Partida Rol por web

Formas parte de un pelotón que, al mando del capitán, avanza cautelosamente hacia una trinchera enemiga. De repente, de la trinchera sale «una cosa», un amasijo repugnante de tentáculos cubiertos de baba, que atrapa al capitán y lo despedaza ante los aterrorizados ojos de sus hombres. El engendro dice en ese momento:

-Ahora yo soy vuestro capitán.

25 de Julio de 1918

Despiertas en el hospital militar de Val-de-Grâce, situado en el 227 de la rue de Sant Jacques, en París. Ves que no eres el único que acabas de despertar, hay más a tu alrededor, todos pertenecen a la 2ª Compañía del I Regimiento de la 42 División (División Rainbow) del I Cuerpo Expedicionario de los Estados Unidos. En camas adyacentes se encuentra el resto de sus compañeros de armas, veintiuno en total. Al parecer, son lo único que queda de la 2ª Compañía.

Un hombre os llama la atención para que todos le escuchéis todos los presentes:

-Soy el doctor Alexander Scie de Villevile, el jefe de planta. Todos los aquí presentes presentáis los mismos síntomas, habéis estado sumidos en un estado de coma, inexplicable en términos médicos, desde que habéis llegado al hospital hace cinco días procedentes de un hospital de campaña en las afueras de Reims, donde en un principio se creyó que podíais ser víctimas de algún nuevo tipo de gas. Todos sufrís una amnesia parcial: al parecer sois incapaces de recordar nada de las dos últimas semanas.

Al intentar recordar, en efecto, recordáis exclusivamente la monotonía de la guerra de trincheras del frente americano, en los alrededores de Chaumont.

El doctor sigue hablando:

-Además, todos tenéis un extraño tatuaje en el hombro derecho. 

Lo más extraño es que nunca has visto nada igual, y aún menos, recuerdas haberte hecho ese tatuaje

El teniente observó obnubilado como aquella cosa destrozaba al Capitán para tomar su mando, después... despertó en el hospital miró a su alrededor viendo que los allí adyacentes a él eran de su regimiento. A continuación alguien habló... se presentó como doctor y contó algo inexplicable que les había pasado. El teniente se levantó de la cama y miró a sus camaradas y después al doctor. - Y ahora qué doctor, creo que aunque padezco amnesia me encuentro bien... ¿Seguiremos luchando? Alan tuvo que hablar pues en su cargo dentro del ejército necesitaba informarse para después darle explicaciones a los soldados.

En ese momento, un individuo agresivo, de gafas oscuras y enormes patillas se acerca a ti

-Señor Parker, acompáñeme -en su voz notas que no es una petición sino una orden, te lleva hasta una habitación completamente vacía, con una silla en el centro donde te indica que te sientes-. Quiero que me explique cómo desertaron usted y sus amigos, ¿cómo consiguieron esfurmarse de Chaumont para ir a tatuaros a Reims? ¿Cómo lo hicieron sin que nadie les viera y atravesando el campo de batalla?

Acompaño a aquel hombre tan característico que me guia hacia un cuarto vacío para interrogarme. Me siento mirando alrededor del cuarto, después miro a sus gafas oscuras y le respondo... - No lo recuerdo, tampoco recuerdo el tatuaje que tengo en mi cuerpo, cómo me lo hice. No le puedo responder a esa cuestión sufro de amnesia y lo único que recuerdo que estuve en la trinchera enemiga con mi pelotón cuando algo despedazó al capitán. Algo que no puedo decir qué era... nunca había visto algo así, parecía ser algún tipo de animal que no puedo reconocer a partir de ahí no recuerdo nada más. Comentó Alan un tanto nervioso pensando en las palabras qué decía conforme recordaba hasta aquel punto tan dramático.

-Qué curioso, es el único que dice recordar algo, pues los demás no recuerdan nada, tienen la mente en blanco, ¿por qué cree que es el único que puede recordar? Así que su capitán murió y tu y los demás hombres del pelotón decidieron desertar para hacerse unos tatuajes... Interesante

- No, señor, ese animal parecía ser inteligente y comunicarse con nosotros telepáticamente, pues parecía que había ocupado el lugar del capitán, y a partir de ahí no recuerdo más. El teniente pensó en lo que iba a decir ahora mordiéndose el labio y con gotas de sudor que caían por su frente, sabía que lo que iba a decir ahora le podía costar el puesto, su futuro, y su vida. Aun así miró a aquel hombre y le soltó lo que había estado pensando para que no pareciera tan absurdo. - Creo que fuimos si es posible tal cosa subyugados mentalmente por esa cosa que nos quitó nuestro libre albedrío.

-¿Un animal inteligente que os controlaba mentalmente? -el hombre soltó una risa sarcástica-. Sin dudas eres el que más imaginación ha tenido para intentar librarse del consejo de guerra, eso o realmente está usted perturbado. No me haga perder más el tiempo, espere fuera junto a sus compañeros mientras informo a mis superiores

Al salir, te enteras que eres el último al que han estado interrogando

El Teniente escuchó la risa sarcástica del hombre, sabía que aquello no tenía ni ton ni son, pero aún así es lo único que pudo decir para no terminar en un consejo de guerra. Como los demás soldados no dijeron nada, no creía que la cosa fuera a mayor, aunque si habían viajado tanto y habían cometido crímenes al ser controlados por aquella sombra, podía suponer un grave problema.

Cuando el hombre de gafas le dijo que esperase fuera, el teniente afirmó y se fue al pasillo como le había indicado.