Te encuentras en una fila, caminando hacia una luz. Hay niebla. Una voz te apremia a ti y a los veintiún hombres y mujeres que se encuentran en tu cuadrilla, haciendo que aceleréis la marcha. Pero hay algo en ti que hace que no quieras ir, pero no puedes evitar andar hacia la luz.
La angustia crece a medida que avanzas, y cuando eres tragado por la luz, crees oír a tus espaldas una burlona carcajada...
Tirada oculta
Motivo: pesadillas
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
Estabilidad mental (1/1d4)
¿Por qué estaba ahí? ¿Dónde había quedado el frente? Lo último que recordaba era una trinchera, disparos, maldiciones y llantos. El Teniente intentó echar un ojo en derredor, pero aquella maldita niebla lo cubría todo, aunque al menos no estaba solo.
— ¿Qué carajo está sucediendo? ¡Palmer, situación!* —trató de llamar la atención de su segundo, intentando encontrar algún sentido a lo que estaba sucediendo.
Sus ojos buscaron la luz, entornándolos un poco para intentar divisar su origen. ¿Acaso habían sido capturados y aquello era un reflector? ¿Quizás todos marchaban hacia un campamento de prisioneros? Al menos aquello tenía un mínimo de sentido, aunque no entendía por qué no podía detener sus pasos a pesar de quererlo. Claro, la lógica del asunto se terminó cuando empezó a escuchar aquella extraña carcajada. Richardson sintió como su corazón latía cada vez con más fuerza, amenazando con explotar en cualquier momento. Fue entonces cuando giró el rostro, tratando de ver qué era lo que venía.
Motivo: Estabilidad
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 78 (Fracaso) [78]
Motivo: Pérdida
Tirada: 1d4
Resultado: 2 [2]
Ya te dije yo que te tomaba la palabra...
* Esto es por improvisar.
25 de Julio de 1918
Te giras para ver quién está riendo cuando... despiertas en el hospital militar de Val-de-Grâce, situado en el 227 de la rue de Sant Jacques, en París. Ves que no eres el único que acabas de despertar, hay más a tu alrededor, todos pertenecen a la 2ª Compañía del I Regimiento de la 42 División (División Rainbow) del I Cuerpo Expedicionario de los Estados Unidos. En camas adyacentes se encuentra el resto de sus compañeros de armas, veintiuno en total. Al parecer, son lo único que queda de la 2ª Compañía.
Un hombre os llama la atención para que todos le escuchéis todos los presentes:
-Soy el doctor Alexander Scie de Villevile, el jefe de planta. Todos los aquí presentes presentáis los mismos síntomas, habéis estado sumidos en un estado de coma, inexplicable en términos médicos, desde que habéis llegado al hospital hace cinco días procedentes de un hospital de campaña en las afueras de Reims, donde en un principio se creyó que podíais ser víctimas de algún nuevo tipo de gas. Todos sufrís una amnesia parcial: al parecer sois incapaces de recordar nada de las dos últimas semanas.
Al intentar recordar, en efecto, recordáis exclusivamente la monotonía de la guerra de trincheras del frente americano, en los alrededores de Chaumont.
El doctor sigue hablando:
-Además, todos tenéis un extraño tatuaje en el hombro derecho.
Lo más extraño es que nunca has visto nada igual, y aún menos, recuerdas haberte hecho ese tatuaje
Xenon se incorporó de golpe de la cama, inhalando y exhalando aire con fuerza. Sus dilatadas pupilas no tardaron en escrutar sus alrededores, dándose cuenta de que se encontraba en una especie de hospital militar. También se percató de que estaba rodeado por sus compañeros, así que, a pesar de su sobresalto inicial, se apresuró a hacer un conteo somero de personal. Era su deber, después de todo.
La voz del doctor lo sacó de su ensimismamiento, aunque todavía podía sentir el acelerado latir de su corazón, así que empezó a palparse los bolsillos en busca de un...
— Cigarro —pidió, a cualquiera que estuviera cerca. Esperaba que la mayoría supiera que era mala educación negarle la nicotina a un soldado.
Las palabras del tal Alexander hicieron que el teniente frunciera ligeramente el ceño. De hecho, se obligó a sí mismo a intentar recordar algo, incluso tratando de ir más allá de esa monotonía de guerra que nublaba sus recuerdos. De igual forma, examinó el tatuaje como pudo, intentando determinar al menos su origen, o intentando compararlo con alguna otra cosa que hubiera visto antes. Xenon acabó por levantarse de la camilla y acercarse al doctor.
— ¿Se tiene alguna idea del tatuaje, Doctor... Scie? —preguntó, dubitativo—. ¿O alguna otra nota del hospital de campaña en Reims? No tiene mucho... sentido, la verdad.
¿Podría hacer alguna tirada correspondiente para intentar recordar algo o determinar cualquier detalle acerca del tatuaje?
-Nada, nadie sabe nada ni del tatuaje ni de dónde estuvieron hasta que aparecisteis en el hopital de Reims -dijo el doctor.
Intentas recordar algo del tatuaje, algo de aquellos días, pero tu mente está en blanco
Antes de poder asimilar las palabras del doctor, un individuo agresivo, de gafas oscuras y enormes patillas se acerca a ti
-Señor Richardson, acompáñeme -en su voz notas que no es una petición sino una orden, te lleva hasta una habitación completamente vacía, con una silla en el centro donde te indica que te sientes-. Quiero que me explique cómo desertaron usted y sus amigos, ¿cómo consiguieron esfurmarse de Chaumont para ir a tatuaros a Reims? ¿Cómo lo hicieron sin que nadie les viera y atravesando el campo de batalla?
haz tirada de burocracia
El teniente frunció el ceño, tanto por la respuesta del doctor como por su incapacidad de recordar algo acerca del incidente. Sin embargo, no tuvo demasiado tiempo para meditar en aquello, pues la voz de otro hombre volvió a sacarlo de su ensimismamiento. Xenon enfocó a su nuevo interlocutor, lo miró de arriba a abajo intentando determinar quién era y el rango que ostentaba, pero acabó por seguirlo.
Ya en la habitación, se sentó sin muchos miramientos en la silla dispuesta, con la mirada fija en los ojos del hombre. Escuchó sus preguntas, devanándose los sesos e intentando encontrar alguna explicación lógica... pero simplemente no la había, o por lo menos no estaba en su cerebro.
— No puedo —acabo por responder, tras un suspiro derrotista—. No recuerdo absolutamente nada más que las trincheras de Chaurmont, y luego despertar aquí. También diría que "desertar" es una palabra sumamente fuerte, teniendo en cuenta que en ningún momento abandonamos el frente. No sé qué decirle, pero definitivamente no somos desertores.
Motivo: Burocracia
Tirada: 1d100
Dificultad: 10-
Resultado: 45 (Fracaso) [45]
¿Alguna tiradilla de Autoridad o Embaucar que sirva?
-¿No desertaron? ¿Y cómo llamaría usted dejar su puesto en el frente para marcharse a Reims para tatuarse?
Autoridad no serviría porque es de mayor rango, embaucar puedes tirarlo si quieres (ante la duda siempre tira que yo después descarto las que no sirvan)
— Mire, entiendo que pueda parecer una locura, pero nos hemos despertado aquí sin ninguna especie de recuerdo resaltante. ¿Cree que eso es normal en plena guerra? —hizo una pausa, chasqueando los dientes—. Lo del tatuaje... no puedo explicarlo, ¿vale? De hecho no puedo explicar nada, así que yo que usted empezaría a averiguar si los Poderes Centrales desarrollaron alguna especie de gas nervioso o algo por el estilo, en lugar de cuestionar la integridad de los miembros de la división... y ya de paso, ayúdenos a juntar las piezas del rompecabezas, porque estoy seguro de que hay más de uno allá afuera devanándose los sesos, intentando encontrarle algún sentido a todo eso.
Motivo: Embaucar
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 5 (Exito) [5]
Diría que es un éxito crítico :P
-Créame que llegaré al fondo de este asunto, y si hay la más mínima prueba de que desertaron estaré en primera fila en el momento en que el pelotón de ejecución se reúna. Puede marcharse
En realidad no, con un 50, el crítico sería 3.
Fin del prólogo