Partida Rol por web

 El caótico ambiente que empezaba a tomar el control del lugar dejaría descolocado a cualquiera, siendo que entre la ejecución del rey y los misteriosos planes de Jester era difícil saber qué hacer: ciertamente aguardar a algo era lo mejor para no contribuir más al caos, a diferencia de Liones quién, junto al caballero que le acompañaba, abandonaría velozmente del lugar…

 -¡Escuchen, pueblo de Betestal! -alzó su voz Jester, siendo que esta resonaría incluso más allá del territorio del castillo como si fuese reproducida por toda la ciudad. -. Hoy, uno de los mayores farsantes ha caído gracias a la colaboración de aquellos que deseaban liberarse de sus cadenas: personas con poder imponen sobre otros sus leyes bajo la excusa de que siempre ha sido así, ¡pero hoy les traigo la oportunidad de tomar vuestro destino y dirigirlo hacia el camino que desean! ¡Yo, Jester, en nombre de Lucifer, líder del gremio de ladrones, les invito a no ocultarse más en las sombras y demostrar vuestro brillante destello! ¡Magos de toda la capital, alzaos contra aquellos que les han obligado a vivir ocultos! ¡Enseñad la libertad a los más débiles e inocentes, y castiguen a aquellos que intentan impartir su falsa justicia en nombre de una corona manchada o un falso dios!

 Nuevamente el ambiente se volvería pesado, y se podría notar cómo muchos de los presentes se miraban entre sí a la espera de que alguien actuase…

 -¿Qué esperan? ¡Matenlo! -ordenó el príncipe, impaciente y molesto a partes iguales.

 Pero cuando un grupo de los soldados en el escenario se abalanzó sobre Jester para atravesarlo con sus lanzas, de entre los propios soldados habrían algunos que crearían distintas magias en sus manos y las arrojarían contra aquellos que se supone eran sus compañeros, apartandolos del ilusionista. En ese momento la confusión y el pánico serian mayor, pero aquellos soldados con capacidades mágicas soltaron sus lanzas y se quitaron los casos, revelando sus verdaderas identidades dispuestos a seguir el consejo de Jester: salir de las sombras…

 Pronto se empezaron a escuchar gritos y explosiones por toda la ciudad, todas provenientes de distintos hechizos mágicos que dejaban residuos de mana en el aire.

 -¡Elric! -el caballero de cabello rojo se acercaría al príncipe para sujetarlo. -. ¡Tenemos que sacarte de aquí!

 -¡Pero madre sigue allí! -se quejó el heredero al trono, ignorando el hecho de que además de su madre en el escenario, también estaba la cabeza de una revolución y varios guardias de lealtad dudable.

 -Yo me haré cargo -anunció el arcángel, saltando desde las gradas para caer sobre el escenario aún en su forma humana. -. Esto ha llegado muy lejos…

 En esos momentos el escenario se encontraba ocupado por dos bandos: el de Gabriel con los soldados, y el de Jester con los magos, siendo que la reina también continuaba inconsciente entre ambos bandos.

 -¡Lucifer! -gritó entonces el ilusionista, volteando de manera poco disimulada a verte. -. ¡Es tu momento! ¡Sal allí y muestra al pueblo temeroso el camino hacia la luz, llévalos a las afueras de la ciudad y guialos lejos de sus cadenas! ¡Yo y tú amigo nos reuniremos contigo luego!

 En ese momento la vista de todos los guardias que seguían fieles a la corona se clavarían sobre ti, incluyendo la de Elric IV quién tras mirarte lo suficiente para memorizar tu apariencia cargaría a su hermano en su hombro y se dispondría a huir hacia el interior del castillo, del cual iban saliendo más y más soldados...

 Cuando Jester te había dicho que necesitaría que confiases ciegamente en él tal vez no habías considerado que estuviese tan loco para armar una revolución en la capital, y mucho menos que el caos se expandiese en cuestión de minutos por toda la ciudad, resultando que te había presentado como el responsable de todo ello y, por lo tanto, aquella figura que te había mencionado que debía guiar a los temerosos magos hacia la luz...

 Una tragedia que no habías considerado, un papel que nunca habías pedido... Desde siempre habías sabido que el clan era muy duro con la magia, pero Jester te había abierto los ojos mostrándote el peor lado de los no-magos, sin mencionar que aseguraba que Frey se reuniría contigo cuando todo acabase: ¿continuarías con aquel impensable plan, o rogarías por un perdón que no te darían...?

 -Pues es mejor que no digas eso delante de ellos si quieres seguir decidiendo a quién servir -respondió Ordinem ante tus declaraciones, momentos antes de que aquella ejecución se viese interrumpido por aquel personaje. -. No es el momento para criticar lo que ya sucedió, debemos movernos -apoyó el mandamiento tu plan de priorizar la búsqueda de los fugitivos a quedarse a controlar la situación. -. Seguramente aún se encuentren en la ciudad, comencemos a buscar…

 Y así, ambos abandonarían el territorio del castillo y se adentrarían a las calles de la ciudad, en donde empezaría a resonar la voz de aquel hombre que había subido al escenario.

 -¡Escuchen, pueblo de Betestal! -alzó su voz -. Hoy, uno de los mayores farsantes ha caído gracias a la colaboración de aquellos que deseaban liberarse de sus cadenas: personas con poder imponen sobre otros sus leyes bajo la excusa de que siempre ha sido así, ¡pero hoy les traigo la oportunidad de tomar vuestro destino y dirigirlo hacia el camino que desean! ¡Yo, Jester, en nombre de Lucifer, líder del gremio de ladrones, les invito a no ocultarse más en las sombras y demostrar vuestro brillante destello! ¡Magos de toda la capital, alzaos contra aquellos que les han obligado a vivir ocultos! ¡Enseñad la libertad a los más débiles e inocentes, y castiguen a aquellos que intentan impartir su falsa justicia en nombre de una corona manchada o un falso dios!

 Las personas, ya de por sí abrumadas por la preocupación y el temor, se quedarían paralizadas al escuchar aquella voz haciendo aquellas declaraciones, más pronto no tardaría en escucharse el grito de guerra de alguien seguido por una explosión: los magos se habían rebelado…

 -Lo que faltaba… -sin pensarlo ni un momento, Ordinem descolgaría su escudo y espada de su espalda para sujetar ambos en cada mano. -. Prepárate, por lo que pude entender el objetivo principal de los brujos serán los pertenecientes al castillo y los de la iglesia…

 Y sus deducciones no serian desacertadas, pues más pronto que tarde podrían escuchar una explosión, entre las muchas que estaban sucediendo en distintas partes de la ciudad, en dirección a la catedral. Las calles estaban llenas de gente corriendo, gritando, luchando… Magos y no-magos, personas que alguna vez convivieron en paz ahora se enfrentaban sin piedad alguna, sacando así el peor lado de ambos bandos…

 -¡Allí están! -gritó un hombre en una multitud de magos al cruzarse con ustedes luego de haber hecho retroceder a un grupo de soldados, ignorando por completo a las personas que huían buscando seguridad, estuviesen en el bando que estuviesen. -. ¡Ese es un mandamiento, y el otro es el enano raro de la catedral!

 Aquella docena de hombres te resultaban familiares: recordabas haberles visto en algún momento por la ciudad, viviendo sus vidas con normalidad, pero ahora estaban conjurando hechizos preparándose para combatir…

 -No tenemos tiempo para esto: Liones, encargate de los seis de la derecha, yo iré por los de la izquierda… -y sin esperar respuesta alguna, el mandamiento se lanzaría hacia el grupo de brujos embistiéndoles con su escudo para llevárselos varios metros hacia atrás, alejándolos de los otros del grupo.

 -¡Maldición! -se quejó aquel que les había señalado, fijando su atención en ti. -. Ya verás… ¡Magia de Fuego: Llamarada! -conjuraron los seis brujos de manera sincronizada, invocando círculos de magia ígnea delante de ellos que se juntarían como uno solo, liberando entonces una nube de llamas que se abriría en tu dirección amenazando con causarte terribles quemaduras.

Ethan estaba alucinando, no comprendía que ocurría exactamente. Suponía que todo aquello era un  sueño o otra obra teatral dirigida por Jester, el cual se encontraba en el escenario, hablando con todos, llamando a las armas a los magos en su... Espera, ¿como que Lucifer líder del gremio de ladrones?, ¿acaso estaba echándole el muerto o algo así? 

Lucifer o más bien, Ethan  seguía de pie en medio de todo aquel tumulto, no sabía cómo reaccionar  pero desde luego temía las consecuencias de aquellos actos. Entre todo aquel caos, Jester se dirigió a el y le ordenó guiar al pueblo hacia la luz, liberar a los magos y a todo el oprimido de aquellas cadenas de la sociedad y las leyes de Betestal. 

En ese momento sólo habían dos opciones, rendirse o correr y seguir las órdenes de Jester, así que tratando de poner su voz más masculina, el joven de cabello ceniciento se dio un golpe en el pecho. -¡Dejamelo a mi Jester! -Gritó. -¡Liberare a todos del yugo de la corona!

Dicho eso de dio media vuelta y trató de correr, alejándose de la plaza y con el tomo mágico firmemente pegado a el por sus brazos, algo le decía que no iba a ser tan fácil después de todo. 

Las cosas que aquel tipo que al presentarse reconocí, estaban causando una revolución, una revuelta de magos y quizás de pobres que atentaría contra el status quo que eran hasta ahora la iglesia y al corona, ahora mismo se demostraría el amor al pueblo de la familia real frente a la necesidad de imponer un orden para arreglar las cosas.

Pero no podía pensar en todo ello ahora mismo, ahora mismo necesitábamos encontrar a aquellos que intentaban huir, nada menos que un demonio y su aprendiz, un brujo.

Al escuchar como gritaban los magos que habían permanecido ocultos hasta ahora no solo me percaté del ataque, si no también de lo mala que había sido nuestra seguridad e inteligencia hasta ahora como para no haber detectado a estas personas antes.

Vi venir la magia de fuego contra mi y sacando la daga lancé un corte contra ellos, usando mi magia.

-FULL COUNTER!-

 Cargando la responsabilidad de aquella rebelión sobre tu papel de Lucifer, recibirías un pulgar en alto por parte de Jester antes de que salieses corriendo del terreno del castillo, adentrándote en las calles de la ciudad donde ahora se llevaba a cabo una batalla como nunca antes se había desatado allí. Magos, no-magos: personas que alguna vez habían convivido en paz como vecinos ahora se enfrentaban por sus propios motivos.

 Entre el caos de personas luchando, o corriendo para huir y no formar parte de aquella batalla, acabarías encontrándote con una terrible escena protagonizada por unos malheridos magos y un grupo de soldados en una plaza.

 -¡Esto os ganáis por rebelaros contra la corona! -gritó uno de los caballeros, portando una armadura considerablemente más grande que la de sus compañeros.

 -No importa lo que hagan… ¡Los magos no volveremos a ocultarnos! -le respondió uno de los hombres malheridos, segundos antes de ser atravesado por la espada de uno de los soldados provocando así su pronta, pero agonizante, muerte.

 Los magos estaban conformados por hombres, mujeres, niños… Los soldados también tenían una variación significativa en edad, pero todos iban armados con armaduras y armas, a diferencia de los magos que seguramente no tenían ni la más remota idea de cómo usar su “brujería”.

 En el suelo ya habían muchos cadáveres, y aquel grupo de soldados parecía decidido a sumar más a la lista, acorralando en el centro de la plaza a aquel grupo de magos desarmados, entre los cuales podrías distinguir a aquel grupo de niños que Jester te había presentado poco luego de tu cambio de apariencia.

 -¡No podrán contra Jester y Lucifer! ¡Ellos vendrán y les darán la paliza que se merecen! -encaró, durante un intento de contener su llanto, uno de los niños a aquel soldado de pesada armadura.

 Sin decir ni una sola palabra, aquel caballero haría un gesto con su mano para que el resto de soldados apuntasen sus armas al niño, transformando su expresión en una cara de pánico.

 -Por favor… A-Alguien… -escucharías al chiquillo suplicar con la voz cortada.

 Jester te había dado unas indicaciones muy vagas y simples, pero sabías bien que debías hacer, y que era tu momento de hacer brillar el nombre que se te había dado: Lucifer.

 Tu daga desprendería un sútil brillo al entrar en contacto con aquella llamarada, la cual de manera sobrenatural se abriría hacia atrás en lugar de seguir volando hacia ti, cambiando por completo su rumbo esta vez en dirección a los conjuradores que la habían formado.

 -¡Diablos! ¡Rápido, el escudo! -aviso uno de los brujos al resto para coordinarse, siendo que nuevamente volverían a recitar mientras las llamas volaban hacia ellos. -. ¡Magia Arcana: Barrier! -y tras aquellas palabras, sobre el grupo de brujos se formaría una cúpula mágica sobre la cual pasarían las llamas antes de que ambas se esfumasen, protegiendo de todo el daño que pudieron haber recibido de su propio ataque. -. Ya verás, enano… ¡Magia de Agua: Carámbanos de Hielo!

 Y tras haber conjurado otro hechizo, los círculos mágicos se volverían a formar alrededor de los magos, juntándose como uno solo más grande sobre ellos que apuntaría en tu dirección, antes de crear una serie de picos helados que volarían velozmente hacia ti.

Ethan o más bien, Lucifer, comenzó a correr para escapar de los terrenos del castillo, adentrándose en la ciudad a cada zancada que daba, encontrándose con magos y no-magos peleando entre ellos y enfrentándose, todo gracias a la revolución orquestada por Jester. Ethan no tenía muy claro que hacer, ni donde acabaría, al menos hasta que llegó a una plaza donde unos soldados estaban enfrentándose a magos, nuevamente torturándolos y asesinándolos sin miramientos.

Habían muchos cadáveres por doquier y aquello hizo que el corazón de Ethan se detuviera unos segundos y palideciera mientras aún se mantenía abrazado a su libro de hechizos, ¿acaso no tenían corazón?, ¿Por qué mataban a los inocentes?, ¿solo por ser diferentes?

Entre los magos desarmados, también se encontraban los niños ladrones de Jester, los cuales hablaban de él y Lucifer, comentando como les darían una paliza y defenderían de ellos, incluso llegaron a pedir ayuda.

Ethan tenía claro lo que había que hacer, a pesar de que no le gustaba un pelo. Rápidamente abrió el libro y extendió la palma de su mano en dirección a esos soldados asesinos.

El chico trató de pronunciar uno de los hechizos ofensivos que utilizó la última vez, en su combate para defender a Frey...y lamentablemente parecía que el destino volvía a enfrentarse a el, ya que a medida que se extendía la bola de fuego y crecía en la palma de su mano, comenzaba a descontrolarse como al última vez. El chico soltó su libro con rapidez y miró aterrorizado la bola, la última vez subió y subió para luego descender y dañarle a el y Ethan...tal vez tenía tiempo suficiente para correr a donde estaban los guardias y que el fuego les consumieran a todos, ¿un acto suicida podría salvar a los magos, verdad?

El chico aún con la mano alzada y aumentando el fuego, trató de correr en dirección a los soldados.

Al ver venir aquellos picos helados que venían directamente hacía mi, seguí corriendo para luego comenzar a apartarme de su trayectoria justo antes de que me impactaran, sin perder la carrera hasta llegar al más cercano de ellos y lanzarle un tajo al estómago.

 Tu destreza te permitiría abrirte paso entre los picos de hielo hasta acercarte a aquel grupo de mago, abriéndole fácilmente el estomago a uno de ellos antes de que él y su grupo pudiesen conjurar un hechizo defensivo. Aprovechando la cercanía, también realizar feroces cortes a los otros, manteniendo la cercanía para evitar darles ventaja alguna.

 -¡Argh...! -se quejaban los brujos, mirándote con sus ojos que incluso en aquella situación no demostraban arrepentimiento sobre el camino que habían tomado. -. ¡Ya verás! ¡No nos quedaremos de brazos cruzados! -y volviendo a formar aquellas círculos mágicos, conjurarían. - ¡Magia de Fuego: Llamarada! -y tal como la primera vez, una ola de llamas volaría en tu dirección.

 Tenías claro que aquellos sujetos dependían de aquellos hechizos para ser rivales en combate, siendo que incluso cuando tenías una clara ventaja sobre los magos debido a tu habilidad, no tenían otra opción que cruzar los dedos para que fuese efectivo de alguna manera... Estaban desesperados.

 Aunque los soldados estaban muy concentrados en acabar con aquel grupo de magos, les sería imposible no percatarse de un hombre albino que corría desesperado hacia ellos con una bola de fuego en su mano apunto de estallar.

 -¡Atrás! -ordenó el de armadura pesada, siendo que para cuando finalmente los tenías a alcance los soldados retrocederían más rápido de lo que pensabas que podrían, dejándote junto al grupo de magos que solo podrían ver, espantados, como las llamas se empezaban a extender, y cuando finalmente estuvo por explotar, momento en el que dabas por hecho que serias abrasado junto a aquellos niños y magos que confiaron en ti...

 Thief Touch…

 De un momento a otro, la bola de fuego se concentró en un pequeño punto sobre la palma de tu mano, y simplemente desapareció en esta. Antes de que pudieses pensar en lo que había pasado, una fuerte palmada tras tu cabeza te haría reaccionar.

 -Vaya, te sigo por si necesitabas apoyo en algo y me encuentro conque al primer intento casi te matas… -te regañó Karos, suspirando antes de darte otro “zape”. -.¿Y qué diablos es eso de soltar tu libro? ¿Qué pensabas hacer luego? ¿Pelear calcinado con las manos desnudas? -añadió, enseñándote su otra mano donde sujetaba el libro que dejaste atrás para correr, momento en el que pasaría a enseñarte una sonrisa más relajada. -. No te desesperes. Todos confían en ti, aún cuando la cagues de esta manera, ¿cierto, chicos? -preguntó el albino a los magos, quienes asentirían y mostrarían su aprobación determinados con unas amplias sonrisas. A continuación, Karos un último golpe. -. No podían ser pares -bromeó antes de entregarte el libro.

 Por supuesto, los soldados no se quedarían viendo más tiempo de lo necesario.

 -¡Sabía que ese maldito ladrón de los bajos fondos tenía algo raro! ¡Cazador de demonios una mierda! ¡Es un brujo como los demás! -le señaló el hombre de armadura reforzada. -. ¡Acabemos con esos dos antes de que intenten otra cosa!

 Tras aquellas ordenes, los caballeros arremeterían contra ustedes con sus armas, siguiendo la lógica de que no podrían conjurar si se encontraban muertos...

Cuando todo estaba perdido y parecía que no solo los guardias y Ethan iban a arder en llamas…algo le salvó, o más bien alguien. Karos, el ladrón peliblanco estaba junto a el. Tras una serie de collejas en la nuca le echó la bronca al joven mago por sus acciones.

Casi había muerto, pero el ladrón le había salvado la vida, aquello hizo que Ethan se relajara a pesar de estar claramente nervioso y alterado. Para empezar, había dejado su libro atrás y estaba demostrando que el entrenamiento no había servido de nada, pero aún así…no dudó en decirle al chico que todos confiaban en el aunque la cagara.

Ethan se abrazó al libro cuando se lo tendió y miró a Karos con cierta admiración, ese si que era un caballero de verdad, no como esos cobardes del castillo que atacaban a los indefensos..-Gracias…de verdad.-Murmuró con un hilillo de voz antes de volver a escuchar a los soldados.

Fue entonces que Ethan o más bien, “Lucifer”, se giró para encararse con los guardias que buscaban arremeter contra ellos. Con Karos de su parte y los niños…estaba seguro de que podría terminar con ellos y salvar al resto.

Rápidamente abrió el libro, posó la palma de su mano sobre las páginas y de ellas comenzaron a salir una serie de orbes arcanos que comenzarían a flotar sobre la cabeza de Ethan, Fuego, agua, tierra y electricidad se encontraban ahora en forma de bolas mágicas que giraban sobre se mismas.

Rápidamente y tratando de estar seguro de si mismo apuntó al caballero pesado y ordenó a las bolas que fueran a por el, lanzando una de fuego y tierra para luego señalar con el dedo a dos guardias, lanzándoles las restantes, una de electricidad a un guardia y la de agua a otro guardia.

-¡FUEGO, AGUA, TIERRA, ELECTRICIDAD, ATENDED MI LLAMADA!.-Gritó con voz autoritaria.

Al ver que volvían a conjurar llamas y que estas salían hacía mi di un salto para evitar el fuego y luego caí con un corte descendente contra el hechicero que tenía más cerca.

-Se dan cuenta de que tienen que unirse para pelear contra mi? Por qué no aprovechan eso para escapar?- pregunté viendo su desesperación.

 Tras esquivar el ataque de aquellos guardias que se abalanzaban hacia ti, no perderías tiempo antes de encontrar entre las páginas de tu pesado libro aquel hechizo con el que vengarías a todas las personas inocentes que habían sido lastimados por esos y otros caballeros, convocando una serie de esferas elementales que volarían velozmente contra sus objetivos.

 Aquella esfera llameante volaría hacia aquel que lideraba al grupo de soldados, quién en un exceso de confianza intentaría bloquear la esfera de llamas con uno de sus brazos, logrando únicamente que está explotase sobre él y le encendiese en llamas durante algunos segundos, los suficientes para causar quemaduras por debajo de la armadura.

 -¡Arghh…!

 Los grupos de soldados no tendrían tanta suerte como su líder, siendo que el primer trío recibiría una potente descarga eléctrica de una de tus esferas antes de ser atacados a alta velocidad por Karos, quién se valía únicamente de sus puños y piernas para sacudir las cabezas de sus oponentes a base de puñetazos y patadas, provocando que cayesen al suelo irremediablemente. Así mismo, tu esfera de agua concentraría un latente poder mágico que estallaría al estar cerca del segundo grupo de soldados, enviándoles a volar en distintas direcciones mientras caían inconscientes.

 -¡Maldición! -se quejó el blindado viendo como sus soldados caían uno tras otro, dándoles más atención de la que debía permitiendo que aquella última esfera de piedra impactase de lleno sobre él, estallando en ciertas de rocas que le tirarían hacia atrás -. ¡ARGHH…! -y sin haber sido capaz de hacer nada, yacería en el suelo como el resto de sus compañeros.

 De esa manera, tras haber sido motivado por Karos y los magos, te habrías encargado de un grupo de caballeros abusivos con algo de ayuda del albino.

 -¡Bien hecho, Lucifer, Karos! -les empezaron a felicitar los magos que acaban de proteger, siendo que el grupo de niños se acercaría a abrazarte y todo, unos empezando a agradecerte mientras otros contaban lo genial que te viste invocando el hechizo y arrojando las esferas.

 -Ya, ya, dejemos eso para luego, tenemos que largarnos de aquí -explicó Karos intentando calmar la emoción que sentían los niños en ese momento. -. Debemos ir a las afueras de la ciudad cuanto antes, en cuanto más tiempo permanezcamos en la ciudad más complicado será salir sin heridos -añadió, antes de mirarte. -. Muy bien, Lucifer, ¿nos guías a la salida?

 Aquel corte descendente causaría una herida fatal a aquel brujo que acabó por recibirlo, cayendo al suelo malherido mientras el resto se acercaba para intentar ayudarlo.

 -¡No nos ocultaremos más de ustedes! ¡Lucharemos con nuestro último aliento para que los inocentes no vivan en las sombras por el miedo! ¡Lucharemos para traer un mejor mundo! -exclamó a gritos uno de los brujos antes de preparar por sí solo algún hechizo, pero no tendría tiempo para lanzarlo…

 En tu próximo ataque, los brujos caerían ante tu espada y acabarían tendidos en el suelo con graves heridas, cuya nivel de mortalidad dependería únicamente de ti. [1]

 -Liones -se acercó Ordinem, quién llevaba su espada y escudo manchados en la sangre de los brujos a los que se había enfrentado. -. Los magos se mueven hacia el exterior de la ciudad. Si el consejero y su alumno intentan huir, han de estar allá reuniéndose con el resto. Debemos ir de inmediato.

Una vez que derroté a los magos me quedé respirando un poco agitado mientras negaba con la cabeza, fue allí que escuché las palabras de Ordinem.

-Si están yendo a los exteriores de la ciudad, entonces deberíamos ir a un lugar alto a fin de ver dónde es la mayor concentración, si están todos tomando distintas direcciones nosotros dos no podremos detenerlos a todos...puedes sentir al demonio de alguna forma?-

O yo podría? Después de todo soy uno en parte...una parte muy fuerte, nunca lo había intentado pero supongo que podría reconocer a otros como yo ahora que se que soy.

Las esferas cumplieron su propósito al contrario de la explosión de fuego. Las susodichas fueron a sus objetivos y los dejaron claramente K.O, además de que Karos también estaba resultando ser de gran ayuda, un aliado de lo más adecuado para una situación así.

Los guardias terminaron inconscientes y fuera de combate, algo que alegró a Ethan, el cual observó su libro con cierto orgullo, había podido ayudar a la gente e incluso a los niños, los cuales empezaron a felicitarle y agradecer lo que habían hecho por ellos, hasta felicitaron a Karos, el cual era un auténtico monstruo en combate cuerpo a cuerpo.

Pero aún así, no era momentos para celebraciones. El albino intervino y separó a los niños, comentando como debían ir a las afueras de la ciudad, el tiempo apremiaba. Ethan le miró fijamente y asintió con decisión, aclarándose la garganta y con los ánimos un poco más levantados no tardó en alzar el puño.-¡COMPAÑEROS, SEGUIDME A LA LIBERTAD, LUCHEMOS CONTRA LA OPRESIÓN Y RESCATEMOS A NUESTROS SEMEJANTES!.-Gritó mientras emprendía la marcha.

Estaba aún algo confuso y no sabía muy bien que hacer, pero algo le decía que Jester había contado un plan a Karos y claro, el cazador de demonios se estaba rigiendo por el, así que se sentía tranquilo en ese sentido.  

 Mientras los magos yacían tendidos en el suelo, Ordinem escucharía tu observación de la situación.

 -No parece que estén emprendiendo únicamente una fuga, los magos quieren unirse y huir juntos… Se reunirán en alguna parte en específico -aseguró el hombre de armadura mientras observaba los alrededores, fijando su vista hacia el sur. -. La magia se concentra hacia el sur, se dirigen hacia allá -señaló con su espada. -. Vayamos de inmediato. Nos uniremos a algunos caballeros del castillo de camino para que nos ayuden a enfrentar a la multitud que ya debió haberse reunido afuera: nuestra prioridad serán los consejeros -concluyó, poniéndose en marcha en la dirección indicada sin la necesidad de haber tenido que subirse a ninguna parte para comprobar el punto de reunión de los magos.

 De camino, se encontrarían con otros grupos de magos contra los que tendrían que actuar, pero así mismo se fueron reuniendo con otros caballeros y miembros de la iglesia que se unirían a ustedes en su búsqueda de los demonios, llegando a las afueras de la ciudad acompañados por una multitud de caballeros, sacerdotes y simples personas armadas que buscaban dar el castigo que merecían aquellos magos...

 Luego de haber acabado con los soldados, aquel grito que lanzaste despertaría la motivación entre los magos presentes, quienes alzaron el puño junto a ti acompañando con un grito de guerra antes de marchar detrás de ti. Karos simplemente soltaría una leve risa antes de seguirte, con ambas manos en los bolsillos y ligeramente encorvado.

 De camino, se encontrarían con otros grupos de caballeros o miembros de la inglesia contra los que tendrían que actuar, pero así mismo se fueron reuniendo con otros magos y personas de los bajos fondos que que se unirían a ustedes en su caminata hacia el sur, llegando a las afueras de la ciudad acompañados por una multitud de personas unidas por el mismo fin: romper sus cadenas y vivir sus vidas en la luz.

 Al llegar en las afueras, se reunirían con otro gran grupo de magos que habría llegado antes. Tu prioridad seria buscar a tu mentor entre las personas, pero no parecía estar en ninguna parte… En todo caso, luego de que a todos se les dibujase una sonrisa de motivación al tenerte presente, se verían en presencia de otro grupo venido de la ciudad...

 Reunidos en aquellas llanuras a las afueras de la ciudad, un grupo numeroso de magos y personas de los bajos fondos de todas las edades, cansadas de vivir a la sombra del castillo y la iglesia, se percataron de la llegada de una multitud formada por caballeros, miembros de la iglesia y personas de la ciudad que no pensaban quedarse de brazos cruzados mientras los brujos pensaban irse libremente.

Encabezando a la multitud de personas en contra de los brujos, venían Liones y aquel hombre de armadura, espada y escudos radiantes, uno que muchos ya conocerían como uno de los mandamientos más fuertes de la catedral.

 Por otro lado, entre los magos y ladrones no se encontraba a la vista ninguno de los consejeros ni el propio Jester, siendo que aquellos que daban la cara por este grupo no eran otros que un hombre albino, ligeramente más alto de lo que seria Ethan y con rasgos más definidos, y el propio Karos.

 Rápidamente, ambas multitudes empezarían a soltar insultos a las otras, manteniendo cierta distancia de varios metros entre ambas partes esperando que alguien decidiese dar inicio al inevitable choque, dejando a quienes parecían representar a cada grupo adelante.

 -Así que los tuyos están detrás de todo esto, cazador de demonios -señaló Ordinem, el hombre de armadura radiante, con su gran espada al hombre albino de chaqueta roja.

 -Aquí nadie se llevará el crédito sólo: cada quién ha seguido este camino por decisión propia -aseguró el albino con una ligera sonrisa de confianza antes de pasar su atención a Liones. -. Vaya movida, ¿no, enano? -aunque podría sonar a una provocación, el tono del hombre era auténticamente amistoso, incluso estando en distintos bandos.

 A simple vista, se podía notar que habían más magos reunidos que caballeros y miembros de la catedral, siendo que lo único que igualaba a los grupos era la diferencia de experiencia: los magos habían vivido su vida recluidos, los caballeros y sacerdotes habían entrenado para usar sus capacidades… Y ahora finalmente se encontraban frente a frente: Libertad y Tradición, dos puntos de vista que seguramente solo los de su respectivo bando entenderían...