Partida Rol por web

¡Lástima que ella no pueda vivir! [H. L. Castronegro]

g) La Puerta de Tannhäuser

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28/11/2010, 17:02
Director

 

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais...

Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C, brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser.

Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

Es hora de morir."

 

Continuábais con las exploraciones. Sala tras sala, pasillo tras pasillo, esquina tras esquina. Algunos habían retirado algunos replicantes, y otros habían únicamente despejado salas, en las cuales habían comprobado que no había nada. Algunos de los replicantes encontrados buscaban medicamentos o utensilios de enfermería, otros manipulaban cables y aparatos, y otros pretendían construir un prototipo de bomba de Carbono... pero no todos los replicantes fueron descubiertos y eliminados.

El día dio paso a la noche, y ahora toda la estación Peleo estaba peinada. Os reunisteis, tras el rastreo y el retiro “fallido” de un compañero en la sala de vigilancia interna. Teníais que contactar con Tyrell para confirmar la finalización de la misión y conocer vuestro futuro, vuestra nueva misión o vuelta a casa, pues habíais cumplido (los cadáveres de algunos pellejudos y vuestras propias heridas hablaban por sí solas).

Sin embargo, esa noche no recibisteis mensaje alguno. Nadie se puso en contacto con vosotros. Tampoco oíais las naves de la compañía en el planeta, pues seguramente estaban a decenas de kilómetros, protegiendo las otras estaciones.

Casi a la hora del amanecer en el nuevo día, algo os puso alerta. No habíais dormido por pura precaución y cautela. Vísteis en la zona externa, en el hangar, como una de las numerosas naves que lo poblaban comenzaba a hacer maniobras de despegue: encendido de luces, puesta en marcha de motores y puesta en práctica del protocolo automático de actuación. Era una de las naves de carga y transporte de las materias primas de las minas.

Instantes después apareció un mensaje en pantalla.

Vosotros –dijo un desmejorado Deckard-, no sólo hicisteis caso omiso de nuestra petición de protección, sino que nos acorralasteis durante horas y nos fuisteis liquidando en esta estación –parecía una comunicación desde la nave-. Hasta nunca.

En esos momentos pudo verse en pantalla como apretaba un detonador a distancia.

Pero no ocurrió nada, al menos de momento. Pocos minutos después comenzó a filtrarse gas por la estación y el sistema de seguridad alertó con máximo riesgo. Debíais salir de allí. 

Sin más dilación, os protegisteis con vuestros trajes y salísteis al exterior, con la intención de huir. Era eso o morir. Cuando tuvisteis vistas al amanecer, comprobasteis como la nave carguero despegaba  y se perdía en el cielo, directo al espacio. Instintivamente, cruzásteis todo el hangar hasta otra de las naves, parecida a la nave Morgan inicial, la cual os trajo aquí: decidisteis perseguirlos. Al fin y al cabo, si Tyrell no os había dicho nada es que la misión no había acabado; además, Deckard seguía con vida...

Al despegar, vísteis desde muchos metros de altura, cómo las zonas vegetales más próximas (árboles y follaje) a Peleo quedaban reducidas casi a polvo...

Uno de vosotros, que estaba a los mandos de la nave, activó un inhibidor de rastreo antes de despegar, con lo cual haría imposible saber vuestra ubicación a cualquier nave cercana... Deckard no sospechaba de vuestra persecución.

 

 

Días después, muchísimas horas después de dejar el planeta HD 37605, penetrásteis en la Nebulosa Dumbbell, la cual era un compendio de planetas, satélites y demás astros envueltos en una capa constante de asteroides y basura espacial. Sin embargo no había soles en dicha nebulosa, sino que la luz procedía de partículas que emitían rayos de otras nebulosas lejanas, y era capaz de emular las funciones solares. Esas partículas eran rayos cósmicos espaciales, más conocidos como “Rayos-C”.

De entre ellos destacaba uno de los planetas, Kolomatrón, por ser el de mayor tamaño. Estaba rodeado de numerosos anillos de fracciones de polvo estelar, que envolvían casi todo el planeta. Esta “barrera” era conocida como la “Puerta de Tannhäuser”, más famosa incluso que el propio planeta, ya que el hecho de reflejar la bella luz de los Rayos Cósmicos convertía dicha escena en la visión más hermosa del universo conocido.

Bien. Rick Deckard, junto a su nave, se dirigía hacia allí, dirección Kolomatrón. Vosotros continuábais siguiéndolos. Horas después, el radar de vuestra nave alertó de la entrada de la nave de Rick en el espacio aéreo de un gran asteroide cercano al anillo de Tannhäuser. En esta época, algunos asteroides eran incluso más grandes que algunos planetas, y estaba colonizados, siendo lugares de investigación. Continuábais en la nave.

 

 

Notas de juego

Bien, el retiro de replicantes de Peleo ya tiene "consecuencias". Sugiero que cada uno de vosotros se guarde sus experiencias retirando aquellos repilcantes.

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29/11/2010, 14:27
Michelle McHale

No puedo dejar de observar el paisaje que vemos a través de las ventanillas de la nave, alucinada. Es la primera vez que veo una cosa como esta, pienso mientras pego mi nariz al cristal.

Tras un rato persiguiendo a la nave de Deckard, cuya huída ha causado un gran desaliento entre los que quedamos, me giro hacia mis compañeros y los observo con rostro inexpresivo.

- Cada vez somos menos - comento con un suspiro - Lo único que hacemos es equivocarnos constantemente. Creo que deberíamos hablarlo mientras llegamos, ¿no? Yo estaba convencida de que Yola era una replicante, pero...

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29/11/2010, 14:58
Phillip Crom

Alguien miente, no hay duda

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29/11/2010, 16:20
Alice Rupert

¿Sabéis? Con el poco tiempo que hace que salimos de la Tierra, y ya estoy echándola de menos. Mis ojos observan el exterior, una escena de luces y colores que muchos envidiarían, pero solo veo mi rostro en el cristal; reflejado en por la oscuridad del espacio, veo cómo los lacrimales se me humedecen. Echo de menos a mi gente, esa de la que huía. Pienso mientras me saco con el dorso de la mano. Pero al menos de ellos podía huir. Les conocía bien.

Durante el viaje he ido analizando cada palabra que era capaz de recordar de cada uno de nosotros. Intentando encontrar un resquicio por el que averiguar quién de nosotros es un asesino. Hago una breve pausa. Bueno, quién además de asesino es un replicante. Digo dejando claro que cualquiera de nosotros, por lo menos en mi estado de ánimo, es un asesino aunque haya sido por una causa justificada en las votaciones.

Sin embargo, me doy cuenta que puede que la clave no esté entre los que estamos vivos; si no en los que han muerto. En este momento me detengo y giro mi cabeza para comprobar las reacciones de la gente. Soy consciente y dueña de lo que voy a decir. Creo que los que han ido muriendo han sido precisamente todos los que han intentado orientar al grupo o dar su punto de vista. Algunos los ha asesinado el replicante y a otros le hemos ahorrado esa labor. Por eso estoy empezando a sopesar lo negativo de sobresalir de forma alguna.

Enfoco mi mirada, ya seca de lágrimas, en Phillip Crom. Quizás sea mucho mejor abstenerse como han hecho algunos en TODAS las votaciones y cubrirme con un manto místico, rezando. Digo dejando notar mi furia al pensar que puedo estar sobre el replicante.

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29/11/2010, 17:11
Bruce Halpert

"La puerta de Tannhäuser, ¿cómo algo desprovisto totalmente de vida puede ser tan hermoso?" miraba al exterior en la habitual posición en la que permanecía en los viajes, sentado al lado de una ventana mientras apoyaba la cabeza sobre la mano. "Cada vez somos menos y nos dirijimos a parajes inhospitos, algunos heridos y otros no... Esto no acabará bien" pensaba mientras contemplaba el exterior. Mis compañeros, los pocos que quedaban, dejaban aflorar su lógico y comprensible temor ahora más que nunca.

Hemos estado haciendolo mal desde el principio, los replicantes son culpables de la mitad de las muertes, pero de la otra mitad lo somos nosotros mismos. Hay que comenzar a tomar medidas, a hablar claro porque de lo contrario será demasiado tarde para los que quedamos. Como bien dices señorita Rupert, desde que emprendimos el viaje el que habla acaba muerto, y aunque luego me traiga la desgracia debo decir lo que tengo que decir... Eramos 18 tripulantes al iniciar el viaje, de los cuales solo quedamos 6. Por probabilidad pura ya deberíamos haber acabado que menos que con un replicante, pero puede que ni eso. Lo que quiero decir con esto es que siempre hemos ido como idiotas por los que realmente intentaban cooperar y hemos dejado de lado el perfil más obvio, que es el de las personas que intentaban pasar lo más desapercibidamente posible. Según los informes, los replicantes son extremadamente inteligentes y por ello pensamos que intentarían integrarse en el grupo, relacionarse con el resto, cooperar e interactuar con todos... Pero ¿y si por ello pensaron en hacer lo más lógico y lo que nosotros descartamos desde un principio por su simplicidad? pasar desapercibidos... Tal vez lo que os digo no os convezca, pero si no lo hace, echad un vistazo a vuestro alrededor, los que menos han participado aun viven en su mayoría... si los replicantes están entre ellos, sería lógico que todavía estuviesen vivos.

"fuf... Bruce, en la que te has metido... te van a colgar por decir lo que piensas"

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30/11/2010, 16:18
Alice Rupert

Bueno, parece que no al menos no estoy volviéndome loca. Alguien que piensa como yo. Digo esbozando una leve sonrisa que deja a la vista algo de amargura por la simple situación que nos ha llevado a matar a nuestros compañeros. Yo no me hice Blade Runner para esto. No estaba en mis planes acusar y eliminar a mis compañeros, pero es lo que tenemos. Y si es lo que el replicante busca, creo que lo ha conseguido.

Saco una pequeña libreta de un bolsillo y empiezo a anotar mientras digo en voz alta. Bien, quedamos Sophie, Bruce, Michelle, Nicole, Phillip y yo misma. Señalo mientras apunto cada nombre. Que recuerde, corregidme si me equivoco, - digo levantando la mirada - hemos votado 5 veces para asesinar a un compañero y todas ellas nos hemos equivocado.

Yo no voté en una ocasión, me abstuve por la convicción de que ese no era el patrón que debíamos seguir.

Recorro la sala con la vista deteniéndome en cada compañero e intentando hacer memoria. Tú Sophie, creo que no has votado en 4 de las 5 ocasiones y tú Phillip no has votado ninguna.

A mí ya me habéis escuchado y sabéis cómo soy. Me he mostrado participativa en todo momento. Mi lápiz se empieza a tachar recorrer la libreta rodeando dos nombres. Pero tanto Sophie como Phillip, ¿tenéis algún argumento que aportarnos para que siguiendo este razonamiento no seáis los siguientes?