Ellos se levantan para hacer lo mismo que tú y aunque de primeras Marius no sabe de que va el asunto, no tarda en enterarse. El engrudo que emana del suelo, extiende uno de los zarcillos cual si lo escupiera o la lengua de un camaleón. Aquella lengua pastosa se enrolla en uno de los pies de Marius, en el tobillo y tira de él para la pequeña falla, para tragarselo. El muchacho grita de horror y trata de zafarse de la presa dando patadas a algo que para él debe ser de locos, pero que sin embargo ahora está ahí, tratando de arrastrarle hacía un agujero en el suelo.
Grita, emitiendo un alarido de horror de quien no procesa lo que está viendo. Incapaz de articular palabra racional alguna.
Tengo que reprimirme a mí misma lo estúpida que soy, cuando me veo parando para tirar de Marius. Aquel muchacho me había salvado la vida y me tocaba hacer algo por él.
-¡Mierda!- digo tirando de Marius y esperando que aquello quede en un roce como lo que me había pasado a mí. El muchacho no tenía que morir sin razón.
Tiras de Marius y Dorian se acerca a vosotros para ayudar. Del cinto de su pantalón, desenfunda la daga de hierro con la que te zafó de aquella criatura en el bosque. Esta vez, hiende la hoja metálica en uno de los zarcillos que se retuerce en torno al tobillo de chico. Momento en el que aquel grito escalofriante vuelve a oír, pero esta vez mas fuerte que nunca. No resuena en desde ninguna dirección en particular, ni desde allí mismo. Lo hace por todo el bosque, en estéreo. Como si aquella cosa se encontrara presente en todas partes. Los zarcillos se sueltan y ahí puedes tirar de forma efectiva de Marius.
- ¡Corred! - apremia ahora Dorian.
Aquel grito que resuena de todas partes me hiela la sangre. Era evidente que aquella cosa y el bosque estaban atados, por lo que mi idea de quemarlo todo y acabar de una vez por todas me parece la mejor. Aunque no ahora mismo, ahora había que correr. Tiro del brazo de Marius y corro todo lo que puedo.
Quien me iba a decir que iba a hacer deporte en mi vida, yo que vivía encerrada en mi piso de Londres con un ordenador delante la mitad del día y la otra mitad trabajaba con otro en la oficina. Al final iba a ser verdad eso, que tenía que hacerme runner para mejorar mi cardio o me pasaría factura. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho ahora mismo.
Tiras del brazo de Marius y este te sigue. A vuestra zaga escuchas los pasos apresurados del gitano que, tras liberar a Marius, os sigue corriendo a poco distancia. Bajo vuestros pies, resuena ramas que se parten y mantos de nieve que ceden a vuestro peso,haciendo que en algunos tramos, la capa blanca os llegue hasta media espinilla.
Sin embargo, no es solo al gitano a quien tenéis detrás. Puedes escuchar como la tierra se sigue abriendo, haciendo temblar un poco el terreno. La tensión es tan grande, que la adrenalina toma posesión de vuestro cuerpo y os hace correr como no lo haríais en vuestra vida. Aunque notas las piernas doloridas, un dolor aun sordo que se incrementaria después en forma de agujetas y el frío aire que respiráis cortando. Aquella cosa os podría alcanzar en cualquier momento, no obstante veis que accedéis a un tramo desprovisto de arboles. El suelo, tapizado de cesped, se nota fruto de la actividad antropica del ser humano, modelando la naturaleza a su gusto. Al fondo, una casa. La mansión Sartórius. En ese punto, la brecha del suelo se detiene y no va mas allá del césped.
Habéis recorrido, fácil, 8-9 km.
Corro y no pienso en nada más. Me duelen las piernas pero tengo que huir de allí, como sea. Hasta respirar hacía que me quemaran los pulmones. Por alguna razón aun tengo a Marius cogido del brazo, tirando de él. Tampoco me doy cuenta que hemos llegado a un camino, a algo hecho por la humanidad y frente a nosotros está la casa Sartorius.
Es también en ese momento que la cosa se para, justo ahí. ¿Por qué no podía avanzar dentro de la finca? No puedo pensar en mucho más, al ver que no nos sigue me dejo caer al suelo. Estaba exhausta y me costaba respirar, por lo que me dedico a intentar no morir tomando bocanadas grandes de aire con la boca abierta.
Te continúo en el siguiente capitulo.