¿Dónde cojones hay una entrada? - piensa Jack, girándose para ver cuánto le saca al policía - Joder... ¡¿dónde están los otros Despiertos?!
El policía corre tras de Jack, arma en mano. Escucha un disparo y siente algo pasando cerca de su cabeza. Jack continúa corriendo, con la lengua fuera, en busca de una entrada. Las balas del policía silban mientras dobla la esquina y ve la Puerta Azul de Burke Street.
[Jack White] - ¡JA, JA, JA! - Rompe en carcajadas - ¡Sígueme aquí si puedes, IMBÉCIL!
Se dirige a toda velocidad hacia la puerta y la abre, nervioso. Ha de cruzar el umbral a Mad City...
Al otro lado, la cocina del Continental de Mad Citi, llena de chinos y filipinos en blanco y negro que trabajan como robots. Ni se dignan en mirarle. El poli se acerca al callejón con la pistola en alto.
Jack cruza, esgrimiendo una sonrisa.
[Jack White] - Vamos, pequeño... Acércate aquí... - Susurra, mientras observa por la puerta hacia el mundo real.
La puerta se cierra.
[Carol Koontz] - ¿Qué vamos a hacer?
Michael espera a haberse alejado del bar para hablar. - Hay que encontrar a Jack
[Juan Arana] - Por lo pronto, Carol, me gustaría saber por qué estás interesada en ayudarnos...
Carol no esperaba la pregunta de Juan, lo cual la hace ponerse aún mas nerviosa.
[Michael Lowell] - Por si no os acordáis estaba a punto de deciros por que me suena la calle...
[Carol Koontz] - Stephanie era... bueno Stephanie iba a ser mi hija.
[Michael Lowell] - Por si no os acordáis estaba a punto de deciros por que me suena la calle... - Michael se calla al ver que Carol conoce a la víctima. - ¿Que?
Juan se pone tenso.
[Michael Lowell] - ¿Como que “iba”?
[Carol Koontz] - Pero todo esto no tiene ningún sentido... la perdí antes de que llegara a nacer.
Los cristales crujen bajo vuestros zapatos. La calle está desierta. Juan la mira de hito en hito.
[Michael Lowell] - ¿Un aborto?
[Carol Koontz] - ...y digo que no tiene sentido porque a vosotros no os conozco de nada.
[Michael Lowell] - Pero si es una no-nata... ¿como la vamos a matar?
[Carol Koontz] - … si, Michael. Por una paliza de mi ex, vosotros no tenéis nada que ver en todo esto. No lo entiendo.
Michael se pasa la mano por el pelo, despeinando su engominado cabello.
[Michael Lowell] - Espera... ¿tu ex? ¿Como se llama?
Juan se pasa repetidamente las manos por el rostro. Michael no para de caminar, nervioso.
[Juan Arana] - Increíble... - musita.
[Carol Koontz] - Quizás en el otro lado sí haya nacido... Quizás este viva...- Murmura estas palabras con un aire de esperanza sin mucho sentido.
[Michael Lowell] - No, no... el nombre da igual...
[Carol Koontz] - Hay que evitar que lo del periódico suceda pero ¿como?
[Michael Lowell] - … puede habérselo cambiado. ¿Cómo era? ¿Cómo era ese tipo?
El policía sale de un callejón, jadeando y guardando su arma en el bolsillo. Al veros, cruza la calle hacia vosotros.
[Carol Koontz] - Se llama John.
[Michael Lowell] - Era... oh mierda... Mira al policía. Mejor mantenemos la calma...
Juan se yergue.
[Poli] - Oigan, perdonen, ¿conocen a ese hombre?
[Michael Lowell] - ¡Agente! ¿No lo ha atrapado?
[Carol Koontz] - ¿Al de antes? No agente.
[Michael Lowell] - Vaya... ¡ese hombre nos ha llenado de cristales!
[Carol Koontz] - Esta loco.
Michael sacude su chaqueta, de la que cae algún trocito aun.
[Michael Lowell] - Ceo que es Delirium Tremens...
[Juan Arana] - Sin duda, loco.
[Carol Koontz] - ¿Quién?
[Michael Lowell] - El borracho claro, ¿quién va a ser?
[Poli] - Si, eso sospechaba. ¿Van a denunciarle?
[Juan Arana] - No, por mi parte, no quiero problemas con tipos así.
[Michael Lowell] - Sí, mejor no meterse en líos... pero le avisaremos si volvemos a verlo.
[Juan Arana] - Espero que no...
[Poli] - Ya... ¿Podrían dejarme un nombre? Por si el seguro del local les quiere citar como testigos...
[Juan Arana] - Ya los dejamos, agente. La camarera tiene los datos.
[Poli] - Bien, muchas gracias entonces. Tengan cuidado.
[Michael Lowell] - Gracias agente...
[Juan Arana] - Gracias.
[Carol Koontz] - Buenas noches agente.
El Poli vuelve a la cafetería andando lentamente.
Michael vuelve a empezar a caminar.
[Michael Lowell] - Al grano... ¿cómo era ese John? Como así - Señala una altura - Ojos verdes, apuesto...
Juan mira cómo se aleja al agente y entonces los urge:
[Juan Arana] - Será mejor que aligeremos el paso... Desaparezcamos.
[Carol Koontz] - No - Niega con la cabeza - 1.90 mas o menos, fuerte, moreno y de pelo largo.
[Michael Lowell] - Entonces no es él...
[Carol Koontz] - No entiendo nada, Michael.
[Michael Lowell] - ...a menos que pueda cambiar de aspecto...
[Carol Koontz] - ¿Ser quien?
[Michael Lowell] - Claro. ¿Quién sabe lo que puede hacer ese?
[Juan Arana] - Por favor, no os entretengáis... Si el poli regresa y advierte que lo engañé...
[Michael Lowell] - Sí, sí, caminemos...
[Carol Koontz] - Michael no te entiendo...
[Michael Lowell] - Pero es que ese... ese hijo de puta...
[Carol Koontz] - ¿De quién hablas?
[Michael Lowell] - ¿Y si es el mismo tipo?
Cruzáis hasta el callejón. Al fondo está la Puerta Azul de Burke St. La puerta que da a la cocina del Hotel Continental en Mad City.
[Carol Koontz] - ¿El mismo tipo de qué?
[Michael Lowell] - El mismo tipo que se tira a mi mujer en mi propia cama... claro - dice como si fuera obvio.
Juan siente un poco de miedo ante la contemplación de esa puerta.
[Carol Koontz] - No creo que sean la misma persona Michael, ¿y bien? ¿qué vamos a hacer?
[Michael Lowell] - Ah, bueno... ese tipo no es un tipo cualquiera, ¿sabes? Es de Mad City. No un despierto, no... ES DE ALLÍ
Juan trata de consolar a Michael, pero la puerta...
[Carol Koontz] - ¿Qué quieres decir con eso?
[Juan Arana] - ¿Perdón?
[Michael Lowell] - Yo no me di cuenta la primera vez que lo vi, todavía era un Durmiente. solo era el hijo de puta del amante de mi mujer. Pero cuando fui al juicio para la orden de alejamiento... Joder... lo vi como era de verdad... ya no era apuesto, ni tenía ojos verdes...
Carol escucha perpleja a Michael sin acabar de comprenderle... ¿Estaba zumbao?
[Michael Lowell] - Era... no se... era otra cosa... - Mira a Carol - ¡Te lo juro! ¿Quién me va a creer si no vosotros? Joder... una puta criatura de Mad City me robó a mi familia!
Juan retrocede un par de pasos.
[Carol Koontz] - ¿Qué pasa Juan?
[Juan Arana] - Me estoy asustando. Estáis implicados con todo este lío... Mad City... De un modo que se me escapa. Yo sólo soy un teórico en busca de...
Se calla, no sabe como continuar. Finalmente, sacude la cabeza, dándolo por imposible.
[Carol Koontz] - Juan si tu no lo estuvieras dudo que estuvieras aquí, al igual que ese loco de antes. Algo de relación tienes que tener también...
[Juan Arana] - Supongo, no sé, se me escapa la relación, lo mío son los números.
El tiempo pasa lentamente...
[Michael Lowell] - ¿Es que no lo entendeis? ¡Ese hijo de puta vivía en la puta calle Darthmoor, joder!
[Carol Koontz] - Yo vivía en esa calle, pero no mi ex.
[Juan Arana] -Yo no he estado en mi vida en ese lugar.
[Michael Lowell] - ¿Y por que no lo habías dicho antes?
[Carol Koontz] - ¿Por culpa de Jack?
[Michael Lowell] - Si, vale, eso tiene sentido...
[Carol Koontz] - Estaba a punto de decíroslo antes, lo siento...
Michael mira a Carol y la puerta alternativamente.
[Michael Lowell] - Vaya lío... y Jack... joder, ¿no habíamos dicho que no ibamos a ir a Mad City?
[Carol Koontz] - Yo no se qué hacer, en serio, no se si estando aquí evitaremos lo que allí suceda o si por el contrario el hecho de no ir sea la causa de que Stephanie muera allí. No entiendo nada... sólo quiero... recuperarla... - comienza a llorar
El callejón no tiene salida. En la Ciudad Durmiente, es sólo un callejón con escaleras de incendios y cubos de basura. Pero para vosotros, la Puerta existe, y se puede abrir con sólo tirar de la manivela.
Michael pone los ojos en blanco - Llorar no te la va a devolver...
[Carol Koontz] - ¡Y el estar de brazos cruzados tampoco! ¿¿Qué hacemos??
[Michael Lowell] - Entonces movámonos o me voy a quedar dormido... - Saca el bote de nuevo y se toma otra pastilla. - Hay que ir a buscar a Jack
[Juan Arana] - Será lo mejor. ¿Quién abre la puerta?
Carol abre la puerta.
[Michael Lowell] - Supongo que vamos al Hotel Continental... - toma aire y entra detrás de Carol.
Juan traspasa el umbral tras ellos. Tal vez, en esta ocasión, la encuentre.
Al otro lado, envuelto en una luz caliginosa, la cocina del Contiental. Acero, bakelita, ollas de cobre. Aquí y allá, cocineros de aspecto asiático se afanan en los fogones, ignorándoos. Todo parece descolorido, como salido de los 50. Michael avanza por la cocina, ha usado esa entrada otra veces y sabe que lo mejor es ignorar a los cocineros si uno no quiere recibir una maldición en chino. Juan avanza con decisión. Sigue a Michael haciendo como el, ignorando a los cocineros.