Partida Rol por web

Por fin alcancé el bosque situado más al sur y me detuve manteniendo el silencio por si no era el único tributo allí presente.

Estaba agotado, quizás por el recorrido que tuve que hacer desde el norte. Fue esa la razón por la que descansé apoyando mi espalda en el suelo y poniendo las manos sobre la nuca. Miré a mi alrededor previamente intentando percatarme de algún sonido extraño, pero todo estaba lo suficientemente tranquilo como para cerrar los ojos.

Desperté al anochecer sediento, por lo que bebí el contenido de una de las dos cantimploras que había cogido en la Cornucopia. Además, sentía frío, así que me levanté moviéndome por los alrededores ágilmente aprovechando así para entrar en calor. 

Aproveché la tranquilidad de la tarde para descansar y dormir. Me sentía realmente cómodo allí y en ningún momento había escuchado ninguna voz; debía aprovechar ahora, nunca se sabía cuándo podría aparecer alguien.

En ese día me encontraba bien tanto física como mentalmente. Empezaba a acostumbrarme a sacarme las castañas del fuego sin la ayuda de nadie con el fin de seguir vivo, pero necesitaba la compañía de alguien en un lugar tan salvaje como aquel. Deberían morir todos menos uno y solo ese podría regresar a casa. Era cruel e innecesario, pero no había marcha atrás. «Espero que estés bien, Alice».

Regresé al norte; no muy lejos había un río y pronto tendría que rellenar mis cantimploras.