. Ella sobrevivió pero al borracho se lo tragó el mar. La sirena maldijo al dios del mar y juró vivir para siempre en tierra contándole a la gente su historia.

Y aquí estoy, 360 años después, contándola de nuevo.

Ya no tengo cola pero conservo aún mi voz mágica por eso me prometí a mi misma no volver a usarla nunca más. Olvidar que una vez fui sirena y que el amor me volvió loca. Sin embargo ha vuelto a pasar. Con Iledar.

-Vaya..-. La historia que nos cuenta Amara es realmente sorprendente. Y más aún, que sea real...

Una sirena.. Jamás lo hubiese imaginado. Después de lo que ha pasado, ninguno podría dudarlo.

Pero ahora lo más importante no es el pasado de Amara, sino el presente. No sé cómo ayudarla... Pero algo tenemos que hacer.

-Amara, sé que no soy la más indicada para hablar.. Pero no debes sentirte culpable. Triste sí, estamos todos igual. Pero confío en que lo superaremos. No estás sola en esto, aunque seas única, al igual que tu dolor.

Lo se. Y es absurdo que me sienta asi por alguien al que paenas conoci pero ya se sabe que el corazon y la razon siguen caminos separados. Queria contaroslo a vosotras porque supose que en alguna ocasion os habia pasado algo parecido.

Se toma unos segundos

La verdad es que cantar me ha sentado bien. Me siento mas serena. Os pido por favor que no conteis mi secreto a los demas. Podemos decir que el violin era magico y que lo empece a tocar apenada y me hechizo como lo hizo con ellos.

Lo que cuenta me hace recordar a Hans y por lo abatida que esta la Llobeta ella debe estar pensado en Rayo.

Pero no creo que sea el momento de nombrárselo no vuelva a ocurrirle.

– Tranquila no diremos nada pero me parece que ya hemos tenido bastante de tristezas por hoy.

-Puedes confiar en que guardaremos tu secreto. Y dudo mucho que se muestren impertinentes-. Abro las manos a los lados-. Lo importante ahora es superarlo.. Puedes contar con nosotros para lo que necesites, no lo olvides nunca.

Amara os sonrie con calidez.

-Os lo agradezco sinceramente. Esta noche la cena corre a cuenta de la casa. Vais a probar mi jabalí asado. Me han dicho que ultimamente regentais otras posadas y no quiero perder a mis mejores clientes.

 Le devuelvo la sonrisa con afecto.

-Son gafes del oficio, en ningún lado ofrecen la comida que nos das tú, Amara. Ni la hospitalidad.