Partida Rol por web

-Espéreme compañero.

Dice Vincent marchando tras Henry.

Los tres investigadores atraviesan el portal, y una luz fuerte les ciega, para luego encontrarse frente a la Bendal Dolum original, en "casa". Los hombres se encuentran agotados físicamente, al borde de la extenuación, pero felices de haber vuelto a su hogar, su planeta, fuera de todas esas criaturas horribles.

Sonrisas y gestos de satisfacción en sus caras cuando de repente todo el complejo tiembla, y enormes tentáculos brotan de la pirámide principal. Pequeños apéndices retorcidos surgen de todos los rincones del complejo de la pirámide mientras el fétido estanque que rodeaba la ciudad desciende tremendamente de nivel dejando al descubierto una sima insondable. Al brotar los tentáculos, la puerta del complejo brilla con luz feral. Temblores sordos llenan el aire mientras la entrada brillante emite un pulso de luz cegadora. Simultáneamente un viento de terrible fuerza hace caer de rodillas a los investigadores. Al mitigarse el viento y la luz, los hombres pueden ver que la entrada a la pirámide se ha convertido en un portal redondo de oscura nebulosidad, rodeado de incontables masas de tentáculos de piedra que se alzan desde la propia pirámide.

Mientras el grupo contempla el portal totalmente asombrados, bolas de luz espectral empiezan a cruzar la puerta y a sobrevolar el cielo de la jungla. Pasan cinco minutos hasta que dejan de salir las esferas fantasmagóricas y renace la calma. De la alegría por regresar a casa pasáis a un serio abatimiento, al ver lo que habéis desatado por el mundo, quien sabe lo que esta amenaza puede suponer para la humanidad, y… quién sabe si algún día podréis perdonároslo.

Dos meses después...

El cielo era oscuro, triste y húmedo. Allan Gray entraba el el sanatorio mental "Gary Olson" con aspecto cansado, y pronto se encontraba en una mesa, frente a un hombre de rostro descompuesto, con la mirada perdida que sólo un loco entiende.

Allan: -Señor Smith, por favor, debe usted decirme qué sucedió.
Henry Smith: -Lo hicimos, lo traimos, todo es culpa nuestra.
A: -¿Qué sucedió en esa jungla?
H: -¿Jungla? Estuvimos en la luna, en la ¡luna! y trajimos a ese diablo, todo es culpa nuestra. ¿No ha leído los periódicos? Todos esos suicidios y tantos asesinatos horribles e inexplicables en Honduras, todo por nuestra culpa.
A: -¿Dónde está Vincent Strange?
H: -No lo sé, no recuerdo nada después de liberar al mal, nos separamos en la jungla, o quizás no, no lo sé, pero cuando me encontraron en Belice y me trasladaron aquí, ya ninguno de ellos venía conmigo.
A: -Hágame caso, no se puede culpar por esto. Recupérese, pues si hay un mal latente en la jungla, hay que solucionarlo.

Allan casi no pudo terminar de hablar, pues Henry Smith comenzó a gritar totalmente fuera de sí, con una histeria nacida del miedo, del terror puro sólo de pensar en volver a la jungla. El anticuario no pudo sino abandonar la sala cuando Henry era reducido por el personal sanitario del centro. Henry se introdujo en el automóvil pensando en la clase de amenaza que había sido liberada, su parte de responsabilidad, y si habría alguna manera de poder solucionar el entuerto.