-Entiendo. Bien príncipe Barahir, estoy a favor de que establezcamos relaciones comerciales, y respecto a la ayuda que me solicitáis, tendremos que hablarlo y meditarlo con más calma. Se ha hecho tarde y debéis de estar hambrientos, y para que negarlo, yo lo estoy, así que si os parece bien mañana a primera hora hablaremos con más calma sobre vuestras peticiones. -Hace una señal a sus enanos- Os acompañarán a vuestros aposentos y luego cenaréis conmigo. Espero que os guste el jabalí, ¡¡¡porque esta noche es lo que cenaremos!!! -tras esto suelta una gran risotada-.
Tras despediros un grupo de enanos os lleva a vuestros aposentos. Aunque similares, son algo más grandes y lujosos que los anteriores, pero en esta ocasión son individuales, por lo que tenéis cada uno de vosotros una cámara con su habitación propia. Esperáis un par de horas antes de que os vayan a buscar.
Si hacéis algo en especial o queréis hacer algo a lo largo de la velada, decirlo mis queridos PJs
Jamás mi cota de mallas había estado tan reluciente, lo que no deja de ser normal, dado que me encuentro en un estado de estupefacción tal que no reparo en el hecho de que sigo abrillantándola y abrillantándola. Me molesta y me apena el hecho de no tener nada más que poder lucir dadas las circunstancias, pero es lo que hay.
Cuando por fin somos llamados a la cena y nos reunimos de nuevo, no puedo evitar darle un par de codazos al elfo (en la cadera, imagino) y decir:
-¿Qué, bonito, eh?
Noto los codazos, sonrío al ver el entusiasmo contagioso de Talin, voy a levantar el brazo para devolvérselos pero noto miradas a baja altura que se centran en mí y vuelvo a bajar el brazo discretamente, pero contesto:
- Vuestra capacidad de tallar y tratar la piedra no deja de sorprenderme. - Miro a mi alrededor y añado. - Además aprovecháis de forma exquisita la luz exterior.
O sea, si, bonito.
Pasadas unas horas un enano os viene a buscar a vuestras habitaciones y os acompaña al Gran Comedor, dónde se celebrará la cena. Hay varias mesas repartidas por toda la estancia, una mesa larga principal, instalada de forma horizontal y cuatro grandes mesas rectangulares instaladas verticalmente respecto a la principal y que se encuentran delante de la misma. El rey, sus principales consejeros, Barahir y Angrod se sientan en esa mesa. El resto de vuestra compañía y de la corte de Báin os sentáis en el resto de las mesas.
La cena consiste en un primer plato de pichones en salsa, un segundo de jabalí con patatas y algo de verdura, y un postre de tartas. Todo acompañado de rica cerveza. Para aquellos que no sois enanos os sorprende el tipo de platos que os cocinan, pero según os explica Talin, los gustos culinarios de los enanos son los de cualquier otro. Evidentemente esto puede suscitar un debate, que tiene lugar entre varios caballeros y Talin, eso sí de forma amistosa, sin que ninguna de las partes convenza a la otra.
Por lo demás observáis como Báin y Barahir charlan cordialmente y el comportamiento del resto de la corte es normal en un evento como éste, charlan, ríen, comen y beben.
Pasadas las horas y ya entrada la noche os retiráis a vuestros aposentos acompañados por un enano. Antes de retiraros Barahir os comenta que dada la hora que se ha hecho, las negociaciones con Báin tendrán lugar a partir de las 11 de la mañana.
El enano que te acompaña a tus aposentos antes de retirarse te transmite un mensaje personal del rey Báin. Desea verte en el Salón del Trono para conversar contigo y te emplaza a las 10 de la mañana. Desde el principio crees que esta charla tiene que ver con la reunión que tendrá lugar con Barahir, pero tampoco descartas otros posibles motivos, no dejas de ser un enano y a lo mejor quiere tener noticias de los parientes de las Ered Luin.
Me debato internamente entre mis posibilidades. La citación me ha pillado de improviso. Bueno, no tanto, pero aún así uno no es llamado a presencia de un rey todos los días, menos el de Khazad-dûn. Podría o tal vez tendría que informar a mis compañeros, a mis superiores, pero no sé la naturaleza de mi visita, aunque la intuyo: dar mi sincera opinión sobre todo el asunto, más allá de la lealtad a mi patrón. Para mi sufrimiento personal, el sentimiento de responsabilidad que tengo hacia el príncipe humano no es tan fuerte, ni de lejos, a la fidelidad que siento hacia mi pueblo. Aunque espero no tener que prescindir de mi patronato, sé que me debo a los míos, a mi rey (si hay un rey enano es este, digan lo que digan)... Acudiré como enano antes que como mercenario y daré mi opinión todo lo sincera y correcta que pueda. Si llegado el momento debo renunciar a mi cargo y a mi contrato, que así sea, aunque eso me marque para siempre. Sólo espero que la charla sea a puerta cerrada y con pocos testigos.
Acudiré a la conversación discretamente. Cuando despierte iré "a dar una vuelta", ausentándome para el desayuno (seguro que hay por ahí algún lugar entrañable donde poder desayunar)... y hasta la hora de la conversación me mantendré alejado de por donde puedan estar mis compañeros, tanto los humanos como el elfo.
A la hora estipulada te viene a buscar un enano el cual te lleva al Salón del Trono. Las puertas del Salón se abren de forma discreta, lo suficiente para dejarte pasar, y no hay el ceremonial que vistes el día anterior con anuncios de quien se presentaba. Curiosamente no te llevan hacia el trono, sino hacia una de las entradas laterales, en concreto la de la izquierda. Allí hay una cámara similar a la que os habéis alojado, pero más grande. Dispone de varias entradas en los laterales y deduces que posiblemente se traten de salas de reunión y descanso del rey. Dada su austeridad y sencillez, comparado con el Salón del Trono, está claro para ti que aquí el rey se reúne con aquellos enanos y, tal vez, no enanos, a los cuales no hace falta deslumbrar con su riqueza y grandiosidad.
El rey se encuentra sentado cómodamente en un sillón de piedra, leyendo una serie de pergaminos. Delante de él hay una mesilla y otro sillón. Al verte entrar se levanta sonriente y se acerca estrechándote la mano.
Puedes desayunar tranquilamente con tus compañeros. Es más, dada la hora en que tiene lugar la reunión general, y a la hora en que has sido citado, no coincides con ninguno de ellos, salvo con alguno de los caballeros, que no te hacen ninguna pregunta de tus planes entre el desayuno y la reunión.
-¡¡Bienvenido Talin, hijo de Thralin!!. Espero que hayáis descansado, nos espera un día duro. ¿Habéis desayunado?, ¿deseáis algo más?
Sin esperar respuesta da dos palmadas y rápidamente aparece un enano que trae una jarra de vino, dos vasos y unos pastelillos.
-Este tipo de reuniones me abren el apetito -dice mientras engulle entero un pastelillo -deliciosos- Toma un trago de vino.
-Bien Talin, os hecho llamar para hablar con vos de varias cuestiones, aunque me imagino que sospecharéis de cuales son. Una, hace mucho que no salgo de mi reino y aunque recibo informes de las compañías enanas que salen al mundo exterior a comerciar deseo tener noticias por otro tipo de fuentes de lo que sucede en occidente, los problemas de Cardolan, Arthedain, etc., así como sobre mis parientes de las Ered Luin, a los cuales no olvido -sonríe-. También sobre los elfos, ¿han partido de una vez hacia el oeste o siguen importunando la Tierra Media con su presencia?, deduzco que esto último, dado que os acompaña uno de esos orejas picudas. Asimismo -se pone muy serio- quiero saber todo lo posible sobre Angmar. ¡¡¡Demasiado tiempo ocupan nuestro monte sagrado y es posible que tengamos que comenzar a plantearnos seriamente recuperar lo que es nuestro por derecho y linaje!!!
Toma otro trago de vino.
-La segunda cosa de la que espero que me habléis es sobre Barahir, Hallas y Dol Tinereb. Sé que os encontráis a su servicio y no digo ni os pido que le traicionéis, pero también sois enano, por tal motivo, de enano a enano, os pido que me digáis si son de fiar. Nombran demasiado su título de "Amigos de los Enanos" pero ha pasado mucho desde que su antepasado lo recibió, y sigo sin saber si son tan honorables como lo fue aquel en su día.
No puedo por menos que alegrarme de tratar con un rey tan campechano, así que irremediablemente me relajo un poco, tal vez demasiado, pero desde luego suspiro con alivio. Otro gallo canta cuando empieza a mencionar los temas que quiere tratar conmigo...
-Las noticias sobre el norte seguro que son oscuras, y sinó deberían, pues el mal se mueve en esos parajes y trata de alimentarse de los despojos de los reinos dunedain. La cosa pinta mal, mi rey, Se dicen mil cosas del señor de la maldad en el norte, cosas contradictorias a menudo, pero sea cual sea la verdad, tienen un líder y funcionan de manera inteligente, no sólo despiadada. Y ahora se han ido a instalar entre los mismísimos principados humanos. Me temo que, como comentó el humano que encabeza esta misión diplomática, están al borde del colapso. No tienen dinero para pagar a las tropas, ni lealtad para no necesitar se pagadas. Tiempos oscuros y que anuncian otros todavía peores. Tal vez hablan por mi la melancolía y pesadumbre de los míos, pero no os engañéis, lo he visto. Ni siquiera los campamentos son un lugar de descanso, no tienen esperanza. La mayoría de los hombres esperan el combate como corderos y en él se comportan como ratas. Tal vez si vieran un verdadero ejército, uno enano... Perdonad, no quería tomar partido, estoy aquí sólo para hablar de enano a enano -me disculpo y al darme cuenta de la perorata que he soltado y lo desorganizado y poco claro de mis palabras, enrojezco.
-Ejem, Barahir, Hallas y Dol Tinereb. Sí. Bueno, antes de entrar en esta sala he meditado largo y tendido sobre lo que debería o podría decir. No estoy seguro más que de que antes me debo a mi pueblo, a mi rey, que a un humano cuyo único logro es un título heredado. Me encuentro a su servicio sí, pero no lo estoy por su carisma o dotes de liderazlo, lo hago por dinero, por un contrato. Si me pedís que os diga si son de fiar... no os puedo decir que sí ni que no. No me gusta cómo lidera sus ejércitos, ni cómo funciona la diplomacia de los humanos y sus golpes y contragolpes de mano, pero su causa es legítima. Lucha contra el mal, no contra los otros hombres y mientras lo haga merece ser apoyado. No conozco qué tan honorables fueran en el pasado, sólo sé que el príncipe Barahir es un buen comandante, sincero y cercano, un buen líder, mientras que su abuelo parece muy razonable y centrado, sólo que en una mala situación. Espero que esto os baste, mi rey.
Buena respuesta, ahora bien, has cometido un pequeño error que no tendré en cuenta, no sabes nada de cómo van las finanzas de Dol Tinereb, no al menos hasta la misión que tendréis posteriormente en Edirey en que descubristeis que no llegaba la paga a sus soldados.
Báin se queda pensativo durante un instante
-Entiendo y me bastan tus palabras amigo Talin. Las tendré en cuenta a la hora de negociar con Barahir. Ahora bien, también te voy a pedir algo, necesito que seas mis ojos y mis oídos en los reinos de los hombres. No pido que los traiciones, un enano ha de ceñirse a la palabra que ha dado, aunque sea a un humano, salvo en contadas ocasiones y siempre y cuando se vea que ha sido engañado o sus acciones deshonrosas, pero desearía que me informes de como se desarrollan los acontecimientos en los reinos de los hombres y las noticias que te lleguen y que creas que puedan ser de utilidad. Como te he dicho recibo información de mis compañías, pero estas compañías cruzan esas tierras de tanto en tanto y por un espacio de tiempo determinado. Tú parece que piensas estar entre los hombres una buena temporada, por lo tanto estarás en una posición privilegiada para informarme, siempre y cuando tus obligaciones en Dol Tinereb te lo permitan. Bastará que me envíes un mensaje a través de alguna de mis compañías que pasen por Metraith.
Toma un trago de vino
-También quiero que sirvas de puente entre Moria y mis parientes de Ered Luin. Aunque hay enanos de Nogrod y Belegost entre nuestros muros, hace tiempo que abandonaron las Montañas Azules, por lo que me vendrá bien tu consejo en caso de que lo necesite.
Coge un bizcochito
-¿Seguros que no quieres uno?, están muy ricos...ñam...ñam..., bien todo esto evidentemente no será gratis, te recompensaré como toca, si accedes. Si te niegas lo comprenderé -sonríe mientras toma un trago de vino.
Estás completamente seguro que las palabras de Báin son sinceras y que no esconden dobles intenciones. De ti depende de si aceptas o no su ofrecimiento.
Para acelerar la partida, seguiré con la reunión entre Barahir y Báin, pero igualmente continuamos con tu reunión, aunque no tendría porque alargarse mucho.
-Podéis confiar en mi, realizaré las tareas que me habéis pedido lo mejor que pueda -digo casi atragantándome con mis propias palabras. Justo ahora no estaba para probar bocado, menos unos bizcochitos... Niego con un gesto educado al rey. Mi corazón late con fuerza, henchido de orgullo- si me dáis permiso me retiraré, no deseo interrumpir más vuestro desayuno... -vaya frase estúpida acabo de decir, ¿no tenía ninguna peor para soltar?
-Muy bien Talin. -Sonríe de forma paternal- Me enorgullece ver que el pueblo enano sigue unido, cosa que ni elfos ni hombres pueden decir. Ni que decir que esta conversación no ha tenido lugar -guiña un ojo- Puedes retirarte, te acompañarán por una salida lateral.
Habrás estado unos veinte minutos, así que te aún te queda tiempo hasta la hora de la reunión principal. Salvo que me digas lo contrario vas dando vueltas por Moria haciendo tiempo.
A las once de la mañana os presentáis en el Salón del Trono. Antes de entrar Barahir os pide que estéis atentos a toda la conversación y en especial a la actitud que muestran los enanos, no duda de su honradez y honor a la hora de hacer negocios, pero que en este tipo de negociaciones todos van a intentar el máximo beneficio, por lo que quiere estar seguro de que a la hora de negociar no haya cabos sueltos.
Tras esperar unos minutos os hacen pasar sin la parafernalia del día anterior y os hacen os pasar a una sala que se encuentra a la derecha del Salón. Allí se encuentra una cámara con una gran mesa rectangular y varios asientos, en medio de la cual hay un hogar para calentarse. Báin y varios enanos se encuentran allí. Tras los saludos protocolarios comienzan las negociaciones.
Barahir comienza por los tratados comerciales. Tras exponer las ventajas que tiene negociar con Dol Tinereb, el cual se encuentra atravesado por el Camino del Norte y dado que el Camino del Este se encuentra prácticamente vedado como consecuencia del dominio de Angmar sobre Rhudaur, todo el comercio que se dirige hacia Arthedain desde el sur pasa por su territorio. Los enanos tendrían allí un lugar magnífico para hacer negocios y se les eximiría el pago de determinadas tasas y en otras tendrían una buena reducción. Asimismo le expone el interés que tiene Dol Tinereb por comprar determinados materiales y productos de Moria, así como vender los suyos. Durante una hora hay un cierto tira y afloja entre Báin, sus enanos y vuestra compañía, hasta que por fin se llega a un acuerdo comercial. Se elimina ciertas tasas tanto para Dol Tinereb como para Moria cuando intenten vender sus productos y determinadas mercancías estarán libres de impuestos. Aparte se llega a un acuerdo para no interferir a la hora de comerciar con otros reinos y pueblos, pudiendo, si es necesario, negociar de forma conjunta para luego repartirse los beneficios.
Otra cosa es la negociación para conseguir ayuda por parte de Moria. Desde un primer momento los enanos se muestran reticentes a colaborar de algún modo, entienden el peligro, pero tienen otros asuntos que atender como para destinar recursos a un conflicto que, de momento, no les concierne, ahora bien, al ser los príncipes de Dol Tinereb “Amigos de los Enanos” y haberles pedido ayuda, se ven obligados por juramento a prestarles algún tipo de socorro. Báin se compromete a enviar un cargamento de armas a la mayor brevedad posible para armar a toda una compañía de mercenarios. Tras un intenso tira y afloja, Barahir consigue que Báin le envíe además una compañía de 500 enanos, a cambio de una considerable indemnización en oro por cada de los enanos caídos, parte del botín conseguido y la completa manutención, alojamiento y cuidado de sus enanos. También consigue que se eliminen ciertas tasas comerciales, dado que se están involucrando en una guerra declarada.
Al finalizar las negociaciones ya es primera hora de la tarde, por lo que directamente os vais a comer. Durante la comida, Báin anuncia que la compañía de enanos estará lista en unos días y que irán de regreso con vosotros. Asimismo, os invita a que crucéis Moria y salgáis por la Puerta del Oeste, evitando así tener que volver por el Paso del Cuerno Rojo o dar un considerable rodeo. Ni que decir que es una noticia que os alegra. Se decide que uno de vuestra compañía irá a vuestro campamento para avisarles de las nuevas órdenes y para que partan de inmediato. Las mulas y los caballos puede que sean un problema a la hora de cruzar Moria, pero hay túneles por dónde pueden transitar, aunque tarden un poco más. Si no hay cambios, se enviará a uno de vosotros al campamento en un día. Así que se espera que en unos cinco o seis días, estéis listos para emprender el camino a casa.
Hacerme una tiradita de percepción por si detectáis alguna cosa rara durante las negociaciones. Por lo demás, si alguno de vosotros quiere presentarse voluntario para ir en busca de vuestros compañeros al campamento podéis hacerlo.
Motivo: Percepción
Tirada: 1d100
Resultado: 27(+24)=51
Unas conversaciones de lo más normal, diría yo, aunque claro, nunca había asistido a unas...
Y no, yo paso de ir a buscar a los humanos al campamento, le haré mejor servicio al príncipe permaneciendo a su lado. A menos que él mismo me pida que vaya a por los humanos seguro que otros pueden ir a buscarlos y traerlos de la manera más eficiente.
Escucho toda la conversación atentamente intentando no perder detalle. Con lo del voluntario no me doy por aludido en ningún momento, así que si quieren que vaya yo, me lo tendrán que pedir directamente.
Motivo: Percepción
Tirada: 1d100
Resultado: 42(+47)=89
Durante las conversaciones observas como varios enanos ponen cara de disgusto en lo relativo a ayudar a Dol Tinereb en su guerra contra el "Señor de la Guerra", dirías que no están muy por la labor. Al final de las conversaciones escuchas como Barahir le pide una audiencia privada a Báin. El rey pone gesto de sorpresa, pero al parecer accede.
Tras las conversaciones vais a celebrar el éxito de las mismas, ya que nunca unas conversaciones de este tipo han durado tan poco y con tan buenos resultados. Tras la celebración se anuncia que vuestro compañero Angrod partirá de inmediato a ir a buscar a vuestros compañeros, tarea que le llevará cerca de una semana. Durante este tiempo disfrutáis de vuestra estancia en Moria, cada uno a su manera evidentemente. Es curioso pero Barahir durante los primeros días desaparece y tras algunas preguntas y un poco de suerte, lográis averiguar que ha mantenido una serie de reuniones en privado con Báin.
Pasada una semana aparece Angrod y el resto de vuestros compañeros. Os informan que liberaron a los prisioneros Rhudaurrim (1) para que no fuesen una carga, y que no había que temer por ellos, para cuando llegasen a su hogar y pudiesen informar, hace tiempo que os encontraríais en Tharbad. Tras prepararos unos días, partís hacia vuestro hogar acompañados por un contingente de quinientos enanos fuertemente armados, atravesando Moria. Observáis que algunos de estos enanos portan varios cofres a sus espaldas, pero si intentáis averiguar su contenido, fracasáis. El viaje y lo que podéis ver es lo mismo que durante vuestro viaje de ida, ahora bien, os dais cuenta que hay menos enanos en el ala occidental del gran reino enano.
Tras bajar una escalinata de unos doscientos escalones llegáis a una pared que no presenta ninguna marca. De pronto un enano empuja la pared y se abren dos grandes puertas mientras la luz del sol os da de lleno en la cara.
Atravesáis Eregion sin contratiempos, para luego llegar a Tharbad y de allí a Metraith. Tras unos días de descanso os reincorporáis a vuestras obligaciones en el campamento de "El Refugio".
Días después sois reclamados para ir a realizar una misión a una aldea llamada Edirey....pero esa es otra historia.
(1) Fallo mío, no os dije nada de ellos. Tras interrogarlos averiguasteis que habían recibido informes de vuestra partida y propósito, lo que indica que los espías abundan (algo que sabíais) y su acceso a la información relativa a vuestras operaciones es grande. El Rhudaurrim malherido muere antes de llegar al Paso de Caradrhas, mientras que de los otros tres, uno cae durante el viaje.
Lamento el cierre apresurado de la partida, algo que viene siendo demasiado habitual en mí cada vez que dirijo ¬¬, pero me voy de viaje y no quería dejaros colgados hasta mi regreso. Podéis intercambiar información entre vosotros, si queréis.
Cuando regrese os pondré en el apartado que he creado para vuestros personajes la experiencia total que habéis acumulado tanto en la misión a Moria como en la misión a Edirey. ¡¡¡A lo mejor subís de nivel y todo!!! ^^
Aunque hayamos acabado esta escena, acabo de percatarme al revisar vuestras fichas de un pequeño detalle. Durante la batalla contra los Rhudaurim, escuchásteis a Tarhad dar instrucciones a sus hombres en una lengua extraña. He visto que tenéis conocimiento de esa lengua, o al menos de una variante. Se trataba de Adunaico, y más o menos pudisteis entender lo que decía, se trataba de las instrucciones típicas de un combate (avanzar, picas al frente, cargar, etc.)