Abres los ojos. No sabes si es de día o de noche, ya que la única luz en la celda es la que entra por debajo del quicio de la puerta. Tu escudilla con puré esta en el suelo, junto a ti, y apesta tan mal como siempre.
Sin embargo, algo llama tu atención, al cabo de unos segundos te das cuenta de que la sombra del centinela no cruza por delante de tu puerta.
Lo llamas a gritos pero nadie te contesta.
Sospechando que algo está pasando, empiezas a golpear la puerta de tu celda con los pies rítmicamente, intentando llamar la atención...
Algo atontado, quizá por lo interminable de mi reclusión, intento escuchar los pasos del guardia, algo... Lo que sea... Pero solo el silencio me contesta.
¿Qué está ocurriendo? Esto es fuera de lo normal... Hum... En fin, creo que tan solo puedo aprovechar el delicioso puré he he que el Invicto me proteja de este potaje...
Tomo el pote para dar cuenta de mi alimento lo mejor que puedo, a sabiendas de que nada mejor vendrá luego.
Tirada: 1d20(+2)
Motivo: Escuchar
Resultado: 2(+2)=4
DM, estoy de salida (del curro) sobre la ficha, me la colgaste incompleta, es por algo o la vuelvo a subir?
Comes en silencio, cada vez más resignado a aceptar lo que venga.
Es verdad, perdona que me olvide de asignarte personaje. Ahora ponte tu ficha como quieras. No se por que al cortar y pegar, me lo ha modificado.
A lo lejos, de forma muy débil, te parece oir un sonido como de pasos. Lamentablemente, las particulares de los pasillos subterráneos, hacen imposible adivinar la distancia.
De pié, coloco mi oido derecho contra la puerta y me mantengo en el más absoluto silencio, tratando de percibir lo que está fuera de mi vista...
Qué... ¿Se habrán hecho oír mis plegarias? Paciencia...