Partida Rol por web

Corres como si te persiguiera el mismo diablo alejándote de esas mutaciones que antes fueron seres humanos mientras la humedad y el frío de la jungla te van cercando. Enseguida notas tu piel mojada por el rocio de las plantas hasta que finalmente te paras ante un claro agotado ya que aquí entra algo de luz solar que te permite entrar en calor y combatir el frío que te rodea. Durante unos minutos consigues relajarte y recuperar el aliento gastado hasta que...

Alzas la vista hasta el cielo con los brazos abiertos de par en par para que el sol te abrace con su calor una vez más cuando notas algo irreal y blasfemo que choca con tu subconsciente ya que delante tuya alzándose en el cielo donde los días anteriores no hubo absolutamente nada puedes vislumbrar una torre. Una torre negra fabricada con roca volcánica de una forma antinatural que te provoca malestar mientras no paras de contemplarla viendo como se eleva varios cientos de metros por encima del mar situada en el centro de este atolón que llamáis isla.

La curiosidad, más negra que la torre inconmensurable que se alza ante él, va sustituyendo en Leroy a la necesidad de huir. El instinto de auto-preservación induce al arqueólogo a mirar tras de sí, para confirmar a la luz de un nuevo día que ninguna aberración humanoide le amenace.

Sólo, sin nadie que lastre sus evoluciones, el doctor Currie se hace con un palo del camino como improvisada arma defensiva (y a un tiempo cayado que emplear en la nueva expedición que se plantea). Fijando la negra estructura en su retina inicia la marcha, acicateado por una intriga mezcla de interés científico y orgullo personal.

La jungla te provee así que aprovechando el rocío tempranero aprovechas para tomar el agua mañanero que puedes a la vez que empapas un trapo en ese agua para conservar su humedad durante la marcha hacía la torre negra. Encuentras una rama grande a la que tras romper las ramas bajas consigues llamar palo que debido a su peso te permitirá defenderte y ayudarte a caminar.

Por fortuna para ti la altitud de la torre te permite no temer a perderte en la jungla ya que tan solo necesitas alcanzar una zona aclarada de vegetación para vislumbrar su posición.

Tras ímprobos esfuerzos y una ardua marcha, Leroy se acerca a su objetivo. La negra estructura resulta impresionante; cada vez más cercana y oscura, su colosal tamaño queda patente al recortarse sobre la vegetación tropical.

Avanzas por la jungla temeroso de sus peligros pero sobretodo de esas criaturas de las que has huido cuando un ruido llama tu atención. No muy lejos de aquí has escuchado el sonido que se produce cuando se deja caer en el suelo algo grande o voluminoso, y jurarías que iba acompañado de otro sonido más leve que te ha parecido un breve lamento. ¿Que será? Eso es lo que te preguntas mientras meditas si acercarte directamente a la torre o inspeccionar eso que has escuchado.

Deteniendose por un instante Leroy aguza el oido. El sonido sordo y pesado y el quejido evocan en él la imagen de un animal lastimado por una roca al aplastarlo. De cualquier forma se encuentra inmerso en una tarea mucho más importante. Dejará que la bestezuela sucumba y tal vez más adelante regrese a cobrar la pieza para comer. Ahora el conocimiento, la gloria y la fama le esperan más adelante.

Avanzas hacía el monolito gigante y oscuro con miedo pero a la vez con decisión mientras bordeas los extraños ruidos de tu alrededor pues la curiosidad por saber que hay dentro de ese edificio es mayor que por saber lo que ocurre a tu alrededor.

Pronto consigues llegar hasta la base de la construcción.